Capítulo 17

–Necesito que hagas esto por mí...

Niego con la cabeza. –Debes entender Jezabel, no deseas la inmortalidad, no lograrás nada con el poder y riquezas de inclusive todos los reyes del mundo. No te llenarán, una vez que caigas en ese abismo no habrá salvación.

La hermosa rubia me mira con recelo, puedo percibir hasta odio. –Tu no comprendes Azael, eres un ángel, un ser magnifico con las puertas del cielo a tu merced. Y yo... ¿Cómo podré estar junto a ti y morir en unos pocos años? En verdad me harás eso amor mío. ¿Me dejarás morir?

El corazón se me comprime. Quisiera que Jezabel reaccionara, que lograse ver en lo que se ha convertido, el fantasma de la mujer que era, pasó de amorosa e inocente, a ser ambiciosa y manipuladora. Sé que ya no me ama, ama la idea del poder, lo "glorioso" de la existencia eterna.

He cometido un grave error en revelarme en mi forma real, el día que desplegué mis alas frente a ella, la perdí.

–Azael... –Mi nombre ya no es el mismo, aquella nota venenosa hace que odie siquiera su sonido. –Aprenderás por las malas que si el fin es el que quiero no importa el costo ni quien sufra [2] Si tú no me das lo que deseo, otro lo hará.

–¡Azzio, Azzio!

Despierto jadeando. Tirado en el suelo apenas y puedo moverme. El ala sigue sangrando, tanto que ahora no puedo comprimirla, la cabeza me va a explotar. Los ojos entre abiertos me dejan apreciar al demonio verde frente a mí. –¡Joder ángelito! no es que quiera ayudarte pero al menos cumpliste tu palabra. Levanta que tienes que irte de aquí.

Desconcertado miro a todos lados, sin ver a Alessia. –¡Alessia! ¿Dónde está?

Yiath se rasca la nuca irritado. –Está allá. –Me señala el pilar al fondo, volvimos a la fábrica por el portal, pero ahora el frío me pone a tiritar y no puedo ni andar. –Igual o peor que tú, vamos grandote. Que ya quiero largarme, con esto no te debo nada.

Caigo en cuenta, me he desmayado. Mi pesado suspiro se deja oír, como puedo toco el ala derecha, la blanca, su base se torna negra y aunque no sangra tanto duele como el infierno, al igual que mi costado, mi parte angelical está desapareciendo.

Esto no va nada bien.

Trato de incorporarme y con la ayuda de Yiath lo logro, concentro lo que queda de energía para ayudar a Alessia, esta recostada en la sucia superficie de la pared, la pequeña bola de energía es de un tenue color blancuzco y trato de enfocar todos mis deseos en que despierte, que de alguna manera se recomponga, lo hago, la luz deja mis dedos y se instala en su pecho, se concentra allí mientras lo último de mí se apaga.

Me he desmayado y ya no sé si logre despertar.

A veces solo te sientes en suspensión, como ahora, mi cuerpo respira ligeramente y soy un tanto consiente de mi alrededor pero no puedo abrir los ojos, la pesadez como un cansancio avasallador se apoderan de mí.

El constante pitido de un móvil junto con la voz de alguien ajeno me atormenta la cabeza, y poco a poco recobro la fuerza, como si se tratase de una inyección de adrenalina.

Me es suficiente el batir de mis pestañas y la oscuridad con ligeros rayos de sol procedentes del exterior para saber que está amaneciendo, pero lo que más me descoloca es el cuerpo inmóvil de Azzio quien sangra de un costado. Jadeo y mi pasivo corazón aumenta sus latidos.

Busco alguna señal de ayuda, lo que sea, el demonio que iba con nosotros ya no está. Y a medida que mi preocupación crece también mi desconcierto, Azzio, el ángel de la muerte, supuestamente inmortal tiene sus dos alas esplendorosas alzadas pero la que solía ser blanca yace degradada en un color negro carbonizado. Lo que parece sangre se desliza por su costado y se convierte en simple rastro seco.

