Décimo séptimo año

El reloj despertador comenzó a sonar justo a las siete de la mañana dentro de la habitación de los señores Loud. Ambos se desemperezaron sintiéndose reconfortados por la agradable y apacible noche de sueño como no habían tenido en mucho tiempo... quizá demasiado tiempo. Tan pronto tuvo consciencia de estar despierta, el primer pensamiento de Rita fue de: "¡Algo le ocurrió al bebé!". Antes de que su esposo pudiera preguntarle qué era lo que le ocurría, ella de un salto salió de la cama y corrió hacia la habitación de sus hijas más jóvenes.

—¡Lily!

Pero quien reaccionó a su arrebato tras abrir la puerta de golpe, fue una niña de tres años, la cual se incorporó de su cama que con la que desde hace cerca de medio año había tenido que habituarse tras que le quitaran la cuna, misma que de hecho seguía en la habitación y por la que Rita aterrada se asomaba.

—Unidad materna, ¿puedo shaber a qué she debe tu exhabrupto en el que mi shueño profundo fue interrumpido?

Su madre desesperada deshizo el revoltijo de sábanas y cobijas de la cuna al encontrarla vacía.

—¡Dónde está tu hermana! ¡No la escuché llorar en toda la noche!

Lisa sujetó el puente de su nariz con fastidio. Le costaba trabajo enfocar a su madre sin sus anteojos.

—Tal vez she deba a que en toda lo noche no tuvo la necheshidad de llorar.

Al ver hacia el frente tras despejarse un poco, aun sin sus anteojos dudo distinguir el rostro asustado y enojado de su madre a escasos centímetros de su cara.

—¡Qué fue lo que le hiciste, Lisa!

Por un momento la niña sintió que tal vez había sido muy prematuro de su parte el dejar de usar pañales.

—Yo... ah... no shé... no eshtoy shegura, pero creo que en la noche...

En ese momento, en bata una hermosa y exuberante adolescente de quince años entró a la habitación cargando un bulto entre sus brazos.

—Mamá, guarda silencio. Despertarás a Lily.

Apenada por su reacción, lo primero que Rita hizo fue acercarse a Leni para comprobar que todo estuviese en orden. En efecto, cargando con mucho cuidado y en una posición debida cubierta por una mantita, una bebé de seis meses de edad con un pequeño mechón rubio dormía entre sus brazos respirando apacible y chupándose un dedo.

—Gracias al cielo. ¿Por qué la tenías tú, Leni?

—Como que no quería que te estuvieras despertando a cada momento como siempre, al menos por una noche. Hoy es tu aniversario, creo que también el de papá, ¿recuerdas?

—¿Pero cómo es que no escuchamos a Lily llorar en ningún momento?

Le parecía difícil de creer que la bebé no rompiera en llanto por lo menos dos o tres veces como habitualmente lo hacía.

—Bueno, como que cuando la escuchaba querer comenzar a llorar, la abrazaba mucho o revisaba su pañal, aunque solo tuve que cambiarla dos veces; o le daba un poco de su biberón. Lori subió el horno de microondas para mantener la leche a una buena temperatura a cualquier hora, esa fue idea de Linky. Lisa estaba dormida cuando Lucy fue por ella, pero me prometió que fue cuidadosa al no hacerles ruido.

—¿Y dormiste con Lily en todo momento?

Ella asintió. La mujer se llevó una mano a la frente cerrando los ojos y suspiró. Debía de recordar que en cuanto a cuidar bebés se trataba, Leni era en ese ámbito más apta que el resto de las chicas a pesar de... nada. Se sintió mal por no haber podido apreciar debidamente la ayuda de su hija; si por algo era ella la más cotizada de las cuatro mayores como niñera en cuanto a niños muy pequeños se trataba. Le pidió una disculpa a Lisa, quien se frotó el pecho sólo para comprobar que su corazón hubiese recuperado su ritmo habitual.

—Lo lamento, hija. Pero se me hizo muy extraño que en toda la noche Lily no llorara. Aunque después de... ya sabes, no puedes culparme por haber sospechado que le hicieras algo.

La niña gimió.

—Y ya lesh había dado dishculpa a todosh por losh ineshperadosh accidentesh.

—No son "accidentes" cuando abiertamente dices que lo que les hiciste fue en beneficio de la humanidad.

—Tecnichismos. Lo shon cuando no puedo prever los efectosh secundariosh.

El señor Loud llegó en ese momento.

—¿Todo bien por aquí? ¿Qué ocurrió, cariño?

—Nada, cielo.

—¿De verdad? —miró con suspicacia a Leni que estaba arrullando a la más joven de sus hermanitas al haberse agitado por un momento—. Ahora que lo pienso, ¿no les parece extraño que Lily no llorara en toda la noche?

—Lily pasó la noche con Leni, papá.

Todos gritaron no tanto por las palabras de la pálida niña de siete años que repentinamente estaba ahí, sino por el modo en que se hizo presente sin que nadie la notara. A causa del ruido, Lily rompió en llanto finalmente.

—*Suspiro*. De eso no se atrevan a culparme.

Justo en el momento en que Lisa se puso los anteojos, hubiese jurado que por un breve instante Lucy sonrió.

-o-o-o-

—Lincoln, ¿puedo saber cuál es la prisa?

El niño de diez años en la cocina se movía de un lado a otro apurándose con los desayunos de la mitad de sus hermanas, mientras con la velocidad habitual, su padre se encargaba de la otra mitad junto con el de su esposa y el de él.

—Ya es algo tarde y hay que aprovechar el tiempo, papá.

—¿Es que tienes algo que hacer? Ni siquiera han dado las ocho de la mañana y es sábado.

El chico se interrumpió haciendo una mueca al mirar el reloj de su celular.

—Debí de haberles pedido que se levantaran más temprano. ¡Lynn!

Llegando apresurada en patines a su llamado, una niña castaña de doce años, apenas un par de centímetros más alta que Lincoln, apareció rodando con sus patines deteniéndose frente a él haciendo una pose de firmes con una actitud militar a la que Lori ya le gustaría que le dedicaran a ella.

—¡Sí, señor!

—¡Salen las órdenes de las gemelas y Lucy!

