Capítulo XXIII - Parte I

Como es que a veces creemos conocer a las personas que nos rodean y luego terminan sorprendiéndonos, la mayoría de las veces de muy mala manera.
Jamás pasó por mi mente que Colin sería capaz de llegar tan lejos y sobre todo de cometer ese tipo de atrocidades, recuerdo su mirada, la tengo grabada en mi memoria, hostil y perversa, en todo este tiempo que estuvimos saliendo, en realidad casi no podíamos vernos, nunca percibí nada, no de una manera tan enfermiza, a excepción de sus celos y su actitud de querer tenerme bajo su control, estaba tan ciega. En qué momento cambió tanto.

El daño que le hizo a mi madre me llena de rabia y odio, una mujer inocente que jamás le haría daño a nadie, ella siempre lo trato como a un hijo y así le paga; no tenía el porqué de involucrarla, su problema era conmigo que por cierto no sé qué le he hecho para que actuara de esa manera; el rencor y las ganas de acabar con él me invaden cuando pienso en eso, espero que se pudra tras las rejas.

Llegamos al hospital de emergencias médicas y ni siquiera me di cuenta, estaba tan sumida en mis pensamientos que Thomas tuvo que llamar mi atención.

— Hey.. llegamos.. — me dice acariciando mi mejilla.

— Ah.. al fin.. — digo tratando de regresar a la realidad y me desabrocho el cinturón.

El apaga el motor y bajamos al mismo tiempo. Nos dirigimos a la entrada caminando juntos a la par.
Y nuevamente él me sorprende tomando mi mano, alzo la mirada y lo veo sonreír.

La mayoría de las mujeres son las que toman la iniciativa para este tipo de gesto, pero en mi caso soy yo la sorprendida.

Cuándo entramos todas las personas que se encuentran allí, nos miran sorprendidos, supongo que es nuestra apariencia masacrada y magullada la que llama así la atención, pero es un hospital no deberían sorprenderse.

Me acerco a la enfermera, ha de ser una recién graduada porque es muy joven, de piel blanca y pelo castaño recogido en una cola, que está en la recepción, para preguntar por mi madre, ella abre sus ojos marrones como platos, sorprendida ante mi sangriento aspecto, supongo que se tranquilizó al ver mis vendas. Y luego desvía su mirada hacia mi deslumbrante acompañante quien está distraído observando el lugar.

Hago un ruido aclarándome la garganta para llamar su atención, ruborizada me pregunta en qué puede ayudarme — Puedes mirar, pero no tocar. — quisiera decirle, pero no lo hago. Le pregunto por mi madre y en qué habitación se encuentra. Ella coge el teléfono y pregunta por el doctor.

— Permítame Srta, la derivaré con el doctor que la atendió. — dice y nos guía al consultorio del doctor.

Caminamos por un pasillo pintado de blanco y gris, nos detenemos enfrente al consultorio del doctor.

— El Dr. Bianchi los atenderá enseguida, pasen.. — nos abre la puerta, los dos entramos pero el consultorio está vacío — El Dr. está terminado su recorrido de guardia. Pidió que lo esperaran aquí.. — señala las sillas frente al escritorio para que podamos sentarnos.

— Muchas gracias.. — digo y trato de mostrarle mi sonrisa más amable, pero no puedo evitar molestarme por la manera en que le sonríe a Thomas y él también le sonríe, claro que sí ¿porque él no lo haría?. — Esto que estoy sintiendo no pueden ser celos. No claro que no, yo nunca he sido así ¿o si?.

Unos minutos después alguien abre la puerta y por instinto Thomas y yo nos levantamos y volteamos a ver quien es, no sé si sea por el trauma que he pasado esta noche o por los nervios de saber cómo está mi madre pero mi corazón se acelera, y mis manos comienzan a sudar.

— Buenas noches.. disculpen la demora.. — dice con un tono amable y su acento italiano le da un toque especial, con la mirada fija en una carpeta pasa y se coloca detrás de su escritorio. — Disculpen nuevamente.. — dice y nos mira con una amplia sonrisa, de esas que deslumbran a cualquiera.

— Buenas noches Dr. soy Anne Scholler.. — me presento y le extiendo mi mano para saludarlo. Sus ojos verdes se clavan sobre mi, me siento un poco cohibida.

