1. Persona de mundo.


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La buhardilla de la musa - Shinova


Mi última misión de protección había terminado hace mas de dos años. Steven había sido un amigo muy importante para mí, pero de una u otra forma, los oscuros habían venido por él. Steven no podía verlos, los oscuros no son visibles para los humanos comunes. Él solo sentía dolor y desesperación, y después de todo era un joven hormonal que podía ser blanco de los oscuros con bastante facilidad. En ese entonces se formó algo que llamé como La guerra de Steven. Esa guerra hizo que pasáramos de ser mejores amigos a ignorarnos el uno al otro cuando nos veíamos. Eso entre otras cosas.

Por lo general, cuando los protegidos son blanco de los oscuros, es porque estos mismos tienen partes oscuras que quieren acabar con ellos mismos. Existía un Steven oscuro que quería acabar con él. Un ser lleno de malicia, con ojos rojos, alas de ángel negras, ropas negras de renegado, con desinterés por el mundo, pero a pesar de eso, asesinar a su contraparte positiva era lo único que lo movía. Es lo único que mueve a los oscuros.

Y mi contraparte, la Alejandra oscura, lo amaba. Lo amaba de verdad. Pero el Steven oscuro estaba demasiado sumido en la oscuridad, por lo que no le prestaba demasiada atención.

En esa batalla, el Steven oscuro fue asesinado. Tuve que matarlo, y de esa manera Steven, mi mejor amigo y primer protegido fue libre de la desesperación. En la vida real él se había encerrado, no quería saber nada del mundo y tenía fuertes pensamientos suicidas, tanto que su familia no entendía que pasaba ni sabía como tratar el problema. Pero una vez que el Steven oscuro fue asesinado, todo fue diferente. De repente mi amigo estaba de vuelta, y las cosas eran buenas otra vez. En la vida real la relación entre nosotros estaba algo incómoda debido a que bueno, habíamos estado corriendo lejos uno del otro durante meses y ahora que la guerra había terminado, debíamos encontrar la forma de reparar el daño.

Las superiores lo llamaron un tiempo de rehabilitación.

Poco a poco, Steven y yo comenzamos a ser amigos de nuevo. En un escenario en el que lo normal era ignorarnos, yo me acercaba y lo saludaba. Varias veces. Me dolía desde dentro, porque yo era bastante mala para tomar la iniciativa y para las relaciones sociales en general, pero si con eso podía reparar a mi amigo entonces tenía que hacerlo. Y así, con esfuerzo y poco a poco, las cosas dejaron de ser raras y Steven estuvo de vuelta.

Pero en consecuencia de la muerte del Steven oscuro, la Alejandra oscura solo me detestó a muerte. Nunca perdonó su muerte, y eso hizo que tuviera que enfrentarme a ella varias veces a lo largo de los años.

Y cuando el segundo protegido apareció, ella no lo aceptó. Su rechazo hacia él era enorme, dijo que nadie nunca reemplazaría a Steven.

¿Qué pasó con Steven al final? Él se fue a otra ciudad un año después del fin de la guerra, cuando yo llevaba un año en la universidad. Lo abracé con fuerza antes de irse. Me dolió mucho, lloré y eso hizo que me desapareciera por tres días. Claro, avisé de antemano mas o menos para donde iría, pero en realidad me fui por tres días y nadie además de mi amiga en otra ciudad cercana lo supo, ya que me quedé en su casa. Allí pasé la pena hasta que el recuerdo de Steven no me quemase tanto. Pero a pesar de eso, Steven nunca desapareció. Sus chats y su regreso a la ciudad algunas veces demostraba que yo aun existía para él. Al día de hoy, Steven no ha desaparecido. Y aunque ya no es mi protegido, es un amigo por el que casi daría hasta la vida.

Después de que Steven se fuera y la primera misión de protección terminara, la paz reinó por unos dos o tres años. Yo solo era una adolescente normal con problemas normales, sí, mis típicos problemas para relacionarme y no actuar como estúpida. Era parte de mi enfermedad. Por eso era una luchadora del frente de batalla.

