CAPITULO 2
Zoe:
-Y ¿Cómo ves tú a Alonso?
-Es... algo... ¿Rudo?
-De hecho, lo es, es lo que lo hace... más atractivo.
-Eso parece.
-Hola.
Escuchamos de repente, era él, se veía tan bien recargado en la mesa tomando un capuchino.
-Hola-dijo Annia-.
-¿Podemos hablar?-dijo mirándome-.
-No.
-Okey, vamos.
Tomo mi mano y me levanto de la mesa, me saco de la cafetería. Realmente estaba lastimando mi mano, sentía como las cortadas empezaban a abrirse.
-Me estas lastimando.
-me soltó-. Bien, ¿Por qué sigues aquí?
-¿Disculpa?
-¿Por qué no huiste como todas?
-Amm... no te entiendo.
-Claro que me entiendes, debiste haberte ido, ahora no te dejaran en paz.
-¿De qué hablas?
-¿Quieres que te lo diga con todas las letras? Bien, te van a coger más seguido-baje la cabeza apenada-. Y perdón si no te hablo con la calidez que te hablan todos, pero yo no creo en esa finta de niña débil.
-No tendrías porque ser como todos...
-No te estoy pidiendo tu opinión, aprende a escuchar... solo te diré una cosa, lo que Annia te haya dicho que yo estoy aquí para defender a las chicas deja de creerlo, yo no soy guardaespaldas de nadie, y si Bryan o los demás quiere volver a gozar de ti... yo no lo impediré.
-¿Por qué me dices esto?
-Porque sé que Annia te dijo eso, así que tenlo muy claro, yo no voy a estar cuidando de ti.
-No necesito que me cuide nadie.
-Déjame decirte-se empezó a acercar-, que eso es mentira, eres una niña solitaria, miedosa y sin posibilidades de sobrevivir, y-tomo mi mano y subió la manga-... con esto, menos, típica niña suicida que necesita atención.
Aventó mi mano y se retiro, que extraño fue. Camine de regreso a la cafetería y me senté no sin antes mirarlo.
-¿Qué te dijo?
-Nada de importancia... ¿me pasarías los apuntes de la semana?
-Claro... oye, no deja de verte.
-No es mi problema... necesito ir al baño.
Tome mis cosas y salí casi corriendo, no soportaba su mirada, entre al baño y recordé sus últimas palabras.
-"... típica niña suicida que necesita atención." Que estúpido-entre a uno de los apartados y saque mi navaja-, no necesito la atención de nadie y si soy suicida... es mi puto problema.
Corte nuevamente mi brazo, por encima de las ya echas. Salió más sangre que anteriormente pero... no soportaba que me dijeran que lo que hago es por recibir atención, además... sus palabras me herían.
***
Los siguientes días, note que Alonso estaba cerca de donde frecuentaba estar; este día, entre a mí clase de deportes, odiaba eso. Note que en esta, estaba Alonso y uno de sus amigos, Jos me parece. Camine y me senté en las gradas, jugarían primero las mujeres algo de voleibol, pero le dije al profesor que yo no jugaría, pues me sentía mal. Me quede con los chicos mirando. De repente sentí que alguien se sentaba a mí lado.
-Hola.
-¿Qué quieres?
-Te vi muy sola y quise hacerte compañía.
-No necesito tú compañía.
-¿En serio?
-En serio.
-¿Por qué no jugaste? ¿No quieres que vean tus cicatrices?
-Déjame en paz.
-Trato de ser amable contigo.
-Vaya que lo eres.
-Es mi forma de ser, lo lamento.
-¿Sabes? Me chocan los hombres como tú.
-Pero no los hombres como Bryan. He notado como lo miras, te gusta.
-Claro que no.
-Serias la primera si dices que no.
-¿Eso que significa?
-Todas andan tras él, serias única si me dices que tú no.
-Pues yo no.
-Entonces ¿A quién mirabas ayer en el comedor?-dijo al momento en que se inclinaba poniendo sus codos en sus piernas-. ¿Mm?
-No veía a nadie.