— Un placer.. Soy el Dr. Bianchi..— dice y me da un suave apretón, su pelo negro ondulado está desordenado y un poco largo que caen a los costados de su rostro, su ligera barba le da un aspecto muy varonil y posiblemente estaría llegando a los treinta.

Luego él le pasa la mano a Thomas que está bastante serio, nunca lo había visto así tan arisco e intratable. Thomas le da un fuerte apretón, como si estuviera marcando territorio.

— La enfermera me informó que usted es la hija de la mujer que llegó hace más o menos un par de horas.. — se dirige de nuevo a mi, se sienta y nos indica para que hagamos lo mismo.

— ¿Cómo está mi madre? — mi voz está cargada de angustia.

— Su madre se encuentra estable, afortunadamente la bala no provocó daños internos muy graves, pero sí tuvimos que hacerle una transfusión de sangre, perdió bastante así que tuvimos que hacerlo.. de lo contrario ella no hubiera resistido la cirugía. — la expresión del doctor es seria.

Escuchar todo eso me perfora el alma, y en especial las últimas palabras. "No hubiera resistido", qué hubiera sido de mi sin ella, gracias a Dios se encuentra fuera de peligro, eso alivia bastante a mi agonizante corazón.

Thomas me toma de la mano y me mira, sus ojos grises se encuentran con los míos, se que él puede entender el dolor que llevo en mi alma sin necesidad de cruzar palabra. Luego tomo fuerzas y me dirijo nuevamente al doctor.

— ¿Puedo verla? — es lo único en lo que puedo pensar ahora, y lo digo en un tono un tanto suplicante.

— Ella se encuentra en terapia intermedia, no podrá hablar con ella, pero si podrá verla a través del cristal. — me sonríe y se levanta.

— ¿Cristal? — digo confundida — ¿no entraré con ella? — siento la decepción y la frustración se sienten en mi voz.

— Si.. lastimosamente.. — se queda parado en la puerta — ¿me acompaña? — hace un gesto para que salga con él.

Me levanto y antes de salir, mi atención va hacia Thomas que también se levanto, supongo que querrá acompañarnos.

— ¿Me esperas aquí? — me dirijo a Thomas y me quedo parada cerca del doctor.

— Si, solo saldré al pasillo, te esperaré allí.. — dice caminado hacia nosotros.

— ¿Nos vamos? — el doctor me mira fijo, sus ojos verdes le dan un aspecto tan dulce.

— Si.. — digo y él me muestra la dirección.

Antes de que giráramos en un pasillo, le doy una última mirada a Thomas que está recostado de espaldas, con la cabeza pegada la pared y sus manos en los bolsillos.

Llegamos a la habitación en donde tienen a mi madre, mi corazón se hace añicos cuando la veo, pego mis manos magulladas al cristal y mi respiración empaña el cristal.

— Pronto estarás bien mami.. — le susurró a través del cristal, está conectada a un montón de aparatos. Quisiera entrar y sacarla de allí, llevarla conmigo a casa. Siento tanta impotencia.

— La mantenemos dormida, la cirugía fue bastante delicada.. y su presión arterial es bastante inestable.. — la voz del doctor es calmada, se para a mi lado con sus manos en sus bolsillos.

— Si es muy inestable.. — digo mirándolo por un momento y luego vuelvo a mirar a mi madre. — ¿Cuánto tiempo estará aquí? — le pregunto, apenas y puedo hablar, el nudo que tengo en la garganta por poco y me roba el aire.

— Depende de su evolución.. tu madre es una mujer fuerte.. — dice tratando de animarme, pero tiene razón ella es muy fuerte.

— Si que lo es.. — digo en susurros.

Presiono la frente por el cristal, el dolor de cabeza está volviendo y me siento un poco mareada. Cierro los ojos intentando serenar y despejar mi mente, estoy atormentada con un montón de cosas principalmente el estado delicado de mi madre.

— ¿Te sientes bien? — suena preocupado, pone una mano sobre mi hombro y eso me impresiona un poco. — Debes descansar.. no te ves muy bien.. — lo dice con una voz suave.

— No quiero descansar.. — digo intentando separar mi cabeza del cristal — No voy a dejarla.. — mi voz es casi inaudible, pero él está tan cerca que puede oírme.

