Puros y Oscuros
Los ángeles, hechos de una energía inexplicable, cuando están en los cielos simplemente son energía, no tienen un sexo, no tienen ojos, nariz, boca, brazos, simplemente no tienen cuerpo, no sienten ni sueño ni hambre, ni odio y ni tristeza, solo amor, alegría y felicidad, pero todo bajo la voluntad del Señor. Cuando comienzan a sentir lo que no deberían, como la curiosidad, el libre albedrío, el odio, son expulsados de aquel pacifico lugar por desobedecer al gran creador, su manto celestial desaparece y en la Tierra adquieren un cuerpo según su energía, por tal motivo son seres tan bellos y hermosos y pueden ser hombres o mujeres, pero poco a poco entre más tiempo están en la Tierra, comienzan a adquirir esencia humana, comienzan a sentir sueño, hambre, aprenden a mentir, a llorar, comprenden que tienen un corazón que puede ser lastimado, crean un alma, sienten atracción al mirarse, placer, vergüenza. Muchos se preguntarán si sus cuerpos pueden ser heridos, la verdad es que sí, pero a diferencia de los humanos, ellos no sangran, pueden sentir dolor por una herida en el cuerpo, pero solo si es hecha por un arma de energía contraría, las armas de los humanos no les hacen absolutamente nada, su piel puede parecer igual, pero la de los ángeles es mucho más dura que la de los humanos. De igual manera por más herido que esté su cuerpo, no morirá por esto, lo pueden curar con energía de su tipo, un puro se curará con energía pura y un oscuro se curará con energía oscura; como ya saben, la única manera de que pueden morir, es por sus alas o por su corazón.
1 de Diciembre del 2015
En la Tierra se está sujeto a cadenas... las leyes de la naturaleza, el flujo del tiempo, el recipiente que se conoce como "cuerpo"... y la existencia de la llamada "alma". El alma... donde se encuentran los deseos... los humanos, y no solo ellos, también aquellos seres que llegaron de un sitio celestial, tienen deseos, grandes o pequeños, y cuando esos deseos se hacen realidad, suelen llamarlos milagros... y un milagro era lo que Leonard necesitaba para seguir existiendo.
El invierno llegó mucho antes, las personas comenzaron a decorar sus casas, con árboles de navidad, luces, guirnaldas, se podía oler las deliciosas galletas de las abuelas, los niños estaban impacientes por sus regalos, salían de sus casas para jugar con la nieve, hacer muñecos de nieve, mientras sus madres les llevaban más abrigos y una tasa de chocolate caliente. Todo esto estaba sucediendo menos en una casa alejada en el bosque, ya que, ahí, se encontraban tres ángeles oscuros. Leonard tenía el mismo presentimiento que tuvo esa mañana antes de ver entrar, por primera vez en la academia a... su solo nombre lo lastimaba, era imposible dejar de pensar en ella, y algo sintió, que lo hizo extender sus alas y salir por la ventana.
En unas colinas aparecieron unas huellas sobre la nieve, y un camino lleno de plumas blancas, Benjamín y Elena las estaban siguiendo, cuando llegaron a la cima de aquella colina, la vieron, se encontraba en frente de ellos, Annabel.
-Vamos, Annabel, no queremos pelear contigo- Benjamín estaba sereno
Annabel no pronunció ninguna palabra, simplemente se quitó la capucha de su abrigo de lana, y los miró como si fuesen desconocidos, luego extendió sus grandes alas blancas, Benjamín y Elena quedaron encandilados por ese gran brillo y sin darse cuenta ya estaba detrás de ellos, rápidamente sacaron sus alas negras y esquivaron el golpe.
-Me debí imaginar que ustedes también eran despreciables, aparentando lo que no son- Annabel comienza a atacarlos con energía pura
-Sabes que no lo quieres hacer, estás consumida por el rencor- Benjamín intentaba entrar en razón a Annabel mientras esquivaba todos sus golpes
-Ben, Benjamín, y esa sonrisa falsa que siempre me mostrabas- Annabel quedó justo en frente de él, mirando sus ojos
-Esa mirada... Annabel no te conviertas en unos de nosotros, no eres...-
Sin darse cuenta Annabel estaba detrás de él, y estuvo a punto de tocarle las alas si no hubiese sido por Elena y su escudo de energía oscura.
