C2 - La persona trás la máscara

En los camerinos Fermín temblaba emocionado, no podía creer que lo acababa de hacer y que al parecer le había encantado al público.

Raphy y otros bailarines se le acercaron a felicitarlo por la buena presentación.

-¡Eso fue increíble!- su amigo lo abrazaba saltando con energía. -El puesto será tuyo, no hay dudas- el resto emitió sonidos de conformidad con aquello, era imposible negar el talento de Martín para el baile.

Fermín se rió y agradeció entre sonrisas brillantes y mejillas sonrojadas.

-Martín, cuando termines tus presentaciones ven a mi oficina- el encargado comunicó ingresando apresurado antes de volver a irse, el lugar estaba lleno y la zona que cubría no paraba de generar pedidos.

Fermín asintió aunque ya no pudiese verlo. Quizá la vida empezaría a recompensarlo por todo lo que vivió.

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Eran las tres de la mañana, Íñigo estaba terminando los últimos detalles de su acuerdo con el inútil frente a él. La verdad hubiese tardado menos si no hubiese interrumpido la discusión cada que su bailarín favorito salía al escenario.

-Disfruta de este show, es el último de la noche- le dijo el contrario acomodándose en el sillón mientras se servía otro vaso de whisky.

El tatuado alzó una ceja interrogante ante aquella declaración.

-Ninguno hace más de cuatro presentaciones por noche, esta es la cuarta vez que él sale a pasarela- respondió a la pregunta no dicha.

Asintió ante la información. Si ese era su último baile entonces saldría pronto y él podría invitarlo a pasar lo que restaba de tiempo antes de que amaneciera.

Se permitió disfrutar del espectáculo, siendo seducido por imágenes mentales de ese cuerpo junto al suyo, bajando y subiendo mientras él disfrutaba la vista, aunque esta fuese la de una cara cubierta por la máscara. No podía esperar a ponerle rostro al sensual cuerpo.

Terminó la presentación y se dedicó a esperar que le avisaran de la salida del hombre. Sin embargo, al dar las cuatro y media de la mañana seguía sin novedades por parte de sus hombres.

Llamó a su mano derecha para preguntar ante aquello -¿Qué pasó con lo que te encargué, Ronald?- cuestionó con seriedad.

-Hablamos con uno de los hombres de la puerta, su nombre es Martín López- respondió.

-Martín- susurró saboreando el nombre -¿No ha salido todavía?- se le hacía extraño que después de una hora no haya dejado el establecimiento.

-No lo sabemos con certeza, no logramos conseguir una imagen suya y solo seguimos las descripciones del hombre de la puerta. Torres y García vigilan la salida trasera, pero hasta ahora nadie que encaje con las características ha salido- Ronald dió el informe. -Lo hemos buscado en el registro, está fuera del sistema- añadió.

Íñigo quedó pensativo ante aquello, usaban el sistema del gobierno, era imposible que no estuviese registrado.

-Nos vamos, quiero que algunos se queden aquí esperando a que salga- dijo poniéndose de pie. -Y quiero una foto de él lo antes posible-.

-Dalo por hecho- aseguró -¿Qué hacemos cuando salga?- preguntó ante la nueva orden.

Íñigo meditó antes de responder -siganlo-.

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Fermín esperaba aburrido al encargado. Sus presentaciones habían terminado hace bastante tiempo; no obstante, gracias a su tiempo como mesero sabía que este se desocuparía únicamente cuando hicieran el cierre del lugar.

Esperó por otros quince minutos antes de que el hombre finalmente ingresara a la oficina.

-Vaya noche, eh. Él lugar estaba a reventar, te perdiste buenas propinas- bromeó sentándose en el escritorio frente a él.

-Aunque saliste ganando sin duda, los clientes estuvieron encantados con tu presencia- soltó con una sonrisa -está más que claro que eres el nuevo bailarín-.

Fermín agradeció emocionado ante aquello.

