Shion +18
— No seas cabrón.
— Paga entonces — Puse los ojos en blanco y me acerqué a unos bravucones que estaban a unos metros de nosotros.
Shion estaba con su rostro divertido y yo estaba que me llevaba el diablo. Aquellos sujetos se quedaron en silencio cuando me vieron llegar a ellos, quienes llevaban cigarrillos, otros unas botellas de alcohol y los restantes solo miraban con detenimiento.
— ¿Tú eres la que nos pondrá en nuestro lugar? — Cuestionó un chico más alto que yo, pues mi poderoso 1.60 no ayudaba en ciertas ocasiones.
— ¿Acaso pueden observar a otra persona? — Pregunté con sorna, estaba fastidiada, tenía hambre y Shion me tocaba los malditos ovarios.
— Estarás en el suelo en menos de un segundo, niñita.
— Ay, cállate gordo de mierda — Algunos rieron ante mi comentario —. ¿Quién de todos ustedes es el líder?
— Yo — Un rubio de casi dos metros se levantó del piso. Un chico exuberante, de piel blanca como los fantasmas y mirada totalmente enigmática —. ¿Qué me vas hacer pequeñita?
— Nada, sólo te dejaré en ridículo.
— No me hagas reír.
— Si te ríes ya es tu problema — Contesté fastidiada.
Lo que tenía que hacer por no darle dinero a ese idiota que seguramente estaba disfrutando de toda la escena. Miré a mis dos lados sin girar mucho mi cabeza y medité la posibilidad de salir huyendo, pero no era lo conveniente.
Aquel sujeto desagradable se irguió de más para intimidarme, algo que no le funcionó, ni siquiera me inmuté... Suspiré y con una amarga sonrisa me coloqué en posición para que esto se acabara de una maldita vez, algo que no tardó en suceder, pues el hombre abusó de toda egolatría posible y ni siquiera dimensionó el hecho de ser noqueado en tres ágiles movimientos.
— Bueno, adiós — Iba seguir golpeándolo, pero no le vi el caso, con eso estaría mejor, así que giré sobre mis talones y para mi suerte Madarame ya no estaba.
Maldito hijo de perra, me las vas a pagar.
Suspiré fuertemente para después caminar por las calles que poco a poco comenzaban a ser más tranquilas, pues el cambio de ambientes se reflejaba demasiado en ciertas zonas. Los árboles se movían y sus hojas emitían un sonido que para mí era relajante, así que me fui a sentar el césped.
Aún traía mi mochila con las cosas de la escuela de Gimnasia, pues me tocaba entrenar sola esta semana, afortunadamente el amigo de mi papá manejaba ese lugar y me daban el acceso cada vez que quisiese, así que era aún mejor, porque me gustaba la privacidad.
— Maldito Shion, te voy a cortar los huevos — Cerré los ojos un momento para disfrutar de la soledad que emana el entorno.
— Te escuché — Abrí solo un ojo para mirarlo, quien cruzados de brazos se encuentraba —. Tuve que irme a arreglar unas cosas.
— No me des explicaciones, te fuiste y punto — Dije con más molestia de la que pretendía —. Cállate.
— ¿Por qué siempre te molestas?
— Porque eres un burlón, sarcástico, idiota, débil y feo.
— ¿Feo? — Preguntó dolido, lo cual me causa cierta risa —. Eso sí que no, maldita.
— Tú y tu egolatría no terminan de gustarme, te odio.
— Bueno, ¿Y ahora?, ¿Qué planes hay? — Escuché sus pasos cerca, estoy demasiado segura que se ha sentado a un lado de mí —. Hay hormigas, que asco.
— Asco das tú... Pues, yo iré a entrenar, lo de siempre — Masajeé mis sienes —. ¿Y tú a dónde te vas?
— Contigo, no tengo nada que hacer.
— Ah, mira te invitaste solo — Shion me lanza un pequeño golpe en el estómago, el cual me hizo incorporarme en cuestión de segundos y lanzarme hacia él.
Mis manos quedaron a cada lado de su rostro sintiendo aquella textura del césped que se encuentra en crecimiento, así como la pequeña humedad que emanaba la hierba. Shion me mira con seriedad, básicamente un poco perplejo. Este chico me agrada pero me fastidia a niveles increíbles en cuestión de segundos.
— Hoy estás muy intolerante, mocosa.
— Hoy estás más molestoso que de costumbre, mocoso — Mis manos se encontraban tomando sus muñecas, las cuales no se movían.
— Respira.
— Respira tú — La posición me importaba un carajo, pues básicamente estaba encima de él —. Tengo que irme, puedes acompañarme pero sin molestarme.
— Hecho.
— Vamos — Le tendí una mano y este se incorporó.