Porque el frente de batalla era otra forma en la que las personas lidiaban con sus problemas. Como ángeles luchadores, espadas y batallas épicas. Las personas que eran elegidas como luchadoras era porque necesitaban encontrar la forma de solucionar un problema interno. O algo así. Cuando luchaban en el frente de batalla, a la vez estaban luchando contra si mismos. Nuestro deber era luchar contra los oscuros, y muchas personas en la vida real tenían contrapartes oscuras. Otros oscuros ni siquiera sé de donde salían. Una vez aparecieron un par de niñas que controlaban dos perros gigantes, ¡y querían matarme! En serio, ¿de donde salen tantos oscuros?

Los luchadores y los oscuros son enemigos por naturaleza. Han sido enemigos desde el inicio de los tiempos. Y durante esos tres años de paz y tranquilidad, aunque aparecían diferentes oscuros y derrotarlos no era demasiado crucial a veces, había una que siempre aparecía si o si. La Alejandra oscura.

Las cosas estuvieron en relativa paz durante un tiempo, hasta que apareció él.

El segundo protegido.

Y adivinen quien se enojó por eso. La Alejandra oscura no aceptaría que nadie reemplazara a Steven, por lo que de inmediato quiso matar al segundo protegido.

Pero cuando lo conocí, no sabía que iba a ser mi protegido.

—Uuugh, este libro está muy pesado —dijo Chelsea, tratando de abrir el gran libro.

—¿Aun no?

—¡Dame un momento! ¿O quieres abrirlo tu?

—Claro que no. Es tu guardiana. Es tu trabajo.

El mundo de las luchadoras tenían sus propias definiciones.

Las servants como Chelsea y Esther eran seres que eran asignados a los luchadores como apoyo. Eran una especie de pixies de apoyo, pero eran mas que eso. Y aunque las servants no pueden transformarse y luchar en el frente de batalla -o al menos hasta ese momento, se supone que no se podía- ayudaban a las guardianas a sobrevivir. Las servants eran las únicas que no tenían contrapartes oscuras, pero al parecer Chelsea si tenía una. Aunque bueno, esa es una historia diferente.

Chelsea era mi servant. Y Esther era conocida como la servant sin dueño. Era la única servant del frente de batalla a la que nunca le habían asignado un luchador. Se supone que cuando se crea una servant, es porque hay un luchador para ella, pero a Esther nunca le asignaron a nadie. Ni ese día, ni después, ni nunca. Esther se sentía mal por esa razón. Por eso, Chelsea muchas veces la traía y a veces pasaba mis tiempos libres con ambas. Extrañamente Esther tenía muchos parecidos conmigo. Era castaña, algo insegura pero de buenos sentimientos. Chelsea era como mi polo opuesto, la rubia despampanante e impetuosa, que no le daba miedo decir lo que pensaba.

Nunca entendería por que Chelsea era mi servant en lugar de Esther.

—¡Aquí está! —dijo Chelsea, señalando en el gran libro lo que buscaba —. Persona de mundo.

—¿Persona de mundo? —se asomó Esther con curiosidad — ¿Qué dice?

—En el mundo hay una división entre las personas encerradas y las personas de mundo. Las personas de encierro como Alejandra son aquellas que por alguna circunstancia x o y no encajan en la sociedad, son solitarias -ya sea por elección o por obligación-, y son aquellas mas propensas a convertirse en luchadoras. Mientras que las personas de mundo son el polo opuesto —dijo Chelsea, moviendo su dedo hacia un dibujo antiguo de una silueta de personas que parecían bailar —. Las personas de mundo son super sociables, saben lo que quieren y no tienen miedo a otras personas. Este grupo de gente suele rondar en fiestas, tienen facilidad para relacionarse con los otros y por lo general algunos de ellos tienen vicios, como fumar o el alcohol. Son bastante propensos a la definición de vivir la vida.

