Capítulo 7
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— Yo... tengo que pensarlo, debo hablar sobre esto con mi tía y no me agrada la idea de venir a vivir con personas que apenas estoy conociendo — dije tratando de sonar lo más sensata posible —. Además, no quiero ser una carga para ustedes — comenté un poco tímida.
— Jamás serías una carga para nosotros, tenemos dinero suficiente para mantenerlos a todos — respondió con una sonrisa.
— ¿Todos?.
— Sí, la única que faltaba de la generación actual eras tú— dijo y yo me quedé en silencio. ¿Voy a vivir con más personas? —. Y no te preocupes, tómate tu tiempo, aunque si te mudaras acá nos facilitarías las cosas — comentó comprensiva —, pero hoy debes quedarte, ya está oscuro como para que te llevemos a tu casa.
— Mm, entonces debo llamar a mi tía. ¿Le digo que me quedé con una amiga? — pregunté ida.
— Si así lo deseas... Esta sería tu habitación si te mudaras — guardé silencio de nuevo, no había salido por completo de la conmoción —. Ahora deberíamos bajar para que conozcas a los demás y cenemos.
— Está bien — respondí rendida y tratando de no hablar con nerviosismo.
Salimos de la habitación y nos dirigimos hacia las escaleras. ¡Esta casa es inmensa!. Es de tres plantas y muy lujosa; mientras bajábamos me iba arreglando el cabello, no quiero que me vean y digan que soy una bruja. No deseo dar una mala impresión.
Seguí a Raquel hasta una sala de estar donde había siete chicos sentados. Dos chicos que estaban hablando animadamente en un mueble; en otro estaban dos chicas que no paraban de sacarse fotos; en un sofá individual se encontraba una chica de cabello negro leyendo un libro; en otro sofá se encontraba un chico que estaba con su celular; y por último un chico castaño claro sentado en el suelo que parecía estar pensando o algo así. Ninguno de ellos se había percatado de nuestras presencias hasta que Raquel se aclaró la garganta y habló.
— ¡Chicos! — exclamó captando su atención y todos posaron sus miradas sobre mí. ¡Ay, me hago en los pantalones, señores! —. Ella es Kamila, la última Krístal. Su poder es la telequinesis — puntualizó —. Kamila, ellos son Zack y Lucas — señaló a los chicos que hablaban animadamente —, Zack tiene 18 años y sus poderes son la materialización y desintegración — dijo apuntando al rubio que ahora que lo veo bien tiene los ojos de un azul intenso.
Esperen un momento. ¡Paren el mundo! ¡Él fue uno de mis secuestradores! El otro chico debe de estar aquí.
— ¡Hola! — habló en un tono seductor mirándome descaradamente, haciéndome sentir incómoda; espero no me cause problemas.
— Lucas tiene 18 también y sus poderes son la vista de halcón y cambiar de forma — lo presentó y me fijé en que tenía pecas que lo hacen ver tierno y ojos color café.
— Hola, bienvenida — saludó con una sonrisa la cual le devolví a boca cerrada.
— Ellas son Anastasia y Alicia — apuntó a las chicas que estaban sacándose fotos ¡Pero que cuerpos tienen! Definitivamente aquí yo no encajo —, Anastasia tiene 17 años y sus poderes son el manejo del hielo y fuego — Logré ver que sus ojos son celestes. Ella me miró con desaprobación.
《Alicia tiene 18 y sus poderes son el manejo del agua y viento — señaló a la rubia platinada de ojos grises que me da una sonrisa más falsa que el color de su cabello.
— Ella es Becky — señaló a la chica que leía en un sofá individual, que al levantar la mirada noté sus ojos aceituna. ¡Ella se me quedó mirando en la cafetería! —, tiene 16 y su poder es crear campos magnéticos — dijo Raquel y vi como Becky se encogía apenada. Le sonreí y ella también lo hizo.
《Él es Finn — dijo apuntando al chico que estaba con su celular. Tenía los ojos color mercurio — Tiene 17 y sus poderes son la elasticidad y la invisibilidad — dijo y me saludó con la mano, gesto que imité.
— Y por último, él es Alex — dijo y volteé mi mirada al chico sentado en el piso, que al hacer contacto visual conmigo me quedé perpleja. ¡Es el chico de ojos mieles! ¡Que alguien me sostenga que me voy a caer! —, tiene 17 y sus poderes son la tele-transportación y cuerpo de acero — dijo y él me dio una sonrisa tan cálida que me estremecí, solo pude imitar su acción algo avergonzada.
