I- ¿Puedes dejar de verte como si te hubieran regalado una enciclopedia?

Capitulo I : ¿Puedes dejar de verte como si te hubieran regalado una enciclopedia?

Esa noche fue más relajada.

Después de unas incómodas clases de griego con Anthony, me di cuenta que a pesar de lo sucedido hace un rato, con un poco de fingida indiferencia e ingenuidad todo se podía resolver.

Dejemos que el chico piense que yo no sé sobre sus sentimientos, será mejor para ambos.

Ahora, hombro a hombro con mis hermanos, estratégicamente posicionada en un sitio donde Sam y Levi no podían alcanzarme (si, seguía disgustada, pero ¿me culpan?), comíamos en un silencio respetuoso, tradición frecuentemente practicada por nosotros hijos de Atenea, dejando unos minutos de pensamiento antes de empezar a comer. Y ya después de esos arduos minutos de espera, se nos permite atacar el plato ya repleto que teníamos en frente. Mi hamburguesa vegetariana llamaba formar parte de mis jugos gástricos hace un tiempo.

Después de dar un buen bocado de esa tan deliciosa creación, levantó mi mirada hacia mis amigos, ya siendo un instinto tener que hacer contacto visual con ellos. A quien engañaba. A pesar de lo sucedido ese mediodía (lo que me dejó traumatizada, por lo tanto no digan que es una exageración innecesaria, ¡porque no lo fue!) deseaba hacer nuestro usual intercambio de palabras.

Estos dos comían felizmente su pastel de papa, cada tanto robando un que otro vistazo de mi también.

Esto nos estaba afectando psicológicamente a los tres y no era sano.

— ¡Semidioses! — exclama Quiron con su potente voz, alzando un vaso de bronce por arriba de su cabeza. Su mitad de caballo se movía agitado, balanceando su cola de un lado a otro, y cada tanto largando un pisotón que sobresaltaba a los hijos de Demeter que tenía detrás suyo. Claramente el centauro estaba preocupado. ¿Será algo relacionado con la misión en la que estaba ayudando? — Ahora las ofrendas para los dioses —

Todos nos levantamos en perfecta sincronía, bueno, todos excepto por mi, que estaba tratando de hacer contacto visual con mi profesor para preguntar qué sucedía. Al levantarme, formamos con elegancia una fila recta que encaraba la fogata de llamaradas anaranjadas.

Mis restos eran extremadamente lamentables, él hambre había sacado lo mejor de mi, y solo un trozo de pan con una solitaria lechuga empapada en aderezo sobre esta, quedaban en mi plato. Pero no más comida hacia su aparición en este, probablemente por el hecho que ya estaba satisfecha.

Decido hacer esta ofrenda a Hestia, la diosa del hogar, ya que esta apreciaba toda ofrenda que era dada con reconocimiento y amor, ya sea la más mínima de las migajas.

Si, parecía una buena idea.

Cuando solo tres personas faltan para mi turno, un grito de sorpresa viene de unos metros a mi costado. Doy la vuelta y busco lo que los demás miraban con tanta atención.

Anthony, con su plato vacío y ya ofrecido en sus manos, observaba con obvia intriga el pequeño signo que largaba espumosos círculos uniformes de humo grisáceo, bailando majestuosamente por los costados de las alas extendidas de un búho plateado, el que largaba enmudecidos llamados.

Tardo en entender lo que sucedía, pero después de un momento de incertidumbre, comprendo lo obvio.

— Una reverencia a Anthony Plummer, hijo de Atenea, diosa de la sabiduría —

Anthony era mi hermano.

Sin si quiera pensarlo, largo un pequeño suspiro de alivio, un peso extremadamente grande se había quitado de mis hombros, el hecho de que sea hijo de Atenea impedía completamente que este chico crea en serio posible una relación conmigo. Pero debía admitir que había sentido una indudable satisfacción al tener una persona atraída por mi, algo que no sucedía muy seguido, pero aun así era un factor muy halagador para mi orgullosa persona.

La sonrisa en mi rostro era inconfundible, y eso que no abarcaba completamente a la alegría que estaba sintiendo. Porque a pesar de ese problema ya fuera de mi camino, aún estaba en duda con lo que pasaba con Quiron.

— ¿Puedes dejar de verte como si te hubieran regalado una enciclopedia? — me reprime Sam, quien me golpea levemente el brazo para dar énfasis a su suposición.

La que era completamente y definitivamente correcta.

Más o menos.

— Sam tiene razón, al chico probablemente se le rompió el corazón no en cien pero millones de pedazos — apoya Levi, quien miraba al nuevo hijo de la diosa de la sabiduría con una pizca de lastima — Y eso que le gustan las mujeres, sino yo mismo iría y le sacaría su tristeza — opina sin pensarlo dos veces. Largo una risa ahogada, todavía no acostumbrada al hecho de que a mi mejor amigo le gustaba los hombres. Solo hace dos semanas me lo informó, y me costaba digerirlo. No que estaba en contra de ello, por lo contrario. Simplemente lo veía extraño. Levi nunca había dado señales de ser homosexual.