Le pasó los tres platos que con cuidado y habilidad, la chica se las ingenió para tomarlos y marcharse hacia el comedor. Bien, para el señor Loud no era extraño que como de costumbre, ambos hermanos se sincronizaran para ciertas actividades cuando se daban tiempo juntos de tanto en tanto, aunque lo que sí le resultaba también sospechosa, era la actitud de Lynn.

—Muy bien, campeón. ¿Qué es lo que ustedes dos están tramando?

—¡Nada! Solo quiero que ya comencemos a desayunar que tengo mucha hambre. ¿Ya terminaste con los huevos de Luan y Luna?

—Bueno, sí. Sólo me faltan...

—¡Lynn!

En su lugar, una chica roquera castaña de catorce años se hizo presente.

—Lynn no está. Acaba de salir a... —miró a su padre e hizo un esfuerzo por morderse la lengua— ya sabes, comprar "eso".

Mientras servía los desayunos de sus otras dos hermanas en sus respectivos platos, Lincoln comprendió a lo que se refería, por lo que no le hizo preguntas al respecto a diferencia de su padre.

—¿Comprar, qué?

—Pues... Ya sabes. Cosas de mujeres.

—¿Cómo qué?

No podía evitar mostrarse inquisitivo, pues estaba bastante seguro que a Junior todavía no le hacían falta ciertos enseres higiénicos, como los que desde hace unas semanas Luan comenzaba a usar al igual que el resto de sus hermanas mayores. Su esposa se lo hubiese contado con discreción, sólo para prevenir posibles incidentes bochornosos para cuando tuviese ciertos comportamientos especiales. Lincoln apuró a su hermana y le entregó ya servidos los dos nuevos platillos.

—¡Lynn fue por un sostén! —respondió el peliblanco y Luna se marchó enseguida.

El niño volvió a concentrarse en los desayunos, mientras su padre continuó mirándolo interrogante por un instante más. No es que le sorprendiera que el chico estuviese tan así al pendiente de lo que sus hermanas necesitaran, incluso a veces pensaba que llegaba a estarlo más que él mismo, sino que se trató de algo muy distinto lo que le llamó la atención.

—¿Desde cuándo Lynn usa sostén?

Algo parecido se preguntó Luna mientras ponía los platos en la mesa, pensando en el error que cometió su hermanito al ocurrírsele semejante excusa; ni siquiera ella necesitaba esas prendas todavía (muy a su pesar). En ese momento una atractiva jovencita de dieciséis años estaba colocando un arreglo de flores justo en el centro de la mesa, lo que llamó la atención de la roquera.

—¿Lori? ¿No se suponía que irías tú en lugar de Lynn a...?

Su madre apareció llevando a Lily en sus brazos, por lo que Luna dejó de hablar.

—¡Qué bien les está quedando la mesa! —Rita estaba por sentarse, cuando Leni apareció apurada.

—¡Mamá, las gemelas están a punto de pelearse en la cochera!

Intranquila, la mujer le pasó a la bebé y con prisa se marchó para saber qué era lo que les ocurría a esas dos ahora. Lori se apresuró a contestarle a Luna.

—Lynn dijo que podía ir a arreglarlo ella sola en menos tiempo, además Bobby está trabajando en esa tienda; me prometió que en cuanto confirmara el pago, en un par de horas al salir nos traería él mismo lo necesario en su auto.

—¿En serio? ¡Genial, hermana! Es nos facilitará mucho las cosas.

—Exacto. Así literalmente no tendremos que esconder nada de mamá y papá por lo pronto.

Luna no pudo evitar hacerle una burla.

—También debe de ser genial tener un novio con auto.

Lori la miró con cierta seriedad, antes de soltar felizmente un suspiro risueño.

—¡Sí, mi Bubbosito es el mejor!

Luna supuso que de haber ido Lori a arreglar aquello con el chico a su trabajo, se hubiese tardado mucho tiempo al estar ambos de melosos, aunque hubiera usado a Vanzilla gracias a su nueva licencia de manejo. Quizás Lynn había llegado a la misma conclusión y por eso prefirió ir ella a hacer la compra para no demorar el plan. Algo vibró en el bolsillo de Lori, se trataba de su celular que con prisa sacó para revisar el mensaje que acababa de llegarle.

—Eso fue bastante rápido. Bobby acaba de mandar a Lynn de regreso para no levantar sospechas. Ella ya le pagó por todo.

Luna se apresuró a darle el mensaje a Lincoln con discreción por su padre.

-o-o-o-

Mientras tanto en la cochera, dos niñas de cinco años cuyos rostros eran idénticos entre sí, no dejaban de gritarse.

—¡Detente! ¡Vas a romperlo! —Increpaba una niña en un vestido rosa de largo cabello rubio.

—Estoy mejorándolo —le explicaba en un manchado overol azul concentrada en su trabajo la otra pequeña rubia de cabello más corto agarrado en dos colitas casi ocultas bajo su gorra roja—. Esta cosa apenas y se mueve como una tortuga. Ni siquiera parece un auto de verdad.

Cuando Rita apareció, la princesa se le pegó molesta a su pierna esperanzada por recibir auxilio.

—¡Mamá, Lana está arruinando mi coche de princesas!

Su madre iba a decirle que no exagerara, hasta que vio el motor eléctrico en el suelo ya muy maltratado, el mismo que se suponía debía estar dentro del pequeño coche infantil rosa acorde para niñas pequeñas, ese donde Lana estaba asomada trabajando arduamente con sus herramientas.

—¡Pero qué hiciste, Lana! ¿Sabes cuánto costó ese cochecito?

La niña cerró el capo y subió al vehículo, el cuál de pronto hizo un zumbido al arrancarlo y el motor que le había colocado cobró vida. Rita quedó boquiabierta al igual que Lola cuando vieron a Lana conducirlo a una velocidad mucho mayor a como normalmente el aparato podría hacerlo. Realmente ese juguete ahora parecía moverse como lo haría un auto normal.

—¿Lo ven? Ya es un coche de verdad.

Rita quiso detener a Lola, pero ella se le escapó corriendo hacia el vehículo al que entró de un salto empujando a su hermana al lado del copiloto para probarlo ella misma.

—¡Oh por Dios, Lana! ¡Es un coche de verdad!

—Fue lo que acabo de decir, Lola. De nada.

Saliendo de la sorpresa, Rita llamó a la niña desde su posición mientras continuaban dando vueltas alrededor del jardín y la cochera.

