5: Oportunidad.


Abrí la puerta para encontrarme a mi hermana con un gesto de arrepentimiento. Pero ella siempre usaba esa técnica, venía con una cara de gato muerto de hambre a disculparse para zafarse de lo que ocasionaba, siempre era lo mismo.

—¿Qué? —Pregunté bruscamente.

—Yo vine para...

—Si vienes a pedir disculpas mejor ahórrate tus palabras y no me quites más mi tiempo, que bien sabes que no lo sientes —Le dije interrumpiéndola.

—No, Harry —Dijo firme —Yo de verdad lo siento, quería que fuera una broma, no pensé que te afectaría tanto.

—Todos estaban burlándose de mí, ¿crees que no iba a sentirme mal con eso?

—Ahora lo sé, discúlpame, en verdad lo siento.

—¿Ya borraste esa maldita foto? —Le pregunté y ella asintió.

—Y ya nadie hablará sobre el tema, no se burlarán de ti, Harry —Me dijo —¿Me disculpas, hermano?

Aún estaba muy enojado, la perdonaría cuando el enojo se me pasara. No le dije nada más, sólo le cerré la puerta. Vi por el ojo de la puerta como agachaba su cabeza y se iba. En verdad estaba arrepentida, pero como dije, la perdonaría cuando el enojo pasara.

Fui a tomar mi toalla y ropa limpia que no fuera de granjero, justo cuando iba a entrar a la ducha se escuchó como llamaron a la puerta. Rodé los ojos y abrí la puerta para decirle a mi hermana que se fuera, pero no era ella, era mi papá que había venido a traerme algo de comer. Sólo tomé la bandeja, murmuré un gracias y cerré la puerta.

Cinco minutos después volvieron a llamar mientras comía.

—Maldita sea, como joden —Susurre a mí mismo.

Abrí la puerta, molesto, era Karla con una expresión de enfado.

—¿Qué? —Le pregunté al igual que a Gemma.

—No creas que vine a consolarte a ti, vengo porque sé que tu hermana vino a disculparse y le cerraste la puerta en la cara, ella estaba arrepentida de verdad y tú te comportas como un idiota.

—¿Yo soy el que me comporto como idiota? —Le pregunté sin creerlo — Ella siempre se empeña en dejarme en ridículo y yo no puedo hacerle nada porque se arma en drama del siglo —Me queje — Y no sé quién te crees que eres para venir a decir que soy un idiota, no me conoces.

—Créeme que en estos cuatro días te he conocido mejor de lo que crees.

—Tu no me conoces —repetí.

—Oh, en ese caso espero nunca conocerte de verdad, yo sólo vine a decirte que Gemma estaba llorando por lo que hiciste.

—¿Por lo que hice? oh vamos, yo soy el que debería estar llorando, se puede ir al diablo con sus disculpas.

—Eres un arrogante, un inepto, solo te interesas tú mismo, deberías estar avergonzado —Me dijo.

—¿Yo avergonzado? ustedes fueron los que se burlaron, las chicas siempre creen que tienen la razón, pero no es así, la mayor parte del tiempo están equivocadas.

—Oh ¿dices que no te conozco? de seguro eres uno de esos machistas.

—¿Machista? —Me reí — Puedo ser todo menos eso, yo nunca dañaría ni abusaría en ningún aspecto de una mujer.

—Pues por lo que he visto, eso pareces.

—¡Ella me hizo sentir mal primero, todos ustedes lo hicieron!

—Eres tan infantil —Me dijo y eso me enojó más.

—No soy infantil, soy sincero, y yo no sé qué tanto la defiendes si la conoces de hace cuatro días.

—Esos cuatro días me han bastado para darme cuenta de que ella es mejor persona que tú — Me dijo en tono irritado y se marchó, la vi dar vuelta al pasillo y me adentré en mi habitación dando un portazo a la puerta.

¿Quién se creía que era ella para venir a discutir así? Me llamó idiota, machista, infantil, después de que ellos fueron los que estuvieron mal desde el principio, pero como siempre yo soy el malo, yo siempre quedo mal.

Terminé de comer, aunque ya no me sabía igual la comida, me duche y prendí la televisión (que era de plasma, pero no tenía cable) y sólo se veía un canal la televisión abierta, era una película en blanco y negro. Me recosté y reflexioné sobre lo pésimo que estaban yendo mis vacaciones. Luego me quedé dormido sin intención.

***

Desperté a las cinco de la mañana, había dormido once horas, eso me sorprendió porque yo no era de dormir mucho. Me levanté y me cambié rápidamente, fui a las oficinas y busqué en la computadora el horario de tareas de hoy y busqué las mías. Las tenía que hacer, y entre más rápido y sin toparme con nadie lo hiciera, mejor.

Me tocaba darle de comer a las gallinas, recoger los huevos que pusieron, y encender las regaderas de las siembras. No era mucho, podía hacerlo rápido.

Fui y puse alimento en las vasijas de las gallinas y aproveché para recoger los huevos mientras ellas comían. Una regresó y trató de picotearme al darse cuenta de que me llevaba su huevo, pero logré escapar. Llevé todos los huevos —que eran dos cubetas llenas — al granero y los dejé donde se supone que debían estar.

