11. Su luz llamada Light

Resumen: La calidez que siente a su lado es momentánea, desaparece cada vez que se va.

—-

Elle, a sus dieciséis años, cree que la mejor parte del día es la noche, cuando se va a dormir para ser más precisos. En esas horas es inconsciente de su realidad, nada duele, y si su mente está de buenas hasta lo puede hacer soñar con una realidad diferente.

Sin embargo, en las mañanas el despertador nunca tiene oportunidad de sonar. Lo despiertan los gritos de su padre, el llanto de su madre, otros días como hoy lo despierta una golpiza sin motivos. No entiende qué ocurre, nunca lo entiende, apenas adormilado se mueve de un lado a otro haciéndose bolita para protegerse de los cinturonazos de su progenitor, quien le grita un sinfín de cosas que no logra descifrar, la verdad tampoco lo intenta, ha sido así desde que tiene memoria y solo ruega porque termine pronto. Puede sentir el hedor a alcohol quemándole la nariz aun en medio de la golpiza, su padre estuvo tomando, cosa que no le sorprende, usualmente está bajo efectos del alcohol cuando decide desquitarse con ellos, que es prácticamente todos los días y por razones que quizá ni él sabe.

Cuando al fin la pesadilla termina, no tiene tiempo para lamentarse, ve la hora y se da cuenta que ya se le hizo tarde para la escuela. Aunque no fuera así, prolongar su estancia en esa casa no sería una opción.

Se da una ducha escueta, le duelen mucho las marcas en los brazos y espalda. El uniforme no está planchado, y tampoco sabe si está limpio, lo olisquea un poco para descartar malos olores y procede a ponerselo, de todas formas siempre usa un enorme suéter negro encima que lo ayuda a ocultar no solo los golpes si no también su esquelético cuerpo.

En la escuela no tiene muchos amigos, más bien todo lo contrario, pareciera que todos se apartan de su camino cuando lo ven caminar, como si tuviera alguna enfermedad infecciosa. Para Elle mejor, ¿que hablaría con ellos? ¿A ustedes también los ha mandado su padre al hospital de una golpiza? ¿Han visto a su madre quebrarle un plato a su padre en la frente mientras discuten para luego los dos beberse una botella completa de alcohol hasta quedar inconscientes en la casa? ¿también se van a dormir con hambre? ¿también quisieran no despertar al día siguiente cada vez que se van a la cama?

Aunque sabe que ninguno de sus compañeros tiene intenciones de relacionarse con él, de todas formas camina con la cabeza agachada y ojos al piso, no quiere ver sus caras de asco, de lástima, mucho menos quiere ver su propio reflejo en las pupilas de ellos.

Llega hasta un pupitre situado al final, ligeramente más atrás que cualquier otro de los que también están en la última fila. Deja la mochila a un lado en el suelo, todavía encorvado, su quijada casi tocando su pecho como si eso fuera a evitar que los demás lo vean. Y funciona, menos con una persona.

—¿Tarde de nuevo? —Un estudiante jala un pupitre y lo coloca al lado de Elle para sentarse a su lado.

—El profesor aún no ha venido. —Se justifica mientras mira a Light de reojo. No puede estar tarde si le ganó al profesor, ¿verdad?

Light suelta una risa breve a la vez que menea la cabeza. La sonrisa más encantadora que Elle haya visto, la sonrisa que le da calor a su pecho. Elle se va a dormir cada noche deseando no despertar, pero cada vez que abre los ojos al día siguiente, lo único que desea es ver esa sonrisa y esos bonitos ojos miel.

—No puedes basar tu puntualidad en el señor Aizawa, ya sabes que siempre le pasa algo —encoge los hombros, soltando un suspiro—. No me sorprende que el pobre hombre siempre esté de mal humor, ¿qué crees que haya sido esta vez? ¿A su auto se le ponchó una llanta de nuevo?

—Quién sabe... —murmura, sentándose un poco más derecho sin darse cuenta—. Aunque yo prefiero que no venga como la otra vez.

No entiende cómo ni por qué un muchacho como Light le hablaría justamente a él, alguien que sin problemas podría ser el chico más popular del salón sentándose a diario con el rarito. Light ha sido la única persona que siempre le ha hablado, el único a quien llama amigo, el único con el que se siente cómodo.

—No me digas, ¿no hiciste la tarea? —Pregunta el castaño, alzando una ceja.

Elle menea la cabeza haciendo un puchero. —Es que no le entendí...

Light entrecierra los ojos y sin dudarlo le puya las costillas a fin de hacerlo reír.

—¿Y por qué no me llamaste para pedirme ayuda? —Le reclama de forma juguetona.

Sin embargo, en lugar de retorcerse por las costillas, Elle lo hace de dolor. Light se detiene de inmediato, a decir verdad, su verdadero objetivo era ese, siempre es ese, y aunque sabe que es casi imposible, siempre que lo hace espera que ese sea el día en el que su amigo se ría en lugar de hacerse bolita por el dolor.

—¿Puedo ver...? —Susurra Light, pasando la mano por el brazo de su amigo de arriba a abajo, acariciándolo con suavidad por sobre el grueso suéter.

