Dantalliam - "Triste destino"
Prompt: Homofobia.
Sinopsis: William esta viviendo la vida que siempre soñó.
William Twining solo podía describir su vida de adulto de una manera: De ensueño.
No debía ser una sorpresa que logrará cumplir su sueño, volviéndose el primer ministro más joven de toda Inglaterra. Los ciudadanos y los miembros del parlamento le habían reconocido y elegido para llevar aquel noble cargo, y William no los estaba defraudando.
Cada día trabaja desde que salía el sol y hasta el anochecer, teniendo que desplazarse a reuniones importantes y creando nuevas conexiones con importantes miembros de la política internacional. A pesar que podía disfrutar de todas las comodidades que le daba su cargo actual, William siempre se había distinguido por gustar de tener un plan. Por ello consideraba que le sería de mucha ayuda tener una relación cordial con personalidades tan importantes. Incluso para su suerte (y sorpresa) su mejor amigo de la Academia Stratford, Isaac Morton, estaba liderando el mercado de las especias y le tenía asegurado su apoyo con cualquier plan a futuro de William.
Incluso el ahora primer ministro bromeaba con que muy pronto conseguiría que su cerebro fuera un tesoro nacional, a lo que Isaac solo reía porque conocía demasiado bien a su amigo como para saber que sus palabras eran posibles.
A la vista de todos, William Twining era casi perfecto. Casi porque había un detalle que resaltaba para todos los ingleses.
William Twining, el primer ministro de Inglaterra más joven de toda la historia, era soltero.
De cierta manera al rubio le molestaba que la gente solo chismeara sobre su estatus civil cuando estaba haciendo tantas cosas para mejorar Inglaterra, pero tras hablar con miembros del parlamento estos le dijeron que no se preocupara y que "Es mejor que hablen de ti a que te ignoren". William no se sintió cómodo con esto, pero lo dejó estar, diciendo que después de todo a las personas les encantaba hablar de nimiedades.
Aunque por dentro, William deseaba que dejaran de hablar sobre si tenían una relación o no. Apenas se le veía teniendo contacto con alguna mujer, y comenzaban los rumores si estaban saliendo y si había planes de boda cuando era la primera vez que el rubio había visto a la persona.
Era molesto y asfixiante la manera en que tenía a la prensa sobre él, y no por las razones que él quisiera.
Eso era lo único que manchaba su vida de ensueño.
Todos los días algún miembro del parlamento le ofrecía concretar una cita con su hija, su sobrina o su ahijada, y todos los días William tenía que rechazar la propuesta con una media sonrisa murmurando que no podría ser un buen partido cuando estaba tan ocupado y que su pariente se merecía a alguien que pudiera llenarle de atenciones.
Esos eran los momentos en que sentía su boca seca y jugueteaba nerviosamente con los bordes de su costoso saco.
Si la prensa llegaba a saber de su verdadero estatus civil, William podía despedirse de su puesto, su fortuna, su prestigio y su honor. Incluso podría ir a la cárcel pagando cadena perpetua solamente por ser quien era.
No podía hacer nada.
Tenía el poder, pero la simple idea de presentar una propuesta para abolir las leyes que penalizaban la homosexualidad hacía que su estómago se revolviera.
De hacerlo, primero recibiría una golpiza antes de ser lanzado a la prisión.
Ya había sido un mal momento cuando fue acusado de copiar en un examen por culpa de Michael, y eso solo fue en la academia. William no quería ni imaginar cómo era la prisión.
Volvió a casa sintiéndose muy cansado, todo el día había tenido reuniones y apenas había logrado tomarse un momento para recargar energías con un café oscuro.
Apenas llegó al sillón de la sala y se dejó caer en este, bostezando mientras que desabrochaba su corbata.
—¿Día largo?
William soltó un grito agudo ante aquella voz profunda, volteando para dar un buen golpe al castaño de ojos carmesí que logró esquivar sus golpes con facilidad.
—¡Te dije que no te aparecieras así! ¿Acaso no puedes tocar la puerta, como una persona normal?—preguntó el rubio con un bufido, más enojado porque el hombre haya esquivado su puño con tanta facilidad.
Dantalion soltó unas risas antes de sentarse a su lado, como siempre, invadiendo el espacio personal del antiguo Elector.
—Pero ahí es donde te equivocas, William. —habló mientras se acercaba a su rostro. Las mejillas del Primer ministro se encendieron ante la repentina cercanía.— ¿Olvidas que soy un nephilim?
—Eres un montón de átomos.
Dantalion rió ante aquella broma entre ellos. Beso al rubio con necesidad, sosteniendo su rostro mientras que el orgulloso inglés correspondió al beso con la misma intensidad, para sorpresa de Dantalion.
Ahora que William había asumido un cargo tan importante, las veces en que podían pasar tiempo juntos eran más escasas. Dantalion tenía a Amon y Mammon constantemente vigilando al humano, así como informándole los momentos en que este estuviera listo para que el Gran Duque del Infierno y Comandante de 36 legiones abandonara todo para encontrarse con su amado. Amon y Mammon ya no se esforzaban por recordarle la urgencia de su trabajo, ambos familiares sabían que solo terminarían frustrados. Cuando se trataba de William, Dantalion podía dejar que el infierno se destruyera tan solo por estar con él.
