Mi primera Cita
Marcus
El viaje nos lleva cerca de casi dos horas, deseo ver su reacción cuando vea a donde la traje, el calor del sol calienta mi brazo derecho que sobresale por la ventana, las vistas de este lugar son insuperables. Anika amará este sitio, aquí se une la inocencia con la adultez, sin necesidad de pelear.
Anika no tuvo tiempo de vivir su infancia, adolescencia, ni tan siquiera su juventud; por el contrario vive la vida de una mujer de cuarenta, la cual ha visto y escuchado todo. Una mujer que perdió las ilusiones, que no se permite soñar, una mujer vacía que vive el día a día. Tengo la ilusión que muy en el fondo, Anika tenga todos sus sueños ocultos y bien protegidos, espero poder ser testigo del momento en que les de libertad. Realmente deseo que logre vivir nuevamente.
Volteo para disfrutar de mi chica, ella aunque no ve hacia dónde vamos disfruta de este juego, su rostro tiene una sonrisa infantil. Sus labios me tientan, mientras ella se da leves mordisco en lo orillos. Deseo poseerla, solo verla me enciende. Sé que podría llevar años el tener intimidad con ella, ¿seré capaz de resistir tanto tiempo?, veo como respira acompasadamente, está intentando controlar su miedo, es un muy buen acto de confianza hacia mí. Realmente debo luchar para no perder esa confianza.
Llegamos al lugar, desde el auto se escuchan las risas, gritos y el tumulto de personas, el sonido de las máquinas de juego, se respira en el aire juegos, fantasías y sueños. ¡Si! elegí un buen sitio para traer a mi chica.
Anika
Llevaba días en calma. Comencé a creer que tal vez, las cosas sí podrían cambiar. Desde que Eduardo está en casa, Belinda estaba cambiada, ya no tenía ojeras. Estaba ganando peso, Eduardo vigilaba que comiera y no lo devolviera. Cuando se ponía malcriada, sencillamente volvía a su postura de amo, daba una orden y punto. Ella lo veía con odio; pero no se atrevía a llevarle la contraria.
Belinda estaba descansada, y aunque no lo dijera en voz alta se notaba que a su lado, se sentía segura. Eduardo la trataba como una niña pequeña. Con ternura; pero con mano dura. Desde la noche que él presenció su ataque, se mudó a dormir a su recámara, él en la noche la envuelve como una niña en sus brazos. Desde ese día, ella duerme corrido.
El otro cambio importante es que ha aceptado ver a un psiquiatra. En las sesiones va con Eduardo, ella lo solicito así, al parecer necesita que él entienda lo que ella paso, la primera sesión al parecer fue muy dura. Él llego a casa con mala cara, en silencio se encerró en su antiguo cuarto, es la única vez que le vi dejar a Belinda. Luego lo encontré en la sala de entrenamiento acabando con una bolsa de boxeo, tenía los nudillos rotos. Se ve que estaba muy atormentado, luego de ese día no la volvió a dejar ni a sol ni asombra a Belinda.
Es muy sobreprotector, otro importante cambio es que ha decidido controlarme como a Belinda, así que ahora se dedica a ver que hago y como lo hago. Eso me ha hecho sentir amada, nadie nunca había mostrado tal interés, a no ser para usarme. Hoy está particularmente preocupado, voy a salir en una cita con Marcus, claro luego de que pase por una conversación con Eduardo. Aun no me ha dicho a donde me va llevar, es una sorpresa según él. La emoción no me ha dejado dormir, es mi primera vez, no sé qué ponerme o cómo actuar, no sé qué espera de mí. Estoy muy asustada y confundida. El medico ha dicho que solo debo disfrutarlo, sí me siento incomoda se lo debo comunicar – como si fuera fácil, tras años de dominación – y si no me gusta, no debo salir más con él. Ha dicho que no me enrolle, que solo le dé una oportunidad.
Estoy muy nerviosa, Marcus debe hablar con Eduardo. Ambos son dóminos, quizás esto termine mal. Es claro que mi vida es muy complicada, exijo mucho de un hombre que solo quiere disfrutar de mí. Belinda me ha ayudado a escoger la ropa, ¡gracias a Dios! No tenía idea de que ponerme. Marcus ha sido muy enigmático del lugar a donde me llevará. Justo cuando estoy a punto de finalizar escucho el timbre de la puerta, entonces todos mis nervios vuelven, Me siento como cuando mi papá llegaba a casa, emocionada porque había llegado y al mismo tiempo aterrada pues sabía lo que vendría, su forma de darme amor. Belinda me deja para ir a recibirlo, me miro al espejo y no logro reconocerme, nunca me había visto tan feliz, emocionada e ilusionada. Toco mi rostro intentando develar si esto es un sueño o es realidad. Marcus me hace sentir feliz, sin necesidad de hacer nada. Solo su presencia me da seguridad y me llena de vida. Al caer en cuenta de eso, decido que no deseo perderlo. Entonces salgo como alma que lleva el diablo en dirección a la biblioteca, no me permitiré que se aleje de mí.
