D O S
BIENVENIDOS
Malena:
Mi tía es peor que un detective, consiguió averiguar la hora exacta a la que llegarán los nuevos integrantes de Beaileville y ahora estamos esperando su arribo. Leo sigue molesto y tiene cara de pocos amigos, mi tía lo obligó a traer la cámara fotográfica y a mí me tocó cargar las galletas que horneamos anoche, Leo comienza a gesticular algo molesto, es adorable cuando quiere, pero en solo un segundo su cara cambia y antes de darme cuenta oprime el botón obturador.
Bastante desconcertada giro la cabeza, lo que estoy viendo no me agrada en lo más mínimo, una maldita niña... no, una maldita adolescente, Leonel le tomó una foto a esa... mocosa. Es una niña bastante bonita, no parece ser más grande que Leo, su cabello negro baila con el aire y sus grandes ojos grises centellan un poco. Me molesta tanto que término arrugando la nariz, algo en esta mocosa no me gusta en lo más mínimo, no sé si me están influenciando los celos de hermana, porque Leonel no deja de verla con gran interés, o es porque sé que existe algo diferente en ella.
—Hola —dice mi tía—, sean bienvenidos a Beaileville, esperamos que nuestra ciudad sea de su agrado y que sientan, muy pronto, que están en casa.
La madre de la niña sonríe mostrando unos bellos hoyuelos en sus mejillas, ella también es muy hermosa.
—Les agradecemos la bienvenida —Se le acerca a mi tía—, soy Neftalí Soon, es un placer.
La mocosa sigue de largo, ni siquiera se detiene a saludar, que niña tan mal educada. Mi querido Leo no deja de seguirla con la mirada, no puede estar pasando esto, justo ayer pedía al cielo que nunca se enamorara y lo acaba de hacer.
—Hola, linda —Mis ojos se cruzan con los de un hombre alto, me gustan sus ojos entre gris y azul, pero lo que es mejor es su cabello algo rizado.
El señor me tiende la mano.
—Ho-hola —Consigo estrechar su mano.
—Es todo un placer, soy Dante, Dante Soon.
Me da un ligero apretón en la mano, este hombre es realmente guapo.
—Soy Malena Godwin, el placer es mío.
—Ella es mi sobrina —Mi tía sostiene mis hombros—, es hija de una de mis primas, por desgracia sus padres murieron en un accidente cuando tenía diez, nosotros la cuidamos desde entonces y la consideramos nuestra hija.
No me parece correcto que le cuente esto, pero mi tía no suele tener filtro cuando está nerviosa. Para mí fue muy difícil manipular su mente los primeros cinco años, tenía que hacerlos verme como una niña, lo cual dejé de ser hace mucho tiempo. Me quité un gran peso de encima cuando todo eso terminó, de verdad los amo y ellos a mí, nada me hace más feliz que eso.
La señora se encoje en hombros.
—Disculpen a mi hija —dice, con un ligero rubor, la señora Neftalí—, creo que está más emocionada por la nueva casa que por ustedes, de verdad lamento su mal comportamiento.
Todo giramos a ver la puerta de la casa, pero la niña ya no está ahí.
—Adolescentes, ¿verdad, señora?
—Oh, ¿en dónde dejé mis modales? —Toma la mano de Neftalí—. Soy Lucía Knight, espero que seamos amigas.
Al fin explotó mi tía, pero creo que se llevarán bien. Siento un ligero tirón en mi muñeca, Leo me lleva lejos de los adultos, algo está tramando y dudo que sea algo bueno.
—Malena, ella es un ángel, el más hermoso del mundo, ¿no lo crees?
Aprieto los dientes y arrugo la nariz, Leo acaba de sentenciar mi odio hacia ella, esa estúpida niña ya le robó el corazón a mi Leo.
—¿No decías que las niñas eran asquerosas? —No quiero que se enamore tan pronto.
El calor sube por la cara de Leo, ya es oficial, Leonel está enamorado.
—¡Malena! —me regaña.
Vemos pasar una melena negra frente a nosotros, veo que la mocosa heredó la sonrisa de su madre, aunque no los hoyuelos.
—Nena —la llama su madre—, ¿a dónde vas? Aún no conoces la ciudad, no quiero que te pierdas.
La mocosa se detiene a algunos pasos de Leo y se gira un poco.
—Jamie acaba de llegar, iré con él, si me pierdo puedo preguntar como regresar, descuida.