—¡Lana! ¿Cómo es que hiciste eso?

—No fue difícil modificarlo. En parte fue gracias a las revistas que papá me consiguió acerca de motores y mecánica; también viendo el motor que tiene Vanzilla. Lo demás fue sólo comprender para qué servía cada pieza para montar uno igual al tamaño del coche de Lola.

La mujer comenzó a comprenderlo.

—¿Para eso querías ese montón de chatarra que trajiste la semana pasada con Lincoln y Lynn del basurero?

—Por supuesto.

—Creí que era para un proyecto escolar.

—Dije que era para un proyecto, no que fuera para la escuela.

Sorprendida, Rita continuó mirando a las niñas conduciendo sólo para asegurarse que no sufriera un accidente. Una duda la asaltó de pronto.

—No tomaste nada de Vanzilla cuando estuviste husmeando en ella, ¿o sí?

—Un par de bujías, pero sólo porque ya estaban muy gastadas y algo dañadas. Las cambié por unas que encontré en mejor estado. ¡Vaya que Vanzilla es muy vieja!

El sólo pensar que su hija de cinco años estuvo husmeando en el motor del vehículo familiar, la hacía querer advertirle a su esposo para que llamara a un mecánico a que viniera a revisarlo, por otro lado Lola conducía bastante bien el pequeño coche que respondía correctamente al volante, el acelerador y los frenos incluso mejor que Vanzilla. Quizá debería darle el beneficio de la duda y... ¡un momento!

—Lola, ¿dónde es que aprendiste a conducir?

—¡Acompañé muchas veces a Lori a sus clases de manejo! —le gritó sin dejar de hacerlo— ¡También jugué con Lincoln y sus videojuegos de carreras!

La madre supuso que también quizá era el hecho que en muchas ocasiones esa niña se las arreglaba para ir al frente cuando la llevaban a sus certámenes de belleza, siempre poniendo una inusual atención a quien estuviera manejando. En todo caso eso no la convertía en una auténtica conductora, como bien recordó, al igual que esa cosa aunque tuviese un motor, no lo volvía un coche de verdad. Tal vez debía dejar de sobre pensarlo mucho; no es como si Lola fuera usar su cochecito más allá de los alrededores de la casa.

Lynn llegó patinando y sin querer se atravesó en el camino de las gemelas. Rita con miedo estuvo a punto de gritarle una advertencia, cuando y a pesar que la preadolescente se paralizó frente al coche por la sorpresa, Lola logró maniobrar una vuelta para esquivarla.

—¡Fíjate por donde caminas! —Gritó la autoproclamada princesa de la casa a la deportista.

La castaña dejó escapar el aire que contuvo por la impresión. Desde la cocina, Lincoln se asomó por la ventana para llamar al resto de su familia.

—¡El desayuno está servido! ¡Todas dense prisa antes de que se enfríe!

Entusiasmada por probar lo que intuía su hermano de seguro se encargó personalmente de prepararle, Lynn fue la primera en entrar a la casa antes de que su madre la detuviese para preguntarle a dónde había salido tan temprano, pregunta que olvidó cuando le sorprendió el modo en que apropiadamente Lola estacionó su cochecito de regreso a la cochera.

—En serio, hija. ¿Dónde aprendiste a conducir así?

—Ya te lo dije. Fue gracias a Lori y a Lincoln.

Un tanto sentida, Lana le llamó la atención.

—¿Estás diciendo que yo no tuve nada que ver?

—¿Y según tú cuando enseñaste a "mua" a conducir?

—Nunca le enseñé a Mua, sea quien sea esa amiga tuya, pero creo que también aprendiste una o dos cosas de las carreras de coches que a veces vemos juntas después de ver tus tontos certámenes.

—¡A qué le llamaste tontos, tonta!

Rita tuvo esta vez que intervenir para separarlas antes que entraran a la casa. Fue complicado. Tendría que preguntarle a Lincoln o a Lori cómo es que en ocasiones conseguían tranquilizarlas con menor esfuerzo que ella.

Dentro de la casa, todos comenzaron a tomar asiento en la misma mesa por esta ocasión, aunque notoriamente faltaba alguien como bien señaló el padre de familia.

—¿Dónde está Luan?

Lincoln se puso de pie como si hubiese sido impulsado por un resorte.

—¡Voy por ella!

A mitad del pasillo, un jovencita de trece años de cabello castaño apareció picándose los dientes con los dedos.

—Luan, ¿por qué tardaste? Leni y Lori acabaron hace como media hora.

—No podía decidirme en qué otras cosas papá y mamá necesitarían además de la ropa, pero ya acabé. Todo lo anoté aquí con lo demás —le pasó una pequeña libreta, después volvió a picarse los dientes con el dedo, específicamente los braquets que adornaban sus dientes frontales—. ¿Cómo es que Lori pudo aguantar tanto tiempo usando estas cosas?

—Mira el lado positivo, podrías tener después una sonrisa deslumbrante como la de ella, ¿no te parece?

—Mi sonrisa ya es deslumbraste, sólo tengo que sonreír frente al sol para deslumbrar a cualquiera con el reflejo del metal, ¿entiendes?

A pesar del infortunio en el que sentía estaba, comenzó a reírse de su propio chiste, una pena para la comediante que Lincoln no compartiera el humor del mismo.

—Sólo vamos ya a desayunar antes que nos quedemos sin tiempo.

-o-o-o-

Media hora después, sentados en el sillón de la sala, los padres Loud con cierto nerviosismo frente a ellos miraban a sus hijas e hijo de pie con una amplia sonrisa en sus rostros.

—Papá, mamá —comenzó a hablar Lori por todos—. Este año literalmente recibirán el mejor regalo de sus vidas hasta ahora por parte de todos.

Bien, los tenían intrigados. Al menos este año quizá no tendrían que guardar en el ático ninguna...

—Pero descuiden —interrumpió Lincoln sus pensamientos y a su hermana—, que sus nuevas tazas caseras de café están ya en su habitación.

"Por supuesto", pensaron ambos a la vez con resignación. Lori tosió para volver a llamar su atención reprendiendo a su hermano con una mirada.

—Como les iba diciendo. Entre todos cooperamos para conseguirles... ¡Esto!