Llego a las puertas de la biblioteca, se escuchan sus voces, parece que todo está bien. Me pican las manos por abrir esas puertas, necesito llegar a él. Siento como Belinda posa su mano en mi hombro, me mira con amor. Algo que nunca creí llegar a reconocer, y murmura: "confía en Él"; no sé a cuál de los dos se refiere; pero decido obedecer. Respiro profundo, decido esperar a Marcus allí. Pasado un tiempo que me parece larguísimo, logro escuchar abrir la puerta de la biblioteca, sonrió como tonta, me encuentro con el hombre que le dio vida a mi corazón. Su mirada me traspasa, debilita todas mi murallas, las cuales me han costado años en levantar, se dirige directo a mí, toma mi rostro y sin darme tiempo a responder me besa. Es un beso lleno de posesión; pero a la vez cargado de pasión. Siento como mis piernas se debilitan, sin darme cuenta estoy suspirando, por el primer beso de amor que he recibido. Él toca mi frente con la suya, suspirando.
Estoy aterrada y emocionada, Marcus me ha obligado a ir vendada, a donde sea que me esté llevando. Me cuesta confiar en las personas, el permitir que él hiciera esto me costó mucho, el viaje ha tardado demasiado, esto ha debilitado mi confianza estoy muy cerca de una de mis crisis. Me descubro en el punto de quiebre, me llamo la atención mentalmente. Marcus siempre ha sido honesto y abierto conmigo, no creo que me haría daño. Con esta nueva realidad, respiro profundamente y decido relajarme. Entonces llega a mis fosas nasales el olor inconfundible del mar, eso hace que me relaje más, el océano siempre me hace sentir bien. Caigo en cuenta que está haciendo un calor húmedo, signo claro que estamos cerca del océano.
Marcus detiene el auto, mi corazón late a mil por hora. Me ayuda a bajar del auto, escucho claramente las risas, gritos, sonidos mecánicos y música infantil. Mi corazón sin razón alguna rebosa de la emoción.
Marcus pregunta en mi oído si estoy lista, solo asiento con la cabeza. En lo que me quita la venda me veo llena de todo tipo de emociones, estoy en un carrusel ¡jamás había estado en uno! Mis ojos se llenan de lágrimas, no resisto la emoción lo abrazo muy fuerte y le digo al oído "gracias". Lo veo a los ojos, por primera vez en mi vida decido ser yo la que tome el control de mi vida y le beso. En un principio con temor al rechazo, luego con pasión. ¿Deseo a este hombre? Al parecer mi cuerpo responde al él, al igual que mi corazón. Nuestro beso nos consume en deseo, Marcus baja sus manos a mis nalgas y me hace envolverlo con mis piernas. Yo pido más a través del beso. De pronto todo se detiene, Marcus me mira absorto de deseo.
- Chiquita, no sigas por aquí. Realmente quiero tener una cita. Tú necesitas tener una cita – me suelta las piernas, primero me siento rechazada. Al bajar la vista a su entrepierna y ver el signo de su excitación, caigo en cuenta que no es rechazo. Marcus está sacrificando su deseo, por darme ilusión y sueños. Me hace sentir muy feliz, le tomo de la mano y nos adentramos a la feria.
Llevamos horas en la feria, primero fuimos a los carros chocones. Luego a una montaña rusa que más que miedo me hizo reír muchísimo. Jamás me había sentido tan bien, ni tan siquiera reconozco estos sentimientos, son totalmente nuevos para mí. Marcus se aleja de mí por un momento para comprame un helado, ¡es tan caballero! Me detengo en un juego que consiste en derrumbar botellas, el premio mayor es un oso enorme. Y lo deseo, así que decido pagar por jugar. Claro que nunca he realizado ningún deporte, así que fallo de la peor manera. Toda mi felicidad desaparece ¿Por qué un simple peluche tiene ese poder? No logro entenderme; sin darme cuenta estoy llorando. Marcus se acerca, al verme llorar, se asusta. Le explico por qué estoy así. Toma mi rostro con dulzura.
- ¿Mi niña quiere ese peluche? – solo digo: si – ya lo vas a tener.
No logro entender que cosa me ha poseído para realizar semejante actuación. Volteo y veo a Marcus realizar su primer lanzamiento, derrumba la botella, solo le falta dos más, dejo de respirar a la espera del resultado. Veo con deleite como derrumba las otras dos botellas, sin más ¡ha ganado mi peluche! Viene con cara de niño travieso y me lo obsequia. Mi corazón estalla de la emoción. Me le monto cual niña encima y comienzo a repartirles besos, mientras el ríe a carcajadas. Luego me bajo y tomo mi nuevo amigo, mi oso y no lo suelto más en toda la tarde.
Hola mis amados lectores
Estoy muy emocionada cada dia Anika tiene mas seguidores y votos. Gracias por tanto cariño. Quiero conocer a cada lector, estoy planeando hacer un tipo chat . ¿que opinan?
Quiero agradecer a mis nuevos seguidores de esta semana: @EloisaCartagenaSoto; @DanielRivaya.
Los pocos que saben soy de Venezuela y mi pais esta pasando una muy mala situación sus coemntarios y votos me dan alegria cada dia, en medio de tanto problemas.
Una vez mas les reto a tener mas de diez votos esta semana, si lo hacen antes del Sabado publicare el siguiente capitulo. Feliz semana
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