Agonía

Anika

Recuerdo cuando este día generaba en mis sentimientos de alegría. Cuando me despertaba con ilusión esperando que mi vieja cocinera me celebrara con una torta, que me daba a escondidas, mi cumpleaños. ¿Cuánto tiempo ha pasado de eso?

Me despierto sin emociones, sé que nadie sabe que es mi cumpleaños, solo mi padre y el personal de la casa lo sabía, Leylan también, pues en mi cumpleaños fue cuando me entregaron a él. Ahora que lo pienso mi cumpleaños marca los días más infelices de mi vida. Perdí a mi madre en mi nacimiento, perdí a mi padre en un cumpleaños, aunque en realidad nunca lo tuve. Pase a ser un objeto ese día. Entonces ¿Cómo podría importarme que hoy cumpla mi mayoría de edad? Seguiré siendo una esclava, conociendo a Nicolae, aprovechara mi adultez para amarrarme más a él.

Observo mi lujosa prisión, desearía que mi padre me hubiese abandonado en una calle. Estoy segura que mi destino hubiese sido distinto. Quizás triste, pero no tanto. Desde mi ventana entra el suave murmullo de las olas del mar, si tan solo tuviese el valor de quitarme la vida. ¿Por qué no? ¿Para qué seguir respirando? Nada tiene tanto valor para seguir con vida. Entiendo que nada va cambiar, que aun cuando muriera mi dueño, otro tomaría su lugar. Me lleno de valor, antes de hacerlo debo escribirles aquellos que me amaron, no quiero que sientan culpa. Aun no sé cómo les hare llegar las cartas; pero estoy decidida lo haré. Sin demora inicio su redacción...



Dos horas más tarde, con el corazón roto. Las despedidas nunca son fáciles, sobre todo cuando no puedes hacerlo en persona. ¡Dios, como quisiera abrazarlos ahora! Me acerco al balcón de mi habitación, intento controlar mi desanimo, lo menos que necesito el día de hoy, es darle razones a ese hombre para un castigo. Escucho como tocan la puerta, me limpio el rostro, espero que no quieran saber porque estoy llorando o mejor aún espero que no sea él, quien este en mi puerta. Indico a la persona que toca, que puede pasar. Entra una de las chicas del servicio, me indica que hoy debo asistir a una fiesta. De pronto estallo en una risa histérica. ¿Cómo puede la vida castigarme así?

Cuando logro calmarme, ante su mirada de asombro. Me indica que debo ponerme y a qué hora debo estar lista. Al ver que él no ha exigido mi presencia en todo el día, le pido que no me moleste más. Quiero estar sola, rumiando mi miserable vida. Ella me ve con lastima, se ve que quisiera hacer más por mí. Aun cuando me lo propusiera, no lo permitiría. Ya no quiero más muertes en mi conciencia.

Me siento en el balcón, con mis rodillas tocando mi barbilla. Malta es una hermosa isla, llena de vida, sueños y esperanza. Cada día a su lado, muero lentamente. Si no termino mi vida, seré prisionera de mi cuerpo y mi mente. Llevo días sin comer, por suerte él no lo ha notado. Tengo fuerzas, mi cuerpo ha estado acostumbrado a la ausencia de alimentos. Lo malo fue esa estúpida cena romántica, tuve que comer, lo bueno fue que ni noto lo poco que comí, no sé qué se propone. ¿Para qué ilusionarme? Jamás me tratara como un ser humano. Estoy harta de no tener decisión en mi vida y cuerpo. Ya no más. Debo ser valiente, hacer un último acto para mi libertad.



El Ruso (Nicolae)

Ha sido un día difícil, el tener que preparar una fiesta sorpresa. Jamás había hecho algo así, pero anoche la vi, su mirada inocente ya no estaba. No había vida en esa mirada. Fui tan estúpido, no sé si lograré sanar el daño que hice, me mata el perderla sin ni siquiera haberla tenido. Baja la chica del servicio.

Ya hice lo que me pidió− indica, pero su rostro muestra preocupación.

¿Cómo está hoy?− inquiero.

No está bien, señor. Su rostro tiene rastro de haber llorado. Cuando le di sus indicaciones le dio un ataque histérico. Señor, lleva días sin comer. Ella no está bien, temo que quiere morir.

Su sola declaración hace recorrer un frio sobre mi cuerpo, ¡morir! ¿Tanto daño le hice? No sé qué haría si la pierdo, ¿Qué puedo hacer? Quizás esta noche se alegre. Quizás vea mi cambio. ¡Qué idiota he sido!