-Sí, claro.
-No es mi culpa que estés acostumbrado a que todos te contesten como quieres.
-se acerco-. Yo sé a quién mirabas, solo quería ver si tenias el valor de decírmelo para... cambiar un poco mi opinión sobre ti, pero no, sigo pensando que eres una tonta niña que solo quiere llamar la atención.
-No sabes nada.
-¿Y tú sí?
-No sabes lo que es... haber sido violada y... hacer esto-levante un poco los brazos-.
-¿Tú crees que no?
Se quito los guantes que traía los cuales dejaban salir sus dedos, y me mostro sus manos, tenía una cicatriz enorme en su muñeca, en ambas, luego se volvió a colocar los guantes, negros ambos, y me miro.
-No sé que se siente que te desgracien la vida, pero sé que es que te molesten, pero mira, pude demostrar que no me importa lo que piensen de mí, demostré ser mejor que todos, demostré... que puedo más que ellos y mírame, todos, absolutamente todos-se puso de pie-me temen.
Jos le lanzo un balón de basquetbol y fueron a jugar. Luego Annia fue y se sentó conmigo.
-¿Qué paso?-suspire-. Vaya, vaya, ¿Por quién suspiras?
-¿Eh?-me sonroje, estoy segura-. Mm, no por nadie.
Mire por detrás de mi cabello y lo veía jugar, mordía mi labio sin querer era un reflejo, algo que no planeaba.
Alonso: No sé como fui capaz de mostrarle lo que había bajo mis guantes, que estupidez. Bien, lo cierto es que yo me intente suicidar dos veces, la primera con pastillas y la segunda cortando mis venas. Ahora no me puedo sacar su mirada de encima, no deja de verme, debe estar pensando que ya porque tenemos en común un par de cortadas podemos ser amigos, claro que no.
Termino la clase y me fui con los chicos a la cafetería, estando ahí comenzamos a platicar.
-¿Es neta?
-Sí, neta.
-¿Qué pasa?-dije yo, llegando con Jos-.
-Nada, que nuestro querido Fredo saldrá con Megan.
-Hey, que bien, amigo, la Megan es una gran opción.
-Sí, ya sé, pero ya saben la reputación que tiene, segunda razón para haber aceptado su invitación a salir.
-He-empezaron todos a empujarlo, menos yo, era un poco más calmado-.
-Ya, ya, déjenlo.
Tratando de separarlos me agarraron en medio y comenzaron a gritar conmigo en medio. Desgraciados.
-Y si hacemos una fiesta en casa de Alonso, invitas a Megan y nos la ponchamos entre todos.
-No manches, Bryan-dije-.
-Era broma.
-Pero no es mala idea la fiesta-dije-. ¿Qué tal hoy? es viernes y en vez de ir al antro hacemos la fiesta.
-Claro, me agrada la idea.
-¡¡He-se subió a la mesa-fiesta en casa de Alonso 9 de la noche, no falten!!-todos gritaron y se volvió a sentar-.
-Que comunicativo eres, Jos.
-Lo sé.
***
Acabo de escuchar a Jos decir que habría fiesta en casa de Alonso.
-¿Escucharon?
-Sí ¿Y?
-Vamos a ir.
-¿Cómo?
-Tenemos que ir, Zoe, necesitas conocer esa casona.
-¿Qué tiene de interesante?
-Es una mansión antigua-explico Alan-, del arte barroco.
-Es hermosa, enorme y... es casa de Alonso.
-¿A qué te refieres con "casa de Alonso"?
-Vive solo.
-Okey...
-Vamos, Zoe tenemos que ir.
-Está bien, pero... no estoy muy convencida.
-Terminaras convencida cuando veas su casa.
-Okey.
-Hay que ir de compras.
-Ay, no Annia, odio eso.
-Necesitas ropa.
-Y yo te la comprare-dijo Alan-.
-¿Qué?
-En serio, debes verte linda, más de lo que eres.
Sonreí y baje la cabeza, estaba segura de que estaba sonrojada.
