Oscuridad, Dolor y Muerte
Una vez que el hombre estuvo frente a ellos Keylan supo que se trataba del guardián, sin decir nada les indicó que lo siguieran, los llevo hasta una cabaña, nada más entrar el aroma a podredumbre desapareció. Willer tumbo a Mia en la cama, el guardián se acercó a ella, observo la herida, ahora estaba empeorando, no la mataría pero si continuaba así la dejaría muy tocada.
-La ha mordido una hiena, ¿verdad?-dijo el guardián
-Si, no fue hace mucho, quizás una o dos horas-dijo Keylan confundida-¿Por qué?
-Obviamente esto no la va a matar pero la mordedura de una hiena contiene veneno y sino se le administra el antídoto podría sufrir graves secuelas permanentes-dijo el guardián
-¿Cómo conseguimos el antídoto?-dijo Zac
-Se que existe un antídoto pero no se cual es-dijo el guardián
-Entonces que podemos hacer-dijo Willer
-Lo único en lo que os puedo ayudar es a rebajar la expansión del veneno pero tarde o temprano causará daños que ni yo puedo curar-dijo el guardián
-Cuanto tiempo puede tardar el veneno en actuar por completo-dijo Zac
-Depende de lo fuerte que sea Mia, no puedo decirlo con exactitud-dijo el guardián
-Tenemos que descubrir cual es el antídoto y traerlo cuanto antes pero mientras Mia tendrá que quedarse aquí, si utiliza la energía para salir el veneno podría extenderse con mayor rapidez, hay que hacerlo pronto-dijo Keylan
-Si estoy contigo pero por donde empezamos a buscar-dijo Zac
-Quizás haya alguien que sepa donde esta el antídoto-dijo el guardián
-¿Quién?-dijo Zac
-Me temo que no os va a gustar-dijo el guardián y se acercó a Mia para ponerle la mano en la herida-Se trata de Julius
-Dudo que nos de la información al menos no así sin más pero no podemos dejar tirada a Mia, es uno de los nuestros-dijo Zac
-Cierto, esto se nos complica-dijo Keylan
-Mi padre, nuestro padre-dijo Willer mirando a Zac-Es la mano derecha de Julius, es posible que él sepa algo, además creo que estará dispuesto a ayudarnos, si hablo con él podría...
-Suena bien pero si te marchas, como volverás aquí luego-dijo Keylan
-Yo no puedo salir pero si puedo traer a cualquier persona, bajo ciertas condiciones claro-dijo el guardián
-Keylan podría hablar contigo un momento a solas-dijo Zac
-Claro, vamos-dijo Keylan
Ambos salieron fuera para que nadie pudiese escucharlos, Zac tenía un mal presentimiento con todo esto y eso le crispaba los nervios.
-¿De qué se trata?-dijo algo confusa
-Sabes que puedo ver el aura de cualquiera persona, sea quien sea-dijo Zac
-Lo se pero no entiendo del todo a que viene eso-dijo Keylan un poco confusa
-Pues que no consigo ver el aura al guardián, es algo extraño-dijo Zac pensativo-Hay algo que no me cuadra y eso no me gusta
-Quizás no debería contar esto pero no puedo, mejor dicho no quiero tener secretos contigo por eso te lo contaré, solo quiero que esto quede entre tu y yo-dijo Keylan viendo la reacción de Zac-Como bien sabes, ya he estado aquí antes
-Si, lo se-dijo Zac y entonces se dio cuenta de algo-También te encontraste con el guardián, ¿verdad?
-Así es, gracias a él pude descubrir cosas interesantes-dijo Keylan viendo que Zac estaba sorprendido-También hacerme con el pergamino sagrado
-Ya veo pero aún hay algo que no entiendo-dijo Zac
-Bueno el tema es que se quien es el guardián, conozco quien se oculta bajo esa capucha y antes de nada te diré que a mi me paso igual que a ti-dijo Keylan intentando descifrar la expresión que tenía Zac en la cara-El guardián es el Portador de Luz
-Un momento, estas hablando de quien creo que estas hablando-dijo Zac aún más sorprendido
-Es posible, en quien estas pensando-dijo Keylan
-Te refieres a Lucifer, el querubín ungido que se corrompió y se convirtió en Satanás, el mismo que empezó esta guerra entre ángeles y demonios-dijo Zac
-Pues si, es posible que por eso no puedas ver su alma-dijo Keylan
-Quizás, con que esta atrapado aquí-dijo Zac
-Además él es que evita que cualquier criatura malvada salga de las Tierras Baldías-dijo Keylan
-Vaya no me lo esperaba-dijo Zac
-Imagino pero lo peor de todo no es que nadie sepa que Lucifer esta vivo y debe seguir siendo así, lo peor es que Julius si lo sabe...-dijo Keylan viendo como la cara de Zac cambiaba
-Eso no es nada bueno, todo lo contrario, probablemente quiere liberarlo-dijo Zac pensando en lo que pasaría si consiguiese sacar a Lucifer de las Tierras Baldías-Si lo consiguiese sería un enorme problema
-Pues si pero no debe salir aunque ahora Lucifer sea de nuevo bueno no puede salir de aquí-dijo Keylan
-Bueno volvamos dentro y descuida, esto quedará entre nosotros-dijo Zac sonriendo a Keylan
Ambos regresaron dentro pero la conversación que habían mantenido segundos antes les resonaba en la cabeza, como un disco que se repite una y otra vez. Nada más entrar de nuevo.
