V E I N T E (2/2)
SORPRESAS
Luna:
Después de ir de compras con Malena, esta me llevó a mi casa, lo mejor de esta salida entre amigas fue que comimos mucho helado, Malena me regaló ropa por mi cumpleaños. Me siento demasiado culpable por no contarle que mañana me iré a la playa con mis amigos, pero Angel no creyó que fuera buena idea que lo supiera. Voy a intentar no pensar en Malena durante todo el viaje, lo que quiero es divertirme con mis amigos este fin de semana.
Me parecía demasiado sospechoso que mis papás accedieran a dejarme ir a la playa con ellos, pero cuando me enteré de que los padres de Beck nos acompañarían y que nos dejarían quedarnos en su casa de playa comprendí todo. Este viaje me tiene ansiosa, es la primera vez que viajaré sin mis papás y eso me emociona muchísimo.
—Luna —Me giro a ver a mi mamá, trae una maleta con ella—, creo que vas a necesitar esto.
Deja la maleta sobre mi cama, justo a un lado de la ropa que planeo llevarme a este viaje. Mi mamá está mucho más emocionada que yo, esta es una gran muestra de confianza de parte de ambos.
—Gracias.
—No sabes lo feliz que estoy en estos momentos —Se sienta en el borde de mi cama—, esta es la primera vez que te veo interesada en tener amigos. No digo que tener a Jamie como amigo sea malo, tú sabes a lo que me refiero.
Sonríe y me muestra sus lindos hoyuelos, por supuesto que sé a qué se refiere. Siempre he tenido una buena relación con mis papás y mi mamá es mi mejor amiga, ella conoce casi todos mis secretos, me encantaría contarle sobre Angel y las cosas que hago, pero estoy casi segura que eso va contra las reglas.
—Son buenas personas, mami —Mis labios se curvan sin que pueda evitarlo—. Estoy segura que amarías a mis amigos, sobre todo a Beck, es un muchacho muy dulce, no voy a mentirte, tuvimos algunas diferencias cuando nos conocimos, pero ahora nos llevamos muy bien, amarías a Beck sin ninguna duda.
Mi mamá enarca una de sus cejas, parece sorprendida, eso no pasa tan a menudo, la última vez que pasó fue cuando mi papá recordó su aniversario sin la ayuda de nadie, ese día nos sorprendió a todos.
—Te expresas de ese muchacho como si estuvieras enamorada de él —Conozco esa mirada, ella sabe algo—, esta vez mi instinto maternal me falló, juraría que estás enamorada de Leonel, no del tal Beck.
Esto es malo. Siento como algo frío baja por toda mi espalda y de inmediato es sustituido por un calor insoportable. Odio tanto ese sexto sentido que posee mi mamá, no quería que se enterara que estoy enamorada de Leo, esperaba poder mantenerlo en secreto, si mi papá se entera de esto la vida de Leo corre peligro.
—¿Co-cómo sabes eso?
Su ceja regresa a su lugar y mi mamá achica los ojos como si dijera: «¿No es obvio?». ¿En serio soy tan obvia? ¿Qué pasaría si Leonel también lo nota?
—La respuesta es muy simple, hija —Cruza las piernas—. Siempre te la pasas hablando de lo maravilloso que es Leonel, siempre le estas enviando mensajes y te la vives pegada al teléfono cada vez que habla —Se pone de pie—. Mi vida, eres demasiado obvia —Me tira el balde de agua fría—, pero al parecer Leonel no es el único que ha conseguido entrar en este corazoncito.
Se va de mi habitación con paso firme, pero subiendo y bajando las cejas, mi mamá es única en su especie, es por eso que siempre nos hemos llevado bien.
Por fin entiendo porque mi papá ama tanto a la abogada del diablo, ambos poseen personalidades únicas que se complementan a la perfección, no hay mejor pareja que ellos.
—Luna —saluda Beck.
Una camioneta gris se estaciona frente a mi casa, tomo mi maleta y bajo a la calle, mis papás salieron desde temprano al restaurante, pero me desearon un buen viaje. En cuanto llego a la camioneta este Beck se baja.
—Hola, Beck.
Le sonrío un poco antes de que me quite mi maleta para llevarla él a la cajuela, trato de seguirlo, pero no me deja avanzar.
—Yo me encargo de esto, tú sube a la camioneta, Jamie está muy ansioso y solo tú puedes con él.