Les entregó una carpeta, en el interior la pareja encontró el ticket ya pagado para una sesión doble en un spa, boletos para el estreno de la película romántica que Rita tenía días comentado deseaba ir a ver, así como la reservación para una habitación de hotel (dentro del mismo pueblo, claro está) con un desayuno buffet ya incluido. También encontraron sobresaliendo una pequeña libreta con una lista de actividades recomendadas como un picnic en el parque y un paseo por el bosque en las afueras de la ciudad.

—¿Y esto qué es? —preguntó el señor Loud, aunque su esposa comenzaba a intuirlo antes que Lori le respondiera.

—Es todo lo que necesitan para que pasen un feliz y romántico fin de semana de aniversario juntos solo los dos.

Ambos quedaron asombrados y enternecidos por la planificación, pero aunque agradecidos con sus intenciones, habían ciertos detalles por los que tendrían que declinar el plan que con esmero sus hijos armaron.

—Esto suena algo... costoso.

—No se fijen en eso. Todos cooperamos para costearles la experiencia —Lisa tosió con irritación, a lo que Lori agregó—. Bueno, aunque la mayor parte del presupuesto fue gracias a Lisa.

La pequeña se irguió con orgullo. Gracias a las patentes de ciertos elementos que había desarrollado y fueron del interés del gobierno y algunas empresas farmacéuticas, muchas deudas en la casa habían quedado saldadas; además de tanto en tanto se podían permitir uno que otro lujo, siempre que Lisa estuviese dispuesta a soltar parte de las ganancias que recibió y sus padres en su mayoría administraban, aparte por supuesto de las que iban para el fondo de estudios universitarios familar. La cantidad era tan grande que de vez en cuando Lisa presumía que de quererlo, podría mandar a fabricar un búnker afuera de la casa; por supuesto todos pensaban que para ese punto exageraba, volviendo de ello una broma recurrente a la que Lisa no le encontraba la gracia.

Sin embargo, la pareja no estaba todavía segura.

—Chicos —comenzó ahora la madre procurando mantener todo el tacto posible—, apreciamos lo que intentan, pero para un viaje así necesitamos...

Lori la interrumpió.

—Sus maletas con la ropa ya ordenada, entre otras cosas, ya están hechas. Literalmente hicimos una lista con todo lo que necesitarían y mientras estaban en lo suyo desde que se levantaron, me apresuré a hacerlas con las chicas. Solo es cuestión de subirlas a Vanzilla.

—Eso... —los sorprendió aún más— es estupendo. Pero insisto, su padre y yo necesitaríamos algo más que ropa.

Luna tomó la palabra al instante.

—También les pusimos botellas de agua, papel higiénico por si acaso, brújulas, zapatos según la ocasión si salen a bailar o a caminar, trajes de baño, algunas medicinas, jabones, velas aromáticas, un tapete para su picnic, bocadillos...

Dado que esto parecía ir para largo, Lincoln acortó todo señalándoles la libreta.

—De hecho, la lista completa de lo que les incluimos está al reverso de la lista de actividades.

La pareja revisó la lista y cada cosa que se les ocurría para tener una salida como sus hijos la describían, estaba ahí detallada junto con otros elementos en los que no hubieran pensado hasta que los vieron anotados ahí mismo. Entendieron como realmente se habían esmerado mucho en organizarles aquella salida.

—¿Pero todo un fin de semana? —Rita seguía dudando—. ¿Y quién los cuidará? No tuve tiempo de avisarle a mi papá o a tía Ruth para que nos ayudaran.

—Eso no será necesario —contestó Lori confiada—. Estoy segura que puedo controlar la situación todo un fin de semana sin problemas. Además tendré la ayuda de Luna y Leni. También Lincoln me apoyará a cuidar a las demás.

Lisa con todo y que comprendía que con sus escasos tres años necesitaba de una niñera, se sintió un tanto ofendida por no ser señalada como una figura de autoridad, sentimiento que con mayor motivo Lynn y Luan compartieron cuando después de a sus hermanas mayores, Lori sólo se refirió a Lincoln.

—¿Y qué hay de Lily?

—Mamá, no es la primera vez que cuidamos a un bebé por largo tiempo, Leni en especial. Además de contar con leche de fórmula y números de emergencia, si quieres puedes llamarnos cada tanto para saber cómo está; pero literalmente no abuses, que todo esto se trata de que disfrutes tu fin de semana con papá.

Pareciera que realmente con muchos días de anticipación habían organizado todo ese plan. Por muchos peros que los padres le buscaran, no encontraban ningún fallo. Dado que más allá de una buena cena y un ramo de rosas por parte del señor Loud a su esposa, o de ella a él cierta "actividad especial de alcoba", no tenían en realidad nada más planeado, no pudieron resistirse al obsequio al que todos sus hijos habían puesto con tanto empeño su esfuerzo al organizárselos.

—¡Lo tomaremos! —dijeron al unísono, tal como había esperado la familia a que lo hicieran.

-o-o-o-

Una vez que subieron todo el equipaje en Vanzilla, además que el señor Loud a insistencia de su esposa revisara el motor (sorprendiéndola cuando le pidió a Lana que lo asistiera), los padres les dieron a sus hijas mayores un repaso de las reglas básicas de "No fiestas en su ausencia" principalmente, junto a mantener a Lisa, las gemelas, Lucy y especialmente a Lily bajo constante cuidado, junto con repetirles por última vez que no se lo pensaran dos veces en marcarles a los celulares ante cualquier emergencia por mínima que pareciera; después ambos subieron al vehículo tras despedirse de todos para partir a lo que prometía ser un fin de semana como no habían tenido en muchos años.

Sus diez hijas e hijo salieron a despedirlos, pero fue cuando Vanzilla se perdió al doblar la calle, que el niño de diez años tomando el liderazgo dio la indicación a sus hermanas lleno de entusiasmo.

—Está bien, chicas. El momento de poner en marcha la operación: "Pintar la casa y regalarle a mamá y papá el mejor regalo de aniversario del mundo"... y pensar en un nombre más corto para esto. ¡Está en acción!

Lori vio el reloj de su celular. Bobby no tardaría en llegar, por lo que fueron a prepararse a buscar a la cochera todas las brochas que tuvieran disponibles, periódicos viejos y también ropa más acorde para lo que harían.

