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Mientras que Ale tomaba su baño con un gastado jabón de mano, al pueblo unas furgonetas blancas aparecen de la literalmente nada, simplemente aparecieron sin emitir ningún sonido y sin llamar la atención, pues estas no interactuaban con nada, siendo que unas personas que iban pasando las atravesaron como si fuesen aire.

Aquellas furgonetas no tardaron en llegar al rancho de Ale, dejando en los alrededores del mismo cuatro cubos metálicos, abandonando el lugar sin dejar rastro alguno.

Los cuatro cubos tras un rato de ser colocados y de que aquellas misteriosas personas con ropas que cubrían todo su cuerpo, casi como túnicas, dejaran el lugar, comienzan a brillar de forma violenta antes de reventar, disparando una vez más los censores del gobierno las instalaciones que monitoreaban a "OGS".

–¡¿Un ataque nuclear?! –Fue todo lo que uno de sus operadores pudo llegar a decir, ya que los censores detectaron una cantidad de energía que solo era comparable a una explosión nuclear.

Nuevamente ocurrió lo mismo que pasó cuando los tres chicos atacaron a Ale, todas las personas del pueblo desaparecieron a excepción de Ale, el cual ignoraba por completo lo que estaba por ocurrir, siendo muy tarde cuando se da cuenta de la intensa luz.

En un abrir y cerrar de ojos un segundo amanecer es visto desde el horizonte, una bola de fuego roja que brillaba más que el sol, irradiando un calor infernal antes de que el rugir de aquel cataclismo arrasa con todo a su paso, montañas fueron borradas y las nubes aniquiladas, dejando además un colosal cráter ardiente, lleno de roca fundida.

–¿Para qué usar este armamento con ese chico? –preguntó uno de los hombres de la furgoneta, quién por so voz era bastante joven.

–Eso es porque, ese chico es el ser humano más fuerte de la historia –Con una voz áspera por el cigarrillo, respondió quien conducía la furgoneta, manteniendo su anonimato con sus ropas.

Entre la roca fundida, a casi 6 kilómetros de distancia y enterrado en el suelo, Ale yacía sepultado entre las rocas, con algunos moretones, cortes y quemaduras leves en su cuerpo, él no se movía ni un poco, no por estar muerto, sino que la explosión lo había dejado inconsciente, –Tendríamos suerte si esas bombas pudieran siquiera hacerle un rasguño–, terminó de explicar aquel hombre mientras seguía fumando.

–Ya lo encontraron –Le comentó al hombre, el copiloto, entregándole un celular en el que se encontraba marcado en un mapa la localización de Ale.

Pasados unos minutos, los daños causado por las bombas desaparece y todo es restaurado a su estado antes de la explosión, siendo que el lugar donde había aterrizado Ale era realmente un muy denso bosque lleno de vegetación.

Las furgonetas ya estaban de camino en búsqueda de Ale, pero no eran los únicos en movimientos, ya que los agentes del gobierno ya habían movilizado sus tropas hacia ese lugar, sin embargo, lo que parecía ser una emboscada, fue descubierto por aquellos hombres en las furgonetas a travez un mensaje de OGS que les informaba sobre los agentes, pero estos se dirigían al pueblo, mas no hacia Ale, lo cual les daba el tiempo suficiente para atraparlo y salir de allí sin ser vistos.

Lo que estos no tenían en cuenta era que la perra también se había movilizado, guiándose con su poderoso olfato, superando con creces la velocidad de las furgonetas y de los vehículos del gobierno, tomándole solo un par de segundos encontrar al inconsciente Ale.

La perra no tarda en usar su hocico para cuidadosamente tomar el pie de Ale y sacarlo de su entierro, él estaba desnudo pues su ropa fue aniquilada tras la explosión, lo que explicaba el olor a tela quemada que percibía la perra en el camino; el cuerpo de Ale al momento de ser encontrado, no tenía ninguna de las heridas que se hizo tras la explosión de las bombas y el impacto contra el suelo.

–«Tiene rastros de haber sido golpeado por un poder mágico bastante grande para las escalas humanas» –pensó la perra para sí misma, antes notar algo inusual en Ale.

–ma... má... no me dejes... –Ale balbuceaba tras dejar de estar inconsciente, pero ahora estaba dormido profundamente, cosa que no evitaba que comenzara a llorar nuevamente dormido.

La perra lo miró con ojos cristalinos, ante de ser interrumpida por un llamado desde su collar, era aquel sujeto de antes.

–Ya no pierdas más tiempo y traelo, si alguien te ve allí... –le ordenaba aquel hombre, sin embargo no pudo terminar de hablar porque la perra había cortado ella misma la comunicación.

Desde su oficina, el hombre finalmente es revelado, era un lobo plateado antropomórfico, de una edad que rondaba los 50 años, quien vestía un elegante traje blanco; colgando el teléfono, este se pone de pie y camina hacia la ventana, mirando hacia afuera la enorme ciudad habitada por más animales antropomórficos quienes vivían su día a día como cualquier otra persona humana.

–¿Por qué actúas de esta forma?, no es propio de ti, ¿qué tiene ese chico que tanto te llama la atención?, Mia –dijo el Lobo, mirando en el reflejo de su ventana los espadines gemelos que colgaban de su pared.

En el bosque, la perra quien se llamaba realmente Mia, había terminado de desenterrar a Ale y limpiarlo con lamidas.

–Descansa un poco, yo me ocuparé de esto ahora –le dijo Mia al dormido Ale, antes de que una energía que se asemejaba un poco a flamas azules empiece a envolver su cuerpo, revelando su verdadera forma.

Ahora Mia tenía la apariencia de una gran mujer perra loba antropomórfica adulta, que era casi el triple del tamaño de Ale con 2 metros 80, su cuerpo tonificado y busto pronunciado eran destacables; ella estaba desnuda, cosa que no importaba debido a que su pelaje cubría todo su cuerpo y sus partes privadas.

Las furgonetas finalmente llegaron a la ubicación de Ale, encontrándolo descansando en una improvisada cama de hojas, lo que pone a los agentes de OGS en alerta, considerándolo una especie de burla a ellos; estos agentes eran distintos a los anteriores, pues tenían en la caras unas máscaras cerámicas triangulares, similares a las máscaras que usaban los médicos durante la peste negra, y el que destacaba por sobre todos era uno que portaba una máscara metálica redonda con una obscura hendidura vertical.

–Puedo sentir tu presencia, no vale la pena esconderse –Con una voz relajada, aquel sujeto de máscara metálica le hace saber a Mia que ya sabía que ella estaba allí.

–¿Qué es lo que quieren con él? –preguntó Mia, apoyando la espalda en un árbol teniendo casi la altura de este, ella había aparecido detrás de aquel grupo de agentes.

Al darse cuenta de que se trataba de una bestia, los de las mascaras triangulares, quienes parecían ser los de menor rango, se inquietan un poco, sabiendo que ante ellos había un verdadero problema, a excepción de uno.

–Es realmente una sorpresa ver a una criatura como tú invadiendo nuestro mundo, ¿y bien?, ¿acaso pretendías secuestrar al niño?, ¿o acaso pretendías usarlo para satisfacer tus instintos animales? –decía el sujeto de la máscara de metal, pues él sabía que los estaban observando, no desde los alrededores, sino que OGS estaba observando desde sus instalaciones secretas, sabiendo que podían usar esa escena tan particular para adoctrinar a las masas, dejar mal vistos a las bestias y ganar más seguidores en caso de fracasar–. Entonces, ¿cual es tu respuesta?

Ante tales acusaciones, Mia solo se queda en silencio ante tal posición comprometedora.

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