7. Follable.
—¿Te vas?—mi voz sale mucho más ansiosa de lo previsto y los ojos marrones de Christopher me miran un momento pero se mantiene en silencio.—Christopher...
Ha pasado una semana completa de nuestro encuentro sexual –la cosa suena condenadamente rara cuando lo pienso pero cuando recuerdo la boca de Christopher sobre mi cuerpo todo lo que puedo hacer es morderme los labios para no gemir porque los recuerdos son tan vividos y parecen tan reales que harían que cualquier bendito iceberg en la Antártida se derritiera en cuestión de segundos- y aunque nuestra relación ha cambiado totalmente desde ese día –lo cual era predecible de todos modos pero no fue en un sentido malo- la idea de Christopher saliendo por la puerta de mi casa y no volviéndolo a ver por aquí hace que mi estúpido corazón se estremezca.
No mezcles el corazón, Skye. No lo hagas.
—Sí.—jadeo.—Hey…no lo estoy haciendo por lo que estás pensando…
—¿Y que se supone que estoy pensando?—pregunto.
—Sobre nosotros.—niego lentamente.—Bueno, si es un poco por nosotros pero escúchame…—murmura anclando sus ojos en mí. Entonces me pierdo en los lindos iris de sus globos oculares porque; ¡joder y maldito seas Christopher Vélez!, son lo más lindo que he visto en mi vida.—No puedo mirar a tu padre a la cara y pensar que de alguna manera lo traicioné…—susurra.—Él me dijo que tú eras lo más sagrado que tenía en su vida y yo lo sé de sobra. Basta con ver la manera en la que cuida de ti…
—Chris…—su voz me interrumpe.
—Espera un poco…—pide elevando un poco su mano para darme una pequeña señal.—Yo sé que tú lo adoras pero en el momento en el que decidiste que querías hacer el amor conmigo rompiste eso…—mis ojos lo miran fijamente porque tiene razón y no tengo absolutamente nada que replicar ante eso. El sonido del resto de los alumnos queda en segundo plano pero no me importa.—Pero no me voy de tu cada porque no quiera verte, por el jodido infierno; no tienes ni idea de lo que me ha costado mantenerme alejado de ti todos estos días…—anuncia y automáticamente mi voz se estremece de golpe ante sus palabras.—Todo lo que quiero hacer es estar dentro de ti mientras te escucho gemir…—cierro mis ojos un momento.
—¿Entonces porque te vas?
—Skye…no voy a irme a ningún lado.—anuncia.—Solo no viviremos más juntos.—hace una pausa.—De todas maneras le dije a tu padre que solo estaría con ustedes un tiempo mientras encontraba un lugar propio y lo he encontrado…
—¿De verdad?—asiente.
—Sí.—me sonríe y algo de mi estómago se revuelve de inmediato. Las puntas de mis manos hormiguean y asiento débilmente.—Vas a poder venir a visitarme todas las veces que quieras…y entonces podremos estar juntos…
—¿Todas las veces que yo quiera…?—pregunto ladeando mi cabeza y él asiente.
—Joder, sí.—me rio.
—De acuerdo.
—Esta tarde la mujer del edificio me dijo que podía pasar por mis llaves, ayer tenían que arreglar algunas cosas que quedaban pendientes así que… ¿quieres acompañarme…?—pregunta mordiéndose el labio inferior.
Mis ojos lo vuelven a mirar un momento y asiento lentamente.—Tal vez podría…—bromeo.
—Podemos estrenarlo.—ofrece.
Me echo a reír de inmediato.—Dios, me convenciste.—decido y Christopher también se ríe.
—¡Acá están los hermanitos!—se ríe Penny acercándose a nosotros con paso casi saltarín y una amplia sonrisa instalada en la comisura de sus labios. Christopher la mira un segundo y alza una ceja en su dirección.—Dios, luces tan caliente hoy… ¿te han dicho que pareces bastante follable…?
—¡Penny!—chillo y Christopher le sonríe perezosamente.
—Tú luces ebria.—responde él.—¿Lo estás?
Los ojos de Penny lo miran un momento antes de echarse a reír.—Joder, sí. Lo estoy.—acepta.
—¿Qué demonios…?—murmuro.—¿Cómo es que estás ebria si estamos en horario escolar…?—pregunto y automáticamente sus ojos se quedan fijos en mí.—Penny…
—Marcus es diller…
—¿Estás drogada?—se ríe.
