Chris bajaba las escaleras con una sonrisa, Adams le sonríe con mucha ternura haciendo que este llegara hasta su pecho para presionarle contra él.

Sus padres aparecieron y Raina preguntó:

―¿Y bien?

―Creo que deberán pensar en que ponerse, ella va a casarse y debemos respetar su decisión.

―Pero es muy joven ―agregó mi padre con lágrimas contenidas en sus ojos.

El chico se acerca a sus padres envolviéndoles a los dos en sus brazos, desde que ahora era un cambia forma, su cuerpo sufría una transformación, su rostro comenzaba a madurar al igual que su cuerpo, haciéndole parecer cada día mucho más mayor.

―Tranquilos ella estará bien, solo apóyenla y sean los mejores padres para ella, solo así se quedara con ustedes para que tú papa, puedas entregarla en el altar.

―Está bien ―dicen ambos resignándose.

―Vamos sonrían... ―dice Chris abrazándoles nuevamente.

Ellos lo hacen aún con tristeza en los ojos, para luego ir a la cocina. Se escucha un sonido en la puerta que llama la atención de Adams y de Chris dirigiéndose hasta ella, al abrirla no observan a nadie, pero sus vistas se detienen ante un papel envuelto en una piedra.

Adams toma la nota para desenvolverlo, la lee detenidamente y Chris observa como poco a poco su rostro se va tornando sombrío.

―¿Qué sucede Adams?

―Problemas... eso es lo que sucede. Los cazadores han vuelto.

―¿Cazadores?

―Sí, son seres humanos que odian todo aquello que no está dentro de sus límites mentales como algo "normal", lo que me preocupa es que conocen tu casa.

―No les permitiré que se acerquen a mi familia, Adams.

―Lo sé cariño no dejaré que algo les suceda, protegeré todo aquello que te importe.