-¿A cambio de que traerás a Leiandrus aquí?-dijo Zac
-La vida de uno de vosotros-dijo el guardián
-¿Qué?-dijeron Keylan, Zac y Willer
-Traerle no es sencillo y requiere una gran cantidad de poder-dijo el guardián
-No podemos sacrificar la vida de uno de los nuestros para salvar la de otro-dijo Zac algo molesto
-Eso es lo que hay-dijo el guardián (Lucifer)
-Ofrezco la mía-dijo Mia levantada, aunque le costaba mantenerse en pie-Mi vida por la de Leiandrus
-Sabes lo que estas diciendo-dijo Keylan siendo consciente de que si accedían estarían cambiando la vida de un ángel por la de un demonio
-Completamente-dijo Mia segura de sus palabras
-No quiero ofenderos, Zac, Willer pero sabes que Leiandrus es un demonio-dijo Keylan
-Lo se pero como dijo Willer, podría ser un buen aliado, es fuerte y sabe pelear, además conoce los puntos débiles de Julius-dijo Mia
-Eso es cierto pero no...-dijo Zac intentando decidir que hacer
-Yo no quiero que mueras Mia y menos por mi padre, sin embargo si es tu decisión la acepto aunque no me guste-dijo Willer
-No estoy en condiciones para luchar pero así puedo ser de utilidad-dijo Mia
-Dando tu vida, aún eres muy joven-dijo Zac alterado
-Yo estoy con Zac, tienes mucho que vivir y aprender, no quieras involucrarte en esto-dijo Keylan
-Lamento decirte que ya lo estoy y se que con mi muerte os seré de más ayuda que estando viva, aunque no lo conozco siento que a pesar de que Leiandrus es un demonio, no es del todo malo, si es verdad que ha hecho cosas horribles pero Willer también y aún así esta aquí ayudándonos a proteger el Milenio de Plata, a los ángeles y a la Tierra-dijo Mia
-Si eso es cierto pero no deberías tener que hacerlo...esto no es justo-dijo Zac apunto de llorar
-Lo se Zac pero no puedes hacer nada para cambiarlo, solo prometerme que mataréis a Julius y que pase lo que pase tu y Keylan estaréis juntos, puedo ver el amor que os tenéis, ojalá yo hubiese podido sentir algo así pero no me arrepiento de ninguna de mis decisiones-dijo Mia
-Te lo prometo, no dejaré que tu muerte sea en vano-dijo Zac y Keylan le agarró la mano
-Yo tampoco, te juro por la vida de mi que mataremos a Julius-dijo Keylan furiosa-Pagará por todo el daño que ha causado
-Entonces que vais a hacer-dijo Lucifer
-Tráelo a cambio de mi vida-dijo Mia
-Una vez echo no hay vuelta atrás, aún puedes echarte atrás-dijo Lucifer
-Si, adelante, hazlo-dijo Mia muy segura
-De acuerdo-dijo Lucifer
Lucifer desenvaino su espada, la lanzó al aire, entonces pronunció unas palabras: VICIX, CUANUN, TRIBUM, LACEREX; la espada emitió una intensa luz que lo cubrió todo, en cuanto volvió la normalidad, Leiandrus estaba frente a ellos, Mia tirada en el suelo y la espada clavada al lado de Lucifer, en suelo.
