Mochizuki Kanji
Video call sex.
Pedido de: AliceAngel3354
Ella se vio al gran espejo que tenía delante, la luz de los exteriores nocturnos iluminaba su pieza, y su figura característica, así como los pies plantados en el caro piso de su casa, estos no hacían más que balancearse tímidamente, aquellas piernas estaban descubiertas hasta unos diez centímetros arriba de las rodillas hasta toparse con el material delicioso que la acompañaba. Un vestido para dormir de tela trasparente con diseño aplique, que enmarcaba justamente los altos de su cuerpo, sintiéndose así misma deliciosa, deseada y endiosada, tanto que una leve excitación le tamborileó el vientre.
Suspiró, el pecho se alzó con aquella respiración y repasó su cuerpo. Caminó lentamente hacia el espejo, posando un pie delante del otro con un caminar sensual, una sonrisa empotrada que le encajó con su rostro de diva acelerada; además de llevar consigo el teléfono, grabando... Pronto lo editaría para ocultar su rostro, pero primero debía picar un poco el panal con ciertas acciones no miserables.
Posó su teléfono enfrente, desde le pantalla podía verse, como su mano se deslizaba desde la rodilla hasta el comienzo de aquel vestido de dormir, se lo subió un poco dejando en claro que no llevaba nada debajo, y aprovecho para enfocar sus pechos, los pezones punzantes alzaban el material lo distintivamente posible, y continuó tocándose así misma, las yemas apretujaron poco sus areolas, y se puso de lado para dejar ver su trasero. ¡Cada toque le provocaba una excitación aberrante!
Dejó de grabar y editó lo suficiente, el fondo lo distorsionó, ya que el espejo dejaba entrever su recámara, así que hizo lo correcto para que eso no apareciera, también la cara no se enfocó, solo sus toques perversos contra su piel humeante en hormonas puras.
Obvio el contacto de Mochizuki, estaba arreglando unas cosas fuera de su alcanza y para aquella suerte, eran sus días más desenfrenados, hambrientos de sexo... No le había contestado el otro mensaje, y con toda la calma del mundo envió aquel vídeo. Ya lo había recibido, así que ella esperó un par de minutos acostada en su cama, la posición que había tomando era irresistible, así que se tomó un par de fotos, con el culo en alza, de espaldas con el vestido resbalando...
Quería calmar sus impulsos así que se puso cómoda, tenía toda su casa para gemir a su gusto, sin tener que aguantarse por aquellas visitas arrogantes de sus padres.
Nuevamente checó el celular, ya había visto el vídeo... Una sonrisa malévola se le formó en el rostro, y esperó... Esperó lo necesario hasta que vibró su móvil, pensando que era un mensaje, pero no, era una llamada.
— Buenas noches, amor... — Salió de sus labios lo más serena que pudo mientras cruzaba una pierna estando acostada —. ¿Cómo te fue?
— No te hagas la tonta, corazón — Suspiró —. ¿Por qué te compras cosas que te hacen ver deliciosa?
— Porque apenas llegó por envío... Y para tu suerte, llegó hoy, es una pena que no puedas arrancármelo — Ella se burló, quería provocarlo.
— Descarada — Se escuchó el altavoz —. ¿Ya estás sola?
— Sí... Sola, caliente, y sin ti — Fue melancólica, a lo que él otro dejó salir una carcajada.
— ¿Caliente?, oh cariño... Pero si ese no es tu lenguaje, ¿Ya eres una santa?
— Sí... Soy una santa perra en celo, Mochi — El ambiente empezaba a subir de tono con solo esas palabras.
— Colócate los airpods, deja tu celular a un lado y vas a obedecerme en cada orden, ¿Está claro? — La emoción la hizo patalear decentemente sobre la cama, así que fue a buscarlos, hasta que estaba lista.
— Listo... — Se hincó sobre la cama escuchando a su hombre respirar.
— No hace falta que pregunte que traes puesto, me lo dejaste muy en claro... Pequeña zorra necesitada — Mordió su labio inferior, estaba extasiada hasta más no poder —. ¿Cuántas veces te has tocado hoy pensando en mí?
— Dos veces... — Kanji le preguntó en qué partes —. En mi habitación y en el baño...
