Capítulo 33

— Esto sí... no, mejor no.

Estoy escogiendo que ropa ponerme para ir a casa de Alex, su madre me invitó a almorzar. Al final termino optando por un jean ajustado y una franela deportiva, si quiero que me acepten, que me acepten tal y como soy.

Sin perder mucho tiempo, voy a ducharme. Al salir del baño, me visto y me dispongo a salir de la casa.

Camino por el porche y pasa una chica con unas partituras en las manos, creo que la he visto antes, pero... no logro recordarla. Olvidándome de eso, toco el timbre, espero unos segundos y la puerta se abre dejando ver al señor Julián.

— Ah, eres tú — dice con desgano y se da la vuelta.

— El pensamiento es mutuo — murmuro por lo bajo y entró cerrando la puerta detrás de mí.

Me adentré hasta la sala en donde visualicé a Alex acostado en el sofá con las manos sobre la cara, lucia... frustrado. Me acerqué a él con cuidado de no hacer un movimiento brusco y alterarlo,  pero no hizo falta que lo intentara; él se recompuso, se levantó del mueble y al verme me sonrío —yo diría que una sonrisa sincera—, estremeciéndome por dentro y haciéndome sentir especial. El castaño se aproximó hasta mí y me rodeo entre sus grandes brazos, le correspondí igual, con cariño y añoranza. Desde esta mañana que desperté abrazándolo, no lo había vuelto a tocar. Ya comenzaba a extrañar el tacto de su piel junto a la mía.

Nos encaminamos al comedor tomados de la mano y me encontré con Laura poniendo la mesa.

— Linda, que bueno que llegas, preparé pasticho — y dicho esto, ya yo me encontraba sentada esperando ansiosa a comer la delicia.

Alex se sentó a mi lado y Lulú frente a mí. Julián salió de la cocina y traía dos platos con él, el primero lo puso frente a mí y el otro frente a su hijo, luego se fue y volvió con dos platos más, para darle uno a su esposa y quedarse con el otro.

— ¿Dónde está Sofía? — preguntó el oji miel. Sabrá Merlín quien será la chica.

— Esta en casa de la tía Rosa, regresa hoy al atardecer — respondió su madre.

Estuvimos un rato conversando sobre intereses y esas cosas. Julián estaba callado y me miraba discretamente, como si esperase a que algo me ocurriera. Alex hizo un chiste y reímos, todo iba más que bien, hasta que me entraron unas horribles náuseas y un muy pronunciado mareo.

— Querida, ¿Te encuentras bien? Estás pálida — menciona Lulú.

— Am, disculpe, la verdad es que no. ¿Dónde está el baño? — pregunto levantándome de la mesa apresuradamente. Podría jurar que vi al padre de Alex sonreír macabramente.

No quiero pensar mal de él, pero él trajo la comida. ¿Y si le puso algo a mi platillo?

— Sube las escaleras, la primera puerta a la derecha — sin esperar más salgo corriendo.

Subo y abro la puerta torpemente, apenas tuve tiempo para arrodillarme y meter mi cabeza al excusado, ya que inmediatamente expulsé todo el almuerzo. Sentí como alguien me sostenía el cabello y me sobaba la espalda con gentileza. Cuando acabé, me di la vuelta y me encontré con la mirada de Alex, que expresaba terror en sus ojos, no pude entender el motivo de su miedo, pero al verme me sonrío a boca cerrada. Me ayudó a levantarme y me enjuagué la boca. El mareo aún no desaparece, de hecho, se intensificó más. Alex colocando una mano en mi cintura, me sujeta para ayudarme a caminar. Al bajar, el oji miel me llevó hasta el sofá, en el cual me recosté una vez me senté.

— Lo siento — dijo el chico con arrepentimiento.

— ¿Por qué? No hiciste nada malo.

— Yo no, pero mi padre sí.

— ¿A qué te refieres?.

— Mi padre puso veneno en tu comida — ¡Sabía que algo había hecho! —. ¿Aún te sientes mal?.

— Tengo un fuerte mareo, solo eso — respondo como puedo —. ¿Cuáles son los poderes de tu madre? — pregunto para cambiar el tema y alivianar el ambiente.

— Maneja la electricidad ayudándose de relámpagos, y el dominio de todo tipo de plantas.

— Oh, linda. Aquí te traje un té, te sentirás mejor después — apareció Laura tendiéndome la taza y Alex me da una mirada significativa —.  Lamento lo que pasó.

— No se preocupe, no fue su culpa — digo dándole un sorbo a mi té —. Talvez fue solo un descuido — menciono tratando de creerme mis palabras.

— No, no lo fue — dijo Alex y subió las escaleras enfurecido.

— ¡Alex, no! ¿A dónde vas? — pregunta su madre alterada —. Ay, Dios santo, este niño.

Terminé de beber mi té y de inmediato me sentí bien, como si no me hubiese sucedido nada. Coloco la taza en el fregadero y la lavo. Al regresar a la sala, me encontré a Laura sentada sobre una mecedora temblando.

— ¿Está bien? — pregunto y ella asiente.

