Pesadillas 2
Willer ordenó a uno de los ángeles que cargase el cuerpo de Dylan y él se ocuparía de Keylan que aún seguía en shock por lo que acaba de pasar, todavía no había asimilado lo ocurrido, por eso no estaba en condiciones de hacer nada.
Todos regresaron al infierno con lo que habían ido a buscar pero no como esperaban hacerlo, no con el cuerpo sin vida de Dylan, deberían haberlo hecho con el si pero estando vivo no muerto, como se supone que debería ser, como se había jodido tanto como para encontrarse ante aquella situación y eso no era lo peor de todo, lo peor era como carajo se le iban a contar a Zac, a su familia, ellos les dijeron que los protegerían y ahora esto, desde luego no se lo iban a tomar nada bien, como le dices a alguien que un ser querido acaba de morir. Después de que Willer pidiese al arcángel Miguel que se ocupase del cuerpo de Dylan fue a ver como estaba su hermano, se encontraba mucho mejor aunque se notaba que aún le costaba un poco respirar y estaba un poco pálido todavía.
-Me alegra que estés mejor-dijo Willer disimulando su estado de dolor por lo que acaba de suceder minutos antes
-Si, la verdad es que aún no estoy recuperado del todo pero pronto lo estaré-dijo Zac sonriendo pero preocupado porque Keylan no estuviese con él-¿Y Keylan?
-Ha ido a hablar con el arcángel Miguel-dijo Willer tratando de ser convincente y que no notase que le estaba mintiendo-Quería saber cuales van a ser los siguientes pasos a seguir
-Vale, luego trataré de verla-dijo Zac
-De acuerdo-dijo Willer aliviado por el momento, ya que sabía que en cuanto se enterase de lo que había pasado con Dylan era muy posible que ambos se peleasen o quizás no, no podía estar seguro de eso-Has hablado con tus padres
-Si, solo con mi madre un rato, mi padre esta con Dylan, aún les cuesta acostumbrarse a esto pero se que lo harán-dijo Zac
-Y nuestro pa... digo Leiandrus-dijo Willer
-Puedes decirlo, se que es nuestro padre y también hemos estado hablando, la verdad es que puede que sea un demonio pero no parece ser como ellos-dijo Zac
-Si, siempre me ha protegido de cualquier cosa, Julius a veces se ensañaba conmigo, decía que yo era su saco de boxeo personal, el caso es que nunca supe a que era debido, ahora si lo se pero mi padre cada vez que pasaba lo enfrentaba y me curaba las heridas, por eso me enseño a pelear, a ser fuerte, seremos los dos demonios pero eso ya no más-dijo Willer
-Me alegra teneros a mi lado, es bueno saber que no solo tengo una gran familia adoptiva sino que tengo a mi familia biológica-dijo Zac sonriéndole-Por cierto
-Dime, ¿qué pasa?-dijo Willer
-Crees que podemos matar a Julius-dijo Zac
-Por supuesto que podemos y...-dijo Willer furioso recordando como sin siquiera sentir nada le había cortado el cuello a Dylan-Lo haremos
-Lo único capaz de matarlo es con la Espada Celestial y no la tenemos-dijo Zac
-Si, lo se pero la encontraremos-dijo Willer
Luego ambos estuvieron un rato hablando de banalidades y haciendo tonterías, por un momento se olvidarían de la cantidad de problemas, de lo jodidos que estaban pero no podían hundirse en ellos, si lo hacían estarían perdidos.
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Keylan por fin había asimilado lo que acababa de pasar con el capullo psicópata de Julius se sentía horrible, como sería capaz de mirar a la cara a Zac sabiendo que por su culpa habían matado a Dylan y no solo eso, sino como se lo tomaría, antes de poder verlo necesitaba tiempo para pensar, así que se mantendría alejado de él, una temporada, era lo mejor para ambos.
¿Por qué carajos estaba pasando todo aquello? ¿Que mierda pretendía Julius con esto? ¿ De verdad quería hacerles sufrir por venganza o solo era mera diversión?
Odiaba a Julius con todas su fuerzas, era un auténtico monstruo, mil veces peor que lo que en su día fue Lucifer, con solo pensar en él le hervía la sangre, tenía que matarlo porque mientras siguiese vivo, nadie podría estar a salvo y sabía que si para conseguirlo debía morir entonces lo haría con gusto, ese capullo le estaba haciendo perder la paciencia así como su cordura, sino acababan con esto pronto terminaría volviéndose loca. ¿Qué estaría planeando ahora?, ¿Cuál sería su siguiente paso? y ¿Por qué su madre había decidido unirse semejante sujeto?, ¿Por que abandono todos sus principios para convertirse en un demonio? Todas esas preguntas sin respuesta le resonaban en la cabeza como miles de piedras golpeando un cristal y si eso no fuese poco echaba tanto de menos a su padre, él siempre la animaba cuando se sentía mal, en estés momentos le habrán venido bien sus sabios consejos.
