C A T O R C E
CUIDADO
Beckha:
Eso fue lo que averigüé, ¿qué opinas?
Analizo todo lo que mi ángel acaba de contarme, estoy tan absorto que siento que podría caerme de la cama en cualquier momento.
Nuestro querido Nefilim resulto ser una Nefilim, no me sorprende enterarme que nuestro querido engendro es Malena Godwin, el odio que siento por Leonel es nada comparado con el que le tengo a esa mujer, ahora entiendo por qué siento tanto desprecio por ella. Todo tiene sentido ahora, por fin entiendo porque Luna está tan... enganchada a Leonel, esa... mujer le está ayudando a engatusarla.
—Yo opino que debemos acabar con ella.
Me pongo de pie y abro mi armario, esto es serio, así que usaré mi pantalón de cuero junto con mi cazadora, yo entiendo que la ropa no influye en como manejamos las armas ni me da habilidad extra, pero voy a enfrentar a un Nefilim, no podría saber si tiene algún demonio trabajando para ella, lo mejor que puedo hacer es prevenirme. Arrojo mi ropa a la cama, para cuando me giro me encuentro a mi mamá recargada sobre mi puerta.
—¿Sucede algo? —digo contrariado.
—¿Conoces a Luna Soon de casualidad?
Claro que la conozco, he estado suspirando por ella durante un mes.
—Sí, por supuesto que la conozco, es una compañera de la escuela —Me acomodo el cabello—. ¿Por qué lo preguntas? ¿Ella esta aquí? Hazla pasar, mamá.
Me pongo a peinar mi cabello con los dedos, tengo que verme presentable para Luna. Me parece un sueño que ella este aquí, estoy realmente feliz porque haya venido.
—No, cielo, ella... —Se muerde el labio—. Sus padres están abajo, creo que ella desapareció, vinieron a la casa porque fuiste con el último que se comunicó.
Paso de la euforia a la frustración y finalmente el coraje me invade, puedo sentir como mis cejas se juntan, creo tener una idea de dónde puede estar y con quién.
—Pídeles que regresen a su casa, yo la llevo en un rato.
Regreso al armario para sacar una vieja sudadera que me pongo en menos de cinco segundos, saco mis tenis y me calzo. Puedo sentir la mirada de mi mamá sobre mí, esta situación la pone ansiosa, pero me prometí salvar a Luna.
—Cielo, creo que deberías decirles a ellos en dónde está su hija.
—No —la interrumpo—, yo tengo que detenerlo sin importar como lo haga.
Veo con mucha determinación a mi mamá, por su mirada ansiosa puedo adivinar que cree que Luna está en grave peligro.
—¿De qué estás hablando, Beckha?
Salgo de la habitación casi arrollándola, no quiero perder más tiempo, si quiero salvarla debería darme prisa. Me voy de mi casa, me detengo unos instantes para poder despedirme de los padres de Luna, camino de forma rápida en dirección a la oficina del padre de Leonel.
Llego antes de lo que esperaba al edificio y lo primero que salta a mi vista es una bicicleta pegada a la pared, no me sorprende que ese maldito engreído la haya traído a este lugar, este edificio está muy bien ubicado, tiene la mejor vista de la ciudad y algo me dice que hizo todo esto porque se irá pronto de la ciudad, Jamie me contó que no suelen quedarse por mucho tiempo en un solo lugar, se mudan una vez que sus restaurantes adquieren cierta popularidad y vaya que ese lugar a ganado buena reputación, debió traerla para convencerla de quedarse.
Pero si ella decide quedarse haré todo lo que esté en mis manos por alejarla de toda esa familia.
Leonel:
Veo un reflejo cruzar por mis ojos, gruño un poco molesto, Malena suele usar todo tipo de cosas para despertarme y su forma favorita de hacerlo es usando un espejo; Malena ya tiene veinte años, debería comportarse como un adulto.
