1. Siempre estaré contigo.

Sinopsis: "...en lo bueno y en lo malo, en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en... la enfermedad". Light tenía claro que sin importar nada, siempre estaría al lado de Elle. 

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Elle Lawliet tragó saliva y arañó los reposabrazos de su silla de ruedas al ver a Light salir del consultorio, por el semblante que traía deducía que no podían ser buenas noticias. Light era a quien siempre le daban los diagnósticos, habían llegado a ese acuerdo pero a veces le daba ansiedad no estar presente. Si se iba a morir quería saberlo de una vez.

—¿Qué te dijo? —Preguntó Elle de prisa al tenerlo cerca.

—Que debes descansar. —Respondió fingiendo una sonrisa mientras tomaba las empuñaduras para comenzar a empujar la silla de ruedas rumbo a las afueras de las instalaciones.

Lawliet no dijo nada, fue llevado como un ser inerte e inservible, tal y como se sentía. Tuvo que ser cargado por su pareja para subir al asiento del copiloto y por el retrovisor lo vio llevarse las manos a la espalda baja, con notable dolor luego de haber guardado la silla de ruedas en el baúl del auto. Ver a Light tomarse unos minutos antes de subir junto a él no lo hacía sentir mejor.

No recordaba exactamente cuándo había empezado todo. Ya llevaba casi un año en eso, había comenzado con ligeros dolores de estómago, se le añadieron fiebres y de pronto presentó debilidad en las piernas hasta ser incapaz de caminar. Sin embargo, diría que todo empeoró cuando ya no pudo ser quien más amaba ser; el mundo ni se había enterado porque L —el mejor detective del mundo— seguía existiendo pero ya no era él quien estaba detrás de esa letra que lo había representado por casi la mitad de su vida.

—¿Te gustaría que pasemos por un pastel? —preguntó Light a fin de animarlo mientras seguía conduciendo.

Elle ni siquiera separó la frente del cristal.

—Solo quiero ir a casa. —Contestó con la voz carrasposa, un efecto secundario de tantos exámenes.

El castaño asintió mostrándose comprensivo, su novio nunca volvía de humor luego de una visita médica.

Una vez en casa, Light tuvo que pasar de nuevo el engorroso proceso de sacar la silla de ruedas, acomodarla y cargar a Elle para situarlo en ella. Elle siempre había sido delgado pero con la cantidad de peso que había perdido era mucho más fácil cargarlo, eso no impedía que el pelinegro se sintiera como un estorbo.

—¿Quieres que te prepare algo? —Dijo Light luego de cruzar la puerta de entrada mientras empujaba al otro. Su voz y su rostro eran angelicales como siempre lo habían sido, como si no estuviera cansado pero Elle lo conocía, lo hacía por no hacerlo sentir peor. Su novio era muy bueno fingiendo.

—Light, solo dime de una vez qué te dijo el doctor. —Comenzó a usar las manos para hacer girar las ruedas de la silla por su cuenta a fin de separarse y girar, viéndolo a los ojos.

—Elle...

—¡Solo dilo! —Alzó la voz, o al menos lo intentó. Su garganta estaba muy lastimada y tampoco tenía muchas fuerzas.

Lawliet sabía que a Light no le gustaba decirle nunca las cosas frente a otros, pero ya estaban en casa. El castaño suspiró y se acuclilló frente a él.

—Tú sabes que tu situación es delicada, ¿verdad? —Murmuró mordiéndose los labios mientras le sujetaba la mano que tenía sobre una pierna.

—¿Pero qué tengo, Light? —su voz sonó suplicante y sus pupilas temblaron— Me han hecho un sinfín de exámenes, ¿qué tengo? ¿Cómo voy a curarme?

Light agachó la cabeza y reprimió un sollozo.

—Eso es lo complicado, Elle. Los resultados no arrojaron nada de nuevo y... —se mordió los labios de nuevo, no quería quebrarse frente a él—... y parece que tu cuerpo se está debilitando.