-Benjamín ya deja de hablarle, desde un comienzo les dije que teníamos que exterminarla-
De repente comenzó a caer más nieve, un ángel puro estaba luchando contra dos oscuros, Benjamín comprendió que en esos momentos era imposible hablar con ella, sacó desde lo más oscuro una especie de mazos gigantes unidos por una cadena y Elena sacó su bumerang gigante, los dos atacaban a Annabel, ella se protegía con escudos de energía puro, pero Elena alcanzó a golpearla con su boomerang enviándola contra un árbol, Benjamín se tiró a golpearla con sus mazos, pero Annabel vuela rápidamente, sin embargo le alcanza a coger el pie con la cadena, jalándola hacia él para recibirla con un impacto de sus mazos; de repente una neblina comienza a rodear la colina, Benjamín suelta a Annabel y retrocede al lado de Elena.
-Parece, que la querida Annabel trajo compañía- dijo Elena mientras agarraba fuertemente su arma y se preparó a lanzarla
De la nada, cae una lluvia de agujas y en sus puntas tenían un fuerte brillo, impidiendo que Elena lanzara el boomerang, lo único que pudo hacer fue cubrirse con este; mientras ella lidiaba con las agujas, Benjamín era atacado por una daga que no tenía dueño, simplemente se movía en el aire.
-¿No les parece que fue injusto dos contra uno? Vamos a poner justicia a la pelea-
-Elizabeth- dijo Annabel mientras miraba a su lado, donde estaba aquella chica alegre de cabello rojo cerezo
-Lo siento, Annabel, pero te escuchabas muy triste, sabíamos que irías a buscarlo-
-Erin- al otro lado de Annabel, estaba la chica con el cabello castaño y la tez morena
Benjamín y Elena se prepararon para atacar, pero un segundo antes:
-Benjamín, Elena, ya basta-
Leonard se puso en frente para impedir que atacaran, al otro segundo, ya no quedaba ninguno de los tres oscuros.
Elizabeth y Erin corrieron a abrazar a Annabel, luego las tres se dirigieron a los dormitorios, Annabel se encargó de que nadie ocupara su habitación mientras no estaba, muy en el fondo sabía que regresaría.
-Es un lindo dormitorio, ¿no lo crees Erin?- dijo Elizabeth mientras veía por la ventana
-Sí... Anna...- pronunció la otra, con una voz muy dulce
-No debieron de venir, les dije que estaba bien- la mirada de Annabel mostraba todo lo contrario
-vi cómo te pusiste cuando apareció hace un rato, ibas a sacar tu arco, pero te arrepentiste y no lo hiciste- Erin le tomó las manos delicada mente
-Yo creo que lo que Anna necesita es divertirse, por qué no vamos a una discoteca, estuve averiguando e hice una lista de todas las discotecas que hay en la ciudad, Annabel, no entiendo por qué vives tan alejada de la ciudad, tiendas, compras, diversión, es por eso que estás tan triste-
-No... vayan ustedes, lo menos que quiero hacer es ir a una fiesta en estos momentos, si se van a inscribir en la academia, no se preocupen, que hacen fiesta casi todos los días... el oscuro de los mazos, con el que peleamos, él es el presidente y organiza buenas fiestas- Annabel en esos momentos se había acordado de esa sonrisa de Benjamín
-¿Sabes cómo se llama?- se escuchaba muy interesada Elizabeth
-Ben...Benjamín, ¿por?-
-Vamos, Elizabeth, estuviste a punto de matarlo, no me digas que le echaste el ojo- dijo Erin, la más sensata de las tres
-Simplemente porque me pareció familiar, además no es mi tipo- Elizabeth se acuesta en la cama de Annabel
2 de Diciembre del 2015
Tres chicas hermosas entraron por la puerta de la Academia British Cross, la de la izquierda castaña, la de la derecha rojiza y la del medio rubia, y ya todos la conocían, no paraban de saludarla y de preguntarle donde había estado todo ese tiempo.
-Buenos días, Annabel-
-Hola Annabel-
-Cómo has estado, Annabel-
-Jm, veo que eres muy popular- dijo Elizabeth
-Annabel...-
Aquella voz era familiar.