No sé qué hacer, tomo ambas manos en mi cabeza tratando de recordar algo que sirva de ayuda, cualquier cosa. Es cuando mis memorias viajan tan rápido que me sorprendo. Los vividos recuerdos sitúan a Azzio y a mí, noches atrás en nuestro encuentro con un ángel caído que intentó matarme.

Aquella vez cuando mi energía se interpuso entre ambos y curo la prominente cortada en la coronilla de mi cabeza...recuerdo su rostro de fascinación.

Se había quedado embelesado rozando mi piel, repitiendo: -Tu herida...Tu herida ha cerrado.

Las imágenes no paran ahí, se despliegan los recuerdos de aquella vez en su apartamento en el momento en que todo se fue al abismo y Zharick me raptó. Azzio deseaba con fervor que usara mi poder en él:

-Cuando te lo pida concentrarás tu energía en la mano y tocaras mi ala negra....Alessia, no tengas miedo. Eres el sello celestial, el nefilim más valioso, deseado y temido en la tierra. Una leyenda viva que nadie esperaba. Tienes la capacidad de borrar todo lo demoníaco en el mundo. Yo soy mitad demonio, quiero que trates de eliminar esa parte de mí.

De pronto, la melodía de una voz masculina me susurra tan claro que es imposible de ignorar, sé lo que debo hacer.

Trato de conectarme con aquel punto interior ese que imagino como el núcleo de mi cuerpo, de un azul celeste intenso que derrocha luz, lentamente fluye en mis venas cual sangre de azul neón y la oscura fábrica ahora está iluminada por mí, que desprendo tanta luz como un reflector. No es mucho lo que tarda en llegar a mis manos aquella sensación de cosquilleo, acompañada con la fuerza.

Le echo una mirada al ángel postrado en el suelo, de alas casi negras en su totalidad, de apariencia tortuosa y belleza incomparable. ¿Es posible que te ame, Azzio? ¿Es posible que me haya enamorado de la personificación de la muerte? ¿Qué visualice mi vida con alguien que no es humano, aunque yo no sé si lo sea a esta altura?

En otras condiciones me llamaría demente. Ahora, en este instante, con las palmas sobre el ala que una vez fue blanca, no solo ruego que funcione mi acción intuitiva, sino que reitero con toda voz mi amor por él.

Aunque sepa tanto de Azzio como de un pobre conocido, me es inevitable no ver su devoción, no caer por su picardía, no amar aquella sonrisa coqueta, morir por su preocupación. A fin de cuentas me salvo la vida incluso antes de que yo tuviese conciencia

Me he enamorado en las circunstancias más increíbles, en el sitio y de la persona menos indicada. De un "hombre" de belleza magnífica que esconde tantos secretos como años de su vida.

Yo...te amo, Azzio Di'Magro.

No me percato pero las lágrimas empiezan a caer, sus alas, ambas reciben mi luz hasta iluminarse como faroles de navidad, la luz le recorre las venas como tuberías de agua llenándose. Es impresionante, el color vuelve a su rostro, los cortes, rasguños y el gran tajo de la herida en su costado se cierra. Su pecho se infla con el compás de su respiración.

Pero quedo estupefacta. Sus alas que una vez eran distintas, que reflejaban su ser tanto divino como maldito...ahora son un par, de un blanco hueso, que destella esplendoroso, parecen brillar sí, pero no son distintas, no es parte de su sello característico.

Entonces mi ángel de la muerte abre los ojos al son de la luz menguante.

Y me mira como... si no supiera quien soy.

-¿Qué es lo que está pasando? ¿Quién eres?

Los pasillos de la Academia universitaria están llenos, estudiantes que van de aquí para allá en movimiento. Papeles con listados, clases, técnicas de pintura, pasos de esculturas y demás son el material que revolotea por ahí, junto con las invitaciones para el baile de invierno la semana entrante.

Pero yo tengo mucho más en que pensar.

Alessia no ha venido a ninguna clase desde hace días, incluso el directivo ha estado preguntando por ella y por Azzio, ninguno aparece.