Durante el camino seguimos platicando de cosas triviales, siempre me pregunta por cómo me va en la escuela, a él le causa demasiada curiosidad, pues siempre decía que era demasiado bonita para tener un promedio general alto.
Es fácil de entender las suposiciones, la sociedad ha dejado esa marca que será difícil de quitar, ya que generaciones y generaciones siguen con aquel pensamiento tan turbio.
Doblamos a la izquierda para ver el gran lugar donde realizaba mis entrenamientos, estaba desolado y la noche comenzaba a caer sobre él. Los faros ya comenzaban a alumbrar, mientras que el frío era un poco más penetrante.
— Espero que este lugar no esté embrujado.
— En realidad, en ciertos lugares se escuchan ciertas cosas, cierran las puertas y así... Por eso no voy a cambiarme a los vestidores, a menos de que haya gente conmigo.
— No empieces con tus tonterías, eso no existe.
— Pues cada quien habla de como le va en la feria — Metí la llave en el cerrojo de arriba para darle tres vueltas a la misma y dejar el primer gran seguro libre —. Se me olvidaba que eras muy escéptico.
— Hay un dicho que es... — Aclaró su garganta exageradamente —. Hay que temerle más a los muertos que a los vivos.
— ¿Qué? ¿No es al revés? — Meto la otra llave mientras me burlo de él.
— Mierda, ajá, bueno... Hay que temerle más a los vivos que a los muertos.
— Mira — Me giré quedando de frente, nuestras estaturas eran un poco diferentes, pues sólo 17 centímetros eran el contraste, siendo yo un poco más baja que él —. Pienso diferente porque sé de otros temas, así que mejor hablemos de otra cosa.
— Bueno, no pienso debatir contigo... Eres más necia que nada.
— Lo que pasa es que a ti no te gusta aceptar que no tienes la razón, siendo un gran problema para nuestra convivencia.
— Ya entra — Busqué los apagadores para que se iluminara todo el lugar —. ¿Cambiaron la iluminación?
— Y otras cosas... Me pregunto porque no pueden colocar cámaras.
— Porque no piensan — Caminamos hasta llegar a unas pequeñas bancas de madera, donde dejé mi mochila y estiré todo mi cuerpo.
Nuestras voces formaban ecos, ya que estaba básicamente vacío el lugar, formando resonancias que no me agradaban del todo.
— Date la vuelta, no pienso ir a los vestidores.
— ¿Por qué no me dejas acompañarte? — Preguntó con una sonrisa —. Te puedo meter algo que no sea un susto.
— Idiota — Me ponía de los nervios cuando hacía comentarios en doble sentido, porque crecía una fuerte tensión sexual —. Anda.
— Ush — Shion me dio la espalda y rebusqué unas cosas en mi mochila para después comenzar a cambiarme —. ¿Por qué tanto pudor?
— Pues te tengo mucha confianza... Si quieres voltea — Tanteé el territorio para saber cual sería su reacción, pero vi claramente que se tensó de más —. ¿Ya ves?, el problema no soy yo, sino tú.
— Lo dijiste demasiado directa — Veía como su espalda subía y bajaba —. Además, que pasa si cambias de opinión.
— Pues ya, voltéate — Había terminado, este tardó un poco y por fin giró. Su cara se alivió cuando me vio vestida —. Deberías ver tu cara.
— Ya vete — Até mi cabello para evitar que me estorbara y me alejé unos cuantos metros.
Primero comencé a mover mi cabeza de manera suave, atrás, enfrente, izquierda, derecha. Mientras lo hacía veía a mi amigo, quien colocó su barbilla en su palma, sabía que se estaba aburriendo.
— Puedes irte, nadie te obliga a estar aquí — Entrecerré los ojos un poco, pues hasta yo había sentido mi comentario muy resentido —. O sea, en buenos términos.
— ¿Qué parte no entiendes de que no tengo planes? — Ya sonaba molesto —. Pero si quieres me voy.
— Ay, no empieces — Se movían mis hombros primero hacía atrás, y luego adelante —. En realidad, no me quiero quedar sola, menos en casa.
— ¿Por qué no están tus papás?
— Viajaron a Europa para celebrar su aniversario de bodas y me dejaron aquí — Shion se burló hasta el cansancio —. ¿Ya terminaste?
— Disculpa, pequeña abandonada.
— Idiota — Ahora mis manos tocaban el suelo —. Enciende las altavoces y pon música, por favor.
— Bueno.
— Decidiste ir a golpearlos antes que pagarme — El cambio de conversación me hizo detenerme un momento a pensar —. Oh, lo de hace rato con esos chicos.
— No gastaría mi dinero contigo, no me puedo dar esos lujos.
— ¿No?, mejor dicho, eres una tacaña con el dinero — Estiré mis brazos, después descendí pegando mi rostro a mis rodillas —. Tacaña flexible.