-David, hola- Annabel mostró una pequeña sonrisa
Después del incendio ya no veía tanto a David como lo hacía antes cuando Leonard se había ido, pudo ser debido a que la desilusionó en aquella fiesta mientras coqueteaba con otra chica, pero sabía muy bien, que fue porque estaba día y noche con Leonard.
-Ha pasado un año, desapareciste antes de navidad ¿dónde estabas?-
-Yo...-
-Ella estaba con nosotras, se tomó un año de amigas, mucho gusto, mi nombre es Elizabeth Eigner- La interrumpió ya que su amiga no era muy buena en inventar mentiras
-Mucho gusto, soy David, David Madlow, es un placer- David estaba impresionado por la belleza de aquella chica alegre- y tú eres...- continuó diciendo a la otra chica hermosa, pero a diferencia de las otras dos, tenía una mirada muy tierna
- Erin, Erin O' Connell-dijo, de una manera delicada y un poco tímida
-Elizabeth y Erin...lindos nombres- luego dirigió su mirada hacia Annabel-un año de academia y otro de amigas, me parece buen plan, espero que esta vez sea más años de academia-
-Solo queda un año- dijo Annabel, mientras guardaba unos libros en su casillero
-Entonces que sea un año de academia y cinco de universidad- de repente mira su reloj-Ups, las tengo que dejar señoritas, las clases me llaman-
-Nos vemos David, por cierto, tenemos que salir a hablar, de tu vida, tu entrenamiento de futbol-
-Será una promesa, te voy a dejar intrigada, la Sra. Monroe se jubiló este año-
-Más motivos, por los que no faltar de nuevo-
-OMG, que fue eso, ese chico es encantador-
-Elizabeth, no empieces, mejor vamos que nosotras también tenemos clases-
Cuando aquellas tres chicas hermosas entraron al salón, nadie paraba de mirarlas, Elizabeth se hizo en la parte de atrás, Annabel en el medio y Erin bien adelante; se percataron que ahí se encontraba uno de los que había peleado con ellas, Benjamín, estaba más adelante que Elizabeth, casi al lado de Annabel, la primera no paraba de observarlo, él ya se había percatado, y de un momento a otro, mira hacia atrás y le dirige una sonrisa, Elizabeth simplemente se quedó mirándolo fijamente. Después de las clases, las tres decidieron ir a la ciudad, o bueno en especial Elizabeth y se llevó a Erin y Annabel con ella; mientras caminaban por los parques, se percataron que había muchos árboles quemados, aun siendo invierno, y no solo eso, también habían muchos escombros, casas que estaban siendo reconstruidas.
-¿Qué ha sucedido aquí?- se preguntaba Annabel
-Pensábamos que era una ciudad tranquila- dijo Erin
-Cómo puede ser tranquila, si aquí viven tres oscuros, además no creo que en la ciudad hubiese más puro además de Annabel, y como se fue por un año, esos malditos a provecharon para hacer sus fiestas-
-Tengo una idea-
-Amo tus ideas, Erin- dijo Elizabeth mientras compartía una sonrisa con Annabel
3 de Diciembre del 2015
A la madrugada, más o menos a las cuatro, tres ángeles puros visitaron la ciudad, nadie estaba despierto para presenciar esos grandes brillos, pareciese como si tres estrellas del cielo, hubiesen bajado, brillaban aún más que el sol, esa misma energía, tan cálida, tranquila, tan pura cubría todo aquello que la energía oscura había destruido, los arboles recuperaban sus hermosas hojas, y se llenaron de flores y frutos, las flores comenzaron a brotar de las semillas, toda había quedado mucho más hermoso que antes, además ya no tenía nieve que los cubría, pareciese como si se hubiera adelantado la primavera, lamentablemente no podían hacer nada con las casas, las paredes y los postes, ya que su energía no arreglaba cosas materiales, pero estaban decididas a ayudar en lo que más podían y a detener a aquellos que habían cometido semejante atrocidad.
-No puedo creer que esté viendo esta clase de historia, ya sé todo lo que dicen los libros y en una versión mejorada- decía Elizabeth mientras salía de la última clase del día
-Voy a dar una vuelta por los alrededores, ¿vienen?- dijo Annabel
-Lo siento, tengo que hacer una cosa importante, luego les cuento, chao- se despidió Elizabeth rápidamente
-Yo tampoco, quiero conocer el club de artes- dijo Erin
-Bueno, nos vemos más tarde-
Elizabeth estaba buscando a cierta persona por toda la academia, buscó por la biblioteca, por cada salón, por la cafetería, hasta que por fin logró encontrarlo, estaba caminando por uno de los pasillos, ella corrió rápidamente y comenzó a caminar al lado de él.