Leo se queda mudo y con la boca entre abierta, esa maldita niña acaba de romperle el corazón a Leo. No soporto ver esa tristeza en sus ojos, prefiero mil veces que este junto a esa niña que ver como esos ojitos se apagan por la tristeza.
La mocosa se gira de nuevo y se va corriendo, mi Leo agacha la cabeza derrotado. Oh no, nadie derrota a mi familia, nadie debe meterse con mi familia, juro que haré que esa mocosa se enamore de Leo, aunque deba obligarla.
—Dile a mi mamá que voy a ver a Lucas y que me disculpe por no presentarme con los nuevos.
Me deja la cámara sobre las galletas y se va con las manos en los bolsillos, nunca creí que vería a Leonel tan derrotado y triste. Regreso con mi tía, tengo que obtener mucha información para poder ayudar a Leo.
—Su hija parece estar muy unida a su amigo —concluye mi tía.
Me muerdo la lengua para evitar soltar lo que pienso del tal Jamie, me gustaría matarlo para que no intervenga entre Leo y esa mocosa.
—No tiene ni idea —sentencia Neftalí—, Jamie llegó a nuestras vidas cuando mi niña más lo necesitaba, no tardaron nada en volverse mejores amigos, ahora son inseparables.
¿Mejores amigos?
Eso quiere decir que Leo aún tiene una muy buena posibilidad de salir con la niña.
—¿Sólo amigos? —No puedo evitar preguntar.
—Claro —responde Dante—, es como su hermano...
Ambos bajan la mirada, ¿qué significa eso?
—Si —La señora agita ligeramente la cabeza—, además Jamie es... distinto a la mayoría de los jóvenes.
Mi tía me quita las galletas, apenas y tuve tiempo de tomar la cámara de Leo, le entrega la cesta de galletas a la señora Neftalí, ellas se ponen a platicar un buen rato, no pude evitar escuchar que la niña —que se llama Luna— está en la misma escuela que Leo. Creo que me daré una vuelta por la escuela, sólo para asegurarme que la mocosa pase tiempo junto a Leo, así podrán hacerse amigos y si no se enamora de él por las buenas, entonces, yo le daré el empujón que necesita para que lo haga.
Después de dos horas por fin regresamos a nuestro hogar, mi tío nos esperaba en el recibidor con una enorme sonrisa.
—Aquí están mis dos hermosas mujeres —Besa a mi tía—. Saben, hace un rato me encontré a la hija de los nuevos vecinos, es muy agradable.
—Me alegra que te agrade —Mi tía aplaude emocionada—, Neftalí nos invitó a cenar mañana, creo que al fin encontré una amiga, cielo.
De pronto siento mi mano caliente y me duele el lugar donde está mi marca, esa no es una buena noticia, significa que Ertael está cerca, veo a mis tíos bastante preocupada, no quiero irme, no quiero dejarlos.
—¿Te duele algo, Mal? —pregunta mi tía bastante preocupada.
No quiero que se preocupe por mí, niego con la cabeza y me excuso para poder irme a mi habitación a revisar que pasa, una vez dentro reviso mi marca. Comienzo a notar que la presencia de Ertael desaparece, ¿Ertael deshizo nuestro vínculo? ¿Qué lo orilló a cederme mi libertad?
Creo que eso no debería importarme, lo único realmente importante es que ya no tendré que separarme nunca de mi familia, eso me hace realmente feliz, ya no iré a ningún otro lado, me quedaré para siempre con ellos.
Me tiro al suelo y me ruedo por la alfombra como si fuera una niña pequeña, Ertael jamás volverá a molestarme, por fin recuperé mi libertad.
Unos suaves golpes en mi puerta interrumpen mi celebración, me siento sobre la alfombra e intento ocultar mi emoción.
—Pase.
En la puerta aparece Leo con una sonrisa gigante, prometo que te haré más feliz, Leo.
—Malena —Respira con dificultad—, la niña, la encontré en el camino, estaba perdida así que la llevé a su casa, me invitó a cenar mañana, también me dio su número de teléfono, pero eso no es lo mejor —Toma aire—. Se llama Luna, ¿no es un nombre hermoso? Y me dijo que no tiene novio, ¿eso no es una señal divina?
Así que por eso está tan agitado y feliz, parece que le emociona mucho que Luna no tenga novio y que él puede llegar a serlo.