No contesté, simplemente me concentré en estirarme un poco más y subir poco a poco. U2 apareció con su tema Sunday Bloody Sunday, sin pensarlo me animé más ante mi calentamiento, dando una pequeña caminata por todo el largo del lugar, para después comenzar a trotar un poco.
Mi coleta se movía de derecha a izquierda cada que daba un paso, además sentía mi cuerpo un poco pesado, vaya que había perdido un poco de condición física, puesto que no había asistido en dos semanas porque simplemente tenía flojera.
— Esa canción es aburrida — Shion se esmeró en buscar otra canción mientras trotaba un poco, cambió de pista y Never Tear Us Apart sonó —. Muy lenta.
— Vaya que careces de cultura musical — Comenté llegando a mi antiguo lugar, para tomar mi pie y llevarlo a la altura de mi glúteo —. Eres una decepción.
— Personal Jesus... No me desgrada pero no es mi favorita.
— Hey, deja esa canción, es buenísima.
— No, tú a lo tuyo — Hizo un ademán gracioso.
Varios artistas fueron descartados hasta que Foo Fighters me erizó la piel, realmente era una canción que me gustaba, era lenta, demasiado, pero Over and Out me tranquilizaba a niveles impresionantes.
— Buena elección.
— Te gusta demasiado, es imposible que no lo sepa — Lo tomé más como un reclamo, pero me agradó el hecho de que se acordara.
— Una disculpa, ese disco es increíble — Tomé aire y fui por mi botella de agua —. Ven, necesito que me ayudes.
— ¿Qué quieres?
— Vas ayudarme a realizar estiramientos, mira me colocaré boca abajo, voy a entrelazar una de mis piernas en la tuya y con tus manos flexionarás mi pierna y la levantas.
— Bueno — Quedé boca abajo, Shion quedó hincado en medio de mi pierna izquierda la cual estaba totalmente estirada.
Tomó mi pierna derecha y la flexionó, hizo una suave presión sobre la canilla de la misma y su otra mano se ubicó por encima de mi rodilla para que la levantara poco a poco.
Su tacto sobre mi piel era demasiado agradable, Shion tenía unas manos suaves y aquel tiento era caliente.
Yo estiré mis brazos y respiré profundamente — ¿No te duele?
— No, levántala hasta que te diga, sin miedo.
— No te quiero romper.
— No lo harás, obedece — Así que lo hizo sin miedo hasta que yo le indiqué que parara.
Repetimos lo mismo con la pierna izquierda, y después ejecutamos otro ejercicio de extensión de cadera, pero ahora con la pierna extendida.
— Un poco más arriba — Solté un gemido de dolor porque dicen que si no duele no sirve.
— Eso sonó exquisito — Aquello me hizo reír, pero sentí un cosquilleo en mi vientre —. Me gustaría que fuese otro contexto.
— A mi también — El cree que en mi vida le seguiré el juego, pero me gusta poner en aprietos a las personas que creen que pueden ponerme en aprietos.
Quedé boca arriba y mi pierna derecha fue a su hombro — Inclínate hacia mí.
Nuestros ojos se conectaron mientras este ejecutaba dicha acción, bajando más y más a mi cuerpo. Él claramente lo hacia despacio, y después se detenía, porque sentía que me lastimaba, a lo que yo respondía que no fuese imbécil y me hiciera caso.
— Más — Fue así como mi pierna quedó totalmente estirada teniendo a Shion a escasos centímetros de mi rostro. Sin pensarlo mis manos se fueron a su espalda y lo atraje un poco más a mí —. Así está bien.
Se quedó por unos segundos así. Mis mejillas se sonrojaron de más al escuchar como respiraba fuerte, ya que para mi suerte tenía sus labios cerca de mi oreja.
— A pesar de estar sudada hueles bien — Susurró, haciéndome suspirar.
— ¿Gracias? — Desvié mi mirada y conté hasta veinte —. Listo.
Bajó mi pierna y se quedó mirándome detenidamente de pies a cabeza, una sonrisa se postró en su rostro la cual me hizo estremecer al grado de desviar la mirada nuevamente.
— Date la vuelta y quédate boca abajo — Él fue quien rompió el escaso silencio, ya que la pista de música llegó a su fin.
— Bueno...
Madarame tomó entre mi articulación de la muñeca y codos, después procedió a levantar mi tronco de forma progresiva. Básicamente me tenía tomada de las muñecas llevándolas hacia atrás, ejerciendo como punto de equilibrio al momento de levantarme.
— Te soltaré — Anunció descendiendo mi cuerpo y dejándome en el suelo, respirando profundamente —. ¿Por qué no estiramos el cuerpo de otra forma?