Me doy la vuelta, pero a penas me quito de la luz la imagen de anoche regresa a mi cabeza, me levanto de un salto bañado en sudor frío, todo lo que pasó anoche me parece tan real que... me produce escalofríos. Todo fue un mal sueño, trato de calmarme, no pudo haber sido real, ese tipo de criatura no existe.
A penas me calmo puedo observar de forma correcta el lugar, sigo en la oficina de mi papá y nada parece estar fuera de su lugar, pero la luz no solo atraviesa los cristales, también traspasa el agujero que hizo esa cosa, es imposible. De inmediato me pongo a buscar a Luna, me calmo un poco cuando la veo recostada a mi lado, está más blanca de lo normal, me concentro de nueva cuenta sobre la pared de cristal. Me inquieta demasiado toda esta situación, jamás había visto a un animal atravesar un vidrio tan grueso y mucho menos a un pájaro, estoy seguro que es otra cosa.
Parpadeo un poco y me concentro en Luna, debo mantenerla a salvo sin importar los riesgos. Me arrastro hasta donde ella está y recargo su cabeza sobre mis piernas, por favor, Dios, que ella esté bien.
—Luna —Le doy suaves golpecitos en sus mejillas—, Luna, despierta.
Ella suelta un largo suspiro, comienza a abrir sus ojos de forma lenta, parece que sus parpados pesan una tonelada.
Luna no para de observar el lugar, sus ojos están a punto de volver a cerrarse, pero vuelve a abrirlos de manera precipitada, se levanta de forma brusca provocando que nuestras frentes choquen, me tomo la frente con ambas manos, eso me dolió bastante, veo que Luna está en el mismo estado que yo, cuando nuestras miradas se cruzan nos ponemos a reír como un par de locos.
—¿Qué fue lo que pasó? ¿Nos quedamos dormidos? —Puedo distinguir un ligero sonrojo en sus mejillas.
Le cubro la vista, no quiero que reviva lo que pasó anoche, prefiero que piense que todo fue un mal sueño, de esa manera lo olvidará pronto y no dejará de ser ella.
—Eso creo —Tomo sus manos—. Lamento todo esto, sé que esto te causará problemas, realmente lo siento.
Sonrío a medias, lo único que le pido a Dios es no sonrojarme, aunque es preferible que me vea como tomate a que vea que esa cosa era real.
—Descuida —Les da un apretón a mis manos—, creo que mi papá podría llegar a entenderlo y él podrá calmar a mi mamá, así que todo está bien.
Luna sonríe cerrando sus ojos, trata de calmarme y se lo agradezco, Luna no podría ser más linda. Rozo su cara con mis nudillos, podría ver su linda cara todo el día y jamás me aburriría de verla. Los dos giramos la cara cuando el ascensor anuncia su llegada, ahora pienso que el que está en problemas soy yo, mi papá va a matarme.
Las puertas se abren y, para mi sorpresa, el que sale del ascensor no es mi papá sino Beckha y no se ve muy contento que digamos, pero lo que realmente me intriga es cómo puede ser posible que esté aquí, ¿cómo pudo entrar al edificio?
Algo en el rostro de Beckha se ensombrece cuando nos descubre tan cerca, tengo la sensación de que odia verme con Luna. Intento verlo con el mismo odio con el que él me mira, pero no me creo capaz de conseguirlo, nunca me ha agradado Beckha, pero no lo odio tanto como él me odia, en el pasado me preguntaba qué fue lo que hice para ganarme su odio a este nivel, pero ahora ya no me interesa.
—Aléjate de ella —dice con severidad.
Se acerca de forma amenazante, no estoy dispuesto a alejarme de Luna y mucho menos si él me lo ordena, cuando llega a nuestra altura me obliga a ponerme de pie levantándome por la polera, con cada segundo que pasa mi enojo aumenta de forma peligrosa. Los dos nos sostenemos la mirada sin suavizarla, noto como los músculos de su cara se tensan, levanta el puño dispuesto a estrellarlo contra mi cara, me encantaría que lo intentara.