-¿Cómo he llegado aquí?-dijo Leiandrus
-Yo te he traído a petición de ellos-dijo Lucifer señalando a Zac, Keylan y Willer
-Willer hijo-dijo Leiandrus y lo abrazo, luego reparó en Zac-La última vez que te vi fue cuando tenías un año, cuanto has crecido
-Así que tu eres mi padre biológico-dijo Zac sin saber como reaccionar
-Tu, Willer y tu madre erais toda mi vida, a pesar de que debería odiarla, la amaba-dijo Leiandrus mirando a Zac-El día en que Julius atacó pensaba huir con vosotros
-Porque debería creerlo, no te conozco-dijo Zac
-Es comprensible pero...-dijo Leiandrus
-Un demonio no puede amar, un demonio mata gente-dijo Zac furioso
-Cálmate Zac, tranquilo-dijo Keylan cogiéndole la mano-Yo se que dice la verdad
-¿Cómo?-dijo Zac
-Es difícil de explicar pero confía en mi cuando te digo que Leiandrus te quiere por raro que parezca, igual que Willer-dijo Keylan
-Siempre confiaré en ti-dijo mirando con ternura a Keylan
-Papá, gracias a una amiga, Mia, estás aquí-dijo Willer viendo al cuerpo sin vida de Mia
-Es la joven que está en el suelo-dijo Leiandrus señalandola
-Si, ella vio sin siquiera conocerte algo bueno en ti, por eso yo quizás pueda verlo con el tiempo-dijo Zac
-Espero que puedas-dijo Leiandrus sonriendo a Zac-Sea por lo que sea por lo que me habéis traído aceptó-dijo Leiandrus sin saber de que trataba todo
-Estás seguro de lo que dices, bien podría ser eso tu muerte-dijo Keylan
-Pues si es así adelante entonces, no me importa-dijo Leiandrus
-Ayúdanos a matar a Julius-dijo Zac
-Eso está más que hecho, él mató a vuestra madre-dijo Leiandrus rabioso al recordarlo-Quise, intente protegerla pero no pude por eso oculté a Zac a los ojos de Julius para que no pudiese hacerle daño, no se como explicarlo, simplemente creo que él es más fuerte de lo que puede parecer
-Si, yo se que lo es, más que cualquiera que de nosotros-dijo Keylan
-Eso lo dudo mucho, puede que sea más fuerte que Willer pero no soy más fuerte que Julius o que Leiandrus-dijo Zac
-Bien, bueno será mejor irnos, aunque no hemos encontrado lo que hemos venido a buscar pero no quiero que nadie más salga herido o muera-dijo Keylan sabiendo que sin la Espada Celestial no podían hacer nada contra Julius, bueno al menos no matarlo
-Creo que aunque no me guste tienes razón-dijo Zac
Willer cargo el cuerpo de Mia a la espalda, no iban a dejarla allí, cuando volviesen le darían una merecida despedida, luego junto con su nuevo aliado Leiandrus usaron el pergamino sagrado para regresar al Milenio de Plata, nada más llegar fueron a la sala de reuniones y tumbaron a Mia en la mesa, poco después aparecieron el arcángel Miguel, el arcángel Rafael, el arcángel Gabriel y el Todopoderoso, ellos se sorprendieron porque ninguno se lo esperaba, ya que nadie podría ver lo que ocurría en las Tierras Baldías.
-¿Puedo saber que a pasado?-dijo el Todopoderoso
-Algo me dice que no habéis encontrado la Espada Celestial-dijo el arcángel Miguel
-No, nada de nada, aún encima hemos perdido a Mia, la mordió una hiena y su mordisco transmite un veneno letal para cualquier humano, el cual puede herirnos de gravedad-dijo Keylan
-Si y para que Leiandrus se pudiese unir a nosotros Mia cambio su vida por la de él-dijo Zac dolido por ese hecho
-Aunque soy un demonio estoy dispuesto a ayudaros a matar a Julius y cuando esto acabe aceptaré cualquier castigo que se me imponga por todo lo malo que he hecho-dijo Leiandrus
-Eso dice mucho de ti. Quizás si nos demuestras que hay algo bueno en ti nos pensemos reducir tu castigo, además se que trataste de proteger a tu familia-dijo el Todopoderoso
-Sabes de mi-dijo Leiandrus sorprendido
-Yo lo se todo, por algo soy el Todopoderoso, eres o eras el marido de Mikela y eres el padre de Zac y de Willer, ambos son medio ángeles medio demonios pero a diferencia de tu primogénito Willer creció alimentando su parte demoniaca, aunque a causa de su lado de ángel es por lo que traicionó a Julius para unirse a nosotros-dijo el Todopoderoso
-Vamos a permitir que nos ayude-dijo el arcángel Rafael algo molesto
-Yo estoy con el arcángel Rafael-dijo el arcángel Gabriel
-Puede que no sea lo mejor pero pensémoslo bien, Leiandrus aún siendo demonio se ha revelado contra Julius, es fuerte, más que muchos de nuestros ángeles, es un buen guerrero y seguramente conoce los puntos débiles de este-dijo el arcángel Miguel
