Capítulo 21
Esto que experimento se asemeja a perder la vista momentáneamente. Solo lo compararía de manera banal con el entrar de jabón en tus ojos, es incómodo y arde, te obliga cerrar los parpados con fuerza hasta que puedas aliviar el dolor con agua.
Pero no hay agua que lo aplaque, en lugar de ver todo negro, frente a mí hay un montón de flashes difusos, imágenes que viajan rápido por mi psiquis: La casa que se incendia, el bebé en la cuna, la energía demoniaca, la madera haciéndose añicos, la muerte de Teresa, y recordatorios de quien soy, lo mucho que he cambiado en este tiempo.
De pronto mi cabeza da vueltas y me caigo al suelo, recuerdos de mi vida llegan como pistas a mi cerebro, un espiral sin fin gracias a mis años de vida.
Me hallo desde lo alto de una colina, al borde hay un río y es tan abierto y limpio que solo pudo existir antes de cristo, el sol no me deja ver más allá, pero estoy seguro que es la presencia del creador, la que se alza como una ola ante mí.
Este me nubla la mirada al no ser merecedor de verle.
No se anda con rodeos, pues eso lo caracteriza, es piadoso pero no al extremo. –Azael ¿Por qué lo has hecho?
Esa pregunta siempre se repetirá dentro de mi ser. <<Has traicionado la confianza de los cielos, le has mostrado el mundo celestial a una humana solo por tu deseo carnal.
–¡Eso no es cierto, no es deseo! Yo la amo, señor. Daría mi vida por Jezabel.
No necesito verlo para saber que reprueba mi respuesta.
–Darias tu vida ¿Algo que no te pertenece a ti? por una joven que lo único que ha hecho es utilizarte para conseguir su gloria, alimentar su poder y satisfacer su avaricia...Hijo mío ¿no ves que te ha dejado a tu merced para ser castigado cuando ya no te ha de necesitar?
–Ella me ama...
–Eso es lo que quieres creer, pero has sido engañado como muchos inocentes, te has dejado llevar por la influencia malvada de otros. Debo darte una lección.
El miedo latente que sentía era el de un ángel de bajo rango a punto de ser condenado. –¿Qué es lo que me hará?
–Darte la mitad de algo en lo que te has convertido. –Dice y mi corazón se acelera, de pronto, una de mis alas blancas empieza a opacarse, el contraste me descoloca hasta pensar que será retirada pero esta se cubre de un negro intenso igual que el de las alas de un cuervo.
<<Te condenaré a pasar tus días vagando en la tierra, en la constante recolección de almas que dejan el mundo de los vivos, mitad de ti será un demonio porque así has actuado, porque así tú lo has querido...
–¡No lo haga!
–Es muy tarde muchacho, úsalos sabiamente.
Y no se a qué se refiere hasta que el juego de joyería plateado se instala en mi cuello y anular: Un crucifijo de plata y un anillo del mismo material...
Teresa se acerca a mí con una mueca en el rostro, se le ve cansada, ya ha pasado mucho desde que la vi. Estamos a semanas antes de otoño y el aire empieza a ponerse frío, lo avisa su chaqueta de cuerina marrón.
Ella se deja caer en el sillón frente a mí, un vaso con agua en sus manos.–Nos lo confirmaron en la reunión, erradicaran a todos los nefilims, lamento decirte que tendrás una larga recolecta de almas que hacer.
–¿Qué? ¿Por qué mataran a bebés que no tienen la culpa de nada?
Teresa frunce el ceño, sus manos buscan el cojín del sofá en un movimiento distraído. –Recuerda que "La voluntad del cielo nunca se equivoca." –Suelta con ironía. –Nos comunicaron en la reunión el riesgo del sello celestial, lo que me parece absurdo dado que el sello solo se puede crear si un arcángel y un humano tienen relaciones. –Suspira de manera pesada. –Es decir ¿Por qué aniquilar a los nefilim? Pero claro lo harán para enviar un claro mensajes, lo han tomado como plan de advertencia, mientras más en claro dejen que no está permitida la relación romántica-sexual y que serán castigados por ella, mayor será el miedo y las posibilidades de que no exista el temido"Sello celestial"
–Es absurdo, deberían investigar si el sello existe primero, que tal que toda esta matanza sea de gratis ¿Y si ya existiera el sello? No sería más inteligente planear la acción en caso de que suceda así
Mi compañera me mira escéptica. –Eso significaría un arcángel en graves problemas y una amenaza de tamaño gigante, no sabemos cómo actuar frente a eso, si muere es terrible para todo y si se usa su poder en nuestra contra no tendremos salvación ni Dios estará de nuestro lado.
Asiento, estando de acuerdo, si el sello se destruye, también se destruiría el mal, los demonios, también moriría yo, cosa que no les conviene a los ángeles con tratos sucios, amenazaría el equilibrio del mundo, sin el mal no habría el bien, poco a poco terminaríamos desapareciendo todos.
–Oye no había visto eso antes.
Ella señala el anillo en mi dedo y yo levanto la vista, apenas una sonrisa de lado surca mi rostro. –Es el anillo de almas.