-Bueno, como ya sabes ahora ganarás 3500 euros, las presentaciones serán de cuatro por noche y el horario de entrada es flexible, siempre y cuando cumplas con estar para tu primera presentación, igual con la salida, puedes retirarte tan pronto termines- aclaró -descuida, todo esto irá especificado en el nuevo contrato. Debes estar cansado ahora, ve a casa y por la noche podrás revisarlo con calma, ¿de acuerdo?-.

-Sí, está bien, gracias- Fermín estuvo de acuerdo, había sido una noche fantástica pero agotadora, quería llegar a casa a descansar y contarle a María sobre la noticia.

Sonrió en dirección del encargado antes de levantarse y salir de la oficina. Se despidió de sus compañeros que estaban haciendo la limpieza del lugar y se dirigió a la puerta.

Antes de salir, notó que seguía oscuro en el exterior, se extrañó ante aquello y miró la hora en su teléfono.

Faltaba poco para las seis y media de la mañana y usualmente a esa hora el sol ya empezaba a iluminar con sus primeros rayos. Recordó entonces que María le había advertido sobre el horario de invierno e incluso, le había hecho traer una sudadera para evitar que se enfermase debido al cambio de clima.

Regresó sobre sus pasos al vestuario, en donde encontró la prenda en uno de los asientos frente al espejo. Se la puso, ahora sí dirigiéndose a la salida, donde ya algunos de sus compañeros también iban retirándose.

Al estar cerca a la puerta abierta una brisa de aire enfrió su rostro, haciéndolo ponerse la capucha de la sudadera y agradeciendo en su mente a María por cuidarlo incluso sin estar presente.

Salió entonces con dirección a la estación de metro, donde al ingresar se perdió entre el mar de personas que ya se movilizaban hacia sus centros de trabajo.

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Más tarde ese día, Íñigo Martínez se encontraba en su oficina, esperando que su hombre de confianza le diera las novedades del día.

-Nueva mercancía llegará esta noche de la capital, ya coordinamos el recojo y traslado con el gallinero- Íñigo soltó una pequeña risita ante aquello -El MRA ha sido un éxito en La Rochelle, han pedido más cargamento, quieren expandirlo hacia la capital, tenemos también nuevos interesados en adquirirlo para las zonas sur de Portugal-.

-Bien, programa una reunión lo antes posible con los interesados- era prioridad aumentar la venta de aquello.

-Ya lo hicieron- respondió Araujo poniendo los ojos en blanco. Íñigo entendió al instante. -Será esta noche, en una de las villas del centro-.

Íñigo se lamentó por dentro, esperaba satisfacer su deseo y curiosidad esa noche.

-¿Qué sucedió con el bailarín?- preguntó cambiado el tema abruptamente.

Su mejor amigo bajó los ojos ante el cuestionamiento -No pudimos seguirlo, no lo vimos salir del lugar- respondió serio.

-¿Me puedes explicar cómo carajos ninguno lo vio salir?- no esperaba que fallaran en una tarea tan simple.

Ronald guardó silencio ante aquello, de alguna forma se les había escurrido el chico, fue difícil distinguir los rasgos de quienes salían del establecimiento en la oscuridad de la mañana.

-¿Conseguiste su foto al menos?- Martínez preguntó esperando una respuesta afirmativa.

-El hombre de la puerta nos enviará imágenes de las cámaras de seguridad del lugar, te las enviaré tan pronto las reciba-.

-Eso espero Ronald, confío en ti, no quiero más errores, ¿está claro?- el contrario asintió.

Después de eso Íñigo despidió a Ronald. No podía ser una casualidad que aquel bailarín misterioso no apareciera en el registro y se haya escapado de la vigilancia de sus hombres.

-¿Quién eres, bonito?- preguntó cerrando sus ojos, recordando los movimientos suaves del fino cuerpo.

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Fermín había llegado a su casa agotado, solo quería tirarse a dormir, más supo que no sería posible cuando al ingresar al comedor vio a María poniendo la mesa para el desayuno.

-Buenos días, cariño, ¿cómo te fue?- la mujer se le acercó, depositando un beso en su mejilla.

-Hola Ma, todo bien, más que bien. Tengo algo que contarte- soltó emocionado tomando asiento en su lugar habitual, frente a él un plato caliente de huevos con jamón.