Suelto una carcajada nasal y asiento, me subo a la camioneta y sonrío aliviada al ver que Lucas también viene, Beck cumplió su promesa de traerlo con nosotros. Lucas está bien pegado a la ventanilla y Jamie en medio, creo que está sirviendo de pared humana, eso quiere decir que el asiento de atrás es solo para mí.
—Hola, Luna —Me saluda Lucas una vez que me instalo en mi lugar, lo veo sacar una cajita de su pantalón—. Feliz cumpleaños, Luna.
Tomo la caja que me está dando y la pongo sobre mis rodillas, mi pulsera centella un poco por la luz y creo que cegué a Jamie. Beck regresa a la camioneta y mira de mala manera la cajita que tengo en las rodillas.
—¿De dónde salió eso? —dice con molestia.
Lo último que quiero ver hoy es a este par peleando así que decido ignorar el malestar de Beck, desgarro el papel de la caja y me quedo estática al ver una caja de joyería de terciopelo negro. Observo dudativa a Lucas, voy a asesinarlo si hizo un gasto innecesario, me habría conformado con un mini pastel.
Mi curiosidad puede más y término abriendo la caja. Estoy segura que mi mandíbula cayó al suelo, esto es...
—Me estás preocupando —dice Jamie—, di algo, ¿qué fue lo que te regaló?
De la caja saco una cadenita de plata y en ella cuelga un dije idéntico a mi marca de Elegida, es la misma forma que mi vínculo, esto me hace pensar en Angel de inmediato.
—Es muy bonito —Jamie golpea el costado de Lucas—. Te luciste amigo.
Jamie se cuelga del cuello de Lucas y Beck se acomoda a mi lado, creí que viajaría sola. Sin prestarle atención a la mirada asesina de Beck me enredo la cadena sobre mi muñeca, este es el mejor regalo del mundo, pero no me gustan los collares. Beck aprieta un poco mi mano y sonríe de forma dulce, me gusta su sonrisa, tal vez mi mamá tenga razón y también me gusta Beck.
—¿Qué les gustaría escuchar, muchachos? —pregunta la mamá de Beck.
—¡Pop!
—¡Rock!
—Clásica.
—Rap.
Los cuatro hablamos al mismo tiempo, yo pedí rock, Jamie pop, Beck pidió rap y Lucas clásica, creo que Lucas es un viejito viviendo en el cuerpo de un adolescente. Los cuatro nos vemos mal, al menos uno de nosotros tendrá que ceder y claramente no seré yo.
Nuestra pequeña guerra de miradas termina cuando los ojos de Beck se detienen en Lucas, se puede sentir la tensión en el aire. Beck termina sonriendo de forma sínica, me asusta lo que viene.
—Cambio mi voto a rock.
Los tres vemos a Beck con la boca abierta. Me dejó ganar solo para fastidiar a Lucas, eso no es nada sano.
—Por decisión dividida gana rock —bromea la mamá de Beck para calmar los ánimos.
Dudo que esté enterada de los problemas que su hijo tiene con Lucas y será mejor que nunca se entere.
La música empieza a sonar y la cara de asombro de Lucas desaparece para ser sustituida por una llena de odio. Temía que esto pasara, pero es inevitable, me gustaría que dejaran de pelear por al menos un día.
—¿Qué es lo que pretendes, Daniels?
Solo había escuchado a alguien llamar Daniels a Beck y esa persona es Leonel, pero nunca he visto que Leo lo llame de manera tan frívola.
—No pretendo nada —Se acomoda en su lugar—. Hicimos este viaje para celebrar el cumpleaños de Luna y si estás dentro de este auto es solo porque ella quería que vinieras a este viaje, me es muy difícil aceptar tu presencia, pero al menos intentaré que este viaje sea placentero para ella.
Me levanto de mi lugar y empujo a Lucas hacia abajo, uno de ellos debería comportarse, pero lo único que les interesa es comportarse como un par de críos. Ya tienen catorce años, deberían comportarse como adolescentes, ni siquiera Jamie —que es el más infantil— se comporta como ellos.
—Ya fue suficiente, van a calmarse o les juro que me bajo de la camioneta, no es una amenaza —digo alternando la mirada entre Lucas y Beck.
Ambos se acomodan en su lugar resoplando y se cruzan de brazos sincronizadamente. Mi querido Jamie suelta una carcajada estrepitosa, le suelto un golpe en las costillas y deja de reírse.
