Marcus

Amanezco junto a mi pequeña, amo cada minuto a su lado y temo que eso acabe. Debo ir a trabajar, me arreglo y decido no levantarla, se ve hermosa mientras descansa, le dejo una nota. Salgo de su casa y me dirijo a mi trabajo. Llegando al trabajo, soy detenido por un auto que me impide el paso, me bajo para ver que desea de mí. De pronto soy tomado por la espalda y me dan un golpe en la nuca que me lleva a una oscuridad total...

Me despierto intentando recordar que ha sucedido, el dolor de cabeza no me permite pensar con claridad. Intentó tocarme la nuca, y noto que tengo las manos atadas, en algún tipo de armatoste, no logró ver que es, porque el lugar está oscuro. Estoy inclinado, mis pies están atados al piso, comienzo a sudar frío al notar que estoy desnudo. Entonces todo cae en su lugar, estoy en una mazmorra o algo parecido y mi cuerpo está atado a una mesa de tortura medieval o cepo, no lo tengo claro aún. Intentó pensar como llegue aquí y quien es el responsable de ello. Mi cabeza da muchas vueltas, no tengo idea de cuánto tiempo llevo aquí. Sin embargo tengo sed y mi estómago suena estruendosamente, lo que me deja claro que llevó mucho tiempo, quizás todo el día. Estoy agotado de la postura en la que estoy, me duelen los pies y la columna.

Estoy aún buscando respuestas en mi mente cuando escucho una puerta abrirse y la luz de lugar encenderse. Allí en la luz puede comprobar que mis sospechas son ciertas; estoy en una mazmorra. Frente a mi tengo sin duda a un Domino, ahora sólo queda saber si es sádico o no. Me mira con lujuria, pasa su mano por todo mi cuerpo, intento guardar silencio, necesito saber cuál es su intención. En mi mundo, para poder ser un buen domino; primero debes ser un sumiso. Los dominos que sólo les interesa dominar y su placer, no lo hacen. Yo lo hice, así que se cómo ser sumiso. Por lo momentos y hasta que logre saber, ¿qué diablos está pasando aquí? Seré el mejor sumiso que pueda.

-¡ah! ya estás despierto -dice mientras me toca, como una yegua que está a la venta. Su tacto me perturba, me da escalofríos. Estoy aterrado, no quiero ser sometido. No he dado autorización para ser usado. Sin embargo si me hago el difícil o me niego a su control, podría poner mi vida en riesgo. Como sicólogo, me gusta estudiar a las personas, para poder perfilar su personalidad, eso me da la oportunidad de tener un mayor control sobre una situación.

-Qué lástima que aún no puedo disfrutar de ti, estoy deseoso de poder jugar contigo- y sonríe, mientras me da la espalda y busca algo -¿cómo te llamas, muchacho?

-Marcus, Señor- intentó mantener mi mascara de sumiso, mi respuesta le sorprende enormemente.

-Vaya, mi chico sabe de sumisión. Excelente, nos llevaremos muy bien. Esté -y me muestra una mordaza de bola- la tendrás por el momento y mientras tenemos visita- eso me estresa, ¿porque necesita callarme? ¿A quién vamos a tener? un mal presentimiento comienzo a sentir, esto va más allá de mí. Mientras pienso, me coloca la mordaza, se da media vuelta, apaga la luz y sale, dejándome en la oscuridad con mucha ansiedad. Tengo un dolor de estómago que me genera escalofrío.

Estoy intentando controlar mi respiración, calmarme para que no me dé un ataque de pánico, la bola dentro de mi boca sólo me hace desear más un vaso de agua, la saliva me sale y cae al piso, no puede tragar con facilidad, me siento mareado, ojala resista lo que tienen planeado para mi. Caigo rendido, quizás por la falta de alimentos o agua, quizás por el estrés que sé que enfrentaré. Descanso lo que la postura me permite. Me despierta la puerta de mi calabozo, dónde entra nuevamente mi carcelero.

-buenos días, muñeco- dijo con emoción, mientras me mira con satisfacción -Hoy tendremos visita, como te has portado ejemplar, voy a darte de comer y asearte; pero si abusas de mi confianza, te torturare y luego te mataré.

Me saco del cepo, mis manos y piernas no reaccionaron, así que caí cuál muñeco al piso. El me tomo con facilidad y me llevó al baño, donde me permitió hacer mis necesidades y luego me baño, como yo tantas veces lo había hecho con mis sumisas. Mis sentimientos de frustración y enojo me hacen querer aprovechar cualquier oportunidad para golpearle, no sé qué le da derecho a tener control sobre mí, en momentos sé me obnubila el pensamiento, luego logró controlarme. A parte de no estar cómodo con él, no podía quejarme hasta el momento no me había hecho daño, sólo me había atendido como algo preciado.

Al salir del baño nos encontramos con una mesa servida, me sentó en sus piernas, algo que me incomodó. Sin embargo no quería jugar con mi suerte. Así que como buen sumiso me dejé alimentar, me daba la comida en la boca, si algo se me derramaba él me limpiaba con rapidez, se notaba que era un experto en esto. Yo me mantenía con la mirada en un punto fijo, no quería que me viera a los ojos, no deseaba que tuviera control de mis emociones. Necesitaba guardar fuerzas, aún no sabía que pasaba, ni tenía claro que era lo que se esperaba de mí, de cualquier modo, debía tener paciencia.

Terminado la comida, me llevó al fondo de la habitación donde había una cama.

-Descansa, pequeño -dijo mientras ataba mis manos a unas cadenas- vendré por ti más tarde.

Sin esperar a que saliera, mi cuerpo cedió al cansancio...

Me despierta, aún estoy agotado y me duele todo el cuerpo, le solicito agua. Me ayuda a ir al baño, ya al salir me da nuevamente de comer, «bueno este día está siendo mejor que ayer».

Y nuevamente soy puesto en el cepo de ayer, al menos tengo un poco más de energía para lo que sea que deseen de mí. Escucho la puerta abrir, escucho la voz del hombre que más odio. Todo cae en su sitio, entiendo perfectamente el qué y dónde estoy. Escucho como le habla a mi niña, porque aún sin verla, sé que ella está en la habitación. ¡Dios! ojala pueda sobrellevar como yo está situación. Entonces la tengo frente a mí, su cara muestra sorpresa y terror...

El Ruso

Estoy muy satisfecho, creo que Anika ha aceptado que sea su dueño, hoy ha sido la mejor sumisa que he tenido. Pude sentir su entrega, lo maleable de su cuerpo. Su sonrisa cada vez que me veía. Era como si disfrutara de cada cosa que le hice. Al principio me confundió, luego caí en cuenta que es lo que deseaba tener su entrega total. Ha llegado el momento se marcarla como mía, y para que tenga éxito debo eliminar a mi último eslabón, el imbécil que la persigue.

Ya ordene que me trajeran a ese tipo, tengo grandes planes para él. Lo primero es demostrar quién es el amo de Anika. Quiero que le quede claro. Sé a quién buscar para ayudarme en mi plan. El disfruta de hombres fuertes a los cuales domar.

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Hola mis amadas lectores

Espero que su semana haya sido buena, la mio lamentablemente no. Tengo gastritis asi que he pasado toda la semana con dolores. Aqui les dejo otra entrega espero la disfruten.

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Feliz Semana!!!

Post Data: Aún quiero hacer un maratón XD