19. Sueños
Resumen: Desde hace un tiempo, Light ha teñido sueños extraños. Para muchos, los sueños y el subconsciente van de la mano.
——
Light era muy feliz con Elle, llevaban tres años de novio y uno viviendo juntos. Eran muy diferentes y quizá eso los complementa tan bien. Habían discutido como cualquier pareja, pero nada que no pudieran hablarlo y solucionarlo. Era la primera vez que se sentía pleno en una relación. Podían hablar con naturalidad cualquier tema, y eso incluía el sexo.
Desde hace unos meses comenzaron a experimentar con encuentros más rudos, Elle fue el de la idea y Light no iba a mentir, la verdad le encantaba, sobre todo porque luego lo llenaba de caricias y mimos.
Sin embargo, desde hace un tiempo también Light comenzó tener pesadillas, sueños donde percibía a Elle como una amenaza, y una voz le decía que debía cuidarse de él. Decidió no contárselo a nadie, quizá entre el trabajo y el estudio estaba estresado, pasarían en algún momento. ¡Por todos los cielos! Elle Lawliet era lo mejor que le podía haber pasado, tenía que ser una tontería. Pero las pesadillas continuaron empeorando.
***
—¿Y qué piensa hacer al respecto, señor policía? —La voz de Light fue un ronroneo mientras se subía a horcajadas sobre la cintura de su novio, quien acostado en la cama se removió un poco para poder sujetarlo mejor de las caderas.
—Debo pensar en el mejor castigo para alguien que va por ahí seduciendo a la ley. —Jadeó, su mirada viajando hasta donde la posición le permitía ver. Light tenía unos shorts muy cortos de cuero y una remera negra bastante transparente.
—No lo veo cumpliendo su palabra... —dijo sonriendo de lado mientras se encorvaba hacía él y movía las caderas para que sus miembros se rozaran—... He sido muy malo, ¿acaso va a castigarme? —le susurró al oído antes de darle un leve mordisco en el lóbulo de la oreja.
—Oh, sí... cómo no tienes idea... —lo tomó de la cintura y en un movimiento rápido lo mandó a la cama, cambiando de posición. Se acomodó entre las piernas del castaño y se inclinó hacía él, sus rostros muy cerca— ¿quieres saber lo que le hacemos a los jovencitos como tú? —susurró, sacándose un par de esposas de la parte de atrás de su pantalón.
Era la primera vez que usaban ataduras y los dos estaban muy emocionados, se les notaba en su cara y en la erección que ambos tenían. Sin embargo, al momento que Elle le dio vuelta de forma brusca y le esposó las muñecas, algo se nubló en la mente de Light.
—No... —jadeó, sus ojos abriéndose de par en par y comenzando a respirar agitado— ¡No! ¡No! ¡Sueltame! —pataleó y se revolvió con lágrimas bajando por sus sienes.
Elle se apartó asustado pero no fue lento para reaccionar, de inmediato tomó las llaves de la mesita de noche.
—Light... ¡Light! —lo llamó mientras intentaba mantenerlo quieto para poder soltarlo— ¿Light...? —volvió a llamarlo, esta vez de forma suave a la vez que le enmarcaba el rostro con las manos luego de que logró abrir una esposa.
Sin embargo, el castaño se alejó de él y empujándose con los pies se repegó contra el respaldo de la cama. Ahí inhaló aire de forma agónica, su garganta produciendo un silbido cada vez que lo hacía. Vio a todos lados con los ojos muy abiertos y entonces su mente volvió a conectarse con la realidad.
—Pe... Perdón... —murmuró, abrazándose las piernas y echándose a llorar por lo que había hecho.
—Hey... ¿perdón, por qué? —gateó hasta él y de nuevo lo tomó del rostro con las manos delicadamente— ¿Te gustaría decirme qué pasó?
Guardó silencio. Las pesadillas vinieron a su mente, porque para él eran las causantes de ésto, pero no quería hacer sentir mal a su novio, a nadie le gustaría saber que el subconsciente de tu pareja te perciba como una amenaza. Sin embargo, el no decirlo podía hacer que todo se malinterpretara.
—He tenido sueños extraños últimamente... —murmuró, refugiándose bajo el brazo de Elle y acomodando la cabeza en su hombro.
—¿Sueños extraños? ¿De qué hablas? —Alzó una ceja.
—Pesadillas... con monstruos... —no le iba a decir que en esas pesadillas el monstruo era él—... sé que es una tontería pero... —su voz se quebró y escondió el rostro en el cuello del otro—... Perdón... Perdón... no quería arruinarlo... la estábamos pasando tan bien...