-Es un placer, volverte a ver- le dijo aquel chico guapo
-Siempre pensé que tu nombre era Ben-
-Vamos, de Ben a Benjamín no hay diferencia, al menos te lo di, tú ni siquiera me dijiste el tuyo, si mal no lo recuerdo, te decía la chica de la daga-
-Si antes no te lo dije, ¿hay motivos para que te lo diga ahora?-
-No lo sé, dímelo tú, yo no fui el que te buscó-
-Ni te hagas esperanzas, solo quería cerciorarme que eras, aquel de Alemania-
-Bien, soy ese, en persona-
-Solo... no te metas con ellas...-
-En ese encuentro simplemente me estaba defendiendo, sabes que nunca lo haría, nunca te llegué a hacer algo- Benjamín desapareció antes de que Elizabeth parpadeara
-Ese es el problema...maldito-
Cuando Elizabeth se disponía a salir de la Academia, vio a un grupo de porristas intentando armar una coreografía, ella pensó que aquellas chicas lo estaban haciendo absolutamente mal, así que no aguantó en intervenir.
-Oigan, si hacen eso las personas van a quedar mareadas, no tienen coordinación, si quieren les puedo ayudar-
-Y... ¿Tú quién eres? Así lo hacemos siempre...- dijo una de las porristas antes de quedarse mirando fijamente a Elizabeth
-Vas a dejar que yo les ponga la coreografía, y si les gusta, seré su capitana- le dijo, mientras sus ojos cambiaban a un rojo escarlata
-Muy bien...- dijo aquella chica después de reaccionar
-Elizabeth-
-Sí... muy bien, chicas, Elizabeth nos va a mostrar su coreografía-
Elizabeth pone en la grabadora un CD que llevaba en su bolso, una especie de Rock pesado, y comienza sus movimientos; al terminar, no solo estaban las porritas, sino, también, muchas personas alrededor, estaban amontonados admirando a Elizabeth, comenzaron a aplaudirle fuertemente y a enviarle gritos y piropos.
-Elizabeth, será nuestra nueva capitana, tómenle las tallas para su uniforme-
En un solo día, Elizabeth se había hecho tan popular como Annabel, y aún más que ella; cuando ya el sol se estaba ocultando, decidió irse para los dormitorios, pero a mitad de carretera, siente la energía de un oscuro, y ve desde lejos humo. Se desvía del camino, adentrándose en el bosque. Cuando llega a un lugar despejado de árboles, se encuentra un incendio, rápidamente con su energía apaga aquellas llamas.
-Vaya, vaya, pero a quién tenemos aquí- una chica comienza a aplaudir mientras se tira de un árbol
-Tú, eres la loca que ha quemado los parques de la ciudad-
-si te digo que sí, o que no o que tal vez... eso no te interesa- Elena tenía una mirada malvada
Las dos chicas que estaban frente a frente, sacaron sus grandes alas. Elizabeth tenía un brillo que la cubría, un brillo puro y encandecido, Elena tenía un aura negra que la cubría, un aura oscura y tenebrosa; aunque sus energías fuesen tan diferentes, tenían algo en común, que en sus ojos se podía ver una llama de guerra. La batalla comenzó, escudos, golpes, trampas, todo con un objetivo atacar las alas.
-Aléjate de aquí, simplemente vete arpía- Elizabeth comenzó a dar fuerte golpes mientras Elena se defendía
-Si no me quieres ver, te haré el favor de eliminarte, así no me volverás a ver, y con mucho gusto, después de ti, eliminaré a esas estúpidas, para que las tres puedan desaparecer juntas- Elena le dio una patada en el estómago de Elizabeth, impactándola contra una gran roca
Annabel estaba en los dormitorios con Erin, cuando las dos sienten la presencia de un oscuro y junto a esta, la energía pura de Elizabeth, sin pensarlo, extendieron sus alas y salieron por la ventana.