— Te prometo que la cuidaré muy bien.. ella va estar bien, personalmente vendré a verla seguido para asegurarme de que esté bien.. y tú tienes que reponerte por ella.. — cuando él termina de hablar yo lo miro y veo sinceridad en sus ojos, de alguna manera se que va a cumplir su promesa. Los doctores no suelen controlar regularmente a los pacientes si no las enfermeras.

— Esta bien.. — acepto al fin, le tomo de la mano y él parece sorprendido, su mirada se intensifica sobre la mía. — Confío en que la cuidará bien.. — le digo haciendo una media sonrisa. Miro de nuevo a mi madre y me despido de ella, se que saldremos de esta.

Los mareos vienen y van como olas, así que me paso la mano por la cabeza tratando de calmar el desastre que tengo en mi cabeza.

— Confía en mi.. — me sonríe, ojalá todos los doctores fuera así — permíteme ayudarte, estás muy pálida.. — dice sosteniéndome del brazo y pone una mano en mi cintura.

— Gracias.. — digo aceptando su ayuda de manera generosa, mientras nos vamos de regreso.

— Te daré unos analgésicos para el dolor y quisiera que mañana vinieras a qué te hagan una tomografía, ese golpe en tu cabeza no se ve muy bien.

— Gracias.. pero no creo que haga falta una tomografía.. — digo a modo de protesta, en realidad mañana debo ir con el detective Jones y luego vendré a quedarme con mi madre, sólo ella importa.

— ¿Quien es el profesional aquí? — dice a modo de broma. — Te esperaré mañana para la tomografía. — me dice prácticamente ordenando.

Asiento levemente con la cabeza, ni modo realmente me siento fatal así que no pienso dar pelea, y mucho menos discutir con el doctor que atiende a mi madre.

Cuando giramos devuelta en el pasillo, veo a Thomas cambiando de un lado a otro y cuando me ve caminando con el doctor muy pegado a mi, su expresión cambia, su mandíbula se tensa y veo como aprieta los puños en su costado. Se apresura para llegar a mi encuentro.

— ¿Te sientes bien? ¿Cómo está tu madre? —dice preocupado y me abraza con fuerza obligando al doctor a apartarse de mi.

— Estoy bien.. — digo tratando de recuperar el aliento — y ella está bien — digo y me separo un poco de él y lo miro a los ojos, puedo sentir su preocupación.

— Iré por los analgésicos.. — dice el doctor interrumpiendo nuestro momento. Y se va a su consultorio.

Thomas se queda callado mirando al doctor con un poco de antipatía, espero que no sienta celos del doctor. Eso sería patético.

El doctor viene caminando y me entrega los analgésicos con su tarjeta.

— Si ella presenta problemas cognitivos, pérdida de conciencia, náuseas, vómitos y ataques.. por favor no dude en llamarme.. — se dirige a Thomas.

— Muchas gracias doctor. — Thomas lo dice en un tono muy cortante. Y yo para amortiguar las palabras de Thomas le sonrío al doctor.

— No lo olvides.. te espero mañana.. — el doctor se dirige a mi. Y puedo ver los ojos de Thomas clavados en mi, llenos de intriga y curiosidad.

— No lo olvidaré.. — digo sonriendo.

Nos despedimos del doctor y luego nos dirigimos a la salida, Thomas me ayuda a caminar sosteniéndome del brazo y se lo agradezco porque me siento bastante torpe.

Nos subimos a su coche y él enciende el vehículo, sostiene el volante con ambas manos y antes de poner en marcha el vehículo me mira, de una manera inquisitiva.

— ¿Que mierda fue todo eso? — preguntó al fin.

— ¿Qué fue qué? — le pregunto cortante, no me gusta que me esté interrogando.

— ¿Para que te espera mañana? — pregunto levantando una ceja.

— ¿Podemos irnos? Y te lo explico por el camino.. — digo en un tono cansado, no estoy para berrinches ahora.

— Esta bien.. quería avisarte que Lili me llamó, quería saber cómo estaban tu y tu madre.. — dice y pone en marcha el vehículo y salimos del aparcamiento.

— Dios Lili.. no quiero que me vea en este estado.. — digo y me recuesto en el asiento - ¿podría quedarme contigo? Solo por esta noche.. — digo y giro mi cabeza para mirarlo, puedo ver la sorpresa en sus ojos, no lo esperaba. Pero él es mi única salvación.