Preguntó posando demasiado cerca sus labios sobre mi oreja, provocando un ligero brinco ante tal asalto inoportuno de sus palabras. Mis ojos lo alcanzaron a ver y este tenía un sonrisa en su rostro. Suspiré tratando de tomar un poco más de aire y romper así la tensión que se había generado.
Me puse de rodillas para abrir mis brazos y conseguir ejecutar mi equilibrio, siendo un poco incómodo, pues nunca me había acostumbrado a dejar ir mi peso sobre mis rodillas, las cuales protestaron un poco ante mi acción.
— ¿Hasta qué hora te irás? — Su pregunta me desconcertó un poco —. No tengo prisa, pero siempre sales muy tarde de aquí.
— No lo sé, depende de mi ánimo — Miré el suelo concentrándome, tenía que entrenar un poco más arduo.
Poco a poco observé sus pies, aparecieron invadiendo mi vista e inconscientemente fui subiendo mi mirada. Primero repasé sus tobillos, luego sus espinillas, llegando así hasta el inicio de su vestimenta inferior. Me detuve poco en cierta zona, sinceramente no tenía ni la menor intención, pero no pude evitarlo.
Fui en creciente hasta que nuestros ojos se encontraron, él tomó mi barbilla suavemente y pasaba su pulgar por mis labios.
No pude desconectar su mirada de la mía, era imposible ya que se sentía con más fuerza que nada, obligándome a comunicarlo con cierta emoción en mis orbes, los cuales seguían invadiendo los suyos.
Imaginé todos los escenarios posibles. Más cuando Shion pasó su mano por mi nuca, acercándome sólo milímetros, donde ya era visible la textura de su vestimenta.
— ¿Apoco quieres practicar la flexibilidad de tu garganta? — Comentó burlón.
Ante eso saqué mi lengua borrándole aquella maldita curvatura de sus labios, llevándome con la preciosa sorpresa de que estaba sonrojándose poco a poco.
— Iré a cambiarme... Ya me dio hambre — Obviamente no podía seguir con él aquí, mi intuición me decía que en algún momento esto pasaría a mayores.
— Adelante — Me ofreció su ayuda para levantarme, tomó mis dos manos y ejerció suficiente fuerza para levantarme, casi estrellándome contra su pecho, a lo cual sólo se limitó a mirarme.
— Ya vengo...
Me armé de valor para entrar a los vestidores de aquel lugar. Solamente tenía que caminar todo derecho, pues era un pasillo un poco estrecho donde resonaban tus pasos cada que avanzabas. Estaba bien iluminado, de eso no me quejo, pero lo que me provoca incertidumbre es el ambiente, se siente una energía demasiado extraña.
Corrí como una niña de cinco años para resguardarme y entrar al recinto que olía demasiado bien, así que no perdí más tiempo para cambiarme. Hasta que se empezó a escuchar ciertos toques en la puerta, irregulares, sin patrón... Se me heló la sangre por completo, me imaginaba todo tipo de fantasmas.
Tomé mis cosas y me coloqué unos centímetros atrás de la puerta tratando de grabar los patrones de aquellos toques, hasta que la puerta fue abierta con demasiada brusquedad y sentí que el alma se me salía del cuerpo.
— ¡Eres un imbécil! — Arrojé mi ropa a un lado y mi cuerpo avanzó solo no de la manera más amable contra Shion, pues lo empujé contra la puerta mientras trataba de soltarle de golpes.
Este muerto de risa, solamente se disculpaba y eso me hizo enfurecer más, pues se estaba burlando de mí.
Con un movimiento mágico detuvo mis golpes tomándome de las muñecas. Mis pies quisieron patearlo, pero se hizo para atrás. Su sonrisa seguía postrada en su rostro y en menos de tres segundo fue él quien me tenía contra la puerta, con mis muñecas a cada lado de mi cara.
— Maldito graciosito de mierda — Nuevamente mi pie derecho quiso aterrizar en su cuerpo pero falló de nuevo.
— Shhh, dramática.
— ¡Yo no soy dramática! — Arremetió su cuerpo contra el mío, callándome por completo.
Mi pecho subía y bajaba ante el desgaste de mis palabras y gritos. Shion se inclinó dejando su cara a centímetros de la mía, mis orbes siguieron aquella acción topándome con su rostro bien definido, mismo que tomó seriedad de un momento a otro.
Ya sentía su respiración mezclarse con la mía, era demasiado embriagador y tal efecto me estaba provocando escalofríos. Hizo la finta de besarme, dejándome como idiota al sentir sus labios sobre mi cuello.
— Basta, estoy sudada — Este no hizo caso alguno y siguió su pequeño camino hasta encontrarse con mi lóbulo, quien inocente fue mordido y succionado provocando en mi cuerpo una serie de sensaciones que permeaban en el centro de mis sensaciones.
