Cazando Sirenas
De las pocas cosas que añoraba de su hogar era ver el amanecer y anochecer. Ambos estados de la naturaleza, en que puedes agradecer que tienes un día más por vivir o que has disfrutado de uno.
El sitio para meditar e idear su siguiente movimiento era siempre frente al mar (sin importar el lugar). Una manera de conectarse con su pasado y recordar a su padre.
En aquella ocasión, con la casa de su niñez detrás de él y el Egeo de frente a sus ojos, Angelo pensaba en todo lo ocurrido. Trajo con él una hielera con la botella de coñac, un vaso y cigarros. Estaba sentado en la arena con los brazos en cada una de sus piernas, un cigarro en la mano y un vaso en la otra. Hace un resumen de las tantas veces que hizo lo mismo, con diferentes familiares mientras vigila al grupo jugar en la playa.
La reunión con Young estaba programada para dentro de una semana. Decidió pasar el tiempo que faltaba con su hijo, aunque este no parecía importarle en este momento su compañía. Se divertía con Sasha, quien en este instante juega en la playa vóleibol con los chicos.
En short y top, Angelo se divierte con su cuerpo al saltar sus piernas esbeltas ya bronceadas y su cuerpo estilizado. Anker, no da muestras de estar sufriendo por la desaparición de su madre y eso le intriga llenándolo de dudas. El comportamiento de Anker podría ser calma real o era de esos silencios que se convierten en gritos de auxilio.
Una figura masculina hace sombras sobre él, el reflejo de cabello largo le indica de quien se trata. Le da una calada del cigarro, lanza el humo al aire, va por la botella para volver a llenar su el vaso.
—Me gusta pensar que es fuerte y por eso no siente su ausencia. —comenta a la sombra que se proyecta.
—Es hijo tuyo, nada debería extrañarte —la respuesta de Miles es más un reclamo.
La muerte de su familiar trajo consigo el resquebrajamiento de la relación entre todos. La de Angelo y Miles nunca fue una unida, era el más cercano a Axelia, eso lo hizo permanecer lejos uno del otro, tras la muerte de Eros todo empeoró. Una parte de él creyó nada podía empeorar, aquello le hizo ver lo equivocado que estaba.
—Aún puedes llegar al servicio de seis de la tarde, arrodíllate, busca a Jesús o a tu Dios. Pide por la conversión de mi alma, solución a mis problemas. Es lo que suelen hacer como buen cristiano. —la voz está cargada de humor y sonríe divertido —si tan solo supieras la mierda que es todo allí dentro...
—Eres ateo desde antes Angelo —le reclama —solo por contradecir a mamá.
—Si quieres que haga algo, solo prohíbemelo... era mi lema. —aún lo es, piensa con ironía ¿No funcionaba mejor las cosas así?
Pisa los restos de la colilla y se queda con ella en las manos. Le da el último trago a la bebida, abre la hielera portátil lanzando en el interior el vaso, la colilla y los demás desechos. Hace años dejó de intentar que la relación funcionara, cuando descubrió que nada lograría unirlos.
—Me gustaría hacerte unas preguntas. Estamos grandes y creo podemos hablar sin irnos a las palabras —pide.
—Es tu alma queriendo expiación... eso te diría un sacerdote.
No tiene sentido decir la verdad tras tantos años ¿Qué importa? No hay a quien encarcelar y están demasiado viejos para que aquello les ayude en algo. Toda la experiencia que necesitaban la vida se la proporciono de acuerdo a su nivel de vida a cada Vryzas.
—Necesito respuestas, creo que la vejez te hace querer saberlo todo.
En camiseta, pantalones cortos y descalzo, había decidido pasar el atardecer lejos de casa y pensar en el próximo movimiento. Sasha y su hijo habían tenido la misma idea antes que él, al dúo se le unió el resto de sus sobrinos haciendo imposible su labor. Toma una pequeña caja dorada de cuya interior saca un nuevo cigarro y un cerillo.