Emocionado por el reencuentro, el nephilim comenzó a bajar, con la intención de marcar aquel blanco cuello como suyo pero una mano se lo impidió.
—¿Qué crees que haces?—preguntó el realista con una ceja alzada, sus mejillas seguían de aquel adorable tono rojizo acentuado por la palidez de su piel.
—Puedo decirte lo que planeo hacerte.—sonrió Dantalion con picardía solo para recibir un pequeño golpe de William.
—Hoy no. Estoy muy cansado.—murmuró William mientras apoyaba su cabeza en el hombro de Dantalion.
El nephilim suspiro, pero pronto abrazó a su pareja y comenzó a dar suaves caricias en sus rubias hebras.
—¿Qué sucedió? Usualmente aunque estés cansado no dejarías de presumir haber conseguido halagos o ridiculizar a alguien.
Dantalion tenía razón. William gustaba de hacer todo eso, pero mientras que se encargaba de su apretada agenda había tenido una conversación con algunos políticos.
—William...—Dantalion le presionó porque le conocía demasiado bien, si no lo hacía William se quedaría con aquel tema enfrascado.
—Un profesor de Stratford fue apresado.—murmuró antes de alzar la mirada para encontrarse con los ojos del Nephilim.
—¿Uno de nuestros profesores?
—Sí, el que enseñaba filosofía.
—El me agradaba.—Aunque la misión de Dantalion al asistir a Stratford bajo el nombre de "Dantalion Huber" había sido acercarse a William para que le eligiera como el siguiente regidor del infierno, el poco tiempo que estuvo en la escuela había hecho grandes amigos y algunos profesores le habían parecido simpáticos. —¿Por qué lo apresaron?
William entreabrió los labios para responder pero las palabras no salieron. Un nudo se había formado en su garganta, impidiéndole responder mientras que sus ojos se llenaron de lágrimas.
Dantalion se alarmó por el par de hechos tan inusuales como lo eran el primer ministro quedándose sin palabras y, aún peor, llorando.
—¿William?—volvió a llamarle con preocupación pero el rubio solo negó con la cabeza.—Dime, ¿qué sucedió, amor?
Pocas veces usaban motes amorosos ya que William no era fanático de estos, pero cada que Dantalion le llamaba de esa manera hacia que el realista se derritiera ante sus palabras.
—Odio esto.—Finalmente pudo hablar, con la voz entrecortada.—¿Por qué no puedo hacer nada? Podría conseguir que lo sacaran de ahí inmediatamente, pero entonces comenzarán a sospechar sobre mi y...—Detuvo su hablar para volver a ver a Dantalion.—Todo por lo que trabajé, me lo van a arrebatar. Solo por lo que soy.
El nephilim finalmente comprendió a qué se refería su pareja. Realmente ese era uno de los temas que le parecían más extraños de los humanos, ¿por qué era ilegal amar a alguien de su mismo género?
—William, si eso te es difícil, sabes que puedes irte conmigo.
El realista limpió agresivamente sus lágrimas antes de levantarse.
—No lo entiendes. No quiero una salida, Dantalion. Quiero hacer las cosas bien, pero no quiero perder todo por lo que he trabajado tan arduamente.
Se sentía un traidor. Había dicho que cambiaría Inglaterra, y lo estaba haciendo pero no en las zonas que realmente importaban.
—Lo siento.—El demonio se acercó a él, tomando su mano.—No quería que te sintieras así.
—Lo sé.—murmuró más calmado, bajando la mirada.—Gracias.
—Solo es extraño ver que no puedas salirte con la tuya. Con lo listo que eres, creí que encontrarías una manera. Además no es tu estilo el quedarte sin hacer nada ante una injusticia.
—No es tan fácil. Pero gracias por consolarme.—volvió a acercarse a Dantalion, besando su mejilla haciendo sonreír al nephilim.
Aquella noche William pensó en una manera de arreglar la situación.
—¡Debe estar en su casa, atrápenlo!
—¡Abran las puertas!
William escuchaba los gritos fuera de su casa, suspirando mientras que tomaba la mano de Dantalion.
Era curioso cómo había logrado enfrentarse a tantos demonios, incluso había aprendido magia pero no pudo cambiar una ley.
—¿Estas listo?
—Sí. Vámonos.
William intentó no pensar en todo lo que había perdido. Él sabía que lo había hecho por un bien mayor, pero aún así dolía el perderlo todo. Su nombre sería borrado de la historia, junto con cada uno de sus logros.
Su vida de ensueño había terminado.
—Vámonos, Dantalion.—repitió apretando la mano de su pareja, la única persona que le quedaba.
En su momento dije "Super si escribo de homofobia con Makai Ouji, al cabo en Inglaterra habían casos así" hasta que lo tuve que escribir y me acordé que Makai Ouji es mi manga favorito y no quiero mas que cosas lindas para el fandom
🤡🤡 quedé
Muchas gracias por leerme! 💖 Justo por ser mi favorito es que no le pude dar un angst completo, asi que por lo menos William ya podrá dejarse mimar por Dantalion y Camio en el infierno.
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