—¿Realmente creen que esta sea una buena idea como regalo de aniversario? —exclamó Lola con cierta pereza—. Digo, ¿no basta con el fin de semana romántico?

Luan le contestó.

—Papá y mamá se la pasan diciendo que la pintura de la casa ya se está cayendo desde hace meses, pero nunca la arreglan. De seguro sus caras se "pintarán" con una gran sonrisa cuando vean que ya nos adelantamos en hacerlo.

El resto de las chicas asintieron. De cualquier forma el plan que Lori, Luna y Lincoln habían concebido en la última junta de hermanos que tuvieron la semana pasada, había resultado electo por mayoría de votos. Lucy no estaba del todo satisfecha, ya que ella junto con Lola y Lisa no habían estado de acuerdo con ese proyecto... aunque tampoco nadie lo estuvo con el de ella.

—Aún creo que un certificado para dos criptas habría sido mejor regalo. Nada dice mejor "romance" como la "eternidad".

Un tanto incómodos por su idea, todos se alejaron un paso de ella.

Bobby en ese momento llegó. Tras estacionarse en la cochera de los Loud, con la ayuda de Lynn el chico latino de diecisiete años bajó los botes de pintura que les llevaba desde su trabajo.

—Chicas —no había notado al niño peliblanco entre las hermanas de su novia—. ¿Están seguras que no era una mejor idea usar pintura de un solo color?

—¡Un solo color no es divertido! —exclamó Lana—. Con muchos colores la casa lucirá más genial.

—Será un arcoíris de diversión, ¿entienden?

Por cortesía, Bobby se rió del chiste de la castaña que no recordaba haber visto antes con esos braquets, aunque pareció el único en hacerlo, ya que las demás solo emitieron un gemido de cansancio.

—¡Bien, chicas! ¡A trabajar!

Hasta ese momento el novio de Lori notó a Lincoln. No estaba muy seguro de cómo llevarse con él. Al ser un niño sospechó que podría celarse de él por salir con su hermana, por lo que prefirió mantener su distancia con él para evitar algún conflicto, algo que a su novia poco le importó, pues de pronto ella lo atrapó en un abrazo y en un beso.

—Muchas gracias Bubbosito.

—Por nada, bebé. Cualquier cosa que necesiten me marcan.

Las chicas emitieron un chillido de emoción por verlos comportarse así, motivo por el que Lincoln se alejó todavía más para darles su espacio, algo que Lynn imitó yendo a su lado cargando un bote de pintura.

—Oye, Lincoln. ¿Dónde comenzaremos?

—Deja que Bobby se marche y sacaremos la escalera de la cochera y el andamio del ático. Junto con Luna, Luan, Leni y Lori comenzaremos por la parte de arriba. Dejaré que las gemelas, Lucy y Lisa comiencen por el pórtico y... ¿cuánto tiempo es que necesitan esos dos para despedirse?

Miró irritado en dirección a Lori y Bobby que continuaban con sus arrumacos.

—Vamos, no seas tan celoso.

—No estoy siendo celoso, pero estamos perdiendo mucho tiempo por su culpa, Lynn. Se supone que debemos de terminar esto para mañana temprano.

—¿Es eso lo único que te molesta?

—Pues sí. Es en lo único que puedo pensar por ahora.

—¡Oh! Menos mal. Lo último que necesitamos es que te pongas así cuando el resto de las chicas y yo tengamos novio. ¡Dos por desesperado!

Tras propinarle unos pequeños golpes en el hombro, Lynn se fue a buscar la escalera tan pronto Bobby y Lori pudieron despegarse. Mientras se sobaba el brazo, Lincoln pensó incómodo en el probable escenario que su hermana acababa de plantearle.

No es que le molestara que a la larga el resto de sus hermanas como Lori tuvieran novio, pero imaginarse en particular a Lynn con uno... interrumpió sus pensamientos al sentirse ridículo por perder el tiempo en tonterías como esa que ya incluso a él le estaban contagiando con sus cursilerías.

De pronto pensó en esa niña castaña con risos de su salón de clases. Bien, admitía que Cristina era la más bonita de todas y no tenía nada que envidiarle al resto de sus compañeras, ya no digamos a cierta niña morena que de tanto en tanto se metía en peleas o problemas por bravucona. Por un extraño motivo ella se ensañaba más con él según se decía por recordarle a alguien, por ello Lincoln siempre procuraba mantener su distancia con la tal Ronnie Anne. Era extraño, cada vez que se topaba con Bobby sentía un aire familiar en él que le costaba trabajo identificar.

-o-o-o-

El día se estaba volviendo muy laborioso, aunque en ocasiones lo interrumpieron para comer y darse descansos de tanto en tanto, por supuesto también para atender a la bebé principalmente. Lily era tan adorable que se hacía querer fácil por todas las chicas, en especial por Leni.

Cada vez que los padres les hablaban por teléfono, Lori contestaba diciéndoles que todo estaba en orden y que no se preocuparan por nada, mientras que con la otra mano seguía pasando la brocha.

Disgustada, Lisa que había intentado escuchar un discurso científico suizo por la radio tras hacerle unas modificaciones, preparaba una mezcla de pintura mientras resignada escuchaba en su lugar un molesto rap soez y... bastante pegadizo tanto en letra como en ritmo. Tal vez más tarde debería averiguar qué era ese impulso que le daba por mover sus pies al ritmo de la ruidosa y quizá no tan molesta melodía. Al menos le serviría para aplacar su frustración y quizás la tristeza que sentía ante la pérdida ocasionada muy probablemente y como sospechaba, por parte de la negligencia de Lana.

—Lisa —justo tuvo que ser ella quien interrumpiera su concentración—. ¿No tienes periódico que te sobre de tus experimentos con papel? No encuentro más por ninguna parte y nos hará falta.

—No —contuvo su coraje contra ella por lo que su tonta mascota había hecho al entender la necesidad de su petición—, pero creo shaber dónde podríamosh consheguirlo. —Le respondió mirando a la casa vecina.

El señor Grouse había salido a intentar podar el césped para ahorrarse unos centavos con los chiquillos que a veces se aparecían ofreciendo sus servicios para cortarlo. Lamentablemente de nuevo su vieja podadora volvió a trabarse. Resignado dejó el aparatejo y entró de nuevo a su casa, sólo para prepararse una taza de té y volver a salir y disfrutar de la paz que pocas veces se respiraba, en especial por los vecinos que tenía. Agradecía que por su labor, esas niñas mantuvieran el ruido al mínimo. De cierta forma disfrutaba verlas trabajando al pintar esa casa, aunque los colores le parecían muy chillones a su gusto.

