V E I N T I O C H O
FUGA
Leonel:
Por fin llegó el día que he estado anhelando, por fin es viernes y no estoy contento porque la semana terminó, el verdadero motivo de felicidad es que hoy iremos a nuestra cabaña, me muero de ganas por arreglarla. Aunque ese es el pretexto, lo que me pone ansioso es pasar tiempo con Luna, quiero que trabajemos juntos para poder iluminar toda la cabaña, lo veo un tanto complicado porque solo pude traer diez lámparas en la mochila, y tengo que enseñarle a encenderlas.
Al entrar al salón me encuentro a mi linda Luna con los brazos cruzados viendo hacia la ventana, algo la hizo enojar, pero espero que verme la haga feliz. Me acerco a ella sin hacer ruido, me pongo a su espalda, creo que aún no me ha visto.
—¡Lunita!
Se sobresalta, gira el torso para poder verme. En su cara aparece una de esas sonrisas que me fascinan, me parece que su enojo se ha esfumado y creo que es por mí, eso sería muy bueno.
—Me asustaste, Leonel —Me empuja un poco—. Dime que traes todo para ir.
Asiento y agito mi mochila, no lo hago fuerte, no quiero que se rompa alguna, no me gustaría ver el único cuaderno que traigo lleno de queroseno. Luna salta de su lugar, esto le emociona tanto como a mí, aunque las razones sean distintas, me alegra que vayamos a hacer esto juntos.
—Todo esta listo, solo nos queda esperar, iremos a la cabaña y nos pondremos a iluminar el lugar —Dejo la mochila en mi mesa—. Por cierto, Malena me dijo que pasará por nosotros a las dos en punto, que estemos listos...
Me callo cuando veo su enorme sonrisa desparecer, algo está pasando entre ellas y me gustaría saber lo que es. Hace unos días eran inseparables y ahora parece que se están evitando.
—¿Te molesta algo?
Niega con la cabeza y vuelve a sentarse en su lugar.
—No, es solo que... me gustaría ir solo contigo, ¿crees que podamos? —Se sonroja de la manera más linda.
Tengo que admitir que su propuesta es muy atractiva, si nos vamos estaremos solos, pero para poder estar solos tendríamos que escaparnos para burlar a Malena. Vea como lo vea tendremos que escaparnos de la escuela otra vez y al estar solos... yo podría regresar al plan original y mantener a Malena lo más lejos posible de Luna.
—Luna —Los dos vemos a Lucas.
Mi amigo le hace una seña a Luna para que lo siga, me molesta mucho que haga eso, no me gusta que todos quieran la atención de Luna.
Luna hace una mueca con los labios y se levanta de su lugar de forma pesada, en su mirada puedo ver enojo, como si quisiera matar a mi amigo, espero que lo haga. Si lo mata tendré un rival menos y eso me haría muy feliz.
—Piensa en mi propuesta, Leo.
Me sonríe un poco antes de desaparecer con mi amigo, Lucas le toma los hombros con delicadeza y la arrastra muy lejos de mí. No me gusta verlos juntos y está la mueca que hizo, Luna no suele hacer esos gestos a menos de que algo la esté fastidiando, la conozco y sé que debo preocuparme.
Me siento sobre la mesa de Luna y me pongo a pensar sobre su propuesta. La verdad es que quiero estar a solas con Luna y si tengo que escaparme de la escuela para conseguirlo lo haré.
Nos fugaremos a la hora del almuerzo, será relativamente fácil ya que todos van a la cafetería, solo debemos elegir con cuidado los pasillos y todo estará bien, lo último que quiero es que sus amigos nos descubran.
Sonrío ante la idea de llevármela frente a ellos y que no puedan hacer nada al respecto. Ya está decidido, nos fugaremos, a los dos nos hace falta pasar tiempo con el otro sin que nadie se meta, vaya que aprovecharé cada segundo que pase a su lado.
A penas suena el timbre del almuerzo me giro hacia Luna y evito que se vaya con sus amigos, si vamos a fugarnos necesitamos movernos lo más rápido posible o ellos nos complicarán las cosas.
—Toma tus cosas —le susurro en el oído.
Luna me mira fijamente, en su rostro puedo ver su nerviosismo, incluso podría decir que está ansiosa. Si supiera que eso es justo lo que ella me provoca se burlaría de mí.
—¿Escaparemos?