Acerco la mano para mostrarle a Teresa el pesado anillo de plata, en su centro reposa una piedra hueca, transparente en la cual quedan encerradas las almas de los ángeles caídos y el polvo de demonios, la única manera de garantizar que no vuelvan a la vida.
Su rostro pasa a la impresión como niña pequeña, toma la mano y la examina con curiosidad. –Es una gran responsabilidad Azael, siento mucho que tengas que cargar con ella.
Yo le miro, puedo ver la tristeza que siente hacia mí, piensa que no lo merezco, vagar una eternidad sintiendo penas ajenas, un castigo tan cruel por la equivocación de amar a alguien errado.
De siquiera amar.
Esto es peor que morir.
Cuando vuelvo a mí, parpadeo constantemente, todo lo que veo es suelo gris, pero alcanzo a susurrar que recuerdo, recuerdo todo lo que mi mente rogaba que recordara, todo menos Alessia.
Estoy muy claro de las memorias que perdí, todas involucran a la chica frente a mí, puedo reconocer caras y nombres en mi mente, sé que ella es quien estuvo junto a mí cuando desperté de la llegada del infierno, solo que es como si nunca hubiese estado, y aunque mi mente me grita que no es cierto, por más que trato dar con ella, choco contra un muro que no me permite pasar.
La cobriza no deja de verme, entre impresionada y asustada, se acuclilla a mi altura y toma mi rostro en sus manos, el calor de su tacto hace maravillas en mi tez congelada por la brisa en la terraza. Busca mantener mi rostro estable, busca esa chispa de reconocimiento que no le puedo dar.
–¿Me recuerdas?
Estoy por pronunciar una lastimosa negativa, pero sus manos se iluminan de un azul intenso que logro reconocer, toda ella refleja la luz celestial, entonces asombrada por su poder, retira las manos, cierra los ojos y susurra: –¿No me recuerdas no es cierto, Azzio?
La lástima lo dice todo y trato de corazón decir algo que elimine esa expresión de su rostro. –Sé que eres el sello, sé que me salvaste y sé que hay más que debo saber de ti pero que mi mente por alguna razón lo bloquea.
Ella niega, está enfrascada en la inminente derrota. –Es por la magia, cuando te salve al salir del portal use la energía celestial y por alguna razón cuando despertaste, no sabías quién era.
–¿Acaso pensaste en algo que pudiera influir? ¿Deseaste que no te recordara?
–¿Estás loco? ¡Solo pensé en salvarte! ¡En que no podías estar muerto! Quise eliminar todo lo malo de ti Azzio, sanarte para que estuvieses bien.
Se ve al borde de lágrimas. De un impulso se levanta y apenas está de pie me da la espalda. Se abraza a sí misma y la necesidad de reemplazar sus brazos con los míos me descoloca.
No tardó mucho en conectar los puntos: –Por eso mis alas cambiaron...Pensaste en eliminar todo lo malo en mí, incluido mi lado demoníaco, te borraste a ti sin saberlo porque eres prohibida...
Alessia se gira para verme bien, sus ojos están rojos y luce más que harta de todo. –¿Me estás diciendo que yo lo hice intencionalmente...? ¿¡Que yo misma me sabotee justo en el momento que descubro que te amo!?
Retrocedo.
Esto no puede estar pasando.
Amarme, Alessia me ama, y mi interior ruge ante la idea.
Ella no puede ser otra Jezabel, me rehusó, sé que no caería de nuevo, sé que debe haber otra explicación para mi contradicción interior. –Estás hablando tonterías, no sabes lo que dices.
El dolor en su rostro es suficiente para destruirme incluso a mí.
–¿Tonterías? –Me ve decepcionada, como si hubiese burlado su mejor creación.
Se para derecha, hay un brillo peculiar en su mirada, uno que hace que sus ojos se vean aún más oscuros en la noche. –¿Sabes Azzio? Tienes toda la maldita razón, estoy hablando tonterías, estoy siendo la chica más estúpida del mundo al darle importancia a algo así en la situación en la que estamos.
<<Te juro que desearía que no me hubieras salvado hace años, para no estar aquí con la pregunta constante de cuándo carajos moriré, te juro que desearía con el alma que no te hubieras aparecido en mi radar aquel día que me besaste, desearía simplemente ser alguien normal.
Toda su cara esta empapada con su llanto, no sé qué hacer, más allá de sentirme miserable. Alessia toma el crucifijo en su cuello y es cuando me doy cuenta de que ella lo tiene, se lo quita y lo arroja al suelo con furia, el sonido del material contra el piso lustroso es un eco en la terraza.
–Pero no soy alguien normal, Azzio, y tú tampoco, lo que menos podemos tener es un romance y menos si no te interesa ni quieres saber quién mierda soy o que mierda sientes. Me cansé de escapar, que pase lo que tenga que pasar.
Y así ella sale por las puertas de la terraza, adentrándose al piso de en remodelación de la academia, no la detengo.
Esto va más allá de ángeles, demonios y profecías fantásticas.
Todos mis siglos no me enseñaron que el amor, es la batalla más fuerte que hay que enfrentar.
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