— Qué sucia, quien diría que te hago tanta falta — Esperó unos segundos y siguió —. Ponte de rodillas en el suelo, querida y envíame foto.
Ella siguió sus instrucciones e hizo lo que le dijo.
— Y contesta cuando te doy una orden, ¿Eres estúpida? — Tragó en seco sintiéndose debilidad por su vocabulario tan deliciosamente hiriente.
— Lo siento, mi señor...
— Da gracias al cielo que no estoy ahí para castigarte.
— Merezco ser castigada por mis faltas de respeto, mi señor — Tanteó sintiendo ya un poco de incomodidad en sus rodillas.
— Lo tendrás, te azotaré el culo con esa vara que tanto me encanta, hasta ver tu culito rojo y alguna que otra mancha de sangre — Suspiraron al mismo tiempo, ella se lo imaginó —. Lloras con facilidad y eso me pondría más duro.
— Mi señor... — Estaba ya desesperada —. ¿Me veo sexy?
— Te ves ardiente, mi pequeña mocosa malcriada, prendé tu cámara, necesito verte — Rápidamente solicitó el cambió y lo vio, con una sonrisa ganadora —. Por todos los cielos... Eres una delicia.
— Sólo suya, mi señor — Acomodó el celular en el bonito baúl que estaba de frente al piecero de la cama, así logro tener las manos libres, escuchar a su amor y sobre todo acatar sus órdenes.
— Sólo mi putita hambrienta, claro que sí... Levántate, y desnúdate lentamente... Disfrútalo, juega con tu cuerpo y ponte como una urgida.
La muchacha se levantó y dio algunos pasos atrás para qué se adentrara en el ángulo de la cámara. Iba comenzar a jugar con su cuerpo, pero se dio cuenta que las cortinas de su habitación estaban totalmente abiertas. Así que se encaminó a cerrarlas, pero la voz de su amante la paró completamente.
— No, no lo vas hacer. Deja las putas cortinas abiertas — Apretó sus dientes ante tal orden, ¡Era obvio que la iban a ver!, no era fan del exhibicionismo, pero hoy haría una excepción.
— Si mi señor.
— Es más, abre la ventana para que escuchen tus gemidos — Eso la descolocó completamente, se quedó congelada.
— ¿Estás sorda? — Movió la cabeza negativamente e hizo lo que le pidió, apretó sus labios y en el estómago sintió mariposas. Abrió la gran ventana y su piel se erizó cuando sintió el frío del exterior.
— Hace un poco de frío — Solía hacer comentarios fuera de contexto para minimizar sus nervios y eso Mochi lo entendía, con ello se daba cuenta que la situación para ella iba ser extrema, no le dijo nada, sabían que tenía el poder de detener la situación cuando quisiese.
— Bien, vuelve conmigo, princesa — Echó una última mirada y sintió un poco más de tranquilidad al ver que no había vida alguna afuera.
Se acercó nuevamente al ángulo donde podía verse, ella en aquella pantalla de su celular, esperando los deseos del otro.
— Date la vuelta, quítate eso que no me deja ver lo que deseo y después se acercas un poco más, a gatas — Tomó la orilla de aquel vestido cruzando sus brazos y lo sacó poco a poco, aquella prende quedó en el piso en una esquina.
Las rodillas se desplazaron por el suelo, haciendo lo mejor para menear su culo para deleitar a su hombre quien seguramente se estaba poniendo más duro de lo que aparentaba, a Mochi, le encantaba dar más placer que recibirlo, era una monedita de oro aquel sujeto, que hinchaba su pecho imaginando cosas más brutales. Eso lo arreglaría cuando llegase a casa.
Su novia se hincó y esperó sus palabras, le dijo que pasara sus dedos por todo su estómago hasta llegar a sus pechos << Erízate la piel con tus toques de zorra urgida, déjame ver como te excitas, no puedes cerrar los ojos, en todo momento mira a la cámara, estando casi por llegas a tus tetas, vas a meter dos dedos en tu boca lo más profundamente posible para que tu saliva los bañe, y así toma tus pezones, estíralos quiero que sientas dolor>>
Ella lo ejecutó, llevó sus dedos casi a la parte posterior de su garganta y ensalivó aquellos dos dígitos de más, masajeo en círculos sus pezones hasta que se pusieron más duros de lo que pretendía, los estiró y mallugó para hacerse llorar así misma, como le encantaba llevarse a otros límites, olvidó todo, la ventana abierta, sus cortinas desplazadas, ¡Todo!, y se concentró en su placer.
