𝟓

Repetía la misma música varias veces intentando que la alegría de ésta quitara sus pensamientos negativos acerca de todo, su familia, las personas, sus amigos, Asuka...  A veces cuando pensaba en la alemana se sentía extraño ya que una parte de él sentía que debían amarse, que quizás al final de su vida sólo sería ella la correcta para él, pero entonces se cuestionaba de su propia felicidad ¿él merecía ser feliz? ¿mismo siendo un inútil? Toda su vida había pensado que la felicidad estaba hecha meramente para las personas que luchaban por ella o los que nacían privilegiados pero él no tenía ninguna de las dos. Ni siquiera luchaba por su vida si al día siguiente le tocara morir lo único que pediría sería que Rei estuviera bien.
Se giró en la cama durmiendo al poco tiempo, Rei llegó por las cinco de la tarde acobijandolo para después media hora despertarlo y que comiera. Ni cayó en cuenta que se había dormido.

El Sol había salido de nuevo pareciendo demasiado rápido cómo pasaba el día, al fijarse en el calendario cayó en cuenta que esa misma noche sería el festival de Tanabata al que Rei había sido invitada mientras él no estaba, su hermana claramente no había aceptado de buenas a primeras teniendo Kaji que convencerla de ir, la mañana se fue haciendo grullas de papel y el deseo de ambos para ese año, Shinji no sabía lo que Rei había deseado ya que ésta lo había mantenido en secreto. Después de eso fueron a comprar yukatas para el festival, para Rei al ser una niña pequeña le compraron una de color blanco cascarón con degradado lila al final y diseños de Sakuras mientras que Shinji algo más sencillo, simplemente una yukata color azul claro y cuadros en un tono más oscuro. Generalmente él preferiría no llevar ese tipo de vestimenta pero por alguna extraña razón esa vez aceptó, en parte para combinar con su hermana.

Cuando cayó la tarde fueron al templo a conmemorar el día en que los dos amantes se encontraban, Rei le tomó de la mano a Shinji para ir juntos. La mayoría tenía las vestimentas típicas del festival otros como Kaji iban vestidos como... Como ellos mismos. El mayor de los Ikari ya al llegar se sintió fuera de lugar. «Me veo ridículo» pensó queriendo ya irse a su hogar, por el lugar se veían grupos determinados así como parejas encerradas en su linda burbujita de amor.
Sonrió fijando su atención en Rei. — ¿Cuál fue tu deseo? — Ella meneo suavemente la cabeza negando.
— Es secreto. — Sonrió con el papel entre las manos en eso un grupito de niñas se hizo presente queriendo llevarse a su hermana para conocerla mejor como solían hacer muchas, no era algo poco común entre las chicas. Rei se vio en una disputa queriendo quedarse con Shinji, él sabía que era mejor para ella hacer amigas y dejar de ser tan tímida; no quería que acabara como él que le costaba todo un mundo acercarse a alguien o socializar «por favor no te vayas, quédate conmigo, no vayas con ellas» pensó egoístamente forzando un semblante amable, al final de un intercambio de palabras donde el mayor prometía estar bien Rei aceptó ir con las niñas a ver las enormes decoraciones hechas de origami. 

Shinji quizás debía intentar socializar pero cada mirada que le dirigían era una nueva crítica hacia su persona, lo veían mal estaba seguro que todos ahí pensaban que se veía patético.
— ¿Qué te parece si bailamos juntos cuando llegue la hora? — Habló Kaji a modo de broma, en respuesta el menor avergonzado lo miró con seriedad.
— Los hombres no bailan con otros hombres, chico con chico no va. — Su pensamiento estaba claramente erróneo, Ryoji sonrió alborotandole el cabello.
— El género no tiene nada que ver con el amor, Shinji. Sólo tienes que amar a la persona correcta, iré por unas botanas. — el mayor se perdió entre la multitud.

Minutos pasaron, mucho tiempo para un adolescente que empezaba a sentirse terriblemente solo y angustiado de que lo hubieran olvidado. La gota que derramó el vaso fue un incidente donde tropezó con un pequeño puesto recibiendo, a su percepción malas miradas tanto del dueño como de las personas alrededor aunque intentó recoger las artesanías pero sus manos temblaban, el sudor de los nervios acompañado de la vergüenza terminó haciendo que se levantara para salir corriendo del lugar mientras sentía las pesadas miradas seguirlo; ya estando cerca de la casa donde se alojaba no paró de correr yendo hasta el cementerio, la reja estaba abierta así que no fue difícil entrar.
Caminaba a paso apurado al interior pensando en que si moría ahí de todos modos no iba a importar, su existencia apenas servía de molestia siendo completamente reemplazable. Un nudo se formó en su garganta junto a una leve picazón en su nariz haciéndole difícil el respirar queriendo detenerse pero al final podía ver la lánguida luz solar del atardecer asomándose, dio un hondo suspiro de sorpresa cayendo en cuenta que ésa era la premonición que había soñado, estaba viviendo el momento que soñó justo ahora.

Ikari no podía salir de su sorpresa acercándose lentamente a la luz, ¿sería ese el día en que moriría? Paró en seco temiendo en su interior que realmente muriera ese día, ¿qué pasaría con Rei? ¿Cómo quedarían sus padres después de eso? Cuál sería la reacción de los demás, ¿lo extrañarian? Unos cálidos dedos pálidos se acercaron a su hombro para llamarle la atención.






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