—Ya me juzgaste y en tu reflexión soy culpable, puedo vivir con eso. —responde encendiendo el cigarro y dejando la cerilla al lado de los restos de los tres cigarros que lleva.
—¿Por qué el fastidio hacia ti o la última discusión son Eros? Sé que sabes la respuesta...
—Creí que los sabía... Es historia popular en esta familia.
Del matrimonio entre Axelia Savvidis y Anker Vryzas nacieron cinco hijos, Demitrius, Miles, Otis, Giorgio y Ángelo. En ese orden llegaron a este mundo. Siendo Ángelo el menor de todos y el más problemático.
Anker Vryzas, su padre, siempre fue franco en decir la predilección que tenía por su hijo menor y aseguraba que después de Demitrius (a quien se parecía mucho más que a los demás hermanos) era el segundo heredero.
Era el motivo por el cual, al referirse a Angelo, le llamaban el segundo de los Vryzas, por ser el segundo en heredar, no por años. A casi nadie parecía importante la predilección de Anker, salvo a su madre y ella trasmitió ese rencor en Miles.
— No por ser el preferido, debo admitir eso influyó.
No lo dejará pasar, puso el dedo en ese renglón y no lo soltará hasta que no acabe de leer o rellenar dudas. Le da una calada al cigarro de forma despreocupada mientras piensa como decirlo sin que suene mal.
—Conocí a Eros antes que ustedes, papá me llevaba con él a que jugáramos —habla al fin.
Miles le da el frente impidiéndole ver la hermosa vista y Angelo solo puede ver su reluciente zapato junto a las botas de su pantalón negro. Su nivel de perfeccionismo ralla lo absurdo, algo que Eros y él solían criticar.
—Me enteré por el tío William cuando me fui a vivir a Moscú.
Conoció a la amante de su padre, Anker salía de casa con el pretexto de pescar con el pequeño. Se iban en un viejo bote pesquero heredado del abuelo Giorgio. Ese que acabó naufragado en alta mar luego que su dueño cayera inconsciente producto de un infarto. Para ir a verla debía rodear media isla, pero a él no parecía importarle y el pequeño solo disfrutaba de la compañía.
—Eros llegó... eso quiere decir...
—Que era un niño, no tenía ni puta idea quien era la dama y muy seguramente la abrazaba, sonreía sin entenderlo. Jugaba con Eros, por eso cuando llegó a casa seguimos unidos...
—Recuerdo la discusión de Eros con mamá —Insiste. —nunca lo había visto tan enojado.
—Tú estabas allí, yo no —le recuerda —fue hace muchos años Miles, échale tierra a eso.
— Te nombraron en aquella disputa, intentamos calmarle, pero fue imposible. No nos contó lo que sucedió, solo nos dijo, debía irse —insiste y Angelo se incorpora ante la molestia de no poder ver el atardecer.
—Me aburres —le dice resoplando fastidiado rodeándolo, pero Miles se lo impide.
—Por favor. —le ruega mirándolo a los ojos —¿Qué sentido tiene cargar con ese peso tú solo? Eros te llamó a ti, estuviste con él en sus últimos días... no nos dijiste nada.
—Se lo había prometido —le mira directo a los ojos y puede ver el miedo que le resulta llegar a la verdad —¿Has hecho ese tipo de promesas Miles? En el lecho de muerte, cuando la vida de quien amas se te escapa de las manos y sabes que nada de lo que hagas lograra traerlo de vuelta.
Miles pasa saliva y le suelta conteniendo las lágrimas, Angelo lo lloró lo suficiente para no hacerlo hoy.
—Que nadie fuera apresado y el único sospechoso saliera libre nos dolió —Angelo detiene su vista en el sol entrando al mar y esa vista le da la calma que necesitas.
—Déjalo Miles, ya no importa —le pide.