—Ya basta —Luna se interpone entre nosotros—. Ya deja a Leonel en paz.
Me agrada el coraje que tiene, Luna toma el puño de Beckha y lo obliga a bajarlo, esa es mi chica. Noto como su mirada se suaviza, eso no me agrada, creo que a Beckha también le gusta Luna, pero él no va a ganarme. Los ojos de Beckha vuelven a detenerse en mí, ya no me mira con el mismo odio, pero sigue presente.
—Mantente lejos de ella —escupe furioso, toma a Luna por el brazo—. Tú vienes conmigo.
La arrastra tan rápido que no me dio tiempo para poder detenerlo, no voy a dejar que se la lleve, avanzo tan rápido como puedo, pero el ascensor se cierra cuando llego a su lado, golpeo con rabia la puerta metálica. Me separo del ascensor y vuelvo a revisar el agujero que hizo esa cosa, no tengo ni idea de cómo explicarle a mi papá como se hizo ese agujero.
Luna:
Beckha —creo que ese es su nombre— me lleva arrastrando por todo el camino, no sé quién rayos se cree, pero no soy una muñeca de trapo a la que pueda zarandear a su antojo. Le pongo resistencia para que Leo pueda alcanzarnos, no quiero estar con un completo desconocido, este tipo no puede comportarse como un bruto cuando Leonel no ha hecho más que ser lindo conmigo, él no tiene ningún derecho a separarme así de él.
—Suéltame en este instante —Golpeo su mano.
Forcejeo con más ganas, pero no consigo que me suelte ni un poco, al contrario, consigo que me tome con más fuerza, el dolor en mi muñeca me hace dejar de pelear.
—He dicho que me sueltes —Golpeo con más fuerza su mano—. Ni siquiera te conozco, no quiero estar contigo así que suéltame.
Nos ponemos a forcejear de nueva cuenta, una vez que lo harto me jala hacia él y me toma ambas muñecas para impedir que escape, comienzo a fastidiarme de él.
—Tienes razón, no nos conocemos así que voy a presentarme, mi nombre es Beckha Daniels, soy amigo de Jamie entonces puedes confiar en mí —Sus ojos se fijan en lo que hay detrás de mí.
¿Cuánto puede tardar Leo en bajar las escaleras? Me temo que tendré que librarme de este idiota por mi cuenta.
—Confía en lo que te digo —continúa—, ese sujeto es poco confiable, estarás mejor sin él, te lo aseguro.
¿Cómo se atreve a hablar así de Leo? Él ni siquiera conoce a Leo como yo lo hago.
No tiene ningún derecho a hablar mal de Leo, él... él trató de protegerme, se dio cuenta que todo lo que vimos anoche es real, no dejaré que hable mal de Leo.
—Ni siquiera conoces a Leonel —digo llena de rabia—. ¡Yo lo quiero! No puedes hacer nada para que cambie de opinión, ¡yo confío en Leo y no me interesa lo que tú pienses de él!
Me mira con molestia, toma mis piernas y me sube a su hombro, ¿acaso no conoce los límites?
—Eres bastante necia, Luna, deberías confiar en lo que te digo.
Se pone a caminar, dudo mucho que pueda liberarme usando fuerza física, voy a tener que hacerle daño emocional, no quiero estar con él.
—Sé perfectamente bien lo necia que soy, idiota —digo un poco frívola—. No confío en ti, confío en lo que siento por él, yo lo quiero de la misma forma en que tú lo odias, pero Leo no tiene la culpa de ser mejor que tú y que por eso te gane en...
No pude terminar mi oración porque me baja violentamente al suelo, en sus ojos puedo ver como baila la ira, creo que no debí mencionar eso.
