Descubrimiento


Marcus

Sabía que algo raro estaba pasando con Anika, me rehuía la mirada cuando estábamos hablando antes de dejarla en el consultorio. Eso me dejo mala espina, así que como no tenía nada que hacer, decidí quedarme a ver qué pasaba por la cabecita de mi chica.

A la hora la veo salir del consultorio, francamente se ve pálida, parece muy asustada. Se para en la acera mientras detiene un taxi. ¿A dónde ira? La sigo con mi carro, a los pocos minutos llegamos a una mansión donde un mastodonte la está esperando en la puerta, esto me da una muy mala espina. Decido llamar a casa de Anika, necesito saber qué diablos está pasando.

- Buenas – escucho al otro lado de la línea a Belinda, definitivamente con ella no puedo hablar de este tema podría ponerla peor de lo que está.

- Hola Belinda, es Marcus – le digo intentando parecer normal

- Hola Marcus, ¿ya salieron de la consulta? – pregunta y eso solo me confirma que ellos no saben los planes de mi chica. Decido mentir para no estresarla más.

- Sí, estoy esperando que baje. Oye Eduardo ¿está por ahí? – espero que no le extrañe

- Si claro. ¿quieres que te lo pase? – pregunta cambiando el tono

- Por favor – le digo rogando que no se ponga a preguntarme ¿para que lo quiero? Escucho silencio, espero unos segundos que parecen horas.

- Hola – escucho al final la voz de Eduardo

- Tenemos un problema – es lo único que logro decir.

Han pasado más de tres horas desde que Anika entro en ese lugar. En ese tiempo Eduardo me alcanzó, el reconoció el lugar de una vez, dijo que era de uno de los socios de Leylan. Me conto la noche en la isla, lo mal que la paso. Me dijo que, en lo que conoció a Nicolae Funar, su rostro le pareció familiar. Más tarde recordó que esa noche lo había visto en la isla, por lo cual está seguro que él es parte del mundo de Leylan; peor es el hombre que ha acosado a Anika. Me explica lo del ramo de rosas que recibió y la crisis que le dio a ella, al recibirlo. Me dice el gusto que tenía Leylan en compartirla, al solo pronunciar esa palabra mi estómago se revuelve, siento como la bilis intenta salir de mi cuerpo. Pobre mi niña, ¿Por qué está pasando esto sola? Mientras hablamos se ve un movimiento en la puerta de la casa, mi piel se estremece al ver como el tipo, que se hace llamar El Ruso la lleva en brazos, al parecer inconsciente. Siento la necesidad de ir hacia ella, Eduardo me detiene. Respiro aceleradamente, mis manos se cierran en puños, deseo reventarle el rostro de niño bonito que tiene.

- Resiste – insiste Eduardo – debemos saber que sucede, antes de ponerla en riesgo a ella. Sé exactamente cómo te sientes – me dice mientras me mira – Debes saber que tenemos que ser precavidos, este tipo es toda una ficha, lo he estado investigando. Hemos abierto expediente, debes tener calma, sino quieres que ella salga más herida.

- Es que acaso ¿no la ves? – digo casi gritando – carajo, esta inconsciente. Que le pudo hacer para que este en ese estado – Eduardo me mira con lastima.

- Usarla – dice casi en susurro. En lo que pronuncia esa palabra mi mundo se cae. Veo más detenidamente su cuerpo, muestra síntomas habituales en una sumisa luego de una sesión. Mi corazón se rompe en mil pedazos a ver como mi niña vuelve a ser usada como un objeto.

Vemos como le habla al oído, ella abre los ojos alarmada. Al ver donde se encuentra intenta controlar su reacción, lo que me hace saber que no desea estar allí; pero debe. Él le dice al oído algo más, ella asiente con la cabeza, inclina su rostro en una postura que conozco bien, sumisión. Él le indica que se suba en un auto, él va detrás de ella.