Lo miré de reojo esperando otra acción por parte suya, hasta que llegó. Atrapó mis labios en los suyos, los cuales eran carnosos y suaves, permitiéndome explorar aquella parte de él.
Su saliva era más dulce que la mía, su lengua no tardó en entrar a mi boca explorando tanto como se le diera la gana, arrancándome mi respiración, donde hacia intentos por seguirle el ritmo demandante de aquel chico.
Solamente se separó unos segundos para después seguir besándome con dedicación y lujuria. Aquel intercambio terminó por desestabilizar mi suelo, pues aquel acercamiento era sin ningún impedimento.
Soltó mis muñecas y sin pensarlo lo acerqué más a mí al mismo tiempo que recibía un gran apretón en mis nalgas, donde sus manos amasaban sin vergüenza alguna, Madarame no tardó en subir las mismas por mi cintura hasta llegar a mis pechos.
Aquella acción no me permitió más que soltar un suave gemido, mismo que hizo deleitar al chico quien todavía me seguía besando, coordinando sus movimientos para atender mi cuerpo.
A estas altura de la partida ya estaba húmeda, pues Shion era demasiado intenso y leía perfectamente bien mis deseos. Era totalmente extraño eso... Sentí sus manos por debajo de mi fina playera blanca, él estaba buscando mi carne para seguir con su perfecto acometido.
— Haz el ruido que quieras, estamos solos — Iba preguntar el por qué de su orden, pero comprendí perfectamente al sentir su lengua sobre mi pezón, trazando círculos y atrapándolos entre sus dientes de manera suave, sin llegar a ser más rudo.
Agradecí mentalmente eso, ya que suele ser una zona demasiado sensible y no soy tan partidaria del dolor (O podría hacer una pequeña excepción). Pasé mi mano por su perfecta cabellera, incitándolo a seguir, pues ambos estábamos disfrutando...
Mis pechos quedaron fuera de mi sostén, y mi blusa fue subida hasta por mis hombros para que él pudiese seguir. Dejó mi pezón izquierdo y fue por el otro, dejando que un cierto frío provocara más dureza en mi pecho atendido.
— Vamos a mi casa, estaremos más cómodos — No me contestó.
Este se detuvo y me miró, movió su cabeza de a un lado a otro de forma lenta y acto seguido colocó sus manos en la cintura de mi jean, sus dedos encontraron el botón de aquella prenda y lo soltó, bajando así el zipper.
Deslizó mi prenda lentamente, haciendo que mis piernas entraran en contacto con el ambiente más o menos frío que hacía ahí. Bajó mis pantalones hasta mis tobillos y se puso de pie.
Inmediatamente lo seguí con la mirada. Este golpeteó las puntas de mis pies para indicarme que abriera un poco más las piernas o hasta donde me permitiera la prenda de mezclilla.
Shion colocó su mano en el centro de mi estómago, trazando círculos mientras me miraba fijamente. Era una mirada demasiado penetrante que me dejaba sin aliento con cada segundo que pasaba.
Poco a poco deslizó sus dedos sobre mi piel, misma que respondía a sus acciones provocando escalofríos... Aquel dedo pulgar jugó con los elásticos de mis bragas, yendo de un lado para otro, bajándolos lentamente hasta que estos se deslizaron solos, quedándose hasta mis tobillos.
— Shion... — Me tomó con cierta brusquedad la mandíbula y automáticamente sus dedos se colaron en mi intimidad.
— Cállate — Demandó con voz más dura que el metal —. Estás muy húmeda, zorrita.
— Es lo que provocas, animal — Arrastró mis fluidos hacia mi pobre clítoris, quien no tardo en ser atendido de forma circular.
— Silencio, perra — Este seguía atormentándome conforme pasaba el tiempo, jugando con la velocidad, disminuyendo de golpe, dejándome con ganas de más.
Los gemidos que salían de mi boca eran producto de los movimientos de Shion... Enloquecí cuando dos de sus dedos entraron poco a poco en mí, provocando que echara la cabeza atrás mientras colaba mi mano por su nuca hasta empezar a tirar de su cabello.
— ¿Qué pasa, niña? — Cerré los ojos, sólo me concentraba en llegar al orgasmo —. Toda una patética queriendo tener el privilegio de correrse.
— Shion... — Sus labios se fueron directamente a mi cuello otra vez, succionando mi piel, claramente estaba haciendo una sugilación que dejaría ciertas repercusiones en mi piel.
Mis piernas empezaron a temblar ante la masturbación que me regalaba aquel sujeto, haciendo que mi humedad aumentara con cada cosa que hacía, la cual ayudaba a que sus dedos entraran con mayor facilidad.
— Más rápido, por favor — Supliqué gimiendo —. Shion...