María sonrió ante el apodo, el menor la había empezado a llamar así hace poco y ella estaba encantada -Vaya, debe ser algo importante si sonríes así- dijo tomando asiento en la silla junto a él.

-Lo es- afirmó tímido. -Conseguí un nuevo empleo- soltó para después comer un bocado de su plato.

-Oh, eso es genial cariño- dijo apretando su mejilla, -Pero cuéntame, dónde, cómo...-

-Bueno, tú sabes que Raphy, mi compañero, ha estado enseñándome a bailar desde hace algún tiempo- la mujer asintió -pues, casualmente uno de los bailarines del bar se accidentó y dejó libre su puesto-.

María ya se imaginaba el rumbo de la conversación y no le gustaba para nada -¿Bailarás ahí?- preguntó directa.

-Sí, me presenté de improviso anoche, al parecer a los clientes les gustó- contó sonrojándose al recordar la atención recibida.

-¿Estás seguro de querer eso? Pensé que te incomodaba el ambiente y las miradas de esos tipos- .

Fermín se puso serio ante aquello -Sí, todavía me incomodan, pero cuando estoy en el escenario me concentro en mí y el resto desaparece-.

María se resignó ante aquella respuesta, el menor se veía feliz con la situación y ella no quería ser quién no lo apoyara -Solo ten cuidado, ¿sí? Me preocupo por ti, hijo-.

-Lo sé, gracias por cuidarme Ma- le sonrió -por cierto, gracias por hacer que me llevara la sudadera, me salvaste de morir de frío-.

Y así continuaron desayunando en conversaciones triviales sobre su noche y los programas de televisión que se había perdido.

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Martínez se encontraba en su oficina, faltaban pocas horas para la reunión con sus posibles socios y ya debía ir saliendo si quería llegar antes para dar indicaciones, no quería que alguno de los estúpidos le diera problemas esa noche.

Antes de poder llamar a su mejor amigo, este ingresó por la puerta con una sonrisa de triunfo y un sobre en sus manos.

-Te tengo un regalo- dijo sonriente -A que no adivinas que traigo aquí- movió el sobre frente a su rostro.

Él solo lo miró, esperando que continúe. El contrario bufó
-Vamos, no seas amargado-.

Ahora sí obtuvo una reacción del tatuado, una sonrisa burlona y una ceja alzada -Disculpa, no sé si te olvidas que tenemos una reunión en la villa central, no tengo tiempo para jugar a las adivinanzas-.

-Bien, tú ganas- dijo el contrario -Lo encontramos- dijo ahora con seriedad.

Martínez rápidamente le arrebató el sobre, sacando el contenido y observando las imágenes dentro.

-Fermín- susurró viendo las imágenes claras del chico entrando a un establecimiento. -¿Cómo lo encontraste?- preguntó intrigado, habían pasado meses y aunque había sido claro con que quería a los desaparecidos vivos o muertos, al ser el único que no apareció lo daba por muerto.

-Esa es la parte divertida- dijo burlón el hombre frente a él -¿No reconoces el lugar?-.

Entonces miró con más atención, él estuvo ahí, reconocía el lugar.

Ante su sorpresa, el contrario empezó a relatar cómo reaccionó cuando dio con las imágenes, todo lo que había descubierto y finalizó con un -quién diría que escaparía para terminar haciendo bailes eróticos como un cualquiera- suspiró dramático con burla. -¿Qué quieres que hagamos?- preguntó ahora con toda seriedad.

Martínez lo pensó por un momento, la historia que escuchó le dio una idea, mataría dos pájaros de un tiro.

-Vamos a divertirnos un rato- dijo sonriendo de forma macabra, -por lo pronto mantenlo vigilado, del resto me encargó yo-.

El hombre frente suyo solo asintió, sabía que no debía meterse en sus asuntos cuando tenía un objetivo claro.

Fermín iba a entender que él seguía siendo de su propiedad.


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Algo corto pero sino escribía esto, no escribía hasta el sábado.

En fin, Fermín yo te cuido mivida 🥺

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