—Vale, ¿y eso que tiene de malo? —preguntó Esther.

—Aunque no es el caso de todos, la mayoría de las personas de mundo suele rechazar a las personas de encierro. Es por esa razón que las personas de encierro son como son. Aunque a veces se va a casos extremos como bullying y discriminación, el caso mas común es que las personas de mundo suelen ignorar a las personas que no son como ellos, y esto se aumenta cuando están rodeados de mas personas de mundo.

Eso era lo que yo había visto durante toda mi vida.

Y por eso era considerada una persona de encierro.

En mi caso, yo no había elegido la soledad. Se me había impuesto debido a mis circunstancias. Las personas de mundo no tenían especial interés en mí, y en algún momento un par de ellas llegaron a meterse conmigo. En una ocasión, una de ellas me encuelló contra una pared. Aunque bueno, luego se disculpó varios meses después y se fue lejos.

No volví a saber de ella. Jessica.

Mi percepción de las personas de mundo era mala, pero en parte los envidiaba. Vivían felices, libres y sin traumas aparentes. Eran capaces de llevarse bien entre ellos. Aunque el hecho de que las personas de mundo me rechazaran hizo que tuviera que vivir como una marginada, eso no quitaba el hecho de que me preguntaba una y otra vez como se sentiría ser como ellos.

Aunque los odiaba de cierta forma, por otro lado quería ser como ellos.

Y por mas que yo tuviese alas de ángel, transformaciones bonitas, una espada y batallas, no era algo de envidiar. Las personas que eran luchadoras no lo eran por elección. Solo eran personas traumadas que deseaban mas que nada ser alguien normal. Cambiaría todos estos poderes por una vida feliz.

—Las personas de encierro tienen una imagen mala de las personas de mundo. Las aceptan y viven con ellas, pero no las aprecian.

—¿En serio? —preguntó Esther, algo conmocionada — ¿Y las personas de mundo que piensan?

—Ya te lo dije. No tienen especial interés.

Atención: la biblioteca cerrará en unos instantes. Por favor, luchadores y servants presentes deben desalojar la biblioteca cuanto antes. Repito: la biblioteca cerrará en unos instantes...

Chelsea y Esther se miraron, mientras que la primera miraba el libro con dolor. Lo que le había costado cargarlo. ¡¿Tenía que cargar esa cosa de nuevo?! Miró a Esther, quien se reía entre dientes, pero no la necesitaba. ¡Bah! Podía hacerlo solita. Cerró el gran libro y trató de cargarlo, pero en el camino se enredó con sus pies y cayó al suelo. Esther soltó una risotada, pero un gran Shhh la frenó de golpe.

—¡No te rías y ayúdame!

—Bueno, pero ten mas cuidado con eso. Ese libro es importante. Si lo dañamos nos meteremos en problemas.

—Sí, sí.

Esther se asomó por un lado viendo que Chelsea de repente estaba leyendo una página mas oscura.

—¡Chelsea! ¡¿Qué haces?! —Esther se abalanzó a cerrar el libro —¡Ese capítulo está prohibido!

Chelsea parpadeó un momento, tratando de asimilar lo que había leído, pero no entendía muy bien. El gran libro estaba lleno de definiciones, pero el capítulo prohibido definía los fenómenos que aunque peligrosos, no se veían muy seguido. Miró a Esther. El capítulo prohibido era material de información para las superiores.

Pero aunque había visto definiciones de guardianas, luchadoras, servants, oscuros, nunca había leído de algo así.

—¿Guardiana corrupta...? ¿Qué es una guardiana corrupta?

Atención: la biblioteca cerrará en unos instantes. Por favor, luchadores y servants presentes deben desalojar la biblioteca cuanto antes. Repito: la biblioteca cerrará en unos instantes...

—Hay que irnos —dijo Esther.

Entre ambas devolvieron el gran libro a su sitio y se marcharon a la biblioteca, manteniendo en su mente algunas dudas que empezaban a nacer.

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