— ¿Quieres correrte, perrita? — Un sí muy débil salió de mis labios —. ¿Puedes sentir como mis dedos entrar en ese maldito agujero tuyo y de paso como mi palma está torturando tu clítoris?
A estas alturas yo era la que buscaba más fricción, este se burló de lo patética que me veía haciendo tales movimientos, mismos que fueron bloqueados por aquel hombre que me tenía a sus putos pies.
— Vamos, comienza a rogar... — Mis ojos se cerraron nuevamente, las mejillas de pronto se me encendieron más, ya que no pasaba ninguna palabra por mi mente de lo extasiada que me encontraba —. No me convences, princesa.
Una gran nalgada aterrizó en mi trasero, donde el área afectada comenzó a arder, sentía una especie de punzada que era descartada por el placer que me estaban dando. Mis piernas en algún momento desfallecerían, era mucho para mí en estos momentos aun teniendo en cuenta que tenía resistencia física por todos los entrenamientos a los que me someto arduamente.
— Vamos, no seas patética y ruega — Comencé a soltar palabras para reclamar mi orgasmo, donde mis súplicas lo deleitaban, pues sus ojos brillaban como nada.
Este aumentó sus movimientos llevándome a un éxtasis increíble, donde rasguñé sus brazos mientras me deleitaba en aquel placer que me era permitido. Aquel orgasmo se desencadenó de forma tortuosa, el cual me dejó temblando, con la respiración agitada, pues sentía mi corazón taladrar de una manera muy jodida.
— Maldita sea... — Dije entre respiraciones.
— No hemos terminado — Este me mostro sus dos dedos llenos de mis fluidos —. Abre.
Sin más me limité a saborear, dejando los mencionados totalmente limpios... Shion rebuscó papel de baño y me ayudó a limpiarme, pues estaba hecha un maldito desastre.
— ¿Puedes caminar?
— Tengo qué — Solté de manera burlona.
— Entonces vamos a...
— Mi casa — Lo interrumpí —. Tenemos toda la casa para nosotros dos.
En menos de quince minutos llegamos a mi hogar, donde primero colgué las llaves, y dejé mis cosas de manera ordenada. Después tomé de la manó a Madarame para subir corriendo las escaleras de mármol, direccionándolo a mi habitación, misma que estaba en la planta de arriba.
Unos cuantos escalones más, y vi mi puerta blanca, así como sus interiores. Estaba totalmente oscura, ya que la noche había caído sin demorarse tanto. Sin dejarlo de sujetar entré a la pieza tanteando el muro para encontrar el apagador, hasta que las lámparas ahorradoras de luz iluminaron mi lugar.
Shion cerró la puerta tras de si y sin pensarlo me aventé a él, mismo que me tomó de la cintura. Busqué sus labios, los cuales estaban húmedos, así que no perdí el tiempo en besarlo ferozmente, donde mis manos tomaron el dobladillo de su polera, misma que levanté sin dejarlo de besar, siendo así como su estómago bien trabajado apareció ante mí.
La sensación que invadió el tacto de mis manos fue meramente agradable, pues el calor de Shion era totalmente diferente.
Nuestro cuerpo reacciona de manera positiva al sentir a una persona que te atrae.
Madarame hizo lo mismo, dejándome en sostén. Pasó sus manos por mi espalda para encontrar el broche que fue fácilmente descartado para dejar mis senos al aire.
Me aventuré para besar el cuello de aquel chico, posé mis labios exactamente donde su tatuaje se alzaba magníficamente. No evité pasar mi lengua por aquel adorno permanente en su piel, deleitándome mientras el apretaba mis pechos a su antojo.
Dimos un pequeño giro, quedando yo por delante de él, donde lo fui empujando hacia mi cómoda cama bien tendida. Shion retrocedía lentamente, nuestros labios no se despegaron nunca, hasta que apoyé la palma de mi mano en su fuerte pecho para que se sentara en la orilla de la cama.
Fue aquí donde me coloqué a horcajadas sintiendo el miembro ya erecto de aquel sujeto que me miraba desde abajo. El mencionado buscó soporte precisamente en mi espalda para después hundir su rostro en mis pechos al mismo tiempo que yo me movía encima de él aún con nuestras vestimentas inferiores puestas.
Me restregué contra él sujetando sus hombros. La tensión y necesidad era tanta que este cambió de posición en cuestión de segundos, dejándome debajo de él entre mis piernas, donde mis pantalones fueron quitados junto con mis bragas...
Con mi pie tanteé aquel bulto prominente. Shion me sonrió y me puso de piel nuevamente. Sentí el frío de aquellos azulejos que combinaban perfecto con toda mi habitación.