—Qué alegría —digo ocultando mi rabia—, yo, estando en tu lugar, me pondría a hacer ejercicio, a las chicas nos gustan los chicos fuertes.
Mi lindo hermano se pone color carmín y esa sonrisa de Ken desaparece de su cara, lo conozco tan bien que sé que va a negar todo lo que siente.
—No me gusta Luna —Desvía la mirada—, a mí me gustan las rubias.
Sí, claro.
Me levanto del suelo y comienzo a revolver su cabello, yo sé muy bien que odia que lo despeinen, pero yo amo jugar con su cabello rubio.
—Malena, estas despeinándome, ya deja de hacerlo.
—Admite que te gusta Luna —Lo despeino otro poco—. Hazlo o seguiré molestándote.
—¡Malena!
Leonel toma mis manos entrelazando nuestros dedos y gira mis muñecas, solemos llamarle a este juego "prueba tu fuerza". Cuando me aburro giro un poco mi cadera y lo tiro al suelo, evito que utilice sus brazos, eso indica que yo soy la ganadora, eso parece molestarle a Leonel.
—Malena, ¿me ayudas a hacer ejercicio?
—¿Por qué deseas hacer ejercicio? No te ayudaré si no lo confiesas —lo amenazo.
Leo pone los ojos en blanco, pero creo que va a confesarlo.
—Quiero gustarle a Luna —susurra por lo bajo.
Le sonrío llena de satisfacción, le gané dos veces en menos de diez minutos.
—Te ayudaré —Lo ayudo a ponerse de pie—. Mañana, antes de que te vayas a la escuela, tendrás que hacer cinco abdominales.
Leo toma una postura militar, por cosas como esta es que adoro a este niño.
—Si, señor.
—Niños, a cenar —nos llama mi tía desde abajo.
Los dos nos sonreímos, Leo siempre fue mi cómplice de travesuras y eso se nota, me alegra tener una nueva aventura a su lado. Mañana comienzo con el plan: "Unir a Luna y Leonel". Operación Lunel, me gusta como suena.
Una vez que cenamos todos subimos a nuestras respectivas habitaciones para descansar, pero yo me mantengo despierta viendo la luna a través de la ventana, ya es hora de darle la bienvenida al Lunel. Salgo por la ventana y me voy corriendo hasta la escuela de Leonel.
Entro a la oficina del director, encuentro un par de archiveros sobre el escritorio, tienen los nombres de los alumnos en la pestaña para abrirlos. Tomo el que tiene el nombre de Luna, veamos... Aquí dice que nació el siete de octubre del mismo año que Leonel, su grupo asignado es el 2-B y mi querido Leo está en el 2-C.
Ahora reviso el de Jamie, el nació un quince de agosto de mil novecientos noventa y cuatro, a él le asignaron el grupo de Leo. Es una lástima, Jamie, estarás muy lejos de este par. Cambio los grupos de los expedientes, ni siquiera parece que los haya cambiado, todos estos años me han enseñado muy bien a falsificar documentos, lo que me hace feliz es saber que Leo estará saltando de felicidad cuando la vea en su salón de clases.
Dejo los archiveros como los encontré y regreso a mi casa. Al llegar trepo por un costado de la casa y me meto a mi habitación. Me sobresalto cuando escucho algunos pasos acercándose, se supone que todos están durmiendo, cierro la ventana y me tiro a la cama para fingir que estoy dormida. Puedo escuchar como mi puerta se abre y una mano acaricia mi cara, puedo reconocer ese tacto, es mi tío.
—Malena... mi niñita, no sé cómo agradecerte haber llegado a nuestras vidas, sé que ya debes estar harta de todos nosotros y mucho más de mí que vengo cada noche a verte solo para asegurarme que no nos has abandonado. Espero que no extrañes a tus padres, sé que esto sonará egoísta, pero espero que los olvides porque ahora eres mi hija y nada me hace más feliz que tenerte a ti y a Leonel. Te amo, Malena.
Deja un beso en mi frente, quisiera abrir los ojos y decirle lo mucho que yo lo amo también, él es el papá que nunca tuve. Y es por ese amor que les profeso que me dedicaré a hacerlos felices, me esforzaré mucho más ahora que ese ángel por fin me liberó.
Escucho los pasos de mi tío al abandonar mi habitación, cuando cierra la puerta yo abro los ojos y sin poder evitarlo las lágrimas empapan mi cara, los amo tanto, no puedo creer que mi tío haga esto cada noche, ahora siento que les debo mucho más.
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