Me encanta el entusiasmo con el que lo dice, no pude pedir mejor cómplice que ella.
—Sí y hay que hacerlo rápido o tus amigos nos complicarán las cosas.
Luna arroja sus cosas a la mochila sin importarle nada, asiente con una enorme sonrisa y se cuelga la mochila en su hombro, ya está lista para escapar conmigo. Salimos corriendo del salón, en mi pecho el corazón me palpita con fuerza, este sentimiento es increíble, puedo sentir como corre la adrenalina por cada fibra de mi cuerpo.
Nos tomamos de la mano en uno de los pasillos para evitar separarnos, escucho como nuestras mochilas se estrellan con nuestra espalda, eso me produce un nuevo subidón de adrenalina. Salimos al patio trasero, a esta hora nadie viene por aquí, excepto los chicos de tercero —hasta donde yo sé— que suelen venir a encerrarse con sus parejas en el almacén de deportes y dudo mucho que vengan a hacer algo bueno, así que ellos no nos delatarán.
Luna arroja su mochila al otro lado de la reja, yo cargo la mía con ambos hombros y subo por la malla metálica, la ayudo a subir por el enrejado para después saltar al otro lado, levanto las manos para cargar a Luna y ponerla a salvo en el suelo. Muy bien, ya hice lo más complicado, pude llevármela sin que uno de sus amiguitos interfiriera. Luna toma su mochila y se la cuelga en la espalda.
—¿Vamos? —dice extendiendo su mano hacia mí.
Tomo su mano de nueva cuenta, aquí nada podría separarnos, pero quiero tomarla y no dejar que suelte mi mano en ningún momento. No me agrada la idea de tener que recorrer gran parte del bosque, pero —por desgracia— no sabemos de otro camino que nos lleve a nuestra cabaña.
Miro al cielo y una corriente de aire frío sopla, el frío no se hace esperar en este lugar y las nubes grises comienzan a hacer su aparición en el cielo. Lo que más me gusta de mi hogar es precisamente el frío, sobre todo por la nieve, no existe algo más bello que ver la nieve cubrir la ciudad, casi es mágico.
—¿En qué estás pensando? —Luna interrumpe mis pensamientos.
Al verla noto que su nariz se puso un poco roja por el frío y sus labios se ven más rosas, debería ser un pecado ser tan hermosa.
—Pensaba en que ya tengo con quien ver la primera nevada —Señalo el cielo con la barbilla—. Siempre me ha gustado el clima de ésta ciudad —Me giro a verla—, espero que te guste el frío, aquí el invierno dura un poco más, el hielo desparece en su totalidad en abril.
Luna deja de ver el cielo y hace una ligera mueca, ya tenemos otra diferencia, yo amo el frío, pero parece que ella no, aunque —cuando me mira— parece disfrutarlo a mi lado. No tiene ni idea de lo mucho que me encantan esos ojitos grises, siempre que los veo brillan de manera diferente, como si estuvieran hechos de plata o mercurio.
—Hace frío algunos meses, pero el calor dura un poco más —Sonríe de forma amplia sin llegar a mostrar los dientes—. Admito que no me agrada mucho eso, pero... me gusta siempre y cuando lo pueda compartir contigo. Lo que más me gusta de vivir aquí es tenerte, poder disfrutar contigo de todo esto, los dos climas del lugar, la ciudad, los paisajes, el bosque... No quiero que sea de otra manera, Leo.
Esta vez soy yo quien sonríe como idiota, la acerco a mí y beso su frente. Sé que haré esto otra vez, pero espero que la próxima vez que lo haga no la bese en la frente, la próxima vez quiero probar sus labios.
Seguimos con nuestro camino por el cementerio, veo a Luna que va observando los nombres que están grabados en las lápidas. Algo no va bien con Luna, ha estado callada un buen rato y parece estar discutiendo en su interior, me pone nervioso verla tan callada, por lo general habla de los ángeles o de la cocina, no oír su voz me preocupa.
A penas cruzamos el límite la Luna que conozco regresa, se suelta de mi mano y se pone a correr por el camino de tierra, la dejo avanzar al ritmo que ella quiere. De vez en cuando se gira para apresurarme, me causa ternura verla tan ansiosa, le sonrío siempre. Pero hay algo que me está molestando, siento una opresión en el pecho, sentí lo mismo cuando le conté sobre la leyenda, quizás sea mi ansiedad por estar a solas con ella.
