Capítulo 30

Después de ver la película bajamos a cenar, los únicos faltantes en la mesa eran Finn y Becky. No hizo falta que preguntara por ellos debido a que ya tenía una idea de dónde podrían estar, o de lo que podrían estar haciendo.

Durante la cena estuve lanzándole miradas prófugas a Kamila quien se encontraba observando su plato con tristeza, como si le estuviese contando algo triste a su comida. No me había percatado de que me había quedado mirándola fijamente hasta que Zack —quien se encontraba a mi costado— me dió un leve codazo y agrandó lo ojos queriéndome decir ¡Disimula, zopenco!.

Cuando acabé de comer, me retiré del comedor y me dispuse a ir a mi habitación. Me di una ducha caliente y me vestí con un mono de algodón y una sudadera, la cual me quitaría cuando me fuese a dormir.

Estuve encerrado por un buen rato sin hacer nada, solo mirando el techo planteando una conversación con él. Es ridículo, yo soy ridículo por no decirle mis sentimientos a la castaña que se ha adueñado de mis pensamientos últimamente.

¿Pensará en mí? ¿Sentirá lo mismo que yo? ¿Me rechazaría? ¿Podría amarme tanto como yo a ella?.

¡Al fin! Sabía que algún día te darías cuenta — apareció mi conciencia festejando.

¿De qué hablas?.

En verdad eres un zopencodijo renegando —. Hablo de que por fin sabes que lo que sientes por ella es amor. ¡Tú la amas! ¡No es un simple gusto! ¡Estás enamorado!.

Oh, ya cállate. Lo único que estás ganando es que mi miedo se haga más grande.

¿A qué le tienes miedo? ¿A qué te rechace?. Si lo hace puedes enamorarla y déjame decirte que lo estás haciendo de maravilla. ¿A que esté contigo por lastima? Eso jamás, ¡Por Dios, eres el hijo de Afrodita en persona! Y si ese fuese el caso, jamás pasaría, ella es demasiado dulce y buena como para engañarte de esa forma.... Ella no es Clarisse — finalizó y mi estómago se revolvió.

Justo tenías que nombrarla a ella.

No sé de qué te quejas si tú nunca te enamoraste de esa chica.

... Me dolió que solo estuviese conmigo para follar.

Mira el lado bueno, al menos eres un Dios del sexo... Un Dios que no ha obrado ya hace mucho. Pregunta rápida: ¿Hace cuánto que no te masturbas?.

......

¡Desde que esa chica está en la casa! Porque aunque no te des cuenta, la estás esperando. Estás esperando al momento en el que sus cuerpos se vuelvan uno, porque tú no lo haces por satisfacerte, lo haces por entregarte a esa persona... ¿O me equivoco?.

Tú jamás te equivocas.

(...)

Ya de madrugada, decidí ir  hacerle una visita nocturna a la castaña —a pesar de que no esté despierta— y me teletransporté. Aparecí en una esquina del cuarto, la habitación era iluminada únicamente por la luz de la luna que entraba por las puertas corredizas del balcón. Desde ese rincón, visualicé como ella dormía plácidamente sobre su cama, respirando pausadamente, viendo como su pecho se levantaba y bajaba con calma. Se veía realmente adorable.

Me aproximé hasta ella lentamente, temiendo a hacer ruido y que ella despertase. Me arrodillé a su lado y comencé a jugar con su cabello con delicadeza.

— Ay Kamila, como me gustaría que fuéramos más que amigos — dije en voz baja mientras seguía jugando con un mechón de su pelo lacio —. Tomarte de la mano y decirte con orgullo y sin cobardía alguna "Te amo".

Sentía que en algún momento lloraría, sin saber el motivo por el cual. Talvez en verdad amo a la castaña tanto que duele, como esos amores que queman, pero como somos masoquistas estamos dispuestos a quemarnos por él.

De pronto, sentí que Kamila empezó a removerse entre las sábanas y por un momento temí a ser descubierto y, como el miedo me venció, desaparecí.

Kamila.

