Capítulo IV

Los días pasaban muy rápidos, las muertes contra los animales se detenían poco a poco. Por una semana no se vio ningún registro sobre cualquier maltrato animal que informaran en las noticias, aunque no lo mostraran por la televisión yo sentía que seguían pasando estas cosas, todos los días un inocente animal moría en las manos de aquel diablo. No hace falta que tuviera cuernos, cola roja o una capa para identificarlo como el mismo señor de las tinieblas, por sus acciones ya se veía reflejado hasta donde podía llegar la humanidad.

Las plantas se estaban secando, cosa que era muy raro del humano que vivía conmigo. Siempre las mantenía en buen estado, no presté mucha atención a eso y en cuanto me recosté sobre el sofá del living percaté que hace días no regresaba mi humano. La televisión estuvo encendida por varios días y en ella el canal de noticias estaba informando sobre otra masacre.

"Pensamos que los maltratos hacia a los animales se habían acabado pero no fue así. Se registran al menos dos pequeños loros quienes los tuvieron encerrados en jaulas con los picos cortados, sus plumas ya no estaban y tenían grandes cicatrices. Por el momento no se han registrado quienes fueron sus dueños".    

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