Y ahí estaba él, contemplando lo que nunca sería y siempre anhelaría. Saboreando desde lejos esa sonrisa traviesa y esos ojos brillantes. Deseando a la distancia esos orbes que nunca lo mirarían y esa boca que jamás susurraría su nombre.

Porque él nunca hace las cosas a medias, ni siquiera enamorarse. YoonGi es un experto en lo que hace, un profesional absoluto, que cuando se dedica a algo lo hace desde lo más as profundo de sí mismo. Pone todas sus fuerza y su concentración para hacer todo de la mejor manera posible. Y por supuesto con cuestiones del amor no sería distinto.

Porque es un hombre comprometido y responsable que al comprometerse hace un pacto. Y al enamorarse también.

Y aunque profesional, es desastroso. Y por eso de todas las personas, de todas las 7 mil millones de personas que habitan el planeta Tierra, él tenía que ir y enamorarse de la más complicada, la más brillante, la más tierna y sincera, aquella que jamás lo miraría porque su corazón y alma libres no se guían por las mismas reglas que el resto de nosotros mortales.

Así que no le queda otra opción más contemplar a lo lejos, desear a la distancia, admirar desde atrás aquella luz cegadora pero cálida que Jimin siempre trajo consigo pero que hasta ahora YoonGi se da cuenta que le gustaría tener más cerca.