Le doy una pequeña palmadita en su hombro — Ya va a llegar Lev, ya va a llegar —

⚡️⚡️⚡️

— Y aquí es donde dormirás — le indico a Anthony, el cual llevaba su bolso con incomodidad sobre su hombro, no a gusto con el cambio de atmósfera que estaba teniendo. Y quien lo culparía. La cabaña de Hermes es una de las más divertidas de todo el campamento. Con solo decir que estaba Luke justifico mi opinión.

Al joven le había tocado una de las peores camas, no sólo porque este no se quedaría todo el año (como yo), sino que también en nuestra cabaña usábamos una jerarquía de poder anual

Habían tres secciones en nuestro dulce hogar.

Una se encontraba enseguida de la entrada, en este habían cinco camas, dos siendo marineras, y todas adornadas con frazadas grises opacas. Esta sección no tenía una mesa extensa como la mía, sino que una mesita de luz al costado de cada una y dos mesadas que estaban unidas a la biblioteca que dividía las camas marineras con las otras. A ellos se les otorgaba un cajón de tamaño considerablemente grande, pero ningún estante.

En esta sección iban los principiantes. El recién llegado debía dormir en la cama cucheta, viéndose obligado a compartir sitio de placentero sueño con otro de sus hermanos. Esto se hacía para crear una unión entre nosotros desde el inicio de nuestra estadía. Al pasar cuatro meses, la o el nuevo se podía cambiar a las camas solitarias, y tener una mesita de luz para él solo, y hasta si su conocimiento había aumentado se le daba un estante para colocar planos, libros, etc.

Le damos su cajón a Anthony, y le asignamos a Levi como compañero de cama, para su disgusto. Ya que el último año el nuevo había sido el con su hermana, por lo tanto como ahora ya no eran técnicamente los más recientes, ellos debían brindarle la sabiduría que a ellos se les aplicaron en su estadía de principiante.

Básicamente Levi y Sam serían los niñeros de Anthony.

Me acuesto en mi cama con un ruido seco, y miro a mi costado donde estaba mi estante, allí estaban mis hojas, las hojas con las que me sumergí esa mañana. Estas me llamaban, me esperaba. Tomo los papeles con cuidado, y salgo de la habitación de a puntitas de pie, temiendo despertar a mis hermanos que ya se habían dormido. Retiro la silla de la gran mesa y me siento con el mismo silencioso respeto. Saco los papeles de mi nuevo proyecto, y sostengo con firmeza el lápiz que había agarrado.

"Los pros y contras del abiogénesis"

Escribí con letra redonda y clara la palabra PROS, y comienzo a vertir mi conocimiento al papel.

"Por una parte, se puede obtener numerosos aspectos culturales a nuest-"

— ¿Por qué estoy separado de los demás?— me interrumpe el nuevo, bajo el lápiz y levanto mi rostro, no a gusto con la interrupción de mi proyecto. Por algo se llama la sala de estudio. Me encantaba tener nuevos miembros en nuestra pequeña y extraña familia, pero aun así las primeras semanas del principiante siempre me sacaban de quicio.

— Eres nuevo — Explique simplemente, ordenando los ojos ante tal norma. ¿Acaso no era obvia?

A pesar de mi perfecta expresión, Anthony parece confundirse más.

Bueno, valía la pena intentarlo.

Miro mi hoja con lamentación, tendría que seguir con esto más tarde. Me levanto de mi lugar, y tomo de la mano al chico, llevándolo a la entrada una vez más.

— Esta cabaña está dividida en tres niveles — comienzo, empiezo explicándole el primero, en el cual él estaría por un largo tiempo, luego atravesamos la sala de estudio y llegamos al cuarto del segundo nivel, el cual tenía aproximadamente 15 camas individuales repartidas en la habitación. En el medio, había un mueble, que podía hacerse pasar por mesa, constituido por numerosos cajones — Esta zona es para aquellos que llevan más de un año en la cabaña, o hasta antes, si es que te mereces el puesto — sonrío después de esto, ya que yo cuando entre al campamento no estuve en el cuarto del primer nivel por más de tres meses. Al parecer mis habilidades intelectuales sorprendieron a la Cabeza de la cabaña, en ese momento Savannah Peterson.

— ¿Como haces para merecerte tu puesto? — pregunta intrigado. Claramente no estaba a gusto con lo que tenía, probablemente se lo quería sacar de encima lo más pronto posible. De ese modo, nunca lo conseguiría. Uno de los tantos valores que enseñamos aquí, era el del agradecimiento. Este chico no estaba agradecido en lo más mínimo.