《Bueno, Kamila se quedará a dormir esta noche y espero la traten como una más de la familia — todos asintieron —. De acuerdo, serviré la cena — dijo para dejarme sola en aquella habitación con todos esos chicos que me miraban expectantes.
Debo admitir que todos poseen una belleza anormal, jamás había visto personas tan atractivas. Su simple existencia debería ser ilegal.
Becky se acercó a mí y susurró.
— Si quieres puedo prestarte un pijama — le agradecí de la misma forma.
— Y dime, chiquita, ¿Qué esperas para largarte de una vez? — dijo la del cabello rojo puta, haciéndome enojar.
— Nada, porque no pienso irme de aquí — dije con una sonrisa irónica, rodó los ojos.
— Mm, no pienses que te robarás nuestro lugar — habló la cabello de paja señalándose a ella y a su amiga.
— ¡Ya déjenla en paz! — gritó el de inconfundibles ojos mieles, que si mal no recuerdo se llama Alex.
— ¿Y ahora por qué la defiendes, Alexiño? — preguntó Anastasia; el rubio soltó una fuerte carcajada y le susurró algo al oído que hizo que soltara un ligero gruñido casi inaudible.
— ¡Chicos, vengan! — gritó Raquel desde algún lugar de la casa.
— Vamos — me dijo Becky para encaminarse hacia no sé dónde conmigo detrás.
Todos nos dirigimos a una especie de comedor donde había una mesa rectangular con diez sillas; me senté al lado de Becky, ya que hasta ahora era con la que mejor me llevaba. La cena transcurrió en un silencio incómodo. No paraba de sentir una mirada pegada sobre mí hasta que encontré a su dueño, era nada más y nada menos que Alex, que al percatarse de que lo había descubierto corrió la vista.
Luego de cenar, Raquel me deseo dulces sueños. Cada quien tomó camino a su habitación y yo con suerte pude llegar a la mía sin perderme, pero antes de cerrar la puerta, alguien me lo impidió:
— ¡Kams, espera! — dijo Becky pasándome un short con una sudadera de mariposa.
— ¡Oh, gracias! — contesté distraída y le sonreí —. ¿Quieres pasar?.
— ¿En serio? — preguntó algo sorprendida —. Oh, sí, claro — dijo adentrándose.
— Esto es una locura — comenté para iniciar una conversación.
— Ni que lo digas — respondió sentándose en mi cama.
— ¿Cómo te enteraste de todo esto?.
— Pues... Unas semanas después de mi cumpleaños, estaba en mi casa como de costumbre y me llamó Tom diciendo que era alguien importante con el que debía hablar y me citó a un café. Yo estaba un poco asustada debido a que él era un total extraño, así que le dije a mi mamá y ella me acompañó, y después de eso vivo aquí.
— No fue tan trágico comparado a como me enteré yo — ella rio ligeramente.
— Pues sí, a ti te secuestraron — dijo y ambas nos carcajeamos como focas retrasadas.
— Sí. Oye, nunca te había visto en el instituto.
— Lo sé, nadie me nota, soy como la chica invisible — su voz se tornó triste —. Soy una nerd de las tímidas.
— Bueno, si te hace sentir mejor, yo también lo soy, uso lentes y todo. Soy la primera en el cuadro de honor del instituto y si no me equivoco, tú eres la segunda — dije para alentarla —. Y ser exitoso en los estudios no quiere decir que seas nerd. De hecho, es algo admirable o eso es lo que me dice mi tía, porque al igual que tú yo también me siento así algunas veces — mencioné un poco desanimada, pero me encogí de hombros restándole importancia.
— Pero al menos tienes una amiga con la que siempre estás, yo no tengo a ninguna. ¡Ni siquiera las que viven aquí! — dijo un poco frustrada —. Como podrás ver ellas son un poco...
— ¿Envidiosas? ¿Molestas? ¿Delicadas? ¿Creídas? ¿Falsas? — enumeré interrumpiéndola, haciendo que riese un poco.
— ¡Exacto! — gritó y ambas terminamos carcajeándonos tan fuerte que alguien vino a la habitación.
— ¿¡Qué pasa?! ¿Está todo bien? ¿No hay nadie herido? — preguntaba el que creo que es Lucas entrando a la habitación con sus manos como si tuviese un arma, haciendo que Becky y yo riéramos más fuerte —. ¡Hey! ¿Me preocupo por ustedes y así me pagan? En verdad no saben valorar — dijo haciéndose el ofendido mientras que nosotras seguimos riendo y él a los segundos se nos unió.
No estaría nada mal quedarme, nada mal.
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