Llega la noche, la veo bajar por las escaleras. Hermosa como siempre, ni el maquillaje ha logrado ocultar lo hinchado de su rostro. Esa visión me hace saber que quizás no tenga arreglo. La tomo de la mano, mientras saca su sonrisa falsa. Extraño a mi sumisa inocente, aquella que se dejaba llevar por sus deseos. Esta es un cascaron viviente. ¿Acaso la he perdido? Le indico la salida. En el auto un tenso silencio nos cubre. Ahora que presto atención, me doy cuenta que ha perdido unos kilos, el vestido le queda flojo, casi como si fuera prestado. Decido que mañana la vera el médico, no voy a permitir que se mate de hambre, hare lo que sea para devolverle la vida.

Llegamos al lugar, le indico que cierre los ojos, ella lo hace con temor. La tomo de las manos, entramos al lugar. Entonces se escucha: «Sorpresa». Ella abre los ojos, ve el salón, todas las personas a su alrededor son desconocidos, logro que sonría. Al menos algo mejora, la tomo de la mano. Le voy presentando a mis amigos legales, personas de la sociedad de Malta. Todos son muy atentos con ella. Al rato suelto su mano, permito que ella disfrute su fiesta de cumpleaños. Pronto la veo, compartir con chicos de su edad, ella se cohíbe, les escucha pero mi niña es muy tímida. No lo había notado hasta hoy, de vez en cuando la descubro buscándome.

Nos toca la cena, nos sentamos y compartimos historias. Ella se sorprende de alguna de ellas, pues no solo hago cosas malas. Escucha que manejo algunas fundaciones. Que logre levantar la economía del sitio. La gente de este lugar está muy agradecida conmigo. Ella me mira con sorpresa, al parecer creyó que conocía todo de mí. Si debo dejar mi mala vida por ella lo haré. Por hacerla feliz hare todo lo que este a mi alcance.

En algún punto alguien le pregunta qué estudia, ella busca mi apoyo con su mirada. Explico que no ha podido estudiar por ser hija de un diplomático. Que ya está buscando sitio donde estudiar la universidad. Esa declaración la asombra. Entonces los mismos jóvenes se emocionan y le explican las maravillas de sus universidades. Ella no dice nada. Imagino que cree que ella no estudiara más. Pronto sale la torta de cumpleaños, jamás había visto una mujer más hermosa como la que tengo frente de mí. Parece una niña en navidad, sus ojos se humedecen. Escucha como le cantan cumpleaños y sopla las velas. He logrado un poco de vida hoy. Cuando reparten la torta, pido la palabra.

Anika, jamás pensé que una mujer completara mi existencia. Me burlaba de aquellos que caían en los brazos del amor. Heme aquí, enamorado como un niño. Sé que no he sido el mejor contigo, que no merezco ni tu presencia cerca de mí. Hoy ante todos mis amigos, deseo comprometerme en respetarte, darte todo lo que necesites para ser feliz y completa. Por favor se mi esposa –y le muestro el anillo de compromiso. Me mira, sopesa la situación en segundos.

Si− dice, sé que no es lo que desea. Su cuerpo esta rígido como cuando va ser castigada.

Hare que no te arrepientas, mi niña− le abrazo y la beso. Ella sigue tiesa, permitiendo que le haga lo que yo quiero. Me entristece saber que solo dijo sí, porque creyó que no tenía opción.

Todos nos felicitan, pronto sacan sus regalos de cumpleaños. Ella sonríe y se ilusiona con todo lo que recibe. La fiesta termina, la llevo al auto.

Sé porque dijiste que si− le digo mientras ella inquieta toca el anillo de compromiso− tranquila, sé que no confías en mí. Solo te he obligado a estar a mi lado. Pero como te dije antes, me ganaré tu amor.

Su respuesta es voltear a ver por la ventana, mientras lágrimas resbalan por sus mejillas.

Gracias por mi fiesta de cumpleaños. Nunca tuve una− finaliza y vuelve a su estado de mutismo habitual.


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Feliz sabado!!!

Aqui les dejo otroa capítulo, espero sus comentarios y votos.

Chicas necesito su ayuda, estoy inscrita en un concurso de relatos eroticos el tema es Memoria en la piel, asi que ideas de que podria tratar mi relato. Gracias a todas las que me han comentado, quienes me han escrito dandome su buenos deseos. Gracias por todo mis hermosas lectoras...

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