El resto del viaje fue pacífico, en algunos ratos cantábamos los cuatro a coro y otros más nos quedábamos en silencio viendo el paisaje. El papá de Beck nos anuncia que llegamos, el primero en salir corriendo hacia la playa fue Jamie. Elevo los ojos al cielo, Jay siempre ha amado la playa, me pongo a recoger la ropa que fue dejando por toda la arena.
Ayudo a bajar las cosas de la camioneta y llevamos todo a la casa. Me quedo sorprendida al ver que esto no es una casa, es una villa, Beck me juró que era una casa común y corriente, pero este lugar no es para nada una casa común y corriente, tiene un enorme ventanal que muestra la playa y es de dos plantas. En este momento tengo varios sentimientos encontrados, estoy feliz de estar aquí, pero estoy molesta con Beck por ocultarme que vendríamos a una villa.
—¿Necesitas ayuda?
Esquivo a Beck y aprieto mi maleta hacia mi cuerpo. Beck sonríe, pero es claro que está dolido por no dejarlo ayudarme, Beck es muy parecido a mi papá y sé muy bien cómo evitarlo.
—Estoy muy bien, Beck —Pongo mi maleta a mis pies—. Solo dime dónde puedo dejar mis cosas, me encantaría alcanzar a Jamie de inmediato.
Esta vez no puedo evitar que robe mi maleta y me guía por la casa. Tuve ciertas dudas, pero terminé siguiéndolo. Me lleva a una habitación bastante amplia y que tiene un inmenso ventanal que me dejará salir a la playa, me encanta la vista que tiene esta habitación.
—Esta será tu habitación, el baño está a la izquierda, el armario tiene un cambiador y podrás salir a la playa en el momento que desees.
Beck deja mi maleta sobre la cama y se gira a verme con una enorme sonrisa, está inusualmente agradable, algo debe estar tramando.
—Estás siendo demasiado amable el día de hoy —Me cruzo de brazos—, ¿qué es lo que tramas?
Beck abandona mi maleta y se me acerca demasiado, esta vez no conseguirá intimidarme, me quedo plantada en mi lugar y sus lindos ojos grises brillan igual que la aurora boreal.
—Me habría gustado darte otro regalo y hacer esto de otra manera, pero aprovecharé que estás preguntando para darte esto —Deja un par de hojas en mis manos—. ¿Recuerdas que tengo pruebas que demuestran que Leonel no es quien tú crees? —Asiento y él saca un DVD de sus pantalones—. Aquí están, no voy a obligarte a ver la verdad, solo quiero que cumplas tu palabra y almuerces conmigo y con Jamie a partir de ahora.
Besa mi mejilla y vuelve a sonreír, toco el lugar donde sus labios rozaron mi piel. Beck se va de la habitación demasiado feliz, su sonrisa era única, ahora entiendo su buen humor, pero para poder cumplir mi promesa debo asegurarme que Leo no sea lo que dice.
Las supuestas pruebas pesan en mis manos, no puedo con mi curiosidad. Camino por la habitación hasta llegar a una pantalla, supongo que debe haber un reproductor de DVD donde pueda ver esto, una vez que lo encuentro pongo el DVD y enciendo la pantalla. En la pantalla aparece un orador junto a un jurado, este es del famoso concurso.
—A continuación, se leerá el poema ganador del concurso, démosle un fuerte aplauso al creador del poema, Leonel Knight.
El presentador deja el micrófono en las manos de Leo y aplaude con fuerza.
En la pantalla aparece mi amado Leo, desde pequeño es sumamente guapo. Mi querido Leo empieza a leer un poema bastante malo, pero es tierno. No tardo mucho en darme cuenta que lo que escucho es gracias a mi conocimiento del mundo paranormal, puedo distinguir un tipo de hechizo, alguien está manipulando lo que se oye. Me concentro para poder entrar a ese hechizo también y puedo escuchar un poema completamente diferente, el poema que escucho es sumamente hermoso, pero sin llegar a ser extraordinario.
Reviso las hojas que tengo en las manos, en la primera hoja está el poema tierno y en la segunda está el poema hermoso, no puedo creerlo. Leo hizo trampa para ganar el concurso. No, no lo creo, hay algo que no me cuadra en todo esto, siento que me falta una pieza, algo que una estas pruebas.