— No te puedo decir que hacer para merecértelo. De ese modo no es genuina la actitud — exclamó casi irritada. Nunca había apreciado a los que no valoraban lo que tenían. Yo cuando llegue en lo único que pensaba era en la asombrosa familia que había encontrado. Y que era querida y apreciada.

Anthony se calla, entonces yo aprovechando el deseado silencio, sigo hacia el Tercer Nivel.

— Este es el mejor cuarto — digo señalando la puerta de madera clara. El chico hace el intento de abrir la puerta, por lo que automáticamente lanzo un manotazo, impidiendo que finalice su propósito — ¡No puedes entrar! Es el cuarto de la Cabeza de la Cabaña y el Elegido —

— El Elegido? — se ríe.

Mi expresión de absoluta seriedad hace que se de cuenta que hablaba en serio.

— La Cabeza de la cabaña tiene la elección de otorgarle la otra cama a alguien que se lo merezca — señalo — Cuando esto sucede, la o el que es elegido será después la siguiente Cabeza — miro con admiración la entrada. Desde que entré al Campamento Mestizo mi sueño había sido ser elegida. Era un gran honor y no era poco mencionar que adquirías tu propio escritorio y biblioteca.

Era perfecto.

Cuando yo tenía 9 años Savannah escogió a Sebastian Millers como su Elegido. Y este era actualmente nuestro líder. Pero no había hecho su elección todavía. Después de todo el tenía sólo 16.

Ansiaba ser yo su elección, no era misterio que Seb me adoraba. Pero aún así no quería subir mis expectativas y luego decepcionarme.

— Luces apagadas! — grita este mismo. Largo un fuerte suspiro. Era mi objetivo terminar hoy mi proyecto.

Guío al rubio hasta su cama, donde lo esperaba unas sábanas cálidas y un Levi mal humorado tratando de dormir debajo de él.

⚡️⚡️⚡️

— Annie! Ayúdame Annie! Estoy aqui! — me tapo los oídos cuando escucho la resonante voz de Luke.

No era el. No era el. No era el. Era un Cíclope...

Pero sonaba tan real...

— ¿Annabeth? ¡Annabeth por favor! ¡No nos dejes acá! — ahora la de Thalía, su voz irradiaba terror y absoluto dolor. ¡Tenía que salvarla! ¡Iría a salvarla!  No se podía quedar escondida en la cueva de por vida.

No. No era ella. No era Luke ni era Thalia.

Pero, si los cíclopes imitaban las voces de mis amigos... ¿Cómo sabría cuando ellos en serio me estén pidiendo auxilio? Las lágrimas corrían por mis mejillas, y sostenía tan fuerte mi daga que sentía como el metal comenzaba a dejar moretones en mis manos.

Ahora se reproducían una serie de gritos desgarradores que provocaban tanto terror en mi pequeño ser que ya no sabía ni que era real.

Me arriesgaría.

Si eran mis amigos, los salvaría. Sino...

Sino el tiempo lo vería.

— Annabeth —

Me levanto de un salto, mi corazón palpitando fuertemente ante el susto que me acababa de pegar. Los aterradores gritos retumbaban sordamente en mi cabeza, y mis ojos estaban ligeramente cristalizados.

Al pie de mi cama estaba Will Solace. Un chico de pelo rubio que era conocido por ser el mejor enfermero del Campamento.

— ¿Will? ¿Qué sucede? — le pregunto refregándome los ojos. Simulando que me quitaba el sueño, pero en realidad eliminaba los rastros de lágrimas.

— Quiron me pidió que te llamara... Grover a vuelto —me informa

Bajo los pies de la cama, frunciendo mi ceño con profundidad. ¿Grover estaba aquí? Este era un sátiro de mechones rojizos que podría llamarlo el mejor amigo de la infancia. La gran pregunta era que hacía el aquí. Estaba en una misión de suma importancia, la recuperación de un semidiós. Y al parecer uno de gran importancia. Ya que hasta Quiron iba durante el día a mantener un ojo en este.

— ¿Grover? —

— Creemos que encontramos al chico de la profecía —

⚡️⚡️⚡️

Hola mis queridos lectores... Bienvenidos a la continuación de esta historia!

Probablemente piensen que esto sea temporal o que tardaré años en actualizar.

Y honestamente hablando, hay probabilidades de que eso pase, pero más chicas de lo que piensan.

Planeo ponerme un día de la semana en la que subiré un nuevo capítulo y mantenerme fiel a este. No digo que será todas las semanas constantemente, pero como mucho me salteare una y después recuperaré.

En Multimedia deje como creo que la cabaña de Atenea es, y como la describí.

Si no entienden mi letra o algo en especial, sientanse libres en preguntar!

Espero que les haya gustado el primer capítulo, y sigan leyendo!

Dejen sus votos y comentarios!

Besos,

Domi1806

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