CAPÍTULO 21

Annie.

Mechones de su cabello picaban en mi muñeca, inconscientemente mis dedos se fueron hasta el. Me agradó la sensación, parecía que a él también porque se removió en sueños.

Aún adormilada una sonrisa se me escapó, mis caricias no lo despertaron por lo que supuse que estaba en un sueño profundo.

«¿Cuánto tiempo llevaba ahí?»

Giré mi cuello hasta la ventana pero la poca luz que entraba por los vidrios polarizados no me servía de mucho. El sonido de la puerta abriéndose me distrajo, clavando mis ojos en ella.

Manuel se adentro en la habitación con un sobre y un café en mano, por la manera en la que lo hizo capaz pensó que estaba dormida. Sus ojos cayeron en el cuerpo que arrecostaba su cabeza en la camilla, casi se me escapó una carcajada por su expresión.

—¿Pero que coño...?

Dije casi, parecía molesto.

—¡Annie, él no puede estar aquí!—de un solo impulso casi dejo caer su café mientras cerraba la puerta a sus espaldas.

Justo como Andrew me hizo ayer, me llevé el dedo índice a mi boca.

—Está dormido—hablé en susurros sin quitar la mano de su cabello, el oficial me miro como si me hubiera salido un tercer ojo.

—Ya se qué lo está y mejor si se despierta de una buena vez,—estaba molesto—: ¡Estoy intentado salvarle el culo y está siendo un irresponsable!—muy molesto.

Me quería hacer más pequeña mientras se paseaba como un animal encerrado en una jaula. Dejó lo que trajo en el mesón a mi costado y se fué a las espaldas de Andrew.

Sabía que me doblaba en tamaño, también en fuerza. Pero algo dentro de mi no quería que lo despertara, quería que se quedara ahí conmigo y era muy probable que lo fuera a sacar.

—No lo saques...—murmuré, Manuel alzó la vista—: No quiero volverme a quedar sola.

—Hay un montón de gente allá afuera dispuestas a ayudarte en lo que necesites—dijo entre dientes.

—Pero no son él—respondí rápidamente—: Andrew no espera nada de mí y aún así está aquí.

Me ardía la garganta, no quería llorar.

—Annie...

Moví mis dedos entre sus mechones otra vez, ignorando su llamado.  Disfrutando de los últimos segundos. Sin querer había dejado de mirar al oficial para ver a Andrew dormir. No parecía muy cómodo pero ahí estaba. Lo que me hizo preguntarme cuánto tiempo habrá dormido.

Escuché un suspiro, luego ví como sacudía en cuerpo de Andrew. Apreté los labios en cuanto su frente se alzó, dejando caer mi mano en la camilla con aquella sensación de vacío.

—Despierta, imbécil.

Seguía molesto, lo sabía.

Andrew miró a ambos lados alarmado antes de caer en la pesada mirada de su amigo. La marca de su muñeca la tenía en la frente, confirmando lo que ya sabía. Unas ojeras bastante grandes adornaban la parte inferior de sus ojos, ¿Cuánto durmió?

«¿Cuánto tiempo me vio dormir?»

—¿Alguien te vio aquí?—Manuel cruzó la camilla hasta el otro extremo, quedando frente a él.

Yo sin embargo, estaba en medio de los dos.

—No—ahogó un bostezo.

—¿Cuando entraste?—Andrew seguía desorientado—: ¡Responde pedazo de...!

—¡No grites frente de ella!

No parecía consiente de que tanto había alzado la voz, no hasta que vio que tanto yo como su amigo estábamos mudos. Se levantó de forma pesada de la silla en la que estaba para estirarse, su rostro reflejaba todas las molestias que sentía por la factura que le estaba pasando su cuerpo al dormir así.

Todavía mudo, camino hasta donde estaba la ventana, mirandola unos segundos antes de meterse en el baño de la habitación.

Manuel llevó ambas manos a su rostro, cubriendose con ellas mientras se frotaba la sien.

—Lo siento—hablé.

—No es tu culpa,—liberó su rostro para luego ir al escritorio por su vaso—: Es la suya.

Iba a protestar cuando la puerta del baño se abrió. Un Andrew menos despistado salió de ella.

Miró a Manuel con el seño fruncido.

—¿Dónde conseguiste el café?—preguntó llevando una mano a su nuca.

—En la tienda del frente—respondió sin mirarlo.

El adolorido asintió mientras recorría la habitación con la mirada, su atención cayó en el sobre.

—¿Qué es eso?—cuando extendió una mano por ello, Manuel lo tomó rápidamente.

—Los resultados de lo examenes primarios de Annie,—dijo como si nada, yo me tensé—: Me los llevaré.

—¿Los viste?—Andrew intento quitarle el sobre, falló.

El oficial negó con la cabeza, suspiré removiendome incómoda, ambos estaban tensos, eso no me ayudaba ni a mí ni a ellos.

—¿Cuándo me puedo ir?—pregunté haciendo que ellos voltearan a verme al mismo tiempo.

Manuel dejó su café a un lado en el mismo mesón, se acercó a un costado de la camilla. Parecía que quería ser cauteloso con lo que tuviera que decir, no me gustó la sensación que sentí en el estómago cuando ví sus ojos.

—Estuve haciendo un par de llamadas, eres menor de edad así que me parece lo más sensato que te den la seguridad necesaria—comenzó con pausa, demasiada.

La sensación se hacía peor.

—¿Qué significa?—murmuré, viendo rápidamente cómo Andrew se acercaba lentamente a sus espaldas.

Queriendo escuchar.

—Hablé con una colega, una amiga mejor dicho,—aclaró su garganta—: Le dejé un par de mensajes ayer y por fin me respondió está mañana...

—Green—advirtió su amigo a un costado para que continuara.

Manuel entrecerró los ojos.

—Déjame hablar—gruñó sin verlo, tomándose unos segundos antes de volver a mirarme.

Me esforzaba para mantenerme tranquila, pero no podía. Siempre están esos presentimientos, esas malas sensaciones que sientes de pronto que no puedes controlar. Algo no me permitía preguntarle si era bueno o malo porque algo mismo me decía que no iba a ser bueno. Que tenemos una visión muy diferente de lo correcto.

Que lo que sería cómodo y seguro para mí, para él sería lo más horrible e insensato que existe.

Y él lo sabe.

—Ella es mucho mejor que la otra que conociste,—asintio el mismo—: Tiene mucha experiencia con niños de todas las edades, es de confianza y te mantendrá segura.

«No entiendo, ¿Quién?»

—Green, ve al punto por favor—se adelantó Andrew.

Manuel tras un suspiro se giró hacia él, ambos tenían la mirada dura, el porte firme.

Tan diferentes pero tan iguales a la vez.

— Más tarde cuando le den de alta se la va a llevar servicios sociales, la investigación está en marcha y hasta que encontremos su paradero..—se acercó dos pasos a su amigo—: Mi colega la tendrá—murmuró entre dientes.

Por la mirada de Andrew supe que capaz hubiera preferido seguir durmiendo, y por mi parte, quisiera no haber preguntado nada.

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Un beso, recuerden que son lo más bello de wattpad❤

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