Después de haber cenado, los chicos que se habían quedado en la sala un rato más para charlar un poco se dirigían cada quien a su cuarto para descansar.

Momo estaba dudosa de sí misma, no sabía como pedirle a Todoroki que se quedara con ella un rato más para hablar.
Se había quedado pensando y cuando se dio cuenta ya todos se habían ido.

Todos excepto él, quien le miraba fijamente con sus ojos de dos colores, como si quisiera meterse en su cabeza y saber qué estaba pensando.

-Yaoyorozu, ¿Te encuentras bien?

La voz masculina del chico la sacó de sus pensamientos e hizo que esta volteara a ver hacia enfrente, donde se encontraba aquél de cabellos bicolores

-Todoroki-san...
Sí, estoy bien... ¿qué hay de ti? ¿estas bien?

-Yo...

No sabía si responderle con la verdad o no.
Realmente no la consideraba alguien tan cercana como a Deku, no sabía si confiar lo suficiente en ella como para contarle sus problemas.

-Yo... Creo que es algo tarde, deberíamos ir a dormir ya, ¿no lo crees?

-S-si, ya es muy tarde...

Después de fingir una sonrisa se levantó sin ánimos del sillón y caminó hacia  el ascensor para subir a su habitación, se notaba triste, como si hubiera fracasado en algo.

Todoroki se percató de esto y se sintió un poco mal.

Creyó que había sido demasiado rudo con ella cuando ella había mostrado interés por él, así que se levantó rápidamente de su asiento y le llamó para que se detuviera pero no le hizo caso así que se acercó a ella y tomó su mano para evitar que diera un paso más, aunque al hacerlo sintió una sensación muy cálida y agradable, pero se mantuvo frío como siempre.