No va a creerle y no le interesa, toma la bebida y la hielera. Le entrega lo segundo a un empleado, se aleja de su hermano con el cigarro en las manos. Camina en paz, hace años nada le afecta o le daña, su única debilidad es Anker y tiene un sitio perfecto en donde puede crecer sin los señalamientos por ser su hijo. Su caminata acaba en una enorme roca que escala sentándose en la sima.
"—Las sirenas no existen..."
Parece estar escuchando la voz del tío Otis en el ocaso de su vejez. Contaba con una teoría extraña, aunque bastante clara a sus ojos. Su tío, solía decirle en esa misma piedra años atrás que las sirenas que hablan en los registros antiguos, eran en realidad mujeres.
"—Los piratas solían usar a cortesanas para conquistar al capitán y a la tripulación. Eran meses de viaje sin tener una mujer y al llegar a cualquier puerto era común que desfogaban las ganas. Llevados por el deseo, su cántico hermoso o los interminables días de solo sol y mar acaban su orgía en la embarcación. Allí eran asaltados una vez estaban borrachos e inconscientes. ¿Cómo decirle a la reina que fueron asaltados por rameras? Se inventaron la historia de mujeres, mitad pez, mitad mujer. ".
La última vez que llegó a Atenas, estuvo en su país, fue para verle quería saber de su sobrino. Ángelo lo acompañó a esa piedra, su último deseo fue ver el atardecer en el Egeo, el mar que se llevó a su hermano. "—Desde la creación, las mujeres, el pecado de todo hombre... Por ello es necesario saber a quién le entregas el corazón ciegamente. No toda mujer merece ese acto de fidelidad" le había aconsejado en aquella ocasión. Ya en ese instante había tenido su descalabro amoroso. Tomó ese consejo al pie de la letra, por considerar que lo dijo la experiencia de un hombre que había vivido mucho más que él.
La vibración en su móvil lo hace sacarlo y contempla el nombre que refleja la pantalla antes de descolgar.
—¿Es la cifra correcta? —comenta la voz de detrás de la línea. —con diez ceros ¿Seguro?
—Muy seguro —responde llevándose el cigarro a los labios. —te llevo fotos y nombres, cerramos el trato en. —sin decir más cuelga.
Cinco días después.
La última vez que vio a Young Bern's Lepore lo hizo cuando un hermano de este, Zack le culpó del secuestro de Axel. Fue doce años atrás y cuando Ángelo estaba recién ingresado al mundo criminal.
No quiso salir de su comodidad y siendo Angelo el que solicitaba el servicio y dado lo delicado, quiso seguirle el juego. Toma la mano de la mujer que le acompaña y se queda observando el diferente tono de piel. Es la primera vez que se siente avergonzado de sus tatuajes. El tono oscuro de su piel producto de los tatuajes que la cubren contrastan con la rosada de ella. Las manos finas y delicadas contra la enorme suya.
Una princesa y un ogro, la bella y la bestia...
—¿Sabías que aquí no puedo denunciar un acoso si no soy virgen? —comenta ella.
Acerca el rostro al de él y sonriendo, Angelo se permite aspirar su aroma devolviéndole la sonrisa. Su cercanía está dañado su tan bien calmada vida, una en donde no se exigía nada, porque no era posible.
—Hace tres años hubiera sido escuchada ¿No es injusto? —continúa ajena a la lucha interna de su acompañante.
Este mundo le ha enseñado a tomar lo que desea y a arrojarlo cuando ya no lo necesita, pero Sasha hace parte de aquel manjar exquisito para los dioses.
—Estás en el país de lo injusto, agápi mou. —comenta fingiendo indiferencia.
Tres años es el tiempo que lleva con Mackenzie, lo que quiere decir él fue el primero. Sus ojos se empañan por un instante y la atrae hacia él. Podía entender por qué le resultaba tan doloroso, su niña estaba sufriendo el primer desamor.
—Estaré bien... —habla mientras entrelaza sus manos aún más fuertes y se pega a él.
—Lo del primer amor es un tabú de viejas frustradas que no gozaron la sexualidad y se conformaron con uno solo —ella alza el rostro hacia él y le mira divertida —te lo juro.