— Ok.. por mi encantado y lo sabes.. — tiene una sonrisa de oreja a oreja.

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Llegamos al hotel y subimos a su habitación, el me dice que le avisará a Lili que me quedaré con él y que no se preocupe. Por mi está bien, no quiero que Lili se pase la noche en vela por mi culpa, la conozco muy bien.

Me siento en la cama y doy un largo suspiro, las sábanas son tan suaves y delicadas, es como si estuviera sobre las nubes.

— Thomas me pasas una botella de agua, por favor.. — digo y sostengo mi cabeza con ambas manos.

Thomas saca una botella del mini bar y me lo pasa.

— Mientras descansas me daré un baño.. solo grita si necesitas mi ayuda.. — me regala una pequeña sonrisa y luego veo como se pierde detrás de la puerta del baño.

Saco una pastilla y me la tomo con el agua, casi me la bebo toda, estaba sedienta, apunto del colapso, escucho la regadera y por un momento lo imagino bañándose, — aparta esos pensamientos Anne.. no es el momento — y entonces miro la hora en el celular de Thomas y ya casi es media noche.
Jou ya debe haber abordado su vuelo a New York, me hubiera gustado despedirme de él, lástima no tengo mi teléfono de lo contrario lo hubiera llamado. Si las cosas fueran de otra manera, estaría allí despidiéndome. ¡Maldito Colin!.

Thomas sale del baño con una toalla atada a su cadera dejando a la vista su cuerpo perfecto esculpido por los Dioses, dudo de que alguna vez vuelva a ver un cuerpo tan perfecto. Sale secándose la cabeza con otra toalla así que dudo de que pueda ver mi atontada expresión, y yo me encuentro mordiendo mi labio inferior.

— Ahora es mi turno.. — digo y voy caminando hacia el baño sin dejar de mirarlo.
Torpemente me doy un golpe por el umbral de la puerta y hago un sonido de dolor.

— Deberías mirar por donde caminas.. — dice en un tono burlón y divertido sin voltearse a ver mi humillación.

De la vergüenza cierro la puerta un poco fuerte, le pongo el seguro para evitar cualquier tipo de tentación. En que estaba pensado al venir  aquí — En Lili.. y en la impresión que ella se llevaría al verme en estas condiciones — trato de justificar mis actos y siento como la vergüenza sube a mis mejillas.

Me quito la ropa ensangrentada y me meto a la ducha. Mientras el agua tibia corre por mi cuerpo me fijo en la sangre que se escurre por la rejilla tiñendo de rojo el blanco del piso, me quito el vendaje que se humedeció, Thomas tendrá un botiquín aquí.

Es difícil quitarse el olor a humo, por más shampoo que le ponga a mi pelo, y al mojarlo empieza a recuperar sus pequeños rizos. Esto se volverá un fastidio al amanecer.

Salgo del baño envuelta en una toalla blanca, la herida en mi brazo, es bastante grande y resalta sobre mi blanca piel.

Thomas está acostado, una sábana lo cubre hasta la cintura, dejando su torso desnudo, pone sus manos detrás de la cabeza y está recostado sobre ella, con los ojos cerrados, se ve tan bien así, me encantaría capturar éste momento. Nunca lo había visto así, tan relajado. Logro ver dos tatuajes hechos con tinta negra que resaltan en su piel de porcelana, uno en su antebrazo — tres letras griegas — y otro en su pecho sobre su corazón — una fecha en números romanos — jamás imagine que pudieran gustarle los tatuajes.

En fin caigo en cuenta de que aún sigo parada envuelta en la toalla, no tengo nada limpio que ponerme y mi ropa ensangrentada no es una opción, debí haber pensado en eso antes de venir aquí.

— ¿Tienes algo que yo pueda ponerme? — al fin digo algo y de forma dudosa, interrumpiendo su descanso.

Thomas se sienta en la cama y se recuesta por sus brazos, me mira de pies a cabeza, su sonrisa se intensifica y su mirada se ilumina.