Enciendo el auto y lo seguimos hasta la casa, donde ella se baja. Camina con gran esfuerzo, abre la puerta de la casa y desaparece. Mi corazón ha dejado de latir al ver la imagen de una esclava sexual. Debo buscar la forma de salvarla.



Anika

La culpa me carcome, acabo de estar con otro hombre que no amo y mi cuerpo reacciono a él. Está claro que no debo seguir con Marcus, por su seguridad y porque no soy una buena mujer. ¿Realmente creí que podría borrar mi vida? ¿Que podría ser alguien distinto? Lloro en silencio en mi cama, recuerdo solo la advertencia de mi nuevo amo. Me da una semana para que Marcus desaparezca de mi vida, así que me lleno de valor y entre lágrimas le escribo un mensaje.

Anika: hola, ¿podemos vernos mañana?

Marcus: hola nena, ¿qué ocurre?

¡Dios! ¿Porque debo perderlo? Mi mente esta tan embotada que no logro pensar claramente. Por fin encontré el amor y debo dejarlo marchar. Sí continuo con él, sólo le voy a traer sufrimiento, quizás la muerte. Decido no seguir por esa línea de pensamiento y centrarme en lo que mi amo ordenó. Debo volver a crear ese muro, deja de soñar y entender que yo no tengo derechos, ni emociones; solo soy un juguete, nací para entretener. Mientras más rápido me quede claro, más rápido dejare de sentir.

Anika: nada, solo deseo verte

Marcus: pero si nos vimos hoy, pequeña. Cuéntame ¿Qué sucede? ¿Quieres que vaya ahorita?

Anika: no, es muy tarde. Mañana

Marcus: muy bien, nena. Mañana voy. Te quiero.

Esa declaración solo me hace llorar más. Decido darme un baño, aún tengo el aroma de mi nuevo amo en mi cuerpo. Cuando me quito la ropa me doy cuenta que tengo marcas de la sesión, en brazos, hombros, todo el torso. Mi clítoris aun esta hinchado, me arde. Me baño con agua tibia, lloro desconsoladamente, eso me da alivio solo por el momento. En unos meses pasare a pertenecer definitivamente a otro hombre, este es más inteligente, no dudo que me obligará de alguna forma legal a permanecer a su lado. Me dirijo del baño a mi habitación, al llegar a ella me encuentro de frente con alguien que no creo que pueda mentirle.

- Debemos hablar Anika, necesito que me digas la verdad – dice sin dar lugar a un escape

- Eduardo... ¿Qué haces en mi habitación? – digo con el corazón a mil

- Quiero que me expliques, ¿A dónde fuiste después de la consulta médica? – dice mirándome a los ojos – y piénsatelo bien antes de mentirme.

- Yo...No tengo porque decirte nada – grito – tú no eres mi padre, ni nunca lo serás. Así que si a eso viniste te puedes retirar de mi habitación – después de que disparo, es que me doy cuenta de la que estoy diciendo, él me mira detenidamente igualmente extrañado de mi reacción, se queda pensativo sopesando lo que acabo de decir.

- Bien, sí así quieres jugar, lo haremos a tu modo – dice con rabia, me hace sentir mucho miedo al escuchar su tono. Me mira y se retira de mi habitación, dejándome en la incertidumbre con sus palabras ¿Qué piensa hacer?



Hola Amados Lectores

Ante todos estoy muy emocionada por su total aceptación, comentarios y votos. Estas semanas han sido como un sueño jamas pense que otras personas podrían disfrutar tanto como yo de mis escritos.

Esta semana tenemos nuevos seguidores y les damos la bienvenida: @PatchCipriano_grey;  @MileMile02; @HannaAarab; @saleha-.

Recuerden que tengo dos historias mas que pueden leer y comentar, si les gusta mi historia demuestren su amor con su voto. Y si les encanta hagan publicidad.

Feliz semana!!!!

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