>> Con dos de tus dedos de la mano izquierda vas a fingir que comes mi polla, esa que tanto te gusta, con la otra vas a tocarte, primero juega con tus labios, no tienes permiso de meterte los dedos.
— ¿Te gusta? — Preguntó —. Saca los dedos y dime ¿Qué te imaginas, putita?
— Me imagino siendo tu perra, sintiendo tus deliciosos azotes o poniéndome de nervios cuando me das una orden que para mí es muy violenta.
— Mi dulce niña, quiero ahogarte con mi verga, ¿Te gustaría eso?
— ¡Sí! — Se estaba desesperando por no poder tocar su clítoris, necesitaba su permiso —. ¡Me gustaría que tu polla me quite la respiración!, quiero que me hagas llorar de dolor y de placer.
— Puedes tocarte, dirige tus dedos a tu clítoris y frótalo — Mochi se lamentó de tener los juguetes sexuales en su casa, ahora la había imaginado con unas pinzas en sus pezones, un vibrador y mordazas.
— Sí, mi señor — Pudo verlo frotar su entrepierna, quería sentirlo en sus labios, estaba más que húmeda, sentía sus flujos en sus muslos internos.
— Maldita sea — Se quejó aquel hombre —. Tenemos diez minutos, me acaban de llamar, ábrete de piernas y primero enfoca tu coño delicioso.
Tomó aquel móvil, lo enfoco a su coño sosteniéndolo con su mano izquierda, Mochi le dijo que metiera dos de sus dedos, hasta toparse con sus nudillos. ¡Qué delicia!, ella sentía el calor de sus entrañas, la rugosidad de cierta zona y sobre todo lo liso cuando llegó más a fondo, por obviedad su palma quedó justamente en su clítoris. Un pequeño destello llamó su atención justamente a su lado izquierdo, su vista panorámica le permitió ver la luz encendida de uno de sus vecinos.
— Princesa, mételos y sácalos más rápido, y quiero que gimas mi nombre, acomoda el teléfono para verte completita — Así lo hizo, se acostó nuevamente en el frío piso y echó un vistazo, las sombras de dos personas estaban paseándose en el cuarto del vecino.
— Mi señor... — Se mordió el labio echando la cabeza hacía atrás y cerrando los ojos.
— Shhh, más rápido... Quiero escucharte decir mi nombre — La chica enloqueció cuando tocó su punto dulce, sabía manejarlo a la perfección, no obstante, el tiempo seguía trascurriendo y sabían que debía ser rápido.
Gimió su nombre por los altos, ya no importándole nada, pues molía su protuberancia al mismo tiempo que se metía aquellos dedos cuyas huellas dactilares comenzaban a arrugarse. Dijo su nombre más y más fuerte, abrió los ojos, y se encontró con un fisgón, mismo que cerró las cortinas rápidamente.
— Deja que te vean, porque el único que puede disfrutar de ti, soy yo — Sus piernas temblaron —. Vamos cariño, más rápido, quiero llevarme este recuerdo mientras escucho las palabras del líder.
Estaba sudando, encajó una de sus uñas en su piernas metiendo y sacando, provocando el chapoteo de sus jugos, importándole una mierda que estuviese abierta en su casa, con ciertos ojos encima de ella.
— ¡Mochi! — Los dedos de sus pies se curvearon, la creciente emoción de su vientre creció y le indico su orgasmo.
— Córrete, vamos... Anda zorrita — Obedeció, hasta que se encontró curveando su espalda, deshaciéndose ante su toque y gimiendo su nombre una y otra y otra vez —. Eso es, corazón, me encanta escucharte y más si es debajo de mí.
Suspiró fuertemente, las piernas le temblaban y ahora debía levantarse.
— Amor, tengo que salir, has estado estupenda, me encantas d pies a cabeza y no sólo por tu físico y las atrocidades que cometamos — Ella sonrió, dejando totalmente oscura la habitación.
— Te amo mucho, éxito y nos vemos dentro de unos días — Se encaminó al baño a darse una ducha rápida.
— Descansa y prepárate, que he comprado unas cosas deliciosas que quiero ver dentro de ti.
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