-Viéndolo así quizás no sea tan malo pero...-dijo el arcángel Gabriel
-Además luego podemos castigarlo por todo lo malo que ha hecho-dijo el arcángel Rafael
-Si y ahora ocupaos de que Mia reciba una digna despedida, es o ha sido una gran guerrera a pesar de su corta edad-dijo el Todopoderoso
Después de eso organizaron un funeral al estilo del Milenio de Plata, todos y cada uno de los ángeles se reunió frente a la gran catarata, luego desplegaron sus alas en señal de reconocimiento, hicieron una reverencia para a continuación retirarse, en este caso en vez de quemar su cuerpo como hacían con todos los ángeles muertos sería enterrada en el panteón de los grandes héroes construido para honrar su memoria, entre ellos se encontraban numerosos humanos que habían tenido la gloria de subir al Milenio de Plata tras su muerte, como Albert Einstein, Newton, William Shakespeare, etc. Ahora que su amigo había recibido el reconocimiento que se merecían decidieron que a pesar de que deberían no volverían a las Tierras Baldías, no dejarían que nadie más saliese herido y ya buscarían otra forma de matar a Julius sin embargo lo tenían bastante jodido, sin embargo por mucho que él no lo viese así algunos creían que Zac acabaría con Julius dando fin así a una ya larga guerra y esta vez sería definitiva, aunque tampoco estaban del todo seguros.
Ahora debían, recuperar energías y reforzase para cuando tuvieran que volver a luchar, ya que seguro no serían muy tarde, más bien todo lo contrario pero lo que no se esperaban es que justo cuando creían que las cosas estarían tranquilas durante un breve tiempo, Julius decidiese atacar, así que debían enfrentarse a él por muy tocados que estuviesen en ese momento, no le darían el gusto de que se saliese con la suya, de ninguna manera, además Mia no lo querría, primero un pequeño grupo de demonios liderado por Marcus, ese joven de 17 años, que siempre acompañaba a Julius y que era bastante callado, pudieron ver de la misma manera que con su difunta amiga Mia sabía defenderse a pesar de ser tan joven pero fuese quien fuese pelearían, pelearían hasta agotar la última de sus fuerzas, mientras aún estaban luchando el resto de los demonios junto con Julius hicieron acto de presencia, en esta ocasión Zac se enfrentaría a él personalmente, tenía una cuenta pendiente que pensaba zanjar de una vez, de tantas batallas que habían librado, esta era con diferencia la más brutal, ambos bandos querían terminar de una vez la guerra.
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Sin que ninguno tuviese tiempo para reaccionar Julius corrió hacía Zac y lo tumbó en el suelo, le puso su espada, la Espada Negra en el cuello para que no intentase hacer ninguna estupidez, sabía que él era inteligente, entonces le susurró en el oído: "Mientras yo siga vivo nunca serás feliz, nunca, porque te arrebataré a todo aquel al que quieres, empece por la zorra de tu madre y terminaré por tu querida Keylan, destruiré tu vida y romperé tu corazón en pedacitos minúsculos, entonces me suplicarás que te mate, suplicarás por que acabe con tu miserable vida, todo esto es por ti, tu eres el causante de esta guerra, debiste morir aquel día en que le pedí a Leiandrus que me entregase tu vida a cambio de su perdón por su traición, no dejaré que puedas acabar conmigo, yo seré quien te mate a ti pero primero destruiré todo aquello que amas, por el momento te perdonaré la vida, disfruta del poco tiempo que te queda, aquí te dejo un pequeño regalito para que así no puedas olvidar mis palabras", después de eso hundió su espada en el hombro de Zac provocando un grito de dolor por parte de este, luego de hacerlo Julius les ofrece a los ángeles la oportunidad de rendirse y como buena voluntad decide que en vez de quemar el Milenio de Plata se quedará allí con sus demonios y desterrar todos los ángeles obligándoles a ocultarse en el último lugar en el que imaginaban que acabarían, el mismísimo infierno.
Ahora Julius tenía vía libre para hacer lo que quisiera, cualquier cosa que le viniese en gana, ya no tenía ningún obstáculo, nadie quien se lo impidiese pero primero se acomodaría en su nuevo hogar, el Milenio de Plata, luego mandaría a sus mejores demonios a que cubrieran la Tierra de Oscuridad, Dolor y Muerte.
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