-Ya me he enterado de lo ocurrido, ¿cómo estas?-dijo Leiandrus
-Si te dijese que bien te estaría mintiendo, eso es el eufemismo del siglo, ahora mismo me siento horrible, no se como voy a poder mirar a Zac a los ojos, él quería a Dylan y por mi culpa est...-dijo Keylan a punto de llorar
-Tu no tienes la culpa, fue Julius quien lo mató-dijo Leiandrus acercándose a Keylan
-Pero lo hizo porque yo...-dijo Keylan sin poder acabar la frase, entonces Leiandrus la abrazó tratando de hacerla sentir un poco mejor
-Sabes como es Julius, lo habría hecho dijeras lo que dijeras-dijo Leiandrus
-Es posible pero aún así eso no me hace sentir mejor-dijo Keylan todavía en brazos de Leiandrus
-Quizás, puede ser que al principio Zac no se lo tome muy bien pero al final se dará cuenta de que tu no tienes la culpa-dijo Leiandrus
-Prefiero no seguir hablando de esto-dijo Keylan separandose de Leiandrus
-De acuerdo pero tienes que hablar con él-dijo Leiandrus
-Lo se, solo necesito un poco de tiempo para pensar-dijo Keylan
-Vale pero a preguntado por ti-dijo Leiandrus
-Que le habéis dicho-dijo Keylan nerviosa
-Tranquila Willer le ha dicho que habías ido a ver al arcángel Miguel para ver que hacer ahora y no ha hecho más preguntas pero quiere verte-dijo Leiandrus
-Si, lo se y por cierto como se encuentra-dijo Keylan
-Aún no esta del todo recuperado pero mejor y la herida poco a poco se va curando aunque si, le va a quedar una buena cicatriz-dijo Leiandrus
-Me alegra saber que va mejor-dijo Keylan
Luego se marchó, en ese momento quería estar sola, necesitaba pensar, más bien quería desaparecer y olvidarse de todo lo que estaba pasando, de toda esa mierda. Decidió dormir un poco quizás así podría despejar la mente pero no le sirvió de nada, lo único que consiguió con eso fue volver a revivir ese momento de nuevo, con total nitidez, se recostó temblando y empapada en sudor, aterrada por lo que vendría después cuando Zac se enterase, se sentía indefensa, diminuta, lo que más quería era tenerle a su lado, que la abrazase y le dijese que todo estaba bien, sin embargo no podía, no después de lo ocurrido, no después de ser la responsable de la muerte de Dylan por eso tomo la decisión de alejarse de él una buena temporada, eso le daría el tiempo suficiente para reunir el valor de poder mirarlo a los ojos sin sentirse tremendamente culpable. Tenía que marcharse, no podía quedarse en el infierno porque en algún momento se cruzaría con él, puesto que tanto la Tierra como el Milenio de Plata quedaban descartados se decanto por otro lugar más adecuado a como se sentía, volvería por tercera vez a las Tierras Baldías, quizás estar allí le ayudará a ver las cosas con mayor claridad, desde luego sabía que de la misma manera que las anteriores ocasiones corría un riesgo pero ahora lo único que quería era que nadie le preguntase o intentase hacer que se sintiese mejor, ya estaba cansada de todas esas mierdas, por una maldita vez quería seguir sola, sin estar a las órdenes de nadie, además con eso lo único que había conseguido era perder a toda la gente que le importaba, así que eso se acabo que se fuesen todos a la mierda, al menos durante un tiempo, mientras ordenaba su mente y ponía encima de la mesa las opciones que tenía y como podía matar al monstruo de Julius, ahora ese era su mayor objetivo, le cortaría el cuello de la misma forma que él había hecho con Dylan aunque le llevase toda la vida, no descansaría hasta verle muerto.
Nada más pisar las Tierras Baldías se sintió liberada de todas las cadenas que la mantenían atada, esta vez aprovecharía para hacerse más fuerte, si era necesario se enfrentaría a cada una de las criaturas que vivían allí, hasta a Lucifer, en su día fue Satanás, él empezó la guerra entre ángeles y demonios, aunque quizás podía pedirle ayuda, estaba claro que poseía habilidades únicas que nadie tenía, las cuales probablemente las habría adquirida después de su último enfrentamiento con el arcángel Miguel.
Ahora que tenía claro que hacer se adentró en aquel basto terreno plagado de muerte y oscuridad, solo que no sabía bien a que era debido pero esta vez no sentía esa sensación que te consume, envolviéndote en los brazos de la maldad absoluta, la oscuridad permanente, sin embargo eso le importaba bien poco porque cada vez que cerraba los ojos aparecían las pesadillas, siempre estaban ahí por mucho que intentase hacerlas desaparecer, del mismo modo que años atrás le había ocurrido a Zac ahora era ella la que las sufría y sabía que estas eran más aterradoras, además calaban más hondo, dolían más dejando una huella difícil de borrar pero ese era el precio que tenía que pagar por lo que le había ocurrido a Dylan. Lo único que resonaba con fuerza en su cabeza
Pesadillas
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