Infiltrada

Anika

Estoy atada sobre una mesa, mis ojos están vendados. Mis piernas están atadas, mis tobillos tocan mis muslos. Aún no sé cómo voy a lograr información siendo el juguete sexual del Ruso, pero ¿qué opción tengo?

Siento como juega con mis senos, que luego de dos días de sexo están muy sensibles, así que mis gemidos no tardan en salir. Le escucho hablarles a sus socios, decirles cuánto ama mi sensibilidad, que soy el mejor juguete que ha tenido. Escucho la aprobación de sus amigos. Debo ser fuerte, esto no me debe hacer sentir impotente, él no tiene poder sobre mí. Yo le estoy permitiendo hacerme esto, yo tengo el control de esta situación, ya no soy un juguete, ahora soy dueña de mi destino. Sabiendo que esto tiene un fin me entrego de lleno a la experiencia, dejando que él, me use a su gusto.

Ya tengo colocadas las pinzas sobre mis senos, siento como juega con mi clítoris, como me introduce dos de sus dedos, estoy ardiendo de deseo, mi cuerpo está muy bien entrenado. Coloca un objeto, el cual se siente como una garra conectado entre mi ano y mi vagina, y siento como soy elevada, quedando colgada en el aire. Y es cuando siento, el peso del objeto que me fue colocado, mi pelvis se mueve intentando tener mayor contacto como el objeto, mi cuerpo siente la necesidad del contacto.

Escucho un látigo, reconozco su sonido. Entonces siento, su primer contacto con mi piel, me genera un gran dolor y al mismo tiempo, siento placer. El objeto se mueve con cada latigazo, en conjunto con las pinzas en mis senos, estoy siendo altamente estimulada. Necesito tener un orgasmo. Mis gemidos se confunden con mis lamentos.

- po...por fa...vor, amo -supliqué

-¿que desea mi hermosa mascota?

-Déjame llegar -dije casi sin aire, tomó una de mis pinzas y comenzó a retorcer.

-correte, preciosa

En lo que pronunció esas palabras mi cuerpo comenzó a convulsionar, grite como una posesa, cuando creí que estaba finalizando mi orgasmo, tomó el objeto que tenía entre mis piernas y comenzó a halarlo, soltándolo y volviéndolo halar. Me corrí nuevamente, esta vez con dolor, al final me perdí en la inconsciencia.



Escucho como el Ruso, conversa con sus socios, mientras me mantienen entre sus brazos. Están hablando de negocios, así que decido no moverme para que no sepan que estoy despierta. La conversación se centra en un cargamento importante que les va llegar, están hablando del día y el lugar. Hablan sobre personas que no conozco, pasado un tiempo decido hacerme la despierta, si tardó más podría sospechar.

-Hola, pequeña- dice mientras pasa sus nudillos por mi rostro. Decido sonreír antes el gesto. Al parecer esto le sorprende, porque acerca su rostro y me besa, primero probando mis labios y luego invadiendo mi boca, en un inicio no respondo, después no le doy dudas de mi sumisión y me entrego a su besó.

- Veo que te estás acostumbrando a mí- dice mientras me observa con detenimiento, sólo sonrió y acercó mi rostro a su cara como una gata en celo.

Unos minutos después despide a sus socios, me lleva a su habitación. Allí me lleva al baño donde está listo un jacuzzi, me introduce con cuidado. Su trato también me incomoda, nunca ha sido tan dulce. Mientras se desviste, noto las marcas en mi piel, unos moretones se comienzan a formar. Marcus se va a enojar.

Mi amo me indica que me coloqué más adelante en el Jacuzzi mientras él se va sentando detrás de mí. Una vez adentro impulsa mi cuerpo a su espalda. Toma una esponja y comienza a pasarla por mi cuello y mis hombros, le escucho suspirar. Baja la esponja a mi seno derecho, sin querer un gemido se escapa de mis labios.

-¿Te duele? -pregunta con tono de preocupación.

-Un poco, amo -Digo en susurro.