-Sé que tus amigas van a intervenir muy pronto, vamos a alejarlas de nosotras-
Elena, de sus manos sacó una bola gigante de fuego, y con un soplo, todo ese fuego se dirigió a la ciudad, Elizabeth no alcanzó a impedírselo, no quería usar su arma, pero no le quedaba más de otra, así que, de sus manos sacó una daga afilada, la lanzó hacia Elena, aunque esta lo pudo esquivar, se percató que la daga aún la seguía y vio que Elizabeth la estaba moviendo con sus manos, como telequinesis.
-Ahora, ya lo entiendo, cómo funciona tu arma, si te ataco, esta daga va a caer contigo, a ustedes los puros, les va mejor atacar desde la distancia, no son capaces de dar un pelea cuerpo a cuerpo-
Elena le tira su boomerang, pero Elizabeth vuela a una gran altura.
-Y tú que... con ese boomerang atacas a distancia, además mi daga me protege de lejos y de cerca-
-Te ordeno que dejes de tutearme, no me iguales a una estúpida como tú... además mi boomerang tiene más ventajas, una vez que lo envío, siempre regresa a mí- Elena puso una gran sonrisa en su cara
El boomerang golpeó a Elizabeth por su espalda. Mientras tanto Annabel y Erin estaban salvando a muchas personas para que no fueran quemadas por la gran bola de fuego que cayó del cielo, de repente aparece Benjamín.
-Ustedes dos, váyanse, yo me encargo de esto-
Annabel y Erin no le dirigieron ninguna palabra, simplemente salieron volando a toda velocidad. Elizabeth cayó al suelo fuertemente, su brillo se había apagado, Elena se hizo detrás de ella, cogió sus alas con mucho odio y con una sonrisa en su rostro de victoria. Elizabeth intentaba moverse, pero Elena la mantenía inmóvil tocándola con su energía oscura. Annabel y Erin presenciaban a unos pocos kilómetros, como su amiga iba a quedar en cenizas.
-Eli, tú no... Por favor, Dios mío- oraba Annabel, mientras de sus ojos salían unas pequeñas lágrimas
Erin simplemente había cerrado sus ojos lentamente, no sería capaz de ver semejante atrocidad. La noche fría ya había llegado, se escuchaba el sonido del viento, de los búhos y los grillos, se escuchaba el sonido de unas alas que serían arrancadas y de alguien saliendo de la oscuridad. Unas manos muy blancas, con unas garras afiladas, pararon la mano de Elena, Annabel y Erin llegaron justo en ese momento... todo estaba en silencio, todas quedaron sorprendidas, hasta la misma Elena...
-Leonard-
Él desapareció junto a Elena como humo. Erin corrió rápidamente a sanar las heridas de Elizabeth con su energía, Annabel estaba aún más confundida, ¿por qué? ¿Por qué, él...?
4 de Diciembre del 2015
-¿Cómo sigue?- preguntó Annabel
-Se pondrá mejor, sabes que ella es muy fuerte, gracias a Dios que no le alcanzó a arrancar sus alas, si no... no sé qué estuviésemos haciendo en este momento- Erin le sobaba la cabeza a Elizabeth mientras dormía
-Sí... gracias a Dios-
Annabel sabía, en su interior, que, quién salvó a Elizabeth no fue Dios, sino Leonard, su amado y odiado Leonard. Ninguna de las dos decidió ir a la academia ese día, prefirieron quedarse con Elizabeth, sin embargo, Erin tenía que pasar personalmente una solicitud para poder entrar al club de artes, por lo que Annabel se ofreció a llevarlo por ella, para que se quedara con Elizabeth, sabía que entre las dos, Erin era la más paciente y la más delicada, siempre era así, Erin las cuidaba, en casos como esos, cuando ellas más la necesitaban.
Annabel intentó apurarse lo más que podía, lo que significaba que no debía dejarse ver por alguien; después de dejar la solicitud, sale del edificio de las artes, y justo en la entrada, se encuentra frente a frente, con la última persona que desearía ver en esos momentos.
-Leonard...- dijo, en un tono bajo
No le importó nadie, simplemente abrió sus alas y se fue volando deprisa, sin mirar hacia atrás. Pero de repente escucha su voz...
-Annabel-
Ella aumentó la velocidad, como nunca lo había hecho, tumbó muchos árboles.
-Aléjate de mí, déjame en paz- gritó fuertemente
Annabel se dio cuenta que no podía seguir huyendo de él, estaba al frente de ella, así que decidió tocar suelo y esconder sus alas.