Dormía placenteramente soñando con Alex. Por loco que suene, dejé un poco mi obsesión por Cameron Dallas después de que me besé con el oji miel.

Ya era hora de que te olvidarás de ese hermoso, y perfecto chico — dijo mi conciencia con pesar, sé que a ella en el fondo le gustaba mi fantasía.

Impresionantemente desperté porque sentí unas gentiles caricias sobre mi cabeza, que me hacían más gratificante mi siesta, pero sentí que su dueño me estaba hablando. Sé que es hombre por la voz.

Tenía una voz verdaderamente suave y él sonaba... melancólico, pero se detonaba añoranza en sus palabras. Me pareció escucharlo decir Te amo, pero no estoy segura. Me moví un poco para lograr despertarme por completo y poder encontrar a aquella persona misteriosa. Estaba por abrir los ojos y me pareció ver un destello azul, pero al abrirlos completamente no vi nada. Me encontraba sola en el dormitorio, sin la dulce compañía del sujeto.

-----------

— ¡Por fin! ¡Hace mucho que no tengo noticias tuyas! — comenta mi amiga rubia alegre por haberla llamado.

— Sí, yo tampoco sabía nada de tí. Pensé incluso en avisar a la policía — comenté ganándome una carcajada de su parte que no tardé mucho en copiar.

— Muy graciosa la niña — contesta sin aire —. ¿Y qué me cuentas de Alex? — pregunta con picardía y me tomé el resto de la mañana en dedicarme a ponerme al día con Christine.

Ya en la tarde, me dispuse a rondar por la casa y —como siempre— terminé parando en la biblioteca, que bueno que traía la llave conmigo. Como de costumbre, me aseguré de que me encontrará sola y al confirmarlo, me adentré en la sección prohibida.

Hoy tengo ganas de husmear en el mapa, así que lo tomé del jarrón en el que lo escondí y lo coloqué sobre la mesa. A ver, esto lleva a la cocina, abriendo esta puerta llegó a mi cuarto...

Logré memorizar todos los pasadizos, incluso habían unos que paraban en algunos árboles del bosque, esta gente pensó en todo. Pero hubo un pasaje en especial que me llamó la atención, ya que en su destino estaba marcada una x, y como la curiosidad mató al gato, pues, ya me estaba ubicando en el mapa.

Al conocer en qué punto me encontraba, fui a buscar en donde es que se hallaba oculta la puerta secreta que me conduciría hacia el curioso lugar. Según el mapa, debería de estar en uno de los costados de los estantes por los que voy pasando. ¡Ajá! Lo encontré. La cuestión ahora es: ¿Cómo abro la puerta? Ni siquiera se ve.

Pasé sensualmente mi mano por la vieja madera y pasándola por uno de los bordes sentí algo abultado, curiosa, lo presioné y la tabla descendió dejando a la vista unas escaleras cuesta abajo alumbradas por unos faroles que a pesar de proporcionar buena luz, hacía ver al pasaje tenebroso.

Con la poca valentía que poseía, descendí por las escaleras y al pisar el segundo escalón, la tabla de madera —que era la puerta— volvió a su posición inicial, encerrándome.

Con algo de temor, seguí bajando. Cuando llegué al final de las escaleras me encontré con dos pasillos, uno a la izquierda y otro a la derecha, que indudablemente conducían a destinos diferentes. Ojié el mapa y cogí el derecho. Este también se encontraba iluminado, gracias a Dios, de lo contrario no hubiese ido por allí y hubiese dado la vuelta para regresar.

Seguí por el largo corredor hasta que me topé con una pared. ¿Y la puerta? ¿Ahora como se supone que voy a entrar?

Revisa el mapa, algo debe de indicar — apunta doña conciencia con amabilidad, al menos está cooperando.

Heché un vistazo al mapa y tenía un punto en la lámpara que está a mi lado derecho, la toqué y traté de moverla un poco, hasta que con un poco de fuerza la empujé hacia arriba y la pared de enfrente se abrió por un costado dejando espacio suficiente para que pudiera pasar. Me adentré y de inmediato la habitación se iluminó. Era bastante pequeña y fría, pero no le di mucha importancia ya que toda mi atención se dirigió a lo que tenía delante.