Eran apenas las cinco con treinta minutos. Todos despertarían en media hora más. Fui hasta los sembradíos y entré a una pequeña cabina donde estaban los controles de las regaderas. Las encendí en potencia media y las dejé ahí. Las tenía que apagar dentro de una hora.

Fui al comedor por algo de comida, no había sobrado nada de la noche anterior, solo encontré una barrita energética de moras, me la comí y después fui a mi habitación. Las tareas de hoy no estaban tan rudas como otros días. Me había tardado una hora en hacer todo. Y a esta hora todos debían estar despertando apenas. El bullicio de las alarmas me lo confirmó unos minutos después, se escuchó como el piso comenzaba a cobrar vida.

Luego de media hora me aburrí del juego que tenía en mi celular —porque no tenía internet — así que me levanté y fui al invernadero.

Desde hace mucho tiempo que me gusta la naturaleza, me gustaba sentarme, escuchar y sentir el viento. Así que eso hice, cuando entré en el invernadero tomé una silla llena de tierra y la sacudí, luego me senté, estiré las piernas y me puse cómodo, cerré los ojos y disfruté del sonido de los pájaros cantando, del sonido del agua que salía de las regaderas y de la tranquilidad.

Siempre he dicho que soy una persona reflexiva a pesar no tener paciencia y enojarme fácilmente.

Siempre he pensado que nos hemos perdido en el hacer, en el pensar, en el recordar, en el anticipar. Hemos olvidado lo que las rocas, las plantas y los animales ya saben. Nos hemos olvidado de ser: de ser nosotros mismos, de estar en silencio, de estar donde está la vida: aquí y ahora.

Cuando era pequeño, con esto me refiero a doce años, fui con una psicóloga naturalista, yo tenía problemas de ira —los cuales sigo teniendo — y era muy hiperactivo. Recuerdo perfectamente lo que aquella señora dijo y me pareció muy sabio.

"Necesitas que la naturaleza te enseñe y te ayude a reconectar con tu Ser.

La naturaleza puede llevarte a la quietud.

Ese es su regalo para ti.

Cuando percibes la naturaleza y te unes a ella en el campo de quietud, este se llena de tu conciencia.

Ese es tu regalo a la naturaleza.

A través de ti, la naturaleza toma conciencia de sí misma."

Recuerdo que yo pensé: es como si la naturaleza te hubiera estado esperando durante millones de años.

"No estás separado de la naturaleza.

Todos somos parte de la Vida Una que se manifiesta en incontables formas en todo el universo, formas que están, todas ellas, completamente interconectadas."

Y eso me pareció sabio también. Ella me daba a entender que nada sucedía por casualidad. Las cosas pasaban porque así debían pasar, porque ya estaban destinadas. Y aunque no era un fiel creyente del destino, sabía que algo debía suceder en el futuro. Cualquier cosa que sucediera y de la forma que sucediera, era porque así tenía que ser.

***

Cuando terminé de apagar las regaderas eran las seis de la mañana con treinta y cinco minutos. Ya había acabado mis tareas por hoy. Se supone que tenía que reportar lo que había hecho y cuando terminara las tareas, así que fui a la oficina con Liam y lo único que dije fue:

—He acabado todo, adiós.

Él me dio una expresión de confusión y yo salí de ahí. Me había tranquilizado mucho estar quieto en el invernadero. Aún carecía de ganas ante el contacto con alguien más. Así que fui al estanque de los atunes y me quedé ahí un rato.

A las siete y media de la mañana una alarma comenzó a sonar, me habían dicho que cada vez que se escuchara eso debíamos ir todos al centro de la granja donde estaba la estatua. Suspiré y caminé hasta ahí. Ya estaban casi todos, incluyendo a mi familia, la cual ignore, el dueño de la granja, Julián Hullbert, se encontraba ahí con todos alrededor.

—Bien, la mayoría ya está aquí, así que explicaré por qué los reuní aquí —Dijo —He visto como todos trabajan y dan lo mejor de ustedes, enserio, todos sin excepción —Aclaró — Así que he organizado una especie de competencia, si se podría llamar así. En dos semanas más, las diez personas que más trabajen arduamente y me convenzan de que valen la pena, viajarán conmigo a un país extranjero, que obviamente no diré hasta dentro de dos semanas. Viaje todo pagado que durará una o dos semanas según como lo vea. Serán unas vacaciones espectaculares, se los aseguro, no se aburrirán. Así que mucha suerte, pueden regresar a su trabajo.

Esta es mi oportunidad, pensé. Para disfrutar al menos siete días o un poco más para mí solo en estás vacaciones. Sin nadie que me moleste.

En dos días más estaría viajando a otro país, a kilómetros de distancia de mi familia —que a pesar de que amo mucho, me estresan y quiero descansar de ellos — o eso es lo que espero al menos. Iba a seguir trabajando arduamente para lograrlo.

'LU

******
Nota:  Yo sinceramente hubiera reaccionado igual que Harry porque lamentablemente no tengo paciencia y me enojo muy fácil, pero yo en cambio si hubiera llorado bc sentimental siempre.

¿Creen que Harry logrará ir de viaje? ¿A que país creen que irán las diez afortunadas personas que trabajen arduamente?

-K. xx.


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