Tienes razón, el niño nunca podría hacer eso, interrumpe mi ángel, esto es algo que haría un Nefilim.
—Me parece increíble que estés aquí —Masajeo mis sienes—, salgo de la ciudad para divertirme con mis amigos y tú vienes como si nunca te hubieras ido, debías quedarte al margen de esto también.
No es mi intención arruinar tu salida, solo vine porque aquí no hay nadie que pueda informarle a la Nefilim que tú eres mi vínculo, solo quiero que estés a salvo, mal agradecida.
—Te recuerdo que ella tiene un nombre, se llama Malena no Nefilim —la regaño.
Me da igual cómo se llama, suspira molesta, frente a ti tienes las pruebas de que tu querida Nefilim no ha cambiado en nada, tienes que matarla antes de que ella trate de matarte a ti.
Estoy por responderle todo lo que pienso de su actitud, pero la puerta de la habitación se abre violentamente. Frente a mi aparece un Lucas furioso, espero que no haya oído nada de la grabación, odiaría que perdiera a su mejor amigo.
—No puedo creer lo idiota que he sido todos estos años, Beckha siempre ha tenido razón sobre Leonel —Aprieta los puños—. Leonel es alguien deshonesto, no puedo creer lo estúpido que fui, incluso defendía a ese...
Se interrumpe a la fuerza, espero que no termine nunca esa oración o tendremos muchos problemas.
Diviértete, Luna.
Así que a eso vino realmente, sabía que Lucas se percataría de su presencia y vendría a preguntarme si tenía alguna noticia, Angel planeó todo esto para hacer que Lucas desconfié de Leo, eso es bajo.
—No fue Leo...
Me cubro la boca cuando me doy cuenta que dije lo que pensaba, acabo de delatar a mi amiga, esto es malo.
Los ojos verdes de Lucas se oscurecen, ahora sí que metí la pata, pero debo darle crédito a Angel, planeo bastante bien esto.
—Tienes razón, Leonel no sería capaz de hacer esto, la que hizo todo fue Malena, ¿me equivoco? —Cierra los puños—. Solo a ella se le ocurriría hacer una estupidez como esta, solo un Nefilim es capaz de manipular de esta forma a las personas.
Da media vuelta, pero lo detengo justo a tiempo, no puede simplemente ir contra Leo y su familia sin antes saber si Leo estaba o no enterado de lo que Malena hizo.
—No seas tan impulsivo, si lo que quieres es odiar a tu mejor amigo al menos asegúrate de que no sepa nada de los poemas.
—Mira quien habla sobre impulsos, tú eres más impulsiva que los tres juntos —Se gira y tomo la punta de su camiseta—. En este momento no eres objetiva, Luna. Estas defendiendo a Leonel, estas dejando que te ciegue el cariño que le tienes, date cuenta de que Beck tiene razón.
Agacho la cabeza, tiene razón en una sola cosa, estoy defendiendo a Leo porque estoy enamorada de él, pero eso no me impide ser objetiva.
—Al menos dale el beneficio de la duda —Levanto la cara—, Leo es tu amigo, Lucas, deberías confiar en él.
Noto como aprieta la mandíbula, tira su cuerpo hacia atrás liberándose de mi agarre. Puede que usar el cariño que le tiene a Leonel sea bajo, pero tengo que hacerlo recapacitar, no puede dudar de las personas que quiere.
—Bien, le daré el beneficio de la duda —Despeina su cabello rubio—, pero no podrás acercarte a él hasta que le muestre los poemas, ¿entendido?
Sale de la habitación sin dejarme darle una respuesta. Me dejo caer sobre la cama, esta situación se está complicando cada vez más, me gustaría que todo lo que tenga que ver con Leo deje de ser complicado.
Me levanto a apagar los aparatos y me cambio de ropa, ya quiero meterme al mar y disfrutar de este viaje, no voy a permitir que esto arruine mi día. Una vez que termino de cambiarme veo las hojas del poema regadas sobre la cama, las meto a mi maleta con ganas de romperlas, esto no me hará dudar de Leo, nada me hará dudar, yo creo ciegamente en él y estoy completamente segura de que él no tiene nada que ver con esto.
Salgo a la playa por la terraza y lo primero que veo es a mis tres amigos con el torso completamente desnudo. Mis labios se separan ligeramente, estos tres están desarrollando bastantes músculos que no sabía que los chicos tenían, los tres son muy guapos.
