Sakata Gintoki
"_______": tu nombre
(C/p): color de pelo
(C/o): color de ojos
Otro día normal y aburrido se vivía en la Yorozuya, Gintoki leia su Shonen Jump en total tranquilidad, pues ni Kagura ni Shinpachi se encontraban en el lugar. ¿A dónde habían ido? Gintoki no lo sabía ni le importaba en lo más mínimo.
Todo parecía relajante y tranquilo pero aquella atmosfera se rompió al escuchar que llamaban a la puerta.
—¡Esta abierto!—Gritó con molestia y flojera, si llegaban a ser los menores los que tocaban a la puerta él les daría un buen golpe.
Escucho como la puerta corrediza era corrida (:v) y los pasos de alguien acercarse a la sala de estar.
El peli plata retiró la vista de su revista y posó sus orbes rojos en la figura de la persona que había entrado.
—Hola ____—Regresó su vista a la revista pero de repente la volvió a posar en la nombrada—¡____!
La nombrada movió la mano derecha en modo de saludo.
Gintoki se levantó de manera inmediata del suelo y pasó sus manos por su cabello en un intento de peinarse.
—Que sorpresa tu visita,___-chan—Se recargó en el marco de la entrada de la sala y la observo con una sonrisa coqueta dibujada en su rostro—¿Qué trae a una chica tan linda como tu a la morada de un hombre tan guapo como yo?
La peli-(c/p) rodó los ojos divertida al escuchar aquello—Otose-san me mando a cobrarte la renta—Respondió.
Gintoki maldijo en voz baja—¿Solo eso?, ¿no venias a visitarme?, ¿a traerme rosas o chocolates?
Ella negó—Nop, solo vengo por el dinero de la renta.
—¿Segura?
—Segurísima
—¿Ni si quiera a darme un beso?
—¿Tienes o no el dinero de la renta?.
Maldijo en voz baja y se cruzó de brazos.
—Dile a la vieja que le pago después.—Dijo—Ahorita no tengo ni para comprar un puto papel de baño.
Ella asintió y camino a la puerta de la entrada—Bien, le diré.
____ estaba dispuesta a irse pero el de la permanente fue más rápido y se había puesto en la puerta para impedirle el paso.
—Gintoki, tengo que irme.
—Quédate un rato más, me siento solo y aburrido.
—Tienes a Kagura y a Shinpachi—Dijo la peli-(c/p),
—Los niños no están, así tendremos más privacidad para divertirnos—Comentó de manera coqueta el samurái.
Arqueó una ceja—Quítate de la puerta o te quedas sin tus pendientes dorados.
—Vamos, aunque sea hay que tener una cita—Rogó.
No era mala idea darle una oportunidad al samurái pero era un caso bastante especial para nuestra querida _____. Lo medito por unos momentos hasta que se le ocurrió algo.
—Mira, si consigues el dinero que le debes a Otose-san de la renta, tendremos una cita—Propuso ella, era imposible que Gintoki consiguiera todo el dinero que le debía a aquella mujer.
No supo en que momento o cuando pero el de ojos rojos se encontraba de nuevo enfrente de ella con una gran bolsa de dinero y una gran sonrisa dibujada en su rostro.
Sus ojos se abrieron con sorpresa, ¡¿Dónde diablos había conseguido el dinero?!
—Bien hermosa, vámonos a nuestra cita—La tomó de la mano y la arrastro fuera de la Yorozuya.
—P-pero..-Prefirió quedarse callada, tal vez una salida con él no le haría daño.
Gintoki era una caja de sorpresas o solamente necesitaba algo de motivación.
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