Bajé mi mirada a sus pantalones y por fin lo dejé en bóxers. Pasé mi mano por su miembro, el cuál poseía un poco de humedad... Poco a poco me hinqué, mis pulgares se adentraron en aquel elástico y fui bajando la única prenda que le quedaba, hasta que su pene saltó, directamente apuntándome al rostro.
Shion pasó su mano por mi cabeza y yo le sonreí.
— Pequeña zorra, abre la boca — Madarame tomó su miembro, para depositarlo en mi boca, no sin antes restregarlo en toda mi cara —. No voy a ser gentil contigo, zorrita. Tengo tantas ganas de follarme esa boca tuya que en lo único que pienso es en ti ahogándote con mi verga, viendo como no puedes controlar tus patéticas arcadas mientras te lloran los ojos.
Apreté sin querer mis piernas al escucharlo, en vez de sentir miedo sentí excitación corriendo por mis venas, acompañado de lujuria total.
Atrapé la punta de su pene para saborear un poco de su líquido preseminal, justo donde es más sensible, así que cobijé esa parte con mi lengua trazando círculos a un ritmo desigual. Shion tomo mi cabello en su puño, simulando una coleta alta; todo eso para comenzar a tragármela con dedicación.
Aquel falo estaba caliente, la textura del mismo era demasiado diferente a ciertas cosas, una mezcla entre lo suave y lo duro, formando una combinación perfecta. Debía admitir que tenía una buena vista, ya que al verlo a los ojos recorría su v bien marcada, para así continuar con esos ABS jodidamente delineados.
— Vamos puta, ahógate — Sin más se clavó en mí, arrebatándome el ritmo que llevaba —. Respira profundo cada que te la deje ir.
Comencé hacerlo con un poco de dificultad, hasta que lo empujé por inercia para que saliera de mí, para recuperar mi respiración y desaparecer aquellas arcadas las cuales me estaban poniendo de los nervios. Su pena salió bañado en mi saliva, algo que me excitó de sobre manera.
— Bien hecho, princesa — Shion acarició mi cabeza mientras regulaba todo lo que sentía. Cerré los ojos recibiendo su tacto y le di luz verde para que me tomara de la forma que quisiese.
Y eso hizo, se clavó una vez más en mi garganta. Me concentré en ciertos puntos hasta que encontré la forma de erradicar las arcadas, recibiéndolo completamente... Con cada estocada mi saliva recorría más allá de las comisuras de mi boca, provocando que lentamente la misma se escurriera, dándome un aspecto más depravado y sucio para él.
— Eso es... Toma mi verga en tu garganta, estás haciendo un excelente trabajo — Él tenía la mandíbula tensada, y con cada palabra que salía de su boca era emitida con demasiada lujuria.
Coloqué mis manos en sus piernas para encontrar un soporte. También intercambiaba mi peso entre mis rodillas, ya que las mismas comenzaban a protestar debido a la carga que ejercía sobre de ellas. De vez en cuando presionaba más mis labios, haciendo que Shion echara la cabeza hacia atrás, regalándome otro tipo de vista que grabé perfectamente, la cual jamás se iba borrar de mi mente, pues rozaba otro tipo de perfección.
— Apretaré un poco tu nariz... Cuenta hasta diez — Shion me dejó sin aire alguno, provocando que ciertas partes de mi garganta se tensaran al tratar de aspirar un poco de aire.
Esto volvió loco al chico mismo que empezó a soltar todo tipo de maldiciones. Conté hasta diez, los mismos segundos que se me hicieron eternos, pues no era fácil... El sujeto salió de mi boca y tomé aire rápidamente, inflé mis pulmones lo suficiente para recuperar el aire que me faltaba.
— Arriba — Me disculpé un momento para entrar a mi baño y limpiar los restos de saliva que había en casi todo mi pecho.
El agua fría hacía su trabajo, pero mi zona seguía ardiendo... Una vez concluido salí, Shion me sonrió y me atrajo de la cintura para después posicionarnos en medio de la cama.
Nuevamente nos besamos con fervor, ahora no había ninguna barrera, estábamos sintiéndonos sin pudor alguno, dejando de lado todo tipo de situaciones de la misma índole. Madarame me tomó de la cintura y yo guíe su pene a mi entrada, mojándolo, familiarizándolo conmigo...
La punta se hundió poco a poco, fue descendiendo, sintiendo como su pedazo de carne se abría paso, dejando una estela de placer conforme se adentraba más y más; quede completamente llena cuando este llegó a su final, en esos momentos me encontraba arriba de él, empapándome de todos sus gestos.
Apoyé mis manos en su pecho y comencé a moverme, primero de manera lenta, aventurándome a diversos movimientos, siempre observando al chico que está debajo de mí, cuyas facciones lo delatan cuando doy en el punto exacto.
