26: Veinte minutos.
7 de agosto.
La noche anterior había acompañado a Karly hasta su dormitorio, ella me había pedido que me quedara con ella. Así que dormí a su lado.
Esta mañana desperté aturdido, me exalté al darme cuenta de que ella ya no estaba en el dormitorio, pero todas sus cosas estaban ahí, así que me tranquilicé. Me alarmé un poco al ver la maleta que estaba abierta, pero vacía, en el suelo al lado de la cama. ¿Se iría?
Me lavé el rostro y fui a mi dormitorio para cambiarme de ropa, luego salí en busca de ella, pero cada persona a la que le pregunté si la había visto, me respondió que no. Estaba comenzando a entrar en pánico.
Entonces fui con Liam. Él me iba a saludar, sonriente como siempre, pero frunció el rostro al ver la expresión que yo tenía en el mío.
—Ya te lo contó ¿cierto? — Preguntó en voz baja, asentí.
— ¿Por qué no me lo contaste, Liam?
— Ella no quería que nadie supiera, ni siquiera su tío sabe aún.
— ¿Él no puede hacer nada para que se quede? — Le pregunté y él suspiró.
— El señor Hullbert es hermano del padre de Karly, y ellos no se llevan bien— Me explicó— Aunque su tío trate de hacer algo, su padre no se lo va a permitir.
— ¡Pero es que ellos no pueden hacerle eso! — Dije casi gritando.
— Harry, no te alteres— Me dijo.
— ¿Sabes dónde está ella?
— Hace media hora pasó por aquí a saludarme, pero no me dijo nada más, no sé a dónde fue— Me dijo.
— Gracias— Le respondí saliendo del lugar.
Me quedé afuera pensando dónde podría estar, pero ya había recorrido la granja entera. También pensé en un momento en que en un mes debía regresar a Inglaterra y estar un tiempo allá para arreglar los papeles y poder estudiar la Universidad aquí en Estados Unidos, en Chicago donde vivimos. La universidad empezaba en octubre, cada vez se hacía más cercano.
Después de unos minutos regresé a su habitación, la puerta estaba cerrada con seguro. Di varios toques, escuché cómo ella caminaba hasta la puerta y quitaba el seguro desde adentro.
Al momento que ella abrió la puerta y me miró, bajó la mirada y yo no sabía que decir. Miré un poco en su habitación, la maleta ya estaba siendo llenada. Tragué en seco y tomé aire.
— ¿Estás... empacando? — Pregunté, ella asintió con la cabeza baja.
Ella abrió la puerta completamente y dejó que pasara, yo cerré la puerta detrás de mí.
— ¿Te irás?
Ella volvió a asentir.
— Maldita sea, habla— Dije, hasta yo me sorprendí, pero no me gustaba tanto el silencio— Lo siento.
— Mañana...— Me dijo— Harry, sé que me odias en este momento pero...
— No, quisiera poder decir que te odio— Le dije— Pero tú y yo sabemos que no es así, los dos sabemos que incluso moriría por ti.
Ella levantó su mirada en ese instante.
— No digas esas cosas— Dijo caminando hacia su armario y tomando más ropa.
Cada cosa que metía en su maleta era como si estuvieran arrancando un pedazo de mí corazón.
— Es verdad— Le dije— ¿Por qué no pudiste esperar a que yo despertara? quería despertar junto a ti... hubiéramos ido a desayunar juntos y...
Ella suspiró pesadamente.
— Harry, sé que te enoja lo que hago pero...
— No— La interrumpí— No me enoja lo que haces, me enoja que tu estarías enojada si yo estuviera haciendo lo que tú estás haciendo ahora.
Ella no dijo nada por unos minutos, yo sólo me quedé ahí mirándola. En un instante ella me miró fijamente y sonrió con los ojos cristalizados.
— No recuerdo bien cómo me enamoré de ti— Dijo sorprendiéndome— Solamente puedo recordar que un día tomé tu mano y me di cuenta de que me iba a lastimar muchísimo el día que la soltara.
Tragué y me acerqué a ella tomándola de las manos.
— Yo aún recuerdo el primer día que hablé contigo— Le dije— Estabas en unos jeans con tirantes, traías una coleta, estabas sonriendo como siempre lo hacías... recuerdo que actué como un idiota para llamar tu atención, pero obviamente tú no te fijabas en mí.
Ella sonrió.
— Lo primero que pensé al verte, fue que eras muy atractivo, pero no me llamaba la atención esa actitud que tenías— Dijo.
— ¿Por qué tiene que ser todo esto así?
Ella sacudió su cabeza.
— Hay veces que conoces a la persona correcta en el momento equivocado— Dijo acercándose a mí— Pero si dos personas están destinadas a estar juntas, van a encontrarse de nuevo, aún después de mil tropiezos— Me dijo, sus ojos estaban llenándose de lágrimas.
—Si nos vemos en un futuro, ¿me darías una oportunidad? — Le pregunté tratando de hacer que pareciera que había una esperanza.
— Siempre— Dijo.
— No llores, cariño— Dije abrazándola, le di un beso en la frente.
Luego me separé un poco y la besé en los labios. Hice que camináramos lento hacia sus espaldas hasta que chocamos con la cama y caímos sobre la superficie blanda.
— Karly— Susurré— Tal vez sean palabras muy fuertes, pero es lo que siento...