Luna sube la cuesta a una velocidad impresionante, trato de subir tan rápido como Luna, pero no soy tan ágil como ella, sin contar que Luna tiene más elasticidad que yo. Después de un rato consigo subir a la cima, lo primero que veo es a Luna parada frente al sendero que nos conduce a la cabaña.
—Unas lámparas en el camino no estarían mal, ¿tú qué opinas? —Mordisquea su dedo índice.
Observo el camino con detenimiento, aquí los árboles no son tan altos, así que nada nos impediría ver el camino hacia la cabaña, creo que las lámparas deberían estar en las escaleras, así nos evitaremos lesiones.
—Creo que estarían mejor en las escaleras —se responde a sí misma.
Tal parece que hoy estamos conectados, no podría explicar de otra manera que hayamos tenido la misma idea.
Me le quedo viendo a las escaleras, están un poco viejas y bastante desgastadas, supongo que es por la humedad del lugar, no dudo que la madera este podrida por debajo. Pero se verían muy bien un par de lámparas por la barandilla, aunque primero deberíamos cambiar la madera, no quiero que esto se convierta en un problema.
Me parece muy interesante que la madera de las escaleras sea la única en tener un mal estado, la madera de la cabaña está en excelentes condiciones, como si hace poco la hubieran arreglado. Sea como sea nuestra cabaña es el sitio más hermoso que puede existir.
—No es una mala idea —Me tomo la barbilla—, pero deberíamos considerar cambiar la madera de las escaleras, no me gustaría que alguno de nosotros tuviera un accidente por ellas.
Luna no parece estar de acuerdo con lo que digo, avanza a grandes pasos hasta la escalera, se sube al primer escalón y dan un fuerte salto sobre este. Estoy seguro que mi corazón se detuvo un instante cuando la vi caer sobre la madera, la madera crujió de forma espantosa cuando cayó, esa madera se romperá en cualquier momento y no quiero que Luna se lastime.
—Es suficiente, Luna —Estiro mi mano para frenarla—. Baja de ahí, la madera está podrida, vas a lastimarte si no me haces caso.
Luna hace caso omiso a lo que acabo de decirle y vuelve a saltar sobre la madera. Como era de esperarse la madera se partió y su tobillo quedo atorado en el escalón. Luna grita con fuerza, salgo corriendo hasta ella, reviso su pierna esperando que no se haya roto, pero lo único que puedo apreciar es que las mallas se le rasgaron y el blanco comienza a volverse rojo, si no está roto por lo menos tiene una fea cortada.
—Te dije que esto pasaría —la regaño—, ¿disfrutas asustándome acaso? —Reviso el agujero que hizo, no creo poder sacar su pie de ahí—. Tendré que romper la madera para liberar tu tobillo, por favor, no te muevas.
Tomo la madera con ambas manos y jalo con fuerza, la madera esta tan podrida que no me cuesta nada romperla, una vez que hago el agujero lo suficientemente grande para sacar su pie tomo su tobillo y la ayudo a sentarse sobre la madera del escalón de arriba. Escucho a Luna sollozar, no sé si le duele el pie o el hecho de que rompió parte de la cabaña o que fui muy duro con ella.
—No llores, Lunita —Acaricio su mejilla—. Mírame, todo estará bien, tranquila, estoy aquí contigo, ¿vale? —Limpio sus lágrimas con el pulgar y ella asiente—. Vayamos adentro, tengo que curar esa herida.
La cargo como si fuera una princesa, tengo mucho cuidado de no pisar cerca del agujero, no quiero más accidentes. Abro la puerta de la cabaña de una patada, me adentro en la oscuridad con Luna en mis brazos, me las arreglo para evitar que la puerta se cierre, no quiero que nos quedemos a oscuras.
—Voy a bajarte —Asiente ligeramente y suelta mi cuello—. Necesito que enciendas una de las lámparas antes de que la puerta se cierre, ¿crees poder hacerlo?
Luna vuelve a asentir con los ojos llenos de lágrimas, la bajo con mucho cuidado y le paso mi mochila. Me cuesta mucho ponerla sobre el suelo, nuestra cabaña parece tener vida propia, la puerta dura cierto tiempo abierta y después de eso se cierra sola, incluso parece que pesa más. Luna enciende una cerilla y coloca el fuego sobre la mecha, la lámpara se enciende poco a poco, cuando la llama es más viva dejo que la puerta se cierre dejándonos en la penumbra de la lámpara.