En el centro de la habitación se encontraba un arbusto de un tamaño normal y de éste sobresalían muchas uvas, o eso es lo que parece. Me acerqué a la planta y un leve sonido me hizo mirar al suelo, había pisado una hoja de papel.

Me agache y la tomé, tenía algo escrito en ella:

Este arbusto genera Flíbolas, son muy parecidas a las uvas. Al comerlas puedes usar tus poderes sin temor a obtener cambios físicos ni a que surja tu aura. El efecto es inmediato, pero no dura más de 5 minutos. Cuando se acabe el efecto, podrías comer otra flíbola, pero si no has esperado un lapso de unos 10 o 15 minutos tendrás un terrible dolor de estómago.

Cómela cuando lo necesites, te servirán de mucho.

Sorprendente, una planta que elimina los efectos que surgen al usar los poderes... ¡Eso es magnífico! Sin duda es algo muy útil.

Paseé mi mirada por todo el lugar hasta que mis ojos se posicionaron en un rincón donde algo brillaba levemente. Me encaminé a pasos lentos hasta allí y al ver lo que era me paralicé de lo sorprendida que quedé. Había un arco de mediano tamaño junto a una especie de saco-mochila que tenía muchas flechas y ambos estaban guindados en la pared.

Me tomé el atrevimiento de tocar el arco, el morral y las puntas de las flechas, las cuales estaban demasiado afiladas, talvez más que una hojilla. Me percaté de que una nota se encontraba pegada en la parte trasera del bolso, la tomé y la leí:

Este es mi arco, que ahora pasa a ser tuyo. Probablemente lo vayas a necesitar, espero y logres aprender a manejarlo, que es lo más seguro. Aquí te dejé unas cuantas flechas, si levantas el tapete que está bajo de tus pies, notarás que ésta cubre una gran tabla de madera. Si levantas la tabla encontrarás varias flechas.

Úsalo inteligentemente, si le das algún inocente lo herirás drásticamente.

Pd: No pierdas las flechas, son las únicas que tienes.

Terminé de leerla y fui a comprobar si lo que dijo del tapete era cierto, y sí, no mentía.

(...)

Llegué a mi dormitorio por medio de un pasadizo de la habitación X y traje conmigo el arco y las flechas —que los escondí dentro de mi armario tapándolos con una frazada—. Después de un rato, salí junto a Alex a dar un vuelo nocturno y terminamos parando en el árbol de siempre. Nos sentamos uno al lado del otro y contemplamos el silencio. Un silencio que después de unos minutos el castaño se dignó a cortar.

— Kamila, ¿Alguna vez te dije el secreto que oculta este árbol? — pregunta y yo lo miro confundida antes de contestar.

— No. ¿Cuál secreto?.

— Éste es el árbol de los deseos. Concede los deseos de cada persona cada medio siglo.

— ¿Le has pedido alguno? — pregunto curiosa.

— No, aún no — respondió y volvimos a nuestro silencio, el cual no duró mucho —. Ya deberíamos volver — indicó levantándose.

— Ve tú, yo me quedaré un rato más — le aviso sonriéndole y él también me sonríe abiertamente.

— Está bien, nos vemos — dijo y desapareció.

Me puse a pensar un poco en que desear, tenía que ser un deseo que anhele con el alma. Todos los recuerdos con mi padre pasaron por mi mente como un remolino desatando en mí la tristeza guardada, y sin darme cuenta las lágrimas ya comenzaban a mojar mis mejillas.

— Deseo poder estar con mi padre cada vez que yo quiera — pedí en medio de un sollozo.

De pronto, el árbol comenzó a moverse de un lado a otro, moviendo su tronco y batiendo sus ramas; tuve que sostenerme fuertemente para no caer. Del tronco surgió una especie de rostro que estaba casi a mi altura y aterrada, con los nervios de punta, me digne a preguntar:

— ¿Quién eres tú?.

~~~~~~~~~~~~~
Vota si te

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top