— ¿Qué...?
— Te amo.
Ella comenzó a llorar de nuevo mientras escondía su rostro en mi cuello. Tomó aire y se las arregló para hablar.
— Yo te amo también, Harry, lo hago.
Mi corazón no sabía si quebrarse o estar feliz, estaba en una especie de trance.
— Harry... — Suspiró— Quiero...
— ¿Sí...?
— No sé qué vayas a pensar de mí, pero...
— ¿Qué?
— Quiero estar contigo Harry— Susurró esperando algo, como si rogara porque yo no escuchara—Quiero que la primera vez que haga algo así, sea contigo...
Mi estómago se contrajo. Yo también lo quería.
— Yo también Karly, pero no tengo, ya sabes...
— Tu hermana y Liam— Susurró con la voz entrecortada — Podríamos robar uno.
Me sorprendí al enterarme de que eso, pero no dejé que me afectara el querer golpear a Liam. Al final de cuentas sí se lo robamos.
Cuando regresamos a la habitación, comenzamos a besarnos, los dos estábamos apenados, sin saber qué hacer. Era la primera vez de ambos.
Pudimos superar la timidez a la vez que nuestro deseo iba aumentando. Ella me estaba volviendo loco a cada segundo. El calor que sentía era peor que el más caliente verano que alguna vez había vivido.
Estábamos entregando más que el cuerpo y el alma. Y en ese momento yo me sentía un cursi de primera.
Yo le estaba entregando cada pedazo de mi corazón, podía sentir que ella hacía lo mismo.
Cuando terminamos nos recostamos unos minutos en su cama. No podía creer que después de esto ella se iría, pero no me arrepentía.
Ella me juró que no le había dolido, pero cuando acabamos de vestirnos, al estarle ayudando a terminar de empacar, al ver la sangre en sus sábanas, me hizo querer abrazarla fuerte y mimarla todo el día, tendría que haberle causado algún pequeño dolor siquiera.
Después de que acabamos de empacar sus cosas, nos sentamos en el suelo y lloré con ella. Sabía que no podía hacer nada. Y que mañana temprano, ella se iría.
***
8 de agosto del 2015.
A las ocho de la mañana, Karly me despertó. Aún estaba en su cama, nos habíamos quedado dormidos después de un largo rato de charla y llanto.
— Harry—Susurró, sonaba como si trajera la garganta seca —Despierta...
La miré apenas acostumbrándome a la luz que el sol emitía a comenzar a salir. Lucía más hermosa que nunca. Ella se sentó a mi lado.
— ¿Estás bien? — Le pregunté inmediatamente— ¿No te duele?
— Estoy un poco cansada— Rio— Pero estoy bien Harry.
— ¿Ya te vas? — Pregunté.
Estaba esperanzado, de que ella me dijera que se quedaría.
— En veinte minutos mi tío me llevará al aeropuerto— Me dijo mirando sus manos.
—Él no lo sabe ¿verdad?
Ella negó con su cabeza.
— Piensa que de verdad quiero regresar... Liam me contó que te dijo lo de mi padre y mi tío, Hullbert no puede hacer nada.
Suspiré.
— ¿Quieres que te ayude a bajar tu maleta? — Le pregunté parándome de la cama, ella asintió.
— Por favor— Murmuró.
— Dame dos minutos.
Entré al baño a lavarme el rostro y los dientes. Ella lucía recién bañada, y yo necesitaba tomar una ducha, pero no había tiempo. Al mismo tiempo no quería bañarme nunca más. Aún podía sentir su piel contra la mía, no quería que eso desapareciera.
***
La acompañé hasta donde el carro del señor Hullbert estaba, él aún no llegaba hasta ahí, así que teníamos unos pocos minutos a solas. Ella ya se había despedido de todos. La mayoría estaba triste por su partida, todos la querían y la apreciaban mucho.
Puse su maleta en el suelo y abrí mis brazos, ella se acercó a mí y dejó que la abrazara todo el tiempo, acaricié su espalda y besé repetidamente su cabeza.
La iba a extrañar demasiado. Iba a tardar mucho en superar esto. En superarla a ella. No quería hacerlo.
— Te amo tanto— Susurré, sentí como su agarre se apretó.
Dejó escapar una lagrima cuando dijo ella que me amaba mucho.
—Jamás pensé que podía llegar a sentir eso por alguien— Me dijo.
— Ni yo— Respondí.
El señor Hullbert llegó unos momentos después, me saludó y se adentró en el auto con la maleta, dándonos unos segundos más a solas.
— Te voy a extrañar tanto, amor— Le dije aguantando las lágrimas en mis ojos.
— Yo también te voy a extrañar muchísimo Harry — Susurró contra mi pecho.
La besé como si no hubiera un mañana. Después de todo no lo habría, no con ella a mi lado. Le repetí muchas veces cuánto la amaba mientras ella se aferraba más a mí.
— Espero de verdad que en un futuro nos encontremos de nuevo— Le dije.
— Voy a estarte esperando Harry— Me respondió.
La abracé y la besé una vez más sin querer soltarla, antes de que ella subiera al auto despidiéndose de mí con su mano, con lágrimas llenando sus ojos.
Y la vi partir, llevándose mi corazón con ella.
***
Nota:
Las amo mucho aunque ustedes me odien en este momento.
— K.
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