El de cabellos rubios empalmó mis senos. Cada estocada me llevaba el mismo cielo de nuevo... Y sin más nuestras pieles comenzaron a chocar, un ruido encantador, el cual era lascivo... El entrar y salir de su pene me estaba enloqueciendo, algo que reflejaba en mis gemidos.
— Ven acá, quiero follarte— Quedé debajo de él en un movimiento rápido.
Llevó mis manos por encima de mi cabeza, bloqueando que yo lo tocara. Tenerlo entre mis piernas me excitaba demasiado, también ver como se tensaba su cuerpo cada que arremetía contra mí.
Estaba gozando tanto como él, me encantaba sentirme llena por Madarame sin importar absolutamente nada. Shion se inclinó, dejando su rostro a escasos centímetros del mío. Escuchaba su respiración agitada y de un momento a otro sus labios fueron a mi cuello, yo gemí con toda la intención cerca de su oído mientras seguía penetrándome.
Shion cambió de posición, dejándome en cuatro lo suficientemente curveada como para que todo quedara a su vista. No evitó nalguearme cuantas veces se le antojaba, me decía que quería dejar todo mi culo rojo, y no dudo que haya sido así.
— ¿Quieres que te folle? — Habló alto y fuerte mientras tanteaba mi entrada nuevamente —. Responde, putita.
— Sí... Quiero que me folles — Una carcajada grave me erizó por completo. Nuevamente se encajó en mí tomándome de las caderas, hundiendo sus dedos largos en mi carne para embestirme como se le diera la puta gana.
Tomó en mi puño mi cabello mientras se enterraba en mí sin piedad alguna, marcando sus embestidas fuertes, mis pechos se movían al compás y mi intimidad era taladrada.
— ¿Quién es mi putita? — Cuando ejecutó su pregunta ejerció más fuerza sobre mi cabello, obligándome a levantar un poco más mi tronco.
— Yo... — Contesté a duras penas.
— Pero claro que lo eres, mírate... Recibiéndome y apretándome como lo que eres, una maldita puta — Otra nalgada sonó exquisito —. Recuerda que desde este momento eres y serás mía, ¿Entendido?
— Sí... — Shion soltó mi cabello. Por un momento descansé un poco mi cabeza sobre la almohada, tomando el privilegio de exteriorizar todo lo que sentía.
— Toma toda esta verga, siéntela, me encanta como aprietas, zorrita — Llevó mis manos por detrás de mi espalda.
Me estaba matando de placer en esos momentos, mi vientre comenzó a quisquillar de más... Era una descarga de placer la cual me cegaba; no tardé en sentir sus dedos sobre mi clítoris.
Apoyé mis palmas en la cama nuevamente, giré un poco mi cabeza para ver a Shion, quien estaba demasiado concentrado en aquel placer.
— Voy a romper tu coño, me encanta como gimes cada que te la meto sin piedad.
Casi sentía su gran miembro en mi estómago y lágrimas de placer comenzaron a aparecer, ya que la sobrecarga obligaba a mi cuerpo a desbordar las sensaciones, encontrando el llanto de placer como salida fácil... Jamás había experimentado esta situación, simplemente me conformaba con que los demás llegaran dejándome en segundo plano... Pero Shion me cogía diferente y seguramente me haría una maldita adicta a su polla.
— Shion..., más rápido — Sentía la necesidad de abandonarme nuevamente. Todo lo estaba haciendo más que perfecto, demasiado coordinado.
— ¿Quieres correrte? — Asentí ante su pregunta —. No, te correrás cuando mi semen te llene por completo.
— Por favor... — De repente me aprisionó de tal forma que mi mejilla quedó casi hundida en la almohada... Shion ejercía presión sobre mi nuca.
— Me encanta que ruegues... Sigue haciéndolo, zorra.
Un mierda me indicó que ya estaba por llegar. Sus embestidas se hicieron más rápidas.
— Córrete, para mí, zorra... En este puto momento, quiero sentir como aprietas mi verga mientas te lleno de mi semen.
Aquel nombre que no paraba de repetir salió una vez más de mi boca al momento en que mi clímax comenzó a gobernarme por completo, haciendo que mi cuerpo se tensara y mis paredes apretaran el miembro de Shion el cual reposó justamente en mí al momento de correrse, liberando su semen.
— Joder... — Dijo en un susurro —. Que rica estás.
— Lo mismo digo... — Salió de mí dejando un reguero de su semilla.
— ¿Nos bañamos juntos? — Aquello me hizo reír —. Tener baño propio es privilegio.
— Calla, y llévame allá — Este me tomó como a una princesa y abrió la puerta del baño.
Nuevamente las luces iluminaron el lugar, dejando ver la bañera.
— ¿Puedo quedarme a dormir?
— Adelante — Depositó un suave beso en mi frente —. Pero dudo que vayamos a dormir.
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