—Él siempre gana porque usa cientos de trucos —Se pega a mi cara—. Hizo trampa para ganar un estúpido collar de fantasía, ¿te das cuenta de que si hace eso por algo tan insignificante no dudará en hacerlo para que tú lo quieras? De hecho, ya lo hace, ve como lo defiendes.
Creo que entiendo su insinuación, él está tratando de decirme que esto que siento por Leo no es real, que lo siento sólo porque Malena me obliga a sentirlo, pero necesita mucho tiempo para poder manipular los sentimientos y no paso tanto tiempo con ella como él supone, se puede manipular el cerebro, pero los sentimientos terminan venciendo cualquier control. No he mentido con eso, no mentí cuando dije que Leonel me gusta, me gustó desde el primer día que lo conocí, recuerdo que me perdí cuando regresaba de casa de Jamie, nos encontramos de casualidad y él se ofreció a llevarme hasta mi casa, en ese momento me odié por no haberles prestado atención a los vecinos que fueron a recibirnos. Beckha cree que sabe todo sobre Leonel y sobre Malena, pero se equivoca, yo sé perfectamente bien que me gusta Leonel y que estoy enamorada de él.
—No sabes nada de lo que dices, realmente me gusta Leonel, él siempre ha sido todo un caballero conmigo —Noto la desesperación en mi voz—, Leo no ha hecho más que cuidarme y es por eso que lo quiero de esta manera.
Beckha parece herido, pero recobra la serenidad en sólo un segundo.
—Este mundo está lleno de secretos, Luna, y voy a compartirte uno de ellos.
Me jala con un movimiento certero y sus labios se estrellan contra los míos, me quedo quieta un segundo, este no puede ser mi primer beso, no es como yo lo quería ni con quien lo quería.
—Yo te quiero, Luna —Despega sus labios de los míos—. No voy a dejar que Leonel y su familia te hagan daño, yo voy a cuidarte de ellos.
Esta vez me carga como si fuera una princesa, este sujeto está llevando su rivalidad con Leo a un extremo bastante peligroso para todos y no me gusta estar en medio de esto.
Sigue caminando hasta que llegamos a mi casa, me deja en la puerta y mis papás no tardan en llegar hasta nosotros, él se presenta ante ellos, está idiota si cree que volveré a dirigirle la palabra, dejo que hable con ellos mientras yo me desaparezco diciendo una que otra mala palabra.
Me encierro en mi habitación, a penas escucho que la puerta principal es cerrada sé que los problemas vienen subiendo por la escalera. Mis papás entran a la habitación casi de inmediato, se nota que están furiosos conmigo.
—Estás en graves problemas, niña —dice mi mamá colocando sus manos sobre su cadera.
Trato de controlar mi mal humor, pero ese idiota me dejó bastante alterada, juro que si vuelvo a verlo lo dejaré sin dientes.
—Tuve que salir, era necesario.
La expresión de mi papá se relaja, parece entender la situación, no estoy mintiendo del todo, anoche me enfrenté a un demonio.
—Era...
—Sí —lo corto de inmediato.
Hasta donde yo sé mi papá está enterado de todo este asunto de ser un Elegido y que tengo un deber con el cielo, es bueno tener su apoyo.
—Saben perfectamente que odio que hablen en clave —Mi mamá le toma la oreja a mi papá—. Más te vale hablar ahora, Dante.
Mi papá suelta un grito ahogado y hace una cara bastante graciosa, esto es lo que más me gusta de mi familia, la unión que tenemos.
—Nef, duele, amor.
Mi mamá ejerce más presión.
—Te dolerá aún más si no hablas.
Él me mira suplicante, quiere que lo salve de la furia de mi mamá, vuelve a quejarse y veo que su oreja esta tan roja, creo que debo ayudarlo.
—Fui a dormir con Jamie —Bajo la cabeza—, tuve esa pesadilla de nuevo.