—Buenas tardes, señor Grouse.

Bajó la mirada y se encontró con dos de las jóvenes de la manada Loud. Lisa y... aun y cuando se vistieran distinto, le costaba recordar cuál de las dos era Lola o Lana, tampoco facilitaba el hecho que esos perezosos padres según le parecía, le habían puesto nombres muy similares a todas sus hijas.

—Buenas tardes, niñas. ¿Qué quieren? No tengo dulces ni juguetes. —Bien, tal vez algunos que antes fueron de ellas o de sus hermanas, aunque pasaron a ser de su propiedad en el momento que traspasaron su cerca.

—No eshepero que tenga talesh poshechionesh en shu propiedad.

De cierta manera esa niña, casi una bebé todavía, le caía bien a diferencia de la otra mocosa que se marchó dejándolos solos tras que su hermanita tomara la palabra.

—¿Entonces qué sucede?

—En realidad hemosh notado que shu chynodon dactylon she ha desharrollado exchepcionalmente eshtosh díash.

—Pequeña, no he podido cortar el césped porque mi podadora se averió.

Lisa se ajustó los lentes complacida porque el hombre pudiese entender a lo que se refería sin pedirle que simplificara sus palabras, algo a lo que comenzaba a resignarse casi siempre ocurriría con su familia, incluyendo a sus padres. Quiso suponer que el anciano quizás se trataba de un prominente personaje de ciencia ya retirado, ignorando que en realidad Grouse sencillamente sabía mucho acerca del césped.

—Comprendo. Bueno, ante ello una de mish dosh unidadesh fraternash shuperioresh inmediatash y yo, podríamosh tener una sholuchión al reshpecto.

—Creo que todavía son muy pequeñas para cortar el césped. —Divertido, pensó que al contrario, podía dejar que ella diera un largo discurso en el jardín para que se lo regara.

—En realidad teníamosh en mente algo dishtinto.

—¿Y eso qué sería?

Ambos interrumpieron su conversación por el ruido del motor de la podadora ya en marcha. De forma uniforme Lana la pasó un poco por el jardín tras volver a guardarse su juego de herramientas en ese cinturón que le iba muy grande.

—¡Ya terminé de arreglar la podadora!

—¡Unidad fraterna, te dije que primero tenía que arreglar losh términosh de la negochiachión!

El anciano estaba bastante impresionado. ¿Cómo es que esa niña de cinco años arregló ese cachivache? Dado que le costaba trabajo creerlo, él mismo fue a comprobar que estuviese bien manejando el aparato. Se sentía bastante suave al pasarlo por el césped, el cual en efecto cortaba sin problemas. Resignado, lo apagó y regresó con las pequeñas.

—Bueno, ¿cuánto es lo que necesitan? Les advierto que aún no cobro el cheque de mi pensión.

Más tarde Lana le preguntaría qué era un cheque y pensión, por el momento tenían una urgencia más inmediata.

—¿No tiene revistas o periódico viejo para evitar que el goteo de la pintura nos manche abajo? Necesitamos todo el que pueda.

Bien, normalmente se comportaría algo aprehensivo con sus posesiones, incluso con las más insignificantes, pero dado lo que le ahorraron en pagarle a un mecánico para que viniera...

—¿Tienen un carrito o algo con qué arrastrarlo? Les traeré una pila.

—No, pero le hablaré a Lynn para que venga por él.

Una vez que se quedó ahora sí solo con Lisa, agregó.

—Creo que también tengo algo en especial para ti.

Se dio la vuelta y entró a su casa para buscar algo que de cualquier forma sí pensaba ir a entregarles hasta después de comer más tarde.

—Muchash grachiash sheñor Groushe, pero no creo nechechitar...

—Lo encontré en las habitaciones de arriba. Creo que entró por la ventana.

Le entregó un pequeño conejillo de indias dentro de una caja de zapatos, que tan pronto vio a Lisa, feliz el animalito saltó a su encuentro en sus manos.

—¡Geo! ¿Cómo esh que te eshcapashte? Creí que El Diablo te había devorado.

El anciano pareció asombrado y un poco perturbado por lo que escuchó.

—No sabía que tu familia era religiosa. ¿Es que ya te han hablado del diablo? ¿De verdad crees que es real?

—No en particular. Creo que shomosh agnóshticos, aunque no eshtoy muy shegura. No esh que preshte mucha atenchión a ello. Pero Diablo esh real, she trata de la sherpiente domeshticada de mi unidad fraternal.

Señaló a Lana que regresaba en compañía de Lynn. Al anciano le perturbó ahora más el hecho que una niña de cinco años tuviera un animal así como mascota.

—Bueno... iré por el periódico y niña, por la seguridad de tu ratón mejor consíguele una jaula o por lo menos una burbuja de plástico si quieres mantenerlo suelto por ahí.

Lisa prometió considerarlo, mientras que la chiquilla que parecía tener menos edad de la que aparentaba por su estatura, acompañó al vecino dentro de su casa encontrando para su sorpresa varias pilas de periódico para reciclaje atadas con cuerdas delgadas. Grouse estaba seguro que no le molestaría desprenderse de una o...

—¿Cuánto puedo llevarme? —Le preguntó ella.

...O de la mitad de una. El anciano tuvo de pronto una idea.

—Solo toma lo que puedas cargar sin ayuda, niña.

Y la chica de doce años cargó en cada mano dos de las pilas más grandes y pesadas para su asombro. Resignado ante la pérdida, la acompañó afuera dándole un vistazo más a la casa de al lado.

—¿Están seguros que a sus viejos no les molestará lo que están haciendo?

—Por supuesto que no. Será una gran sorpresa cuando lleguen.

—Ya creo que lo será.

El teléfono comenzó a sonar y tras despedirse de las chicas, regresó para contestar.

—¿Bueno?

—Señor Grouse, hola. Soy Rita Loud.

—Ah, ¿qué sucede, Loud?

—Bueno... acabo de hablarle a mi hija para saber si todo está bien y aunque me dijo que sí, sólo quería asegurarme. ¿No le han dado algún problema?