—Shhh, no digas eso... —se ladeó un poco y lo tomó del mentón para que alzara la mirada— No has arruinado nada, Light. Si no te gustó estar atado no pasa nada, ¿acaso no la hemos pasado increíble de otras maneras antes? —lo último lo dijo en un tono seductor antes de plantarle un breve beso en la punta de la nariz, algo que le causó un poco de cosquillas al castaño— ¿Te he dicho que te ves tan lindo cuando sonríes?
—Como un millón de veces. —Respondió más relajado.
Elle también sonrió y se recostó en la cama para luego ofrecerle su brazo o su pecho como almohada. Light no lo dudó, le encantaban los mimos y el sonido que el corazón de su novio hacía en cada latido. Las caricias se prolongaron por un rato hasta que los dos se quedaron dormidos.
****
Oscuridad. Miedo.
Light corrió a pesar de no ver nada, a pesar de que en cualquier momento podía caer en un abismo. Quizá eso no sería tan malo, le pondría un fin a todo, pero las penumbras eran tan densas que parecían acecharlo, haciéndole más difícil respirar y moverse. En un punto comenzó a llorar, cuando sintió unos cuantos falanges largos recorriéndole la espalda; tan fríos y filosos.
De pronto no pudo huir más, un par de manos lo agarraron de cada brazo, tirándolo al suelo, o lo que fuera que hubiera debajo, hasta dejarlo acostado.
—Por favor... —lloriqueó apretando los ojos. Ni siquiera sabía a qué o a quién le estaba suplicando pero estaba temblando.
—¿Por favor? —Una risa mordaz y las sombras comenzando a consumirlo, volviéndose más pesada.
La respiración de Light se descompensó, silbidos agónicos saliendo desde lo profundo de su pecho, lágrimas espesas empapando sus pómulos. Intentó gritar y patalear, de la nada un par de manos se sumaron, esta vez sujetándole el rostro. Abrió los ojos por inercia y se topó con dos pupilas de un profundo negro como las sombras, esos ojos sobre unas marcadas ojeras y en un rostro tan pálido como la nieve, Elle estaba sonriendo de forma escalofriante.
Él gritó de nuevo.
****
—¿¡Light!? ¿¡Light!?
El castaño abrió los ojos y tomó una bocanada de aire agonizante mientras su novio lo sacudía de los hombros desesperado. Estaba empapado de sudor y lágrimas. De inmediato se sentó en la cama, dándose cuenta que estaba de vuelta en su habitación y lo siguiente que enfocaron sus ojos fue a Elle Lawliet. Por inercia se alejó de él,
Su parte del cerebro aún alterado lo llevó a pensar que tantos sueños quizá eran una señal, ¿qué tal si estaba durmiendo con el enemigo y ni siquiera lo sabía?
—¿Light...? —Elle enarcó una ceja, sin saber si acercarse al ver su reacción. Además, él también estaba sin saber qué pensar sobre lo que había presenciado.
—Perdón... —murmuró intentando fingir una sonrisa— ¿te desperté? —su parte sensata volvía en sí y le hacía ver que era una tontería ver a su novio como una amenaza.
Elle no respondió de inmediato, en cambio se acercó a él con cuidado cuando creyó que era seguro hacerlo.
—Fue otra pesadilla, ¿verdad? —lo vio a los ojos mientras comenzó a acariciarle los brazos de manera condescendiente.
—Oh, ¿acaso te golpeé? —soltó una risa ficticia, queriendo mermar la incomodidad— De seguro te pateé o algo, ¿no?
—Hablaste, Light.
La sonrisa de aludido se borró y su rostro perdió cualquier color. Elle lo siguió viendo a los ojos.
—¿Ah, sí? —carraspeó la garganta nervioso— ¿Y qué dije...?
Solo esperaba que hayan sido balbuceos o algo así, ¿cómo se tomaría su novio saber que él es el protagonista de sus pesadillas?
Elle de nuevo guardó silencio y por un segundo apartó la mirada, como si no pudiera verlo a los ojos. Eso puso más tenso al castaño.
—Decías... —se relamió los labios y sus ojos se llenaron de lágrimas, un sudor frío le bajó por la espalda y comenzó a temblar, temiendo por el significado de las palabras que escuchó—... No parabas de decir «ya no, por favor. Ya no, papá».
Entonces algo en el cerebro de Light se desbloqueó y la pesadilla se deslizó por cada recoveco de su cabeza, inundándola con un torrente de imágenes llamados recuerdos.
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