—Claro que no, estúpida.—responde.—Solo estoy ebria. Puede ser que creas que estoy loca porque me gusta follar y pasarla increíble pero nunca llegaría a esos extremos. Eso sería bajo hasta para mí.—agrega ofendida.—Pero Marcus a veces suele traer alcohol a la universidad, ya sabes…las clases a veces son una mierda…entonces él me regaló un par por ayudarle a resolver alguna de esas mierdas de matemáticas que ni los profesores entienden y que seguramente nunca en tu vida usarás…
Los ojos de Christopher se posan un segundo en mí y apretando sus labios para o soltar una carcajada la mira a ella un momento.—Creo que tienes que ir a casa…—decide.
—¿Por qué?—exige posando sus brazos en sus caderas.
—Porque pareces una jodida loca.—le informa.—Solo por eso.
—Mira…macho follador…
—Penny, basta.—susurro avergonzada pero para mi sorpresa Christopher se limita a sonreírle divertido.—Voy a dejar que me lleves a mi cabeza solo con una condición…
—Ajá…—murmura él.—¿Qué condición igual de demente que tú me vas a poner…?—pregunta alzando una de sus pobladas cejas.
—Que te folles a mi amiga.—mis mejillas arden en el momento en el que las palabras de mi mejor amiga abandonan sus labios. Christopher se ríe de inmediato y niega lentamente.
—¡Penny!—reclamo aunque tengo que admitir que la idea no me desagrada de ninguna manera.
—Vamos, demente folladora.—repone con diversión.—Necesitas un café amargo, dormir y mantener tus manos alejadas de cualquier botella de alcohol que puedas encontrar en tu camino.
—Pero Christopher…
—Andando, Skye y yo te llevaremos a casa.—decide.—Y no nos iremos hasta que estés profundamente dormida y si para eso tenemos que sedarte lo haremos…
Penny se ríe como si le acabase de contar el mejor chiste del mundo.—¿Pero si te la vas a follar, verdad?
Jadeo.—Si, claro que voy a follármela. Obviamente que sí…
(…)
—Por el amor de Dios todo eso fue tan vergonzoso…—susurro lentamente.
Christopher se echa a reír.—A mí me pareció bastante divertido.—responde metiendo sus manos en los bolsillos de su campera de cuero negro. Anclo mis ojos en él un momento y niego lentamente.—Penny puede llegar a ser malditamente divertida cuando está borracha…
—Lo dices porque no es a ti a quien avergonzó cada dos minutos.—Christopher me mira.
—¿Te avergüenza que ella sepa que te voy a follar…?—pregunta alzando una ceja.
Gimo.—Sí.
—Pues es lo más natural del mundo.—responde encogiéndose de hombros.—Es decir; es igual que decir que irás a comer con algún amigo o lo que sea. En realidad no soy bueno hablando o poniendo ejemplos, creo que ya quedó claro…
—Uno no va por la vida diciéndole a la gente a quien te follarás.—él suelta una risita de diversión y niega lentamente.
—¿Vienes conmigo…?—pregunta cambiando de tema.
—¿A dónde?—susurro aunque en realidad conozco la respuesta.
—A mi nuevo departamento.—anuncia tendiéndome su mano.—Te dije que podríamos estrenarlo y no estaba bromeando. En serio quiero estrenarlo contigo…
Una amplia sonrisa se forma en mis labios y la tomo.—Encantada, Christopher…
Se acerca peligrosamente a mí y cuando su rostro está lo suficientemente cera del mío a tal punto que soy capaz de ver cada una de las hebras que conforman sus pestañas negras y las pequeñas motas doradas que forman sus ojos me estremezco. Christopher me sonríe ampliamente y un segundo después sus labios están encima de los míos.
El beso es breve pero es suficiente para hacer que cada una de las fibras de mi cuerpo exploten contra mí. Es como una especie de promesa silenciosa que me está haciendo de las cosas que están por venir y aunque es la primera vez que me siento de esta manera y debería asustarme tanto como a las personas les asusta el infierno; todo lo que puedo decir es que me gusta. Me encanta de hecho.
—Tal vez después me puedas ayudar a decorarlo…—pide y mi corazón se estremece de golpe.
Me muerdo el interior de la mejilla y lo miro un momento.—¿En serio?
—Claro.—se ríe.—Si ese será nuestro espacio creo que es justo que tenga tu toque…
—Eres lindo.—lo halago y sus ojos me miran fijamente por un largo segundo.
—Y tú eres caliente…
(…)
Mi espalda choca contra la puerta del departamento en el momento en el que entramos en el espacioso lugar –o por lo menos desde la puerta y con los labios de Christopher pegados a los míos en un beso hambriento parece amplio aunque no me fiaría de mi sentido de la proporción cuando ni siquiera soy capaz de respirar correctamente-. Un gemido escapa de mis labios sin que pueda evitarlo cuando sus labios van a la sensible piel de mi cuello.