Miró a la cada vez más escandalosamente colorida casa.

—A mi ninguno.

—¡Genial! ¿No ha notado si se han peleado o tenido inconvenientes con Lily?

Desde donde estaba, además de ver a la mitad de las chicas pintando animadamente su hogar mientras Lana y Lynn colocaban más periódicos alrededor de la misma apoyadas por Lincoln y Lucy, notó a Leni cambiándole el pañal a la bebé tarareando alegremente. Cualquiera diría que a pesar de su edad, esa niña se trataba en realidad de su hija.

—Por lo que he visto la tienen muy bien cuidada, en cuanto al resto... yo diría que hace mucho no los veía hacer algo juntos en paz y sin pelearse.

—¡Grandioso! Muchas gracias señor Grouse, siento haberlo molestado.

No era él quien se molestaría cuando esos dos regresaran a su casa. Podía estar seguro de ello.

-o-o-o-

La van familiar no tardó mucho en hacer acto de presencia, tan pronto Lincoln la escuchó, dejó de dar los últimos retoques a la casa y dio el aviso a todas sus hermanas.

—¡Volvieron! ¡Abajo las brochas!

Grouse que también los escuchó, se asomó por la ventana dispuesto a no perderse de nada.

Los padres salieron del vehículo encontrándose primero con todas sus hijas e hijo reunidos frente a su casa para darles la bienvenida gritando al unísono:

—¡Sorpresa! ¡Feliz aniversario!

La casa estaba pintada con un revoltijo de tonos amarillos, naranjas, rojos, rosas, verdes y azules. Todos lucían orgullosos de su proeza. La expresión de los padres era indescifrable, pero sin duda estaban sorprendidos, a juzgar por las palabras que ambos exclamaron con un nudo en la garganta debido a la emoción, como sus hijos pensaron que se trataba.

—Santos... cielos...

Definitivamente la sorpresa que recibieron fue muy grande. Entusiasmado porque el resultado de sus trabajos fuese tan bien recibido, Lincoln les preguntó sólo para confirmarlo.

—¿Y... les gustó?

La pareja titubeó bastante antes de sincerarse con ellos.

-o-o-o-

La discusión no había sido muy severa. La pareja fue consciente que sus hijos habían hecho aquella barbaridad con la mejor de las intenciones. Gracias al andamio improvisado que Lincoln había montado junto con Lori y Lana bajo las instrucciones de Lisa, así como las indicaciones correspondientes de sus padres, fue que tras conseguir unos galones extra de pintura blanca, pudieron entre todos terminar de volver a pintar la casa de color crema antes del atardecer.

Los padres en el jardín observaron orgullosos a todas sus hijas e hijo trabajar como una unidad desde Lori, de quien Rita recordó el momento de su nacimiento pocos meses antes de cumplir su primer aniversario, hasta Lily, siendo de cierta manera irónico que Lori pintara en ese instante con la bebé en sus brazos, cuyo parto estaba bastante fresco en su memoria por haber ocurrido hace poco menos de medio año.

Mientras que Lola pintaba cerca de la entrada con un rodillo, Lana lo hacía al lado lateral de la casa sobre los hombros de Luna. Pareciera que apenas fue ayer cuando el señor Loud estaba caminando nervioso de un lado a otro en el hospital esperando a que todo saliera de la mejor manera posible, siendo que esa vez hace cinco años se trataban entonces de dos bebés quienes llegarían al mundo al mismo tiempo. Ese no había sido un parto sencillo como lo fue el de Luna, aunque Rita con malhumor recordaba su preocupación durante su embarazo con ella de que naciera con algún daño en sus oídos, tras cierto incidente del que su esposo sólo se acordaba con buen humor. Con su música ahora Luna parecía buscar sin intención dañárselos a su familia.

Lisa sobre el andamio, esa bebé que les dio más de una sorpresa desde que aprendió a entender su entorno y a hablar antes del año, pintaba con tranquilidad al lado de Luan, esa otra chiquilla cuyos pulmones al momento de llorar cuando bebé, emitieron constantemente con su llanto más ruido que el de cualquiera de sus hermanas o Lincoln al nacer, tal vez todavía más del que hacía su compañera de cuarto actualmente.

Bajo la atenta vigilancia de Charles, Lucy pintaba cerca de las escaleras de la entrada principal limpiándose el sudor con la otra mano y cuidando que el sol no lastimara mucho su delicada y pálida piel. Ambos padres recordaban el temor que sintieron al pensar en la sensibilidad que podría tener durante toda su vida debido a su albinismo completo, aunque no tanto como el constante miedo que Lynn les provocó durante sus primeros años al nacer tan prematura y enfermiza, tanto que ni los doctores confiaron en que viviera mucho. Irónico que esa otra niña asistida en aquél momento por Waltz al pintar el exterior del segundo piso desde la ventana, además de sobrevivir, constantemente consiguiera premios por todas sus victorias deportivas. Llevaba el nombre de su padre, pues además de pensar que sería su última hija, tras su nacimiento se habían rendido en sus intentos de tener un varón.

Lincoln, su único hijo varón y que tal vez pudo ser el primero si el pequeño Albert hubiera podido... bueno, el niño pintaba la barandilla. Quizá el miembro más peculiar de la familia, pues además de ser varón y heredar ese curioso color de cabello igual que su abuelo y Lucy, a diferencia de su hermana nunca hizo mención alguna de querer teñírselo, pues a pesar de ocasionalmente recibir algunas burlas por el mismo, parecía orgulloso de dicha característica. Tenían que reconocerlo, a su edad su hijo ya era bastante maduro, muy listo y tenía un gran poder de convencimiento, prueba de ello fue el hacerlo con sus hermanas a que pintaran de la anterior forma la casa sin cuestionárselo mucho. Les sorprendía aún cómo logró que Luna, Luan e incluso Lori pensaran que aquello fue buena idea cuando lo hubieran imaginado de las mayores sólo con Leni.