**
A la hora de salida iba caminando por el estacionamiento cuando tope con una chica.
-Oye, fíjate, zorrita.
-Perdón.
-No me hayas pegado tus pulgas-se sacudió y todos rieron-.
-¿Todo en orden, Megan?-escuche esa voz que me estremecía-.
-Sí, Alonso, no paso nada.
-Hola Zoe, ¿podemos hablar?
-¿De qué?
-Tengo fiesta en mi casa a las nueve, me gustaría que me acompañaras.
-¿Qué?
-Necesito acompañante, quiero que seas tú.
-P-pero... ni siquiera tengo que ponerme.
-No importa, vamos al centro comercial y te compro lo que te guste.
-¿No dijiste que no estabas interesado en nada que tuviera que ver conmigo?
-Te estoy dando una tercera oportunidad. ¿Vamos?
-Planeaba ir con Alan.
-Pero... no veo a Alan-alzo una ceja de manera coqueta-.
-Está bien.
Caminamos hasta el auto de Alonso, abrió la puerta y me subí, luego hizo lo mismo del otro lado. Fuimos al centro comercial, me hizo entrar a todas las tiendas. Le dije que no me agradaba la idea de vestirme con faldas y vestidos y lo entendió, me compro dos pantalones de mezclilla y cuatro blusas al igual que unos tenis hermosos, vans.
-Toma-me dio un papel-, es mi dirección, espero que no solamente huyas con la ropa, tienes que ir.
-tome el papel-. Está bien, no faltare.
-Te llevo a tu casa.
Arranco el auto y me llevo a casa. Baje y él hizo lo mismo, ¿me acompañaría hasta adentro?
-Tus padres te pedirán explicación ¿no?
Piensa en todo, este chico es perfecto.
-De hecho.
-Vamos.
Caminamos hasta la entrada, saque mis llaves y abrí, entramos.
-Parece que no están. Gracias por traerme, en todo caso.
-Te doy un consejo... Deja de lastimarte.
-¿Sabes? No necesito que lo digas, ahórratelo, no dejare de hacerlo, es mi problema.
-Sí tú lo dices, yo me comportaba como tú, hasta ese día.
-¿Qué día?
-Ya te enteraras, nos vemos a las nueve.
Se dio media vuelta y salió de mi casa, subió a su auto y se retiro. Subí a mí habitación y saque la ropa que me pondría en la noche, me quite el suéter que traía, tenía mucho calor y aprovecharía que no había nadie. Baje a la cocina a comer algo y el timbre me interrumpió. Fui a abrir y... su mano cubrió mi boca y entro a la casa. Se recostó encima de mí en el sofá. Sus ojos claros penetraban los míos, me llenaban de miedo.
-Hola de nuevo, princesita-destapo mi boca y acaricio mis brazos-. ¿Qué es esto?-se enderezo un poco y miro mis brazos-. Hasta suicida saliste, querida.
-Déjame, por favor, otra vez no.
-Sh, sh... calma, ya no eres virgen, ya no dolerá como ese día.
-Bryan, por favor... ya no.
Paso su mano por mi cuerpo hasta llegar al pantalón, lo desabrocho y lo bajo, hizo lo mismo con el suyo, solo vi que se saco los bóxers y cerré los ojos, lo sentí entre mis piernas y entrar en mi, llore y vagamente recordé lo que Alonso dijo.
Flashback.
-Claro que me entiendes, debiste haberte ido, ahora no te dejaran en paz.
-¿De qué hablas?
-¿Quieres que te lo diga con todas las letras? Bien, te van a coger más seguido-baje la cabeza apenada-. Y perdón si no te hablo con la calidez que te hablan todos, pero yo no creo en esa finta de niña débil.
-No tendrías porque ser como todos...
-No te estoy pidiendo tu opinión, aprende a escuchar... solo te diré una cosa, lo que Annia te haya dicho que yo estoy aquí para defender a las chicas deja de creerlo, yo no soy guardaespaldas de nadie, y si Bryan o los demás quiere volver a gozar de ti... yo no lo impediré.
Fin del flashback.
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