Saco otra lámpara y la enciendo de la misma manera que hizo Luna, me agacho para poder revisar su tobillo, le quito el zapato y tomo con fuerza el tobillo.
—Esto tal vez te duela, puedes golpearme si te duele demasiado.
Giro su tobillo al sentido de las manecillas del reloj y después en sentido contrario, lo doblo hacia dentro y luego hacia afuera. Luna no hace un solo sonido de dolor, así que repito el procedimiento una vez más fijándome en su expresión, pero no parece sentir dolor, eso es bueno, quiere decir que no está roto. Abro un poco su malla rota para revisar la herida, está un poco profunda, está llena de astillas y de restos de la malla.
—Tendrás que quitarte las mallas —Tomo mi mochila, sabía que era una buena idea traer el botiquín de primeros auxilios—. Tengo que revisar bien esa herida.
Acerco la lámpara otro poco a su pie, levanto la mirada para tranquilizar a Luna, pero —en lugar de encontrarme con una Luna asustada— me encuentro a una Luna sonrojada. Tardo un rato en entender porque sus mejillas están tan encendidas. La posición en la que está sentada es sumamente sensual, sus piernas bien definidas saltan a la vista y gracias a esta pose puedo verlas por completo, ya quiero verlas desnudas en esta misma posición.
¿¡Qué estoy diciendo!?
Giro la cara completamente apenado de mi comportamiento, no tengo que estar pensando en lo sensual que es Luna, tengo que concentrarme en su herida, no en ella. Detesto esta situación, odio no poder controlar mis impulsos, odio ser un estúpido adolescente hormonal.
—Creo que estoy exagerando, solo las cortaré —Saco unas tijeras del botiquín—. Ahora voy a sacar las astillas de la herida, trata de relajarte para que esto termine rápido.
Corto la malla por encima de la herida, me concentro en lo que hago para no lastimar a Luna, tengo que dejar de pensar en cosas que no debo pensar. Le quito la malla que corté y la arrojo lejos, dejo las tijeras a un lado y tomo las pinzas de su empaque, me encomiendo a los ángeles para no hacer alguna tontería y le saco todas las astillas, esto requiere de mucha paciencia y concentración.
De vez en cuando observo la cara de Luna, pero no llora ni hace gestos, es muy... intrigante. De ser yo ya estaría llorando y suplicando que pare, pero ella lo está tomando muy bien, es muy valiente. Por fin término de sacar las astillas, Luna se comporta muy bien... hasta ahora.
Ahora viene lo complicado, tomo una gasa y la empapo de alcohol, espero que Luna se siga comportando tan bien como hasta ahora.
—Esto va a dolerte un poco, necesito que aguantes, si te duele mucho muerde algo.
Pongo la gasa en la herida tan solo un segundo y ella contrae el pie soltando un chillido. De verdad confiaba en que siguiera siendo fuerte y que me facilitara las cosas, pero no fue así.
—Por favor, Luna —suplico—, entre más rápido hagamos esto menos sufrirás.
Niega abrazando su tobillo.
—No quiero, duele mucho —se queja.
Muy bien, no quería llegar a esto, pero no me deja otra opción, es momento de hacer las cosas al estilo Lucía Knight. Sujeto el tobillo de Luna con mucha fuerza y me pongo a desinfectar la herida dándole pequeños golpecitos con la gasa. Luna se opone soltándome patadas con su pierna sana, se gira sobre el suelo, aprovecho su movimiento y me siento sobre ella, una vez que veo que no puede moverse con mi peso continúo.
Sigo con mi labor de paramédico, me aseguro de recorrer todo el largo y todo el ancho de la herida con la gasa, mi querida Luna de vez en cuando jala su pie y suelta gemidos de dolor, pero esto es por su bien.
Término unos segundos después y cubro la herida con una venda. Me quito de encima y ella no pierde el tiempo, se gira para poder checar su herida, por fin pasó todo el drama.
—¿Viste como no era la gran cosa? —Le sonrío para provocarla—. Dramática.
Sus ojos suben a los míos, parece que mi provocación funcionó, a ninguna mujer le gusta que le digan dramática.
—Eres el ser humano más malévolo que existe, Leonel —Me da un manotazo—, ¿tienes idea de cuánto me dolió eso último?
Hace una mueca bastante infantil, es lindo verla tan "enfadada".
