Capítulo II

Me despertó el sonido de mi alarma a las seis y media, observé a mi cálido acompañante sumido en un profundo sueño, parecía tan calmado, y pensar que era tan controlador. Me separé muy lentamente, tomado todas las precauciones para no despertarlo y con cuidado me levanté.

Tomé mi neceser y me apresuré para ir a tomar una ducha. Odiaba tener que ir tan lejos para darme una ducha, pero valía la pena.

Cuando volví nuevamente traté de no hacer tanto ruido así que anduve de puntitas, decidí ponerme unos jeans negros con una remera de mangas largas color azul con rayas blancas horizontales, me arreglé un poco el pelo y así poder disimular lo salvaje que era, debía asistir a mis clases que comenzaban a las ocho de la mañana y aún tenía suficiente tiempo para comprarme un latte, le dejé una nota a Colin sobre la mesita de luz, en la que decía.

"Fui a la universidad, no puedo faltar a clases tengo trabajos que presentar, regresaré pasadas las once. Espérame listo y saldremos a almorzar. Te quiero."

Luego de pasar por la cafetería, llegué a buen tiempo. La universidad de Madison era enorme, en la entrada tenía unos pilares blancos y cada vez que los vía me recordaba al Partenón de Nashville.

Caminé por el pasillo que me llevaría al salón de clases, que era más bien como un auditorio de tamaño mediano, cuando entré al salón me encontré a la profesora de finanzas una mujer muy estricta, vestida de traje, la mayoría de las veces utilizaba el negro, como hoy, a decir verdad combinaba muy bien con su piel blanca y pelo negro salpicado por un poco de canas muy bien recogido, ella se encontraba acomodando sus materiales sobre su escritorio muy ordenadamente.

— Buenos días Sra. Parker, ¿cómo se encuentra esta mañana? — saludé lo más educadamente posible mientras me ubicaba en mi lugar, sentía que no le agradaba a esta profesora, ¿será porque casi siempre la cuestionaba? Sonreí para mí misma.

— Buenos días Srta. Scholler, la veo muy alegre esta mañana, ¿a qué se debe? —dijo con cierto hastío en su tono de voz, me miró con una sonrisa poco familiar y yo sé la devolví. Entendí que ni ella ni yo hacíamos mucho para agradarnos mutuamente.

Una vez que todos se ubicaron dio inicio a su clase, explicando el estado actual de la economía y cómo iba tocando fondo con el paso de los años.

Estaba ansiosa por pasarme a la clase con la Srta. Huther, las clases de finanzas me mataban de sueño.

Fui de camino a la clase de literatura inglesa y llegué casi al límite de tiempo, lancé un suspiro de alivio al ver que la Srta. Huther aún no daba inicio a la clase. Me ubiqué en mi lugar de siempre y le eche una mirada al celular para ver si Colin me ha escrito, pero nada, entonces decidí enviarle un mensaje.

"Espero que hayas amanecido bien, contéstame apenas puedas"

Presté de nuevo atención a la clase y entregué mi resumen sobre El Gran Gatsby, está última considerada entre las mejores novelas estadounidenses de la historia, la maestra quería expandir nuestra capacidad de madurez lectora con esta obra, por más que no sea inglesa está en nuestra lista de lecturas.

Antes de que culminara la clase de la Srta. Huther nos dio como lectura la obra literaria escrita por Charles Dickens "Grandes Esperanzas", nunca la he leído pero estaba ansiosa por adentrarme en sus páginas.

Al término de la clase me despedí de la maestra, con el paso del tiempo me volví muy apegada a ella, siempre estuvo para mí cuando necesité ayuda o me ví en apuros.

Salí apresurada porque había quedado con una compañera en el patio de la universidad, era básicamente mi única amiga, cuándo me vio saludó agitando los brazos con muchas ganas.

— Hey An, ¿cómo has estado?, te escabulliste este fin de semana. — reclamó sonriéndome mientras me estrechaba entre sus brazos bastante delgaditos y yo se lo devolví.

— Hola Cathy, si, es que estuve muy ocupa con mi trabajo en el café y quería terminar el trabajo con la Srta. Huther, fue un dolor de cabeza y ¿tu como has estado?

— ¡Estoy de pelos, de mil maravillas! — dijo estallando en un grito y sentí un poco de vergüenza por llamar la atención — Isaac y yo fuimos a la playa, pasamos un fin de semana increíble, aunque me dio mucha pena que no hayas podido venir con nosotros — musitó haciendo muecas y pucheros. Básicamente eran mis únicos amigos y Jou.

— Si, a mí también me hubiera encantado ir, pero ya sabes estave muy ocupada. — sostuve. En realidad me hubiera sentido bastante incómoda haciendo de mal tercio con ellos.

De repente sentí que me vibra el teléfono celular, lo saqué para mirar y poder saber quién era.

"Buenos días, acabo de levantarme dormí bastante bien"— sonreí de forma automática al ver el mensaje.

"Llego en 20 minutos, prepárate saldremos a almorzar" —termine de escribir el mensaje y pulsé enviar, luego me percaté de Cathy, me estaba observando con una sonrisa bastante pícara.

— Ya veo lo ocupada que estabas señorita, ¿por qué no me lo habías contado? — inquirió cruzándose de brazos, sus carcajadas se podían oír por todo el campus y yo no pude evitar sonrojarme.

— Apenas y llegó ayer Cathy, fue una sorpresa — traté de justificar mi reacción pero ella no estaba tan convencida.

— Ah sí, ya imagino lo sorprendida que estabas — me reclamó con sarcasmo.

— ¡Ok Cathy ya basta! — exclamé sin poder contener la risa — Te dejo, nos vemos luego. — dije despidiéndome de ella y fui a toda prisa al chico que me esperaba en mi habitación.

— Si claro An, nos vemos luego y ¡cuídate! — me gritó ya lejos y le agité las manos a modo de despedida.

Salí caminando a toda prisa y me crucé con la maestra Huther, ella me saludó y me pidió que me detuviera haciéndome señas, le hice caso y fui disminuyendo los pasos hasta que ella llegó a mí.

— Hola Anne, ¿cómo has estado?, quisiera que mañana te pasarás por mi despacho quiero conversar contigo, tengo una propuesta que hacerte — me lo dijo con tanta tranquilidad regalándome una cálida sonrisa, ella llevaba puesto un pantalón beige claro combinado con un abrigo de hilo color rosa pálido, le quedaba muy bien.

— ¿Qué tal Srta Huther?, todo ha ido muy bien gracias por preguntar —musité devolviéndole la sonrisa — claro que si me pasaré por su despacho al término de mis clases si le parece. — dije al final.

— Me parece estupendo, te estaré esperando entonces, nos vemos mañana, y por favor llámame Lili — dice despidiéndose de mí con un cálido abrazo y luego se marchó.

Me puse de nuevo en marcha a la residencia, me entró la preocupación por Colin y recordé lo angustiado que se veía anoche referente a algo que debía decirme, todo eso hizo que la angustia me invadiera y me consumiera con cierto sigilo.

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