Suelta la esponja, toma una botella, se derrama un poco del líquido en su mano y luego dispersa el líquido que parece aceite en ambas manos. Luego coloca ambas manos en cada seno y comienza a masajearlos. En un inicio el líquido calienta mis senos, aumentando el dolor, pero pasados unos minutos siento que el malestar va pasando transformándose el placer.

-¿ves pequeña? - pregunta- Si eres una buena sumisa, tendrás mucho placer y cuidaré de ti muy bien, como nunca nadie ha cuidado.

-Gracias, amo -le digo con timidez. Sigue dando masajes a mis senos, y luego pasa una mano a mi clítoris, donde comienza a estimularlo. Mis gemidos hacen eco en el baño. De pronto me toma de la cintura me da la vuelta, sin mucho esfuerzo me penetra, comienza el vaivén, me incita a que lo cabalgue. Tomó las riendas de la situación me dejó llevar por la necesidad de mi cuerpo. En unos minutos llegamos ambos al orgasmo. Caigo rendida en su hombro, el me acaricia y reparte besos por mi cuello. Me ayuda a levantarme y me seca el cuerpo dulcemente. Jamás imagine una escena así. Me sienta en la cama.

-¿terminaste con el tipejo ese? -pregunta a mis espalda, me tenso ante su pregunta y sopeso si mentirle o no.

- no, amo -digo mientras tiemblo esperando el castigo.

- ¿Porque? -dice en tono de amenaza, volteo para verle a los ojos, para que sepa que soy sincera.

- Lo hice, pero él no lo acepto. Quería explicaciones, cuando no se las supe dar, no acepto y dijo que iba hablar con Belinda. Tú dijiste que nadie debía saberlo, así que le dije que no, le suplique. Le dije que sólo tenía miedo. Eso lo calmó, pero no terminamos. Lo siento, amo. No quería molestarte -dije con lágrimas en los ojos.

Se acerca a mí, yo tiemblo. El pánico se apodera de mí y como resultado me arrodillo a sus pies.

-No, pequeña. No te voy a castigar. Has sido honesta conmigo, algo que no esperaba. No puedo castigar tu honestidad, aunque no sea lo que yo deseaba. Sin embargo, cumpliste con mi orden -toma mi rostro y dice- y eso es lo que importa. Hoy has estado distinta, ya no te revelas, tu cuerpo se ha entregado a mí. Así que lo dejare pasar. Por ahora, pero debes buscar la manera de acabarlo. ¿Has entendido?

-Sí, amo. Gracias por su benevolencia.

- Levantate y vístete, es hora de que vuelvas a casa. En pocos días me acompañaras a una fiesta, ese día vendrás aquí, donde tendrás tú vestuario. Descansa hasta entonces, esa noche te quedarás conmigo. Así que ve buscando lo que dirás en casa.

- sí, amo.

Veinte minutos después, voy en el coche que me lleva a casa. Tengo sentimientos encontrados, me siento orgullosa porque logre engañarle, me siento muy triste porque dejé que mi cuerpo gobernará sobre mis sentimientos y traicionara lo que siento por Marcus. Después recuerdo que no tengo opción, si deseo ser libre y vivir mi amor a su lado, tengo que pasar por esto. Y debo disfrutarlo, un amo reconoce los no verbales de su sumisa. Eduardo y Marcus insistieron en ello. Mi cuerpo y mi mente deben estar al unísono deseando sólo complacer a mi amo. Llegó a casa, me lleno de valor. Sé que me estarán esperando, para que de mi informe. Extrañamente, mi cuerpo comienza a sentir todo el peso de esta tarde y sólo deseo dormir.

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Buenassssss

Una nueva actualización cada dia más cerca del final, gracias por sus comentarios y votos. Por favor no olviden pasarse por mi otra historia "Dulce Despertar" y darme sus comentarios.

Bienvenidos esta semana a mis seguidores nuevos: @AaronPs; @unamerodeadora; @xCaroConx.

Recuerden que si les gusta dejen su voto, pero si lo aman haganle publicidad con sus amigos. Aqui les dejo el reto de la semana: ¡como creen que marcus reciba a Anika luego de estar con el Ruso?

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