Mi mamá suelta a mi papá y me mira bastante sorprendida, tal parece que no me buscaron con mi mejor amigo.
—Por supuesto —Se golpea la frente—. ¿Por qué no fuimos a buscarla con Jamie, cielo?
Mi papá levanta los hombros mientras soba su oreja.
—Lamentamos todo este inconveniente, princesa —se disculpa mi mamá.
Salen de mi habitación susurrando cosas que no alcanzo a oír, me dejo caer sobre la cama y tomo mi teléfono para poder hablar con Jamie.
—¿Coartada? —dice bastante feliz.
Sonrío al imaginar a mi mejor amigo sonriendo como un auténtico diablillo, quiero suponer que su amiguito ya habló con él y le contó algo de lo que pasó.
—Te amo, Jay.
Escucho como suelta el aire sobre el aparato.
—¿En dónde estabas? —pregunta con cansancio.
—Estaba con Leo, me llevó a la oficina de su padre, no tienes ni idea de lo hermosa que es la ciudad de noche, todo en ese lugar era perfecto, hasta que un súcubo nos atacó.
—¿¡Qué!? —su grito me rompe el tímpano.
Dejo escapar un suspiro, nunca imaginé que nuestra velada fuera a terminar de esa manera.
—Todo pasó muy rápido, estábamos bastante tranquilos disfrutando de la vista —Sonrío un poco al recordarlo—, esa vista me convenció y me quedaré aquí un buen tiempo. Pero ese súcubo apareció de la nada, todo iba tan bien y esa cosa sólo apareció para arruinar la noche, encerré a Leo en la oficina de su padre, Jay... ese demonio tiene un dueño bastante poderoso, ¡atravesó un vidrio de dos pulgadas!
—Pero, ¿tú estás bien? ¿Cómo está Leonel?
—Yo estoy bien, Angel me ayudó en todo momento y Leo... él se desmayó cuando vio al súcubo, pero está bien.
Escucho como suelta un suspiro lleno de alivio.
—Me alegra escuchar eso —Se produce un silencio incómodo—. Entonces, ¿nos quedamos?
—Sí —Sonrío de oreja a oreja—, Miguel ya me asignó una nueva misión, debo ayudarte a sacar a todos los demonios, ¿no has notado que cada vez hay más de ellos? Tenemos una nueva misión, Jay.
Malena:
—¡Les dije que no podían acercarse a mi familia! —Golpeo a un demonio.
Saco mi daga de mi bota y la clavo sobre la pierna del que es el líder de este pequeño ejército.
—El súcubo fue un idiota, creyó que al poner en riesgo a los niños la Elegida aparecería —Sonríe— y así pasó, la Elegida llegó a salvarlos.
Saco la daga de su pierna y lo pateo lo más lejos de mí, sale volando hasta un grupo de demonios menores. Regreso mi arma a su lugar, esa Elegida me está causando más problemas de los que debería, voy a necesitar más demonios.
—Tendrán que romper la otra barrera, vamos a necesitar más demonios para atraer a ese angelito —Corro hasta el líder—. Si la próxima vez que nuestra Elegida aparezca no está frente a mí voy a regresarlos al infierno —Acaricio su fea cara—. Hay bastantes demonios esperando la oportunidad de salir de ese lugar, pero les daré una última oportunidad —Regreso al centro del círculo—. ¡Quiero a ese maldito ángel frente a mí!
Todos los demonios salen huyendo, incluso el líder. Me imagino como será este lugar una vez que rompan la otra barrera, ya puedo saborear todo el caos que se formará en la ciudad. Pero lo importante no es el caos que se hará, lo que realmente importa es mostrarle al cielo que no es todo poderoso.
~*~
Hoola a mis lindos ángeles del cielo, ¿cómo les va?
Ayer ya no pude actualizar, pero hoy si que lo hago, espero les guste.
Nos leemos en un rato.
Besitos 😘😘😘
~Hachii.
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