Elle asimiló esas palabras en un silencio ensordecedor, como si el mundo entero se hubiera detenido. Un nudo se instaló en su garganta y quiso llorar, pero no salió ni una lágrima. Ya había llorado muchas veces por esa posibilidad que cada vez se volvía más palpable. Nunca se imaginó que su vida terminaría a los veintiocho años.

—Light... —se aclaró la garganta y lo vio a los ojos. El castaño seguía en cuclillas frente a él— Tómale la palabra a tus padres y regresa con ellos.

El aludido abrió los ojos de par en par y jadeó. —¡No lo haré! ¡Ya te lo dije y ya se lo dije a ellos!

—¿¡Pero que no entiendes!? —Farfulló a duras penas. La posibilidad de morir no era algo fácil de asimilar pero lo que más le dolía era arrastrar a Light a su miseria. Su novio era joven y guapo, no tenía porque estar atado a un lastre— ¿¡No ves que tienen razón!? ¡Tú no tienes porque cuidar de mí!

—¡¿Y a ti no te queda claro que te amo?! —Lo tomó de ambas manos, apretándolas con fuerza— ¡Voy a estar contigo y saldremos juntos de esta!

—Light... —se quebró, sus labios temblaron y un llanto amargo se abrió paso.

—Shh... no llores, por favor... —Se levantó un poco solo para enmarcarle el rostro con las manos y limpiarle las lágrimas con los pulgares— Yo voy a estar siempre contigo, Elle —susurró, juntando sus frentes—. No me importa cuantas veces me pidas que me vaya, yo siempre me quedaré, mi amor...

Elle asintió mordiéndose los labios y apretando los ojos, llorando con un pesar que venía desde cada recoveco de su pecho. No quería esa vida para su novio pero no sabía que sería de él si Light no estuviera a su lado, probablemente se hubiera rendido hace mucho.

—Iré por algo para que te calmes. —dijo Light con una voz llena de ternura, acto seguido le dio un beso en la frente y se enderezó.

En la cocina Light encendió la estufa para poner agua a hervir en una ollita, y mientras esperaba se buscó en los bolsillos el sobre que le habían dado en la clínica. El doctor había dicho que era muy extraño que Elle no presentara ninguna mejoría con las medicinas, según los exámenes ninguno de sus órganos presentaba alguna anomalía y si bien algunos arrojaron resultados irregulares, no era nada grave.

El doctor, como muchas veces lo había hecho antes, sugirió que internaran a Elle en un centro especializado, un lugar donde pudieran controlar la alimentación, darle terapia más personalizada para que pudiera recuperar el movimiento en las piernas, y a la vez ayuda psicológica y psiquiátrica. Light le había respondido que Elle estaba renuente a ser internado pero que intentaría convencerlo de nuevo. Sin embargo, no se lo había mencionado en ningún momento en el camino de regreso a casa.

La orden para que Elle fuera admitido en un centro especializado estaba en el interior del sobre que le entregó al final de la consulta, dicho sobre corrió con la misma suerte que los anteriores. Light lo acercó a la hornilla y la punta del papel se prendió en fuego. Tarareó sonriente mientras veía el sobre desintegrarse, las llamas reflejándose en sus iris color miel hasta que no quedaron más que cenizas. Acto seguido procedió a preparar un té especial para Elle, su novio odiaba esos tés porque decía que lo hacían sentir mareado y con náuseas, pero Light siempre lo convencía de que esos síntomas solo estaban en su cabeza y que todo era por su bien. Y Elle siempre le creía.

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Notas de autor:  ¡Hola criaturitas del señor! bueno aquí venimos, teniendo un fic a un capítulo de terminar pero se me juntó todo! Lo bueno es que pude adelantar para traerles el día de hoy el primer cap. Recuerden, serán veintinueve, uno diario. Aunque les soy sincera, dudo sacar los veintinueve, con suerte calculo veintisiete jajaja pero deséenme suerte.

Espero les guste y les agradecería de verdad sus votos y algún comentario si les nace hacerlo xd. ¡Nos leemos mañana!

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