Alegremente Leni pintaba uno de los soportes. Tan hermosa que desde hace un par de años atrás comenzaron a prevenirla de los chicos a su alrededor; tan jovial y siempre dispuesta a ayudar. Nunca lo dirían en voz alta, pero aunque los padres sentían desde ahora que a futuro la mayoría de sus hijos probablemente tendrían su vida resuelta gracias a sus talentos, no dejaban de preguntarse el qué sería de Leni; cierto, era una modista y diseñadora nata, pero ella... Rita cerró los ojos al recordar un desagradable acontecimiento ocurrido cuando le dio la noticia a su marido sobre su embarazo, hecho del cuál Lynn prefería ignorar pues guardaba cierta culpa todavía por su reacción, al grado que en ocasiones se preguntaba si el haber alterado a su esposa, no le provocó realmente ese malestar, malestar que quizá fue el culpable de que Leni fuese... así.

Lori había dejado a Lily en el suelo un momento. La pequeña de medio año estaba un poco manchada de pintura morada. Rita fue para recogerla y llevarla adentro para darle un baño, pero antes de poder detenerla, la bebé gateó hasta un costado de la casa donde se apoyó plasmando su huella en la pared, algo que la hizo reír. Sus hermanas y hermano encontraron simpático el hecho. De forma intencional mancharon las palmas de sus manos con la pintura de distintos colores que sobró y todos plasmaron sus huellas en el espacio cercano donde Lily lo hizo.

Los padres observaron las once manos pintadas multicolor y quedaron conmovidos. Un testimonio de ese momento en que su familia estaba reunida y eran felices con lo que tenían llevándose de maravilla. Aunque disfrutaron pasar un grato fin de semana solamente ellos dos, esto era mucho más de lo que pudieron haber esperado. Los ojos de Rita se humedecieron, pero fue el señor Lynn quien no pudo contener el llanto por la emoción.

—El mejor... regalo... de aniversario... ¡de nuestras vidas!

Su esposa lo abrazó de acuerdo con él y comprendiendo sus sentimientos. Ambos se besaron y sus hijos complacidos los observaron.

Si de algo se convenció cada integrante de esa familia en ese preciso momento, es que la felicidad sería algo que por años siempre reinaría en su hogar.

Por inercia la mano de Lincoln se movió como si buscara algo, pero justo cuando Lucy iba a tomarla sin explicarse el motivo, Lynn fue más rápida en encontrarla. Leni también observó a sus padres y en silencio proyecto un deseo: que algún día pudiese tener una familia tan unida y feliz como la de sus padres.

-o-o-o-

.

.

.

EXTRA

Una noche hace mucho tiempo, estaba Jonás viendo por internet lo que entonces se trataba de un nuevo capítulo de The Loud House llamado sencillamente Homespun (Conocido posteriormente como: La tormenta), cuando de repente una curiosa e inocente escena aparece en uno de los flashbacks donde los chicos recuerdan sus vivencias pasadas dentro de su hogar, a lo que el autor suspiró y exclamó tranquilamente:

—¡Babosos! ¡Eso es una inconsistencia muy grave! ¡Y eso que nunca habían tenido siquiera una hasta ahora! ¡Ya le habían dedicado un capítulo al último aniversario de los padres y así no fue! ¡No tiene sentido que sea el anterior a ese si los personajes, o al menos los más jóvenes como Lisa o las gemelas se ven igual! No se diga Lily, que si sólo tiene cinco meses de edad, no podría caminar así. De verdad, Savino. ¿Dónde tenías los ojos o la mente cuando en compañía de las lindas chicas de tu staff estabas dirigiendo el capítulo?

Minutos después tras meditarlo un poco, llegó a una reflexión.

—¡Pero a pesar de todo es un momento muy hermoso! Si un día me decido a escribir mi primer fic de esta serie con esa historia que estoy pensando acerca de los aniversarios de los padres Loud, ¡por fuerza tengo que adaptar ese fragmento cuando esté por terminarla! ¡Sin importar que me tarde hasta todo un año para llegar ahí! Naturalmente haciéndole algunos cambios.

Tras la barbaridad que pensó, centró sus pensamientos buscando ser más realista apartando las ridiculeces que enturbiaban su mente.

—Bueno, mejor tampoco exagero tanto. Con tantas ideas para otros proyectos, como escribir una sencilla historia corta y sin importancia acerca de Lynn y Lincoln enamorándose tras compartir habitación de nuevo, o quizá una más delicada sobre Leni, o tal vez... ¿escribir sobre los posibles hijos que Lincoln tendría con sus hermanas? Mejor descarto eso, que el concepto ya suena demasiado enfermizo, de todas formas a nadie se le ocurriría o le interesaría siquiera. En fin, que no creo tampoco dedicarle un año entero a un proyecto así, con todo y que quizá ese compilado de Aniversarios sea el más popular y visto que llegue a escribir y por el que sea más reconocido.

Y entonces se topó con otra cuestión quizá mucho más importante sobre tan ambicioso proyecto.

—Aunque pensándolo bien, ese escenario no tendría mucha lógica de todas formas. ¿Realmente se irían ambos padres así sin más dejando sin supervisión a sus once hijos, solamente para desentenderse de ellos un día entero?

-o-o-o-

A lo largo de cuatro temporadas y tras comprender mejor la gran (pero sobretodo, muy, muy, muy cuestionable) responsabilidad de los padres para con su familia, mientras terminaba de escribir el capítulo anterior a este, en cuestión de segundos dio con la respuesta a dicha pregunta que se formuló tiempo atrás, con un profundo pensamiento.

—¡Raios! Por supuesto que ese par de tarados lo harían. XD

.

.

.

Lol

.

.

.

Muchas gracias por su apoyo, colegas. Mientras tenga vida, un dispositivo e internet, a más tardar el día 31 de enero, ni un día antes ni un día después, esta historia y a la vez primer episodio de una mucho más grande que comenzó hace ya tres largos años, llegará a su final con el último año hasta donde planeé concluirla desde que escribí el séptimo año sin cambiar de parecer. Gracias a quienes me acompañaron durante tanto tiempo y a quienes recientemente lo hicieron.

Ya pueden votar en mi perfil en fanfiction para quienes puedan hacerlo, o si no díganme aquí con un solo comentario cuál prefieren que actualice el viernes 7 de febrero. 

Ya lo sé todo

El plan de Lina

Tan sólo sucedió

Tan sólo anécdotas (nuevo)

Todo quedó en familia (nuevo)

Gracias. Los veo el viernes 31 de enero con la actualización de Tres días de Caos. Saludos.  :-)

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top