— Ay mi niña, es que Alex y su padre, no se llevan bien. Cuando Alex era pequeño, Julián lo trataba muy mal, decía que era un monstruo, y que por ser diferente no era su hijo — dijo y una lágrima rodó por su mejilla, pero la limpió rápidamente —. Cuando Alex creció, en él se instaló un odio hacia su papá y él se defendía de todo lo que Julián le decía, no se dejaba ofender. En éste momento debe de estar calmándose para enfrentarse a su padre. Cuando se molesta, no mide su fuerza. Y no me sorprendería que se le encarara, ha venido hablando maravillas de ti, como mínimo le da un fuerte golpe en la mejilla... — pero no pudo acabar su monólogo.

Julián fue empujado con brutalidad desde el fondo del pasillo, volando por las escaleras y estrellándose con ímpetu contra la pared, la cual derribó y junto a esta otra más, chocando contra la casa de al lado, dejando un gran hoyo en ella. Gracias a Dios y a la virgencita no ocurrió para el lado de mi casa. Alex corrió a la velocidad de una bala hasta su padre, lo tomó desde el cuello de la camisa y le gritó.

— ¡No quiero que vuelvas hacerle daño! ¿¡Entendiste o necesitas que te lo explique de nuevo!?

Mentiría si dijera que no me ha asustado. Estoy aterrada, creo que estoy temblando más que la mamá de Alex. Me acerqué hacia el hombre que se encontraba inconsciente ya en el suelo y traté de encontrar su pulso. Nada, no siento nada, ni siquiera respira.

— Está muerto — solté sin pudor, no soy la más indicada para dar malas noticias. 

Los rostros de los presentes palidecieron.

— No se preocupen, sé que hacer. Espérenme aquí — dije y salí corriendo a mi casa.

Busqué una de las peras que me había traído del árbol de mi padre y regresé.  Sabía que me serían útiles. Le abrí la boca al difunto y como pude hice que mordiera la fruta. Esperamos unos segundos a que hiciera efecto. De pronto, al hombre lo comenzó a rodear un esplendor blanco, idéntico al que rodeó a mi padre cuando se... bueno, para que lo menciono.  Lentamente Julián fue abriendo sus ojos, los cuales se encontraron con los de su hijo.

— No puedo creerlo — habló Laura —. ¿Cómo lo hiciste?.

— Pues... es una historia bastante interesante. Supongo que sabes quién es Joseph ¿No?. Él era un ángel caído de tu generación.

— Claro, el murió hace doce años — comentó y hace una pausa —. ¡Oh! ¿Era tu padre? — el silencio habla por mi misma — Lo siento.

Yo sonrío antes de contestar.

— Está vivo, reencarnó como árbol — ella pone los ojos en blanco como si no pudiera creer lo que le digo — Es difícil de explicar, pero ésta fruta es de su árbol, y revive a los muertos.

Laura me observa con una gran sonrisa y me estrecha entre sus brazos.

— Gracias — dice y se le escapan algunas lágrimas.

Se separa y va corriendo a donde su esposo. Alex se acerca a mí y me abraza escondiendo su cabeza en mi cuello.

— Lo siento — dice y siento como se moja un poco mi camisa —. Si hubieses muerto yo... tampoco quería que vieras eso.

— No te preocupes, estoy feliz por lo que hiciste. Suena loco pero... me defendiste. Ahora solo falta que yo le dé su merecido — digo y me separo de él.

Me aproximo hasta su padre que se levanta del suelo, este me mira con asombro y comienza a hablar.

— Es increíble, no me duele nada — antes de que continúe hablando lo golpeo en la mandíbula, tratando de controlar mi fuerza, aunque de igual forma se cayó e hizo un hueco en el suelo.

— Esa fue por intentar matarme — digo tomándolo de la camisa y dándole un golpe suave en la nariz, haciendo que de esta comience a salir sangre —. Y esa por ser una mierda con su hijo.

Y diciendo eso me retiro de allí, entro de nuevo a la casa con un Alex persiguiéndome con una inmensa sonrisa. La señora Laura entra ayudando a su esposo a mantenerse de pie y suben las escaleras. Mentiría si dijera que no me siento orgullosa de Alex, él me defendió de su padre, se le pasó la mano, pero yo lo veo como un héroe.

Claro, el chico te gusta, es obvio que lo verás así, a pesar de que mató a su padre.

Shh, solo son detalles, detalles. Además, el señor no está muerto, yo lo reviví. Y no hables mucho que a ti también te encanta.

Sí sí, como sea — dice y se esfuma.

— Alex — digo y él voltea a verme —, gracias.

— No tienes nada que agradecerme, estaría en el infierno por toda la eternidad con tal y tú estés bien — dijo y acarició mi mejilla.

El mágico momento fue interrumpido por su madre que bajo las escaleras y nos miró a ambos, lo cual ocasionó que sonriera abiertamente. Se acercó a mí y me abrazó.

— Gracias otra vez — susurró en mi oído.

Se separó de mí y observo a su hijo retante.

— Te he dicho muchas veces que te controles — habló algo enfadada.

— Lo intenté, juro que lo hice. De hecho, no estaba taaan molesto cuando lo ataqué — se excusó.

— Claro, y yo maté a Maduro — digo sarcástica haciendo que todos en la sala rieran.

~~~~~~~~~~~~
Vota si te ♥

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top