— ¿Eres real? — dice mientras se levanta de la cama, oh Dios mío está en bóxer, y se muestra generosamente bien. Al instante un fuego interno quema mi piel, verlo así hace que olvide todos mis miedos y me quedo en piloto automático, no puedo hablar. — Solo tengo esta camisa blanca que había usado la noche anterior, no te preocupes ya la había enviado a la tintorería.. — dice pasándome la camisa, y yo sigo en piloto automático, flotando en mi propio mundo. — ¿La quieres o te quedarás con esa toalla? — y cada vez se acerca más a mi, incluso puedo sentir el calor que emana de su cuerpo. — ¿Annie? — es la primera vez que me llama así. Me obligo a salir de mi trance.

— Si.. gra.. gracias.. — digo tartamudeando y tomo la camisa y como un rayo entro al baño a ponérmela.

Mientras me cambio escucho que alguien toca la puerta y al instante entro en pánico ¿Quien podría ser a estas horas?, luego escucho a Thomas agradecer, y la puerta se cierra nuevamente.

Abro la puerta con cuidado y asomo la cabeza para ver que es lo que ha sucedido, pero Thomas está solo y está acomodando una pequeña mesa con dos platos de sopa caliente, humeando. Ahora él se ha puesto unos pantalones de franela, arruinó la vista que tenía hace un rato, pero aún puedo deleitarme con su torso desnudo.

Cuando salgo y cierro la puerta Thomas voltea, me mira y se muerde el labio inferior, luego se relame sus labios para humedecerlos.

— Dios.. tendré que vendarme los ojos.. — dice sonriendo indicándome para que me siente, eso que ha dicho me ha dejado más roja que un tomate  — Tienes que comer algo antes de dormir. Aún no has comido nada.. — cuando voy a sentarme trato de estirar el borde de la camisa que me llega hasta la mitad del muslo, esta será una noche bastante interesante, más de lo que ya ha sido. Me estremezco recordando lo que hace unas horas viví con mi madre, y ahora estoy aquí frente al hombre más sexy del mundo, como puede cambiar todo tan rápido.

— Gracias.. — digo, me siento realmente destapada con esta camisa, quisiera esconderme bajo las sábanas.

Cenamos en silencio, él mirándome de vez en cuando y yo hacía lo mismo solo que era menos atrevida que él, él me miraba sin vergüenza, disfrutando mi incomodidad.

— Deberías acostarte a descansar.. yo sacaré esto afuera.. — me dice señalando las cosas que nos trajeron en una mesa con pequeñas rueditas cuando salgo del baño luego de lavarme los dientes con los dedos y vendarme nuevamente las heridas.

— Claro.. — digo y me apresuro a meterme bajo las sábanas. — ¿Y tu donde dormirás? — No dormiremos juntos, ¿o si?.

— Pues contigo.. ¿donde más? — dice en un tono burlón cerrando la puerta detrás de él.

Dios ahora si ya valí mierda, en qué lío vine a meterme ahora, todavía ni salgo de un problema y ya me estoy metiendo en otro, tal vez en este lío si quiero estar implicada.

— No te preocupes, no haré nada que tú no quieras.. — dice guiñándome un ojo y se sube al otro lado de la cama. Y yo trato de cubrirme lo más que puedo con las sábanas. Trato de acomodar mi pelo húmedo, a modo de que no me moleste.
Dijo que no hará nada que yo no quiera, el problema es que no sé qué es lo que no quiero en este momento. Y tampoco sé qué es lo que quiero.

— ¿Como sabrás que es lo que no quiero? — Dios para que pregunté, decido apagar la pequeña lámpara que tengo a mi lado para que no pueda ver mi expresión de pánico y me quedo de espaldas a él.

— Pronto sabré lo que si quieres.. — dice y siento que se mueve y que se acerca más a mi, mi corazón está a punto de reventar mi pequeña caja torácica, dejo de respirar cuando siento su aliento en mi cuello — Esta noche no puedo dejar que tu tierna figura se funda en mis brazos.. — me susurra al oído y siento como se me eriza la piel — Que descanses preciosa.. — me da un beso suave en las mejillas y vuelve a su lado de la cama.

Siento que al fin puedo respirar, exhalo profundo tratando de que el oxígeno llegue a mi cerebro, siento como la tensión que tenía sobre mí va desapareciendo, cierro mis ojos y me concentro en los latidos de mi corazón, para calmarlo, y poco a poco voy quedándome dormida.

Mañana me espera un gran día.. espero que mañana si pueda entrar a ver a mi madre..

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Nota de la autora: Aquí les dejo una imagen del querido Dr. Bianchi. Para que puedan hacerse una idea.

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