prologo

Morir no es algo malo, en realidad es muy pacífico y lleno de libertad. Nos enfocamos a temerle a la muerte que nos apresuramos en la vida para disfrutarla, algunos incluso algunos quieren alargar el destino predeterminado.

Incluso, un bueno para nada, sabía que el día llegaría y no había escapatoria.

Max, estaba descansando en su habitación de hospital, conectado a una maquina artificial y así evitar dejar de respirar.

Estaba solo como siempre, nadie queriendo u otorgándole un mínimo interés. Tenía familia, pero seguramente su orgullo les impedía venir, tuvo algunos amigos que no le daban ni la hora del día. Ni se molestaban en saber de su estado, un interés amoroso, su mejor amiga, quien estaba en brazos de otro.

Se preguntaba incluso el de porque incluso se molestaba.

Era obvio para Max, que no vendría nadie y tampoco que estuvieran al tanto de su situación. Porque no les importaba.

—Estas a punto de morir, como te sientes al respecto — nadie hablo, Max, escucho o imagino que le preguntaban al respecto de morir.

—Cansado— Max respondió.

— ¿De vivir?— su mente pregunto — o solamente estas agotado

—Ambas cosas— Max hablo, para toser luego.

Las preguntas acabaron ahí, la mente de Max parecía estar apagándose al igual que todo su cuerpo, lo parpados del chico se volvieron pesados y poco a poco, se estaban cerrando.

Hasta que su último aliento se desvaneció.

Max abrió los ojos solo para ver que estaba sentado y al frente de él, estaba un señor de alta edad, cabellos canosos y barba igual. Vestía igual que unos dioses griegos, una bata blanca cubriendo la mayoría de su cuerpo.

No sabía quién era, pero Max tenía la intuición que era el ser creador. Era lógico verlo después de morir.

—Eres un chico interesante Max, tonto por pensar mis creaciones serian como tú, pero un ser igualmente impresionante—el señor hablo.

—creo lo tomare como un cumplido, ¿creador?— Max respondió, provocando una sonrisa de diversión al anciano.

—eso me gusta, creador suena mejor que dios— anciano expreso su singularidad agrado a la palabra que le identificaba.

—Max, muchacho, he visto tu vida y me gusto tus obras de generosidad, lo fiel a tu palabra y lo pacifista que fuiste en todo, normalmente las personas pecan, siendo ambiciosas, llevándose por la lujuria y entre otras cosas más, tienes un cierto parecido con mi hijo, Jesús — admitió dios.

Max se sintió impresionado de tener un parentesco con el señor.

— ¿impresionante, cierto?— dios pregunto.

—sí que lo es—expreso Max.

—por eso he decido que renacerás — dios dijo— sé que no usaras tus conocimientos para el mal y eso es lo que te hace especial

— ¿volveré? — un impresionado Max pregunto en un susurro.

—No, no volverás al mundo que mi hijo no salvo, iras a otro, donde yo estaré, ni nadie fue enviado— dios hablo con demasiada calma.

— ¿Puedo saber que me espera en ese nuevo lugar?— Max pregunto.

—ya lo sabes, yo lo sé, acuérdate soy dios, un ser que lo sabe todo y lo vio todo — dios contesto y miro al chico nuevamente y sonrió— pero no te voy a dejar desnudo, te otorgo 3 deseos sin restricción, excepto cambiar el mundo a donde te enviare, porque ya se te fue otorgado.

—Entiendo, tres deseos sin ninguna restricción, no es demasiado poder — Max miro a dios y esté sonrió un poco más.

—se lo que piensa, o es demasiado evidente, sé que suena grandioso tomar mi lugar como creador, pero te lo digo por experiencia, es solitario y aburrido, no le recomiendo a nadie esto, ser dios es una maldición a veces— dios sonrió de mala gana.

—Suena terrible, me disculpo por ello — Max inclino un poco la cabeza en forma de disculpa, volviendo a levantarla, pensó en su primer deseo.

—quisiera tener un cuerpo con; la sangre hanma en un alto porcentaje, tan alto que podría despertar la espalda de demonio y cerebro, tener sangre uchiha y Uzumaki, como sangre demoníaca de Meliodas— Max dio explicación de su primer deseo.

—Suena a que tienes un plan, es un gran cuerpo— dios entendió los poderes que su creación quería tener, era alguien de infinito conocimiento y entendía perfectamente lo que decía Max.

—quisiera tener todos los nueve poderes titanes, sin ser uno o convertirme en uno— Max explico, una de las grandes habilidades que el anime "ataque a los titanes", podía otorgar.

—Parece que no quiere llamar mucho la atención, eso es bueno — dios expreso y curioso pregunto por su último deseo— ¿Cuál será el último?

—Quisiera mi mp3 con lo auriculares inalámbricos, con las canciones que tenía adentro— Max dijo —o me olvide, hazlo indestructible a todo y que tenga batería infinita.

—Bien, me distes en esa, no esperaba que eligieras eso, estaba en mi menta más, como ser un anji o inmortal, es divertido sorprenderse de vez en cuando — dios hablo, si estaba sorprendido, usando sus poderes se restricción a sí mismo el poder leer los pensamientos.

—si hubiera sido un gran deseo— Max hablo en un susurro.

—pero no creo que te interesara, bueno, se me hace tarde, nos veremos luego Max — dios dijo apuntando uno de sus dedos a Max.

—Me olvida, si fuera tan amable, pudiera ser huérfano, no quisiera pasar por lo mismo— Max expreso su lamento.

Dios sonrió y simplemente lo desapareció de donde estaba.

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 El llanto de un bebe sonó a afueras del orfanato y su ruido se escuchó más fuerte por los segundos que pasaban, llamando la atención de las encargadas del recinto, que por el sonido tan fuerte las estremeció y no solo a ellas, a los niños y personas que estaban cerca podían oírlo.

Una vez que una de mujer salió del orfanato noto de dónde provenía el ruido, un bebe sin nada más que una manta cubriendo sus parte íntimas. Una vez que él bebe abrió los ojos y miro a señora, paro completamente de gritar.

La mujer agarro entre sus brazos y se sorprendió a ver que sus ojos la veían a ella con detenimiento, como si estuviera examinándola.

Una vez paso adentro con él bebe, noto que sus demás compañeras se acercaron al bebe para verlo. Y ellas también se sorprendieron al ver que estaba abierto sus ojos, mirando alrededor. Olvidando ese detalle, las señoras se apresuraron a darle un baño al bebe, que estaba sucio por alguna razón que desconocían.

Una vez que lo llevaron al baño, una de las hermanas, trajo un poco de agua a temperatura y empezó a bañar al bañar al bebe.

Al enjuagarlo notaron que su piel era extrañamente dura y pero suave.

Una vez que lo lavaron, lo secaron y le llevaron una habitación especial para infantes. Y una vez ahí le dieron leche en un bebieron y extrañamente el niño se acabó con tres de ellos y luego cerro los ojos a descansar.

Una vez que dejaron al bebe descansar, la encargada del orfanato se puso manos a la obras para hacer los papeles del bebe.

Teniendo el papel de identificación, la encargada del lugar, nombro al niño.

Yuchiro


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