—Siento que alguien me está violando con la mirada —grita Jamie cuando nota que los observaba.
Mis amigos se giran mientras Jamie se cubre el cuerpo.
—Lo-lo siento —Camino hasta ellos.
Por la corte celestial, nunca había tartamudeando al responderle a Jamie. En este momento quisiera enterrar la cabeza sobre la arena y poder evitar la mirada de estos tres, aunque verlos es una muy grata sorpresa, nunca imaginé que la adolescencia hiciera estas maravillas, ¿Leo estará igual?
—A mí no me molesta que me veas, Luna —Beck me jala a su lado—. Aunque me encanta esta situación es mejor divertirnos todos juntos, ¿no lo crees?
Lucas da dos pasos largos y me sube a sus hombros, corre hasta el mar y cuando el agua le llega a la cintura me arroja al mar, todo fue tan rápido que no me dio tiempo de dar una última bocanada de aire.
Salgo a la superficie escupiendo el agua salada que alcance a tragar. Veo de mala manera a Lucas y mis otros dos amigos se ríen de lo que acaba de pasar, le arrojo agua a la cara y parece que el agua alcanza a entrar a sus ojos, dulce, dulce venganza.
—Oye —Se abalanza contra mí.
Lucas consigue tirarme, pero esta vez lo jalo conmigo y también se hunde en el mar. Salimos del agua al mismo tiempo y los cuatro nos ponemos a reír con fuerza.
Toda la tarde la pasamos nadando, jugando en la orilla y entre Lucas y Beck enterraron a Jamie en la arena, me aproveché un poco de la situación de mi amigo y le construí un castillo de arena encima, creo que no me había divertido tanto en mi vida.
—Luna... —Me le quedo viendo a Jay.
Le sonrío intentado calmarlo, me agrada tener un momento solo nuestro, fue una grata sorpresa ver a Lucas y Beck sin pelear, incluso se ofrecieron a ir por unas sodas.
—Dime, Jay —Coloco un alga simulando un puente.
Se sacude un poco, olvido que a Jamie no le gustan las cosas viscosas.
—Me gustaría saber porque te gusta tanto Leonel, ¿qué tiene él de especial?
Su pregunta me desestabiliza y me dejo caer a su lado, me pierdo en la inmensidad del mar, las olas vienen y van, ver las olas irse me calma un poco. No sé qué debería contestarle, no me había puesto a pensar en una razón para que Leo sea especial, simplemente lo es.
—No podría decírtelo —Abrazo mis rodillas—, no puedo describir todo lo que siento por él, es... intenso.
En ese momento llega Lucas y se arroja encima de Jamie deshaciendo mi castillo. La osadía de Lucas libera a Jay de su prisión de arena. También yo debería agradecerle, gracias a él no tendré que responder las preguntas incómodas de mi mejor amigo.
—Ya es tarde, niños —Grita el papá de Beck—, ya es hora de entrar.
Los papás de Beck caminan por la arena con las manos entrelazadas, que lindo es el amor.
—Ya vamos —gritan Jay y Lucas.
Ellos se adelantan mientras yo camino con lentitud, la pregunta de Jay sigue rondándome por la cabeza. ¿Qué es lo que Leo tiene de especial? No sé cómo decir esto, pero cuando estoy junto a Leo olvido todo y me siento... abrumada, todo lo que siento es raro, a veces siento que ya lo conocía y otras veces que Leo es la persona que esperaba. Algunas veces tengo la impresión de que una fuerza invisible me trajo hasta este lugar solo para volver a estar a su lado, lo que siento por él es tan intenso que no puede ser un amor común y corriente, sé que hay algo más en todo esto que siento.
—¿En qué estás pensando? —Beck rompe mi burbuja y me regresa al mundo real.
—En lo mucho que disfrute este día —Miento—, me gustaría repetirlo el próximo año.
Beck me corta el paso, toma mis manos entre las suyas y besa con delicadeza mis nudillos.
—Podemos venir todos los años que gustes, Luna.
Me jala un poco, pero es más que suficiente para hacer que nuestros labios choquen, me alejo tan rápido que nuestros labios solo se rozaron un instante. Puede ser que Beck me guste, pero no lo amo y ni por asomo siento algo como con Leo. Yo quiero ser besada por Leonel Knight, no por Beckha.