Si bien la cosa pinta de manera horrible para los demás, divulgando que tal vez sufrieron la misma suerte que Francesca, yo no lo veo igual.

Principalmente porque hace horas llegaron a mi mente imágenes que no podía entender, se contradecían entre sí, y me tientan a creer que me he vuelto loco, la noche del asesinato de nuestra amiga nadie estaba en mi dormitorio compartido.

Era extraño que Di'Magro de por si rondara la habitación, entonces ¿Por qué le mentí a los policías cuando me preguntaron? ¿Por qué estoy recordando ahora? Puedo visualizarlo todo como si fuera un ente externo a mi cuerpo, el imponente italiano me miraba fijamente a los ojos como si me estuviese hipnotizando, yo asentía lentamente comprendiendo cada una de sus mentiras.

Las conversaciones que tuvimos, las imágenes de Alessia dormida en la cama de Azzio y nosotros siendo amables por primera vez. La películas que supuestamente vimos, todo...es tan falso ahora que... no sé qué pensar.

Más que nada porque carece de lógica alguna, me siento sumamente confundido. ¿Cómo es que una persona puede lograr ese nivel de manipulación y con qué objetivo?

Entonces como si mis dudas no fuesen suficientes, la directora me detiene frente al aula de escultura. Me trato de imaginar mi rostro, el ceño fruncido, concentrado en mil teorías desconcertantes y ahora como niño travieso atrapado mientras realiza alguna fechoría.

–Señor Polance. –La directora va de punta en blanco, como recién llegada, la verdad con todo el alboroto no había sido vista hasta ahora. Va sin ninguna imperfección en su maquillaje o arruga en su vestido de brillante color naranja. Lleva altos zapatos de tacón blanco y una sonrisa que parecería amable sino estuviese paranoico.

–¿Si directora, Esmeralda? –Sé lo que preguntará incluso antes de que lo diga "Joven.. ¿Acaso ha recibido señales de su amiga Alessia Laurín o de su compañero de cuarto Azzio Di'Magro?" Es todo lo que me preguntan los profesores, como un coro ensayado, a mi y a Leticia.

Y en efecto lo hace.

–No, he estado en clases y no le he visto hoy tampoco.

¿Por qué omito mi descubrimiento de hoy?

Porque temo por Alessia.

La directora asiente con una sonrisa practicada, se asegura de darme la mano y mirarme a los ojos.

–No dudes en avisarme si llegas a saber algo.

Asiento como un tonto, se ve que no está satisfecha pero abandona el pasillo y me deja frente a la puerta del aula de escultura, es cuando decido marcar el teléfono de Azzio por milésima vez, con la esperanza de que conteste.

Lo que me sorprende es que luego de uno pitidos, me atiende, así que no preparado para la llamada ataco:

–¡Azzio! No quiero molestar juro que no pero ya han venido tres veces de control estudiantil porque no has dado razones de tus faltas ¿estás con Alessia? No... no es que me importe pero también hay quejas por ella, le retiraran la beca si no asiste. Y ¡Recuerdo cosas extrañas que necesito me aclares!

Bien, la he cagado. Hablemos sobre controlar los nervios, Polance.

–¡Samuel! ¡Dios como me alegra oírte! –Frunzo el ceño, la voz que me responde no es la de él.

–¿Alessia? Estás bien? –El alivio se apodera de mí en breve pero: –¿Qué haces con el móvil de Azzio?

–Hemos tenido un...¿accidente? necesito tu ayuda

–¿Un accidente? ¿Qué les ha pasado¿ ¿están bien? No entiendo nada chica.

–¡Sí, sí bien! solo que no sé en dónde estamos y necesito que nos busques en un taxi localizando la dirección del móvil, te pasaré el mensaje del operador

Suspiro. ¿Qué si voy a ir en su ayuda? Claro, como no hacerlo. Necesito saber que está ocurriendo. –Vale, voy para allá.

[2] Extracto de la biblia. (1 Reyes 21:15)

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top