—Oh sí, tengo la ligera idea de cuánto arde que limpien una herida con alcohol, supongo que preferirías que siga sangrando y que se te infecte la herida, ¿no? —Me pongo serio—. A demás, esto no habría pasado si me hubieras escuchado.
Desvía la mirada un tanto dolida, pega su mejilla a las rodillas y se hace pequeña en su lugar. Diablos... está haciéndome sentir culpable, no debí ser tan duro con ella.
—Gracias —susurra.
Sonrío como un maniático al escuchar esas palabras salir de su boca. Guardo todo lo que utilice para curarla y le paso su zapato.
—Fue un placer atenderla, señorita.
Luna deja de esconder su cara y se pone el zapato, estira sus hermosas piernas permitiéndome ver lo perfectas que son.
—¿En dónde aprendiste a hacer esto? —Señala su tobillo.
—Mi mamá me enseñó a hacer todo lo que sé de primeros auxilios —Sonrío con nostalgia—, cuando éramos niños Malena solía tropezar todo el tiempo, se cayó un par de veces de la escalera. Mi mamá sale a trabajar de vez en cuando y yo debía ayudar a mi hermana si se caía.
Los ojos de Luna se abren por la sorpresa, vaya que estoy disfrutando de este momento, me alegra tanto romper con la imagen de súper heroína que se formó de Malena.
—Eres un gran hermano —Se arrastra a mi lado—, Malena tiene suerte de tener un hermano como tú, es tan buena que por eso te tiene, ¿no?
Pellizco su nariz, es una niña muy tierna.
—Claro, Mal es muy buena —Suelto su nariz—. Hablando de ella... ¿Cómo crees que se pondrá cuando se entere que nos fugamos?
Suelta una risita, me encanta verla sonreír.
—Lo sabremos más tarde —Se pone de pie—. Qué tal si hacemos lo que se supone que vinimos a hacer, investiguemos un poco más de este lugar.
Toma una de las lámparas del suelo y me ínsita con la mirada. Término poniéndome de pie y sigo a Luna tomando la otra lámpara. Amo tanto a Luna, cada vez que estoy a su lado me siento... invencible, solo ella me hace mejorar.
~*~
Hooola!!!
Regresé a las andadas y traigo actualización en jueves!!!!
Ha sido una muy larga ausencia y no tengo excusa, solo no había tenido tiempo, pero trataré de publicar más seguido.
Buuueno, ¿qué opinan de Leo y sus... problemitas hormonales? 😏
Me encanta este capítulo, me divierte poner a Leo en situaciones incómodas 😂😂😂
Ok dejemos de ser crueles con Leo y vayamos al dato curioso.
Hoy hablaremos de...
¡Jamie!
¿Sabían que...?
Cuando escribí la historia quería que uno de mis mejores amigos fuera parte de esto porque es alguien que sin duda sigue marcando mi vida y es súper divertido, entonces creé a mi querido Jamie, en honor a mi amigo.
Jamie es una persona sensible y con un carácter de cuidado, es sumamente protector y odia que le oculten cosas. Jamie se muestra como un hombre fuerte aunque en su interior no es así, por algo oculta sus preferencias sexuales.
Hay muchas cosas por las que Jamie es así, pero no revelaré nada, eso lo sabrán después.
Ahora comencemos con mis peros.
Peeero cuando Jamie nació no tenía planeado llamarlo Jamie, al principio tenía pensado llamarlo Malcom, pero sabía que Luna debía tener una forma especial para llamar a su mejor amigo, por eso descarte el nombre. Después se me ocurrió llamarlo Enzo, pero igual lo odie porque no se me ocurría un diminutivo para ese nombre y también lo descarte.
El nombre de Jamie llegó a mi gracias a una iluminación divina (eso después de ver la película de cazadores de sombras) y Jamie obtuvo su nombre tan hermoso gracias a Jace (alías Jamie Campbell).
Ahora, a la hora del reparto elegí a Diego porque se me hace un hombre super dulce así como mi amigo, amo su carita toda inocente.
Hasta aquí dejo el dato curioso.
No tengo palabras para agradecer las 2.9k lecturas y los votos que me dan, me llena de alegría el corazón ver que me leen desde diferentes países, los quiero muchísimo, en serio mil gracias por su apoyo.
En multimedia la cabaña de Luna y Leo.
Nuestro amado Jamie⬆⬆⬆⬆
Besitos 😘😘😘.
~Hachii.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top