Una de las cosas que suele amar en ser padre es que su hijo no le rechaza por su aspecto. Anker toma su mano, las besa o se pega a su dorso desnudo sin que ello le formule un problema.
—¿Puedo saber a quién veremos aquí? —responde tajante
Varias personas, hombres en su mayoría, se quedan viéndola. Sus ojos brillan al verla pasar y puede ver el deseo en ellos. Es una ciudad peligrosa para dejar a Sasha sola, sus rasgos occidentales le hacen atractivos en esta sociedad que permanece en la época medieval.
—A un viejo amigo... —abre la puerta del auto y le ayuda a entrar, una vez el vehículo avanza ella sigue.
—¿Nos ayudará a encontrarla?
Afirma en silencio, viendo el ambiente nocturno de la ciudad a través de la ventana del vehículo. Por desgracia, para llegar al hotel había que atravesar una parte de la ciudad que había que ver con el estómago vacío. Sasha se espanta al tiempo que se aleja de la ventana refugiándose en sus brazos.
—No pude lograr sacarlo de aquí y es el único que puede dar con él.
Había sido mala idea invitarla a ese sitio, en donde la injusticia pulula en las calles de la mano del hambre y la Desesperación. Sasha no responde y, en cambio, se queda viendo el rostro de una mujer cuando se detienen en un semáforo. La chica, de unos 15 años o menos, vende abalorios su rostro bañado en lágrimas y lleno de tierra.
Son casi las diez de la noche y es probable que no haya comido hasta que no venda el tope que le han exigido. Tope que puede acumularse si llega a "casa" sin vender, por lo que mañana tendrá que hacer el doble, pero con el estómago vacío.
—Es bueno ver que hay otras personas peores que uno —inclina su rostro en su cabeza dejando un beso en ella al tiempo que la abraza —y que puedes ayudarles. —finaliza.
—¿Tú lo haces? —su rostro es el vivo retrato de la incredulidad y Ángelo sonríe.
—No soy tan malo como me ven, ni tan bueno como pretendo ser.
Minutos después la miseria da paso a la vida lujosa, la división entre ambas esferas de la ciudad resulta injusta. Un solo paso divide a la miseria de la opulencia. No es un país que le guste visitar, menos la ciudad, pero Young fue claro en decir que solo le ayudaría si le visitaba en sus terrenos.
Era el niño preferido de Japón, solo él podía dar la noticia a la persona que quería y que lanzaran la cacería. Kanoe dejó muchos problemas y robó demasiado dinero, su muerte dejó las cosas en pausa. Pero, todo cambiaba ahora que se creía estaba vivo.
Ambos salen del vehículo y alzan el rostro para ver el lujoso hotel, a escasos cien metros o menos una casa en madera se cae a pedazos.
—Así de injusto es todo aquí —le dice a una Sasha que parece no poder contener las lágrimas. —lo peor de todo es que si les das dinero esto no estará en sus manos o en la mesa...
El chófer se lleva sus equipajes, ellos se quedarán el bar. Ese trago amargo necesita ser pasado por una copa de licor. No le hace preguntas, aún está aletargada por lo que acaban de ver y escuchar.
En el primer piso funciona el bar del hotel, sitio de encuentro entre él y Young hacía allí se dirige. Cruza el vestíbulo del hotel y un hombre en traje blanco le entrega la llave de la suite que deja en manos de Sasha.
—¿Una habitación?
—No querrás estar sola —aconseja —confía en mí, podemos convivir sin problemas y solo es por una noche.
Afirma un tanto desconfiada y entran al bar, lo encuentra detrás de la barra sirviendo una Margarita, varias parejas bailan en la pista al compás de una banda que toca en el escenario. Sasha se suelta de su agarre avanzando hacia las primeras mesas. La señala a un hombre en traje blanco, con un pañuelo en su brazo izquierdo y una botella de vino en la otra.