-Annabel, escúchame... lo que sucedió con Elena...-
-¡Qué! ¡¿Quieres que te agradezca por salvar a Elizabeth? ¿Quieres que me arrodille y te agradezca?
-Solo, olvídalo y escúchame-
-¡No! no te quiero escuchar, no te quiero ver, no te quiero pensar- gritaba muy fuerte
-Me hiciste ver que poseía un corazón, me arriesgué a amarte, me arriesgué a besarte, a acariciarte, pero sabía que en algún momento saldríamos lastimados-
-Entonces, ¿por qué continuaste? Hubiese deseado que me atacaras esa noche en el parque, que me odiaras, y no... que me hubieses besado-
-Ya lo sé, pero no lo pude evitar... me duele amarte, sabiendo que ya te perdí...lo que más me dolió fue imaginar que tú nunca volverías a mi lado y solo quedarían simples recuerdos-
-Yo pensaba lo mismo, la vez que te fuiste, y yo fui tan estúpida, disque por una reunión familiar, ¡mentiras! Estabas planeando la forma de cómo hacerme sufrir, de cómo jugar conmigo-
-Me fui por semanas, ¡tú te fuiste por un año!...fui un tonto, al pensar que ya eras mía y nunca te irías de mi lado, pero ahora no te tengo, yo mismo caí en mi juego, y terminé perdiendo, con un corazón destrozado y destrozando el tuyo, no sabes cuánto me arrepiento, si no te amara, no te estaría rogando en estos momentos a que volvieras junto a mí... tengo mi alma en pedazos y eres la única que la puede curar-
Annabel no era capaz de mirarlo a los ojos, porque si lo hacía no iba a resistir...
-Me duele amarte así, hasta morir, viendo cómo te alejas cada vez más de mí... Me duele tanto, desde aquella vez que te vi por primera vez y pensé que ibas a ser solo mía- continuó diciendo Leonard
-Pues simplemente olvídame y ya, todo lo que pasamos juntos, que al fin y al cabo fue tan poco tiempo-
-Sabes que es imposible, dime como detengo este dolor y te dejaré en paz-
Annabel guardó silencio...
- Al no escuchar tu vos, sentir tus besos, tus caricias... me estaba quemando, quería arder en llamas- Leonard se acercó más a ella y cogió fuertemente sus manos, y con toda su fuerza impedía que aquella energía y la misma Annabel los alejara
-¡Suéltame! Leonard- intentaba con todas sus fuerzas soltarlo, pero no pudo- Alguna vez alguien me dijo que las coincidencias no existen, solo existe lo inevitable, pero para mí es inevitable que te conviertas en mi pasado...me fui de aquí, encontré nuevos lugares donde te fui enterrando poca a poco, encontré a otra persona a quien besar, a quien abrazar, a quien... amar-
- Si ya no me amas, no te diré nada más, te dejaré en paz, me iré sin que te des cuenta- Leonard le suelta las manos suavemente
-Ya... no te amo, nunca te amé y no llegaré a amarte... -
-Y ¿Por qué no me miras a los ojos? Sabes que si veo tus ojos, me voy a dar cuenta que todo es mentiras... no amarás a alguien más...tus ojos aún me demuestran que en tu interior me sigues amando y seré el único a quién vas a amar-
- Me fui de aquí sin pensarlo, simplemente quería alejarme de este dolor, pero fue imposible, a donde quiera que iba, tu rostro aparecía y caía en lo profundo de la tristeza- confesó Annabel
-Todos los días imaginaba que aún estabas a mi lado, que te abrazaba, escuchaba tu voz, pero cuando volvía a la realidad ya no había nada-
-¡Cuál realidad! Leonard, si lo que tú y yo vivimos fue completamente una fantasía... la peor de las fantasías-
-Te lo suplico, no te vuelvas a ir, por favor, no aguantaría más sin ti, no sé por qué nosotros, por qué llegaste justo a mi lado... no era necesario que me hablaras, ni que me tocaras, ya algo se me había despertado en mi interior, cuando estaba contigo me olvidaba de todo, de quienes éramos, del tiempo, simplemente estábamos tú y yo- aquellos recuerdos pasaban todos por su cabeza- me enseñaste a amar y a dejar de pensar solo en mí, sé que todo esto no tiene explicación y no quiero encontrarlo, simplemente se dio, por favor, te lo ruego, regresa junto a mí, te extrañaba, pero llegué a un punto que simplemente ya no te extrañaba, te necesitaba...- Leonard volvió a tomar sus manos fuertemente -Te vi venir, sabía que algo iba a cambiar-
-Suelta mi mano, no me toques, no te me acerques- Annabel le estaba quemando la piel con la energía pura que desprendía de sus manos, pero Leonard no la soltaba, no la quería soltar - No más... por favor... cada palabra tuya, aumenta mi dolor, ya para- De sus ojos comenzó a brotar lágrimas y lo miró fijamente a sus ojos
-Tus ojos... aún me amas, no me puedes engañar, no me importa que seas un puro, yo soy un oscuro que no te volverá a lastimar, te lo prometo-
-Convertiste mi paraíso en un infierno-
Con esas últimas palabras, Annabel había desaparecido ante sus ojos, dejándolo, solo, en ese frio invierno.