Elle traga saliva mientras agacha la cabeza y se sonroja, si acaso su desnutrición le permite aún teñir sus mejillas. Aunque le da vergüenza, asiente. No es la primera vez que su amigo le ve los golpes y es al único a quien se lo permite.

Light voltea solo para cerciorarse que cada quien está en lo suyo, que nadie los ve y luego lleva las manos a la espalda del contrario, comenzando a subir el suéter despacio. Él también traga saliva al ver las marcas rojizas, hematomas grotescos, como si la piel hubiera estado a nada de romperse.

—Elle... —susurra casi como si quisiera llorar y deja caer la tela— Sabes que mi papá puede ayudarte, ¿verdad?

Ya lo habían hablado alguna vez y logró convencerlo hace un tiempo, el problema es que su amigo se retractó. Tampoco es que Light pueda contar cien por ciento con su padre, se la pasa ausente, esclavizado en su trabajo, si se atreve a mencionar el tema de nuevo tendría que ser porque Elle está seguro de continuar con el proceso.

—Ya sabes como terminó la última vez...

Sí, el padre lo terminó mandando al hospital cuando supo que "andaba hablando de más". En el hospital les bastó con que dijera que se había caído de las escaleras porque su propia madre confirmó esa historia.

Light suspira. —¿Quisieras que nos fuéramos de aquí?

A veces se siente impotente, sabe que no arregla nada con hacer que su amigo pierda unas horas de clases, pero es lo único que se le ocurre.

—Pero ya nos escapamos el otro día... —Susurra cubriéndose un poco los labios, como si estuviera diciendo algo grave, que de hecho sí lo es.

—Hablaré con el director, sabes que siempre me perdona todo —sonríe—, pero sabes que después tendremos que ponernos al día, ¿verdad?

Lo último siempre deben hacerlo, Light debe mantener sus notas perfectas tanto por mantener su nivel académico como también para ayudar a su amigo a estudiar. Sin embargo miente en la primera línea, ya le llamaron la atención y lo han amenazado con llamar a sus padres si sigue saltándose clases, pero eso es algo que Elle desconoce por lo que accede cuando Light le dedica otra sonrisa.

Lo primero que Light siempre hace cuando se escapan de clases es invitarlo a desayunar, se pueden pasar largo rato hablando mientras comen. No obstante, su principal objetivo es distraerlo, por lo que siempre piensa en qué actividades divertidas pueden hacer juntos, como ir a las maquinitas, al cine, alguna feria.

Ha llegado una feria a la ciudad, justo lo vio hace un par de días publicado en redes, por lo que al castaño le parece que es una buena idea ir ahí. El lugar está vacío, es un miércoles por la mañana, pero viendo el lado positivo significa que se evitarán las largas filas.

—Estoy seguro que alguno de estos kioscos debe vender manzanas caramelizadas —dice Light, caminando alrededor de uno buscando los horarios de atención—. Solo debemos encontrar alguno que sí esté abierto.

—No importa, Light...

—¿Cómo que no? Te hice venir hasta aquí porque te prometí una manzana caramelizada.

La búsqueda se prolonga un poco hasta que el castaño se rinde. Aún cree que alguien sí debe estar vendiendo chucherías a esa hora del día pero la feria es muy grande, por lo que deciden subirse a algunas atracciones antes de seguir con la búsqueda.

Es en la montaña rusa, en una bajada que Elle alza los brazos y suelta un grito divertido seguido de una risa. Es entonces que Light se da cuenta que valió la pena, a pesar de saber que al regreso tendrá una nota lista por parte del director para que la firmen sus padres, lo volvería a hacer con tal de escuchar a su amigo reirse como un adolescente normal, como debería hacerlo a diario.

Regresan en algún punto de la tarde, cuando Light sabe que ya no puede continuar ignorando las llamadas de su madre por más que intente explicarle por mensajes de que le explicará cuando llegue. Van caminando, Elle se le ve tan relajado, hablando de lo mucho que se divirtió mientras disfruta de su manzana caramelizada, porque Light no se rindió hasta encontrar una.

Llegan a la parada de autobuses, el punto donde deben despedirse y Light intenta una vez más convencerlo de algo en lo que ha insistido todo el día.

—Elle... ¿de verdad no preferirías quedarte en mi casa a dormir? —se muerde los labios, tomando la mano de su amigo— Sería como hacer una pijamada, ¡di que sí! ¡Será divertido!

El aludido sonríe, la sola idea de pasar más tiempo con Light le gusta. Sin embargo...

—Me encantaría pero no puedo. —Responde con mucha calma y sin dejar esa leve sonrisa, como si lo ocurrido durante el día entero siguiera actuando como anestesia en él.

Light suspira y asiente antes de soltarle la mano.

—De acuerdo.

Se despiden cuando el autobús del castaño llega primero. Elle sonríe y no deja de agitar la mano, su amigo haciendo lo mismo a través de una ventana desde el interior del transporte.

Sin embargo, cuando el autobús comienza a alejarse, también comienza a alejarse toda esa calidez que Light representa para él.

Que estupidez de su parte creer que puede escapar de su realidad solo por haber tenido un buen día. Light es su luz pero también es su efecto placebo, alguien que le quita el dolor del cuerpo y del corazón por momentos, pero su realidad es la oscuridad que le espera al volver a casa. 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top