—La pierdes de vista y será tu último error —advierte y el miserable camina hacia ella.
—Hay una delgada línea entre lo correcto e incorrecto Vryzas que tú pareces haber olvidado —expresa Young al verle caminar hacia él. —traer a tu esposa a un negocio...
—Espero sepas lo que haces Young. —responde sentándose frente a él. —y soy soltero Young, la mujer que me acompaña es mi sobrina.
—Tú finges ser chef...
—Algo que puedo demostrarte fácilmente... puedes degustar uno de mis platos cuando quieras.
El siciliano niega al tiempo que susurra algo sobre la fama que le preside y que no desea probar la carne humana. El griego le brinda su mejor carcajada sacando un papel que deja debajo de la bebida que le brinda.
—Tú te lo pierdes —responde indiferente y decide ir directo al grano—hace treinta días mi hogar fue asaltado, 20 de mis mejores hombres dados de baja.
Young no deja de limpiar las copas y la barra escuchando el relato. No es algo que un colega reciba a bien, tocar la familia de uno de ellos les hace pensar en la suya. Por más que deseen no tener familia, acaban por tenerla y ello les da un lado vulnerable.
—¿Tu esposa o tu hijo?
—Mi hijo está bien y no tengo esposa... —responde ladeando su cuerpo para vigilar a la rubia que se divierte escuchando a la banda. —Te envié los videos del asalto y aquí tienes el nombre.
Young recoge la servilleta junto con el papel y lo pasa a uno de los hombres que le acompañan. El relato que sigue es todo lo que hasta el momento saben de los asaltantes.
—Me gustaría saber quien es tan estúpido para intentar dañarte...
Sin dejar de sonreír digita algo en su móvil, espera y en minutos el teléfono del siciliano vibra. El mensaje de la trasferencia efectuada le sorprende tanto como ver que confirma la imagen a quien deben buscar y cazar.
—¿Bailamos? —La cabellera rubia que se interpone entre ambos los obliga a callar.
—Ahora hablamos... —Sasha tira de él hacia la pista y Angelo se resiste llevándola a la mesa —tengo décadas de no hacerlo...
—Lo que bien se enseña no se olvida —insiste y se interpone a medio camino sonriente —haré lo que me pidas.
Se queda un instante pensando en lo que desea y esta llega a él como revelación.
—Cuatro cosas —alza el número de dedos y va bajando mientras le va enumerando—Tu comprensión, perdón, una sonrisa y un te quiero. No, ahora, yo te lo iré pidiendo —finaliza con la mano empuñada hacia ella y se queda viendo ese gesto sin responder.
—Bien... espero que bailes bien o te dejo en la pista y lo haré con alguien que sepa —responde con fingida molestia y en medio de bromas entra a la pista—¿Te ayudará?
—Lo hará —le responde pasando una mano por su cintura observando al barman hablar con su jefe de operaciones.
Recibe un documento que lee y alzar el rostro en su dirección, Angelo afirma sin decir nada. Es un trabajo que harían gratis debido a quien se trataba, pero que él quería pagar en honor a sus hombres fallecidos.
****
Young los observa, entran en la pista en medio de las quejas del griego. Recibe un documento con los detalles de a quien buscan y al abrirlo se lleva una sorpresa.
Nombre: Kai Kanoe.
Edad: 38 años.
Estado Civil: Soltero.
Hijos: 1.
Paradero: desconocido.
Cargos: 20 bajas en los 50.
Alza el rostro en dirección al hombre y le ve asentir sin decir nada mientras baila con la dama. La foto de Kanoe no es necesaria, pero igual se la han enviado junto con un dibujo realizado por el hijo de Vryzas.
—Se supone que está muerto —le dice su hombre de confianza.
—Asegúrate que lo esté —responde entregando—también la mujer... yo me encargo de Tokio.
Nombre: Aydey Müller.
Edad: 39 años.
Estado Civil: Soltera.
Hijos: 1.
Paradero: desconocido.
Cargos: Traición.
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