Annabel entró por la ventana de los dormitorios, tenía el corazón a mil.
-Anna te estabas demoran...- Erin voltea a verla- ¿Qué te sucedió?- Preguntó Erin, al ver como su amiga estaba temblando
-No, no es nada, no tiene importancia-
-No mientas, hablaste con él ¿cierto?- Elizabeth había despertado
-Eli, ya estás mucho mejor, que alivio- se acercó, y le dio un fuerte abrazo- Fuiste una tonta, como se te ocurre enfrentarte a esa, si está más loca que tú, y a diferencia de ti, mi querida Eli, ella disfruta causar dolor...además, los oscuros son más fuertes en la noche, no lo vuelvas a hacer-
-Vaya, ya estás sonando como Erin, pero no me cambies el tema, algo te sucedió, algo te está sucediendo, aún lo puedo notar-
-Por primera vez Eli tiene razón, te conocemos desde que éramos unos querubines, estás sufriendo más que nadie-
Las palabras de sus amigas la hicieron sacar todo aquello que estaba sintiendo, y luego de contarle todo lo que se dijeron hace un rato, comenzó a llorar, casi igual, que cuando recién se enteró de la verdad y se dejó hundir por la nieve.
-Anna, el perdón te protegerá de tu sufrimiento- Erin no aguantaba que su amiga estuviese de esa manera
-No... no lo quiero perdonar-
-¿No quieres? o... ¿piensas que no debes?- intervino Elizabeth
- él es un oscuro y yo...-
-Una pura, ¿y qué? Acaso ¿le hacen un daño a alguien?- continuó diciendo mientras se levantaba de la cama
-Eli, no, aún debes recuperarte-
-No me voy a recuperar hasta que te des cuenta que tú lo amas, y él te ama, si no te amara, no te hubiese rogado, eso es acabar con su orgullo, con todo lo que él era- Ahora ella la abraza fuertemente
-Perdónalo, estoy segura que así dejarás de sufrir, y ese perdón traerá amor, felicidad y sinceridad por toda la eternidad- Erin se une al abrazo
Esa noche lloró hasta más no poder, le faltaba que le dijeran aquellas palabras, que le quitaran la venda de sus ojos, necesitaba dejar de pensar con la razón y escuchar a su corazón.
5 de Diciembre del 2015
El cielo se estaba aclarando, el sol comenzaba a salir, Annabel se sentó justo en el lugar donde había dado ese grito lleno de dolor, donde había derramado tantas lágrimas como nunca antes lo había hecho, de repente ve a alguien acercándose, su corazón comenzó a latir más fuerte que nunca, pero ya no tenía dolor, estaba feliz de que aquella persona cada vez se acercaba a ella...él se quedó helado, sin moverse, la miró a los ojos, su boca, su cuello, su cuerpo... allí estaba su amada. Ella se para y corre hacía él, él corre aún más rápido que ella, no aguanta más estar alejado de... Annabel, su querida Annabel lo recibió con un gran abrazo, Leonard la levantó del suelo, la cubrió con su cuerpo, la acercó a su pecho, y se quedaron así por varios minutos...
-No me vuelvas a hacer esto-
-Te amo, te amo, te amo- Era lo único que podía decir Annabel
-Por favor, no te vuelvas a alejar de mí-
-Deja de suplicar y demuéstrame cuánto me amas-
Elena Multimedia
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