Beck baja la mirada resignado, pero aun así coloca su frente sobre la mía y no suelta mis manos, dudo mucho que se rinda con esto, en algún momento tendré que decirle que estoy enamorada de Leo.
—Ya es hora de dormir, descansa, Luna.
Esta vez besa mi mejilla, asiento cuando separa nuestras frentes y salgo corriendo a la habitación que ocuparé. Tomo un largo baño y me coloco el pijama. En estos momentos no logro sacar de mi cabeza a Leo, reviso si en mi teléfono hay algún mensaje de su parte. Con mucha tristeza observo un único mensaje de mi papá deseándome un bonito viaje y que me divierta mucho con mis amigos, pero no hay ningún mensaje de Leo.
Dejo mi teléfono en la mesa de noche y me meto a la cama con un nudo en el pecho, apago las luces y me dejo vencer por el cansancio.
A... el...
Escucho una voz a lo lejos, no comprendo del todo lo que dice, pero siento que me llama. Al abrir los ojos descubro que estoy rodeada de gigantescos árboles, ya no estoy en la playa, estoy en algún bosque.
—¿Hola?
Me toco la garganta, mi voz suena un poco extraña, es melódica, se parece mucho a la voz de Angel.
—Amor...
Algo frío recorre mi espalda y doy un salto sobre mi lugar. Me giro para encontrarme con un ángel, es tan hermoso y resplandece lleno de gloria, pero no me alegra verlo y en mi cabeza se repite una y otra vez la misma frase, "todo terminó".
—Miguel...
Mis labios se mueven solos, creo que estoy soñando y no me gusta para nada este sueño.
—¿Es verdad? ¿Es verdad que te enamoraste de un humano? —cuestiona Miguel, se ve triste.
Mi cuerpo se mueve solo y avanza hasta él, mi mano sube hasta su cara, su piel es tan cálida como el mismo sol.
—Lo es —Mis labios hormiguean deseando mentir—, pero te amo a ti, el humano no significa nada para mí.
Esas palabras me queman la garganta porque sé que no es cierto. Miguel quita mi mano de su cara y veo como su belleza se pierde un poco.
—¿Me dejarás de amar?
Un ligero mareo me confunde y veo que me sostiene para evitar que vaya al suelo, al menos eso imagino.
—Eso no pasará, mientras viva serás mi único amor.
Un nuevo mareo aparece, este es mucho más intenso que el anterior, tanto que me obliga a soltar a Miguel. Mi cabeza no deja de dar vueltas, me siento atascada en una gigantesca ruleta rusa. Para cuando mi mente deja de dar vueltas abro los ojos y ante mi aparece un soldado romano que me resulta completamente familiar.
—Estas abandonándome, ¿te das cuenta?
Los dedos me queman, me muero por tocarlo, pero sé muy bien que les pasa a los humanos cuando un ángel los toca y no tienen el suficiente poder angelical en sus cuerpos.
—Te juro que en mi otra vida tú y yo estaremos juntos —Siento un ligero dolor en mi mano—, por ahora no puedo, estás en peligro por mi culpa, por eso tengo que dejarte ir.
El soldado me sujeta por los hombros y sus labios prueban los míos, de nueva cuenta los dedos me queman, como me gustaría enredar mis dedos en esa melena rubia, pero no puedo y no lo haré.
—Te creo —Deja mis labios—, pero necesito una garantía, algo que me asegure que volverás por mí porque yo siempre estaré aquí esperándote.
Le sonrío, en mis manos formo una enorme esfera de poder angelical y la dejo sobre su corazón.
—Con esto volveremos a encontrarnos —Se me forma un nudo en la garganta—, con esto serás el más poderoso de los soldados —Rozo su cara por un solo segundo, es suave, me aguanto las ganas de llorar—. Te veré en otra vida, amor mío.
Me despierto sobresaltada y sudando frío, ¿qué clase de sueño fue este?
Sollozo por lo bajo, me duele el pecho de solo pensar en el soldado y también siento pena por Miguel. Me duele mucho, duele como si esa hubiera sido mi vida, aunque solo fue un mal sueño. ¿Cómo es posible que algo tan hermoso, como el amor, pueda causar tanto dolor?
¿Será que mi subconsciente trata de decirme algo importante?
¿Esto estará relacionado a Leo y a Beck?
Será que es una señal que me dice que ambos chicos me gustan más de lo que quiero admitir.
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