5. Show

Cerca de un mapa de Atrapagemas, se encontraban dos brawlers pasando el rato juntos, charlando amistosamente. Dos hombres que a simple vista desprendían esa aura mexicana que los caracterizaba a ambos.
Uno de ellos era un luchador de lucha libre profesional, querido y admirado por muchos, en especial por los brawlers, pues era alguien carismático y agradable, él es conocido como El Primo.
Junto a él estaba el otro brawler, también amado por la mayoría por ser alguien atento, animoso, y por sobretodo un asombroso músico. Un pequeño esqueleto mariachi de nombre Poco, quien siempre vestía con su traje típico de su profesión y su amada guitarra siempre consigo.

En fin, allí estaban esos dos, y Shelly no tardó en encontrarlos. Sonrió al verlos y en seguida se les acercó entusiasta.  

—¡Hola muchachos!—, saludó la morena, quien fue recibida por una gran sonrisa de los otros dos mexicanos.

—¡Shelly!—, exclamaron ambos al mismo tiempo.

—¿Qué cuentan?

El esqueleto sonrió, —Estaba escribiendo una nueva canción, y el Primo me estaba ayudando.

—¿Una nueva canción? ¡Vaya, eso suena genial!—, exclamó Shelly mientras se apoyaba en una de las paredes que había cerca, —¿Les molestaría si escucho un poco?

—¡Para nada! Es más, una tercera opinión siempre es bien recibida—, declaró el mariachi, mientras sujetaba cerca suyo su guitarra y se preparaba para tocar.

El luchador le dio el pie, —Y uno, y dos... Y uno, dos, tres:

El esqueleto comenzó a tocar una divertida melodía en la guitarra, una melodía bastante fuera de lo normal para lo que Poco solía tocar. No era una típica sonata mariachi, era más bien una especie de salsa, la cual sonaba bastante enérgica y bailable. Sin nadie darse cuenta, los poderes sanadores del músico se desplegaron de las cuerdas de su guitarra, transformándose en notas musicales visibles que se dispersaron por el aire hasta impactar con Shelly.
La pelimorada al recibir esas notas musicales, automáticamente comenzó a sentirse mejor. Su cansancio se fue esfumando y su hambre disminuyó por completo.

—Woah, Poco...—, suspiró Shelly, dejando de recargarse en la pared ya que ahora se sentía bien y para nada cansada, —¡Muchas gracias!

—Te veías agotada—, rió el pequeño esqueleto, —Supuse que necesitabas que la música te sanara.

—¿Y qué opinas de la canción, Shelly?—, preguntó con una radiante sonrisa el luchador, —Es fantástica, ¿no lo crees?

—Es muy diferente a lo que suelo escuchar de ti, Poco—, comentó la de bandana algo curiosa, —¿A qué se debe el cambio de ritmo?

—Solo quise experimentar—, se encogió de hombros Poco, antes de sonreírle a quien le ayudaba a componer la nueva canción, —El Primo ha sido de gran ayuda, fue su idea.

—¡Ja, ja, ja! Solo pensé que un ritmo un poco más movido sería divertido de bailar, no me des todo el crédito Poco—, rió el luchador enmascarado, mientras le daba unas palmaditas en la espalda al esqueleto, —Tú eres el músico, tú eres quien tiene el talento de componer tan buena música.

—¡Me alegra escuchar esto!—, sonrió Shelly a la vez que se dirigía a ambos mexicanos, —Yo como latina amé esta canción, pero estoy segura de que el resto de Brawl Stars también la amarán... Les tengo una propuesta. Ya saben que la fiesta de aniversario y de bienvenida al nuevo brawler es esta noche, ¿no?

—Suena interesante—, comentó el Primo sin dejar su sonrisa.

—¡Les propongo estrenar esta canción en la fiesta!—, exclamó Shelly, —Quiero que se hagan cargo del show de esta noche, ¿es posible?

—¡Dulces sonidos! ¡Esa es una grandiosa idea!—, festejó el pequeño esqueleto emocionado, —Hace mucho que no hago un concierto, ¡es hora de que la música se apodere de Brawl Stars!

—¡Hora del show!—, exclamó igualmente emocionado el Primo, mientras hacía una pose heróica, —¡Será la mejor noche en Brawl Stars!

Shelly rió ante esto, dándole unas palmadas en el hombro al gran luchador, —Claro que lo será. Entonces, ¿cuento con ustedes?

—¡Claro que sí, Shelly! ¡Es más! ¿Por qué no te nos unes esta noche?—, respondió contento el luchador mientras sujetaba la mano de la pelimorada y la hacía girar como si bailaran salsa. Poco rió ante esto, y tocó unos acordes para acompañar la pequeña danza improvisada.

—¡Ja, ja! ¡Pero chicos-!—, reía la de bandana, tratando de seguirle el ritmo al Primo, —Yo no sé bailar.

—¿Cómo? ¡Que mentira es esa!—, bromeó el luchador, aún bailando con Shelly mientras Poco tocaba, —Es obvio que tienes el ritmo latino en tus venas, igual que nosotros.

La pelimorada rió nerviosa, mientras se apartaba del enmascarado, —Je, bueno, lo pensaré... Debo irme muchachos, tengo más gente que reclutar para que esta noche sea inolvidable.

—¡Buena suerte!—, exclamaron los dos brawlers al mismo tiempo, despidiendo a la de bandana quien ya se estaba alejando del lugar agitando su mano despidiéndose.

—¡Que el poder de la música te ayude!—, sonrió el mariachi, tocando unos acordes en su guitarra, mandando unas notas musicales curativas a la pelimorada para llenarla de energía y ánimos para que continuara su día.

Shelly rió, —¡Gracias!

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[Dato curioso]
La canción en la multimedia es la canción que me inspiró a escribir esta historia.
No sé ustedes, pero realmente me imagino a Poco y el Primo en esta canción, ja ja.

-Natta

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