—Chris…—susurro pero él no responde. Busco las solapas de su campera para sacársela y mandarla al suelo donde rápidamente queda en el olvido. Christopher gruñe pero no retira sus labios de los míos. Aprovecho el momento y busco también el dobladillo de su camiseta antes de lanzarla junto a la campera y mi blusa en el suelo.
—No tienes ni idea de la manera en la que te deseo.—murmura entre besos. No respondo, simplemente me obligo a respirar correctamente sintiendo la calidez de su piel desnuda contra la mía.
Me estremezco cuando siento sus manos en mi espalda y un segundo después mis pechos están libres. Christopher me mira un momento antes de pasar sus brazos por debajo de mis piernas y me eleva unos centímetros haciéndome consciente de la gran erección que tiene entre las piernas. Gimo en voz alta enredando mis piernas en su cadera y él baja sus besos a mi clavícula antes de pasar su lengua por mis pezones.
Inspiro con fuerza tratando de respirar correctamente solo para darme cuenta que mis pulmones se han convertido en fuego puro que me hace jadear. Christopher me separa de la puerta y avanza conmigo hasta una pequeña barra de mármol dejándome sentada sobre ella. Me mira a los un momento y la intensidad que encuentro en su mirada me provoca un cosquilleo que termina en palpitaciones directamente sobre mi centro. Me muero el labio inferior y una sonrisa maliciosa se forma en sus labios antes de acercarse a mí.
—¿Qué pasa…?—pregunto en voz baja.
—Eres preciosa.—responde y mi corazón se acelera cuando un deje de cordura atraviesa mi.—Lo noté desde el momento en el que te vi. Y no lo estoy diciendo solo porque quiero que me dejes hacerte el amor o algo parecido, lo estoy diciendo de verdad…
Mis ojos lo observan fijamente y niego lentamente antes de volver a besarlo dándome cuenta que este es el primer beso dulce que comparto con él; mis manos acunan su rostro y sus brazos rodean mi cintura sin despegar sus labios de los míos. La sensación que me provoca su boca es totalmente embriagadora. Sus labios me atraen hacia su cuerpo y u gemido escapa de mis boca muriendo en su boca cuando su erección roza con mi parte intima.
—Necesito que estés dentro de mi.—susurro sobre su boca.—Por favor...
—Ni siquiera tienes que pedirlo.—responde antes de apartarse de mí. Sus manos son veloces para deshacerse de mi ropa y no me opongo cuando desliza las únicas dos prendas que cubren mi cuerpo. Lo observo fijamente mientras hace lo mismo con su ropa y cuando mis ojos tienen la perfecta vista de su erección mi respiración se atora en mi garganta. Busca su billetera entre sus jeans y gruñe mientras rasga con los dientes un diminuto sobre plateado. Me muerdo los labios mientras lo veo deslizarlo sobre su miembro y cuando sus ojos vuelven a los míos todo lo que puedo ver es fuego.
Un fuego que no puedo explicar de ninguna jodida manera pero que hace que cada bendita fibra de mi cuerpo se estremezca. Se llame los labios y mi corazón se agita de nueva cuenta mientras sus brazos rodean mi cintura con fuerza.
—Chris…—trago con dificultad.
—¿Sí…?—ronronea.
—Por favor…—imploro.
—Pensé que habías dicho que era vergonzoso admitir delante de Penny que te follaría pero ahora eres tú quien me está pidiendo que lo haga.—se burla.
—Oh, vamos.—reclamo haciéndolo reír.—Eres un cínico.
—¿Pero es genial la manera en la que este cínico te hace gemir mientras se mueve dentro de ti, no?—cuestiona y yo me quedo en silencio.—La manera en la que hace que te corras…
—Por favor.—suplico una vez más.
Un gruñido se escapa de su garganta. Él deja un beso en mi garganta y echo mi cabeza hacia atrás dándole absolutamente todo el acceso que quiera a mi cuerpo.—Abre las piernas.—murmura contra mi piel.
Lo hago de inmediato y cierro mis ojos entregándome a las incontables sensaciones que embargan mi cuerpo mientras él se abre paso en mi interior. Mis paredes le dan la bienvenida y mi respiración se queda atascada en mi garganta mientras Christopher me penetra lentamente como si de eso dependiese su vida. Gimo en voz alta enredando mis piernas en su cadera impidiendo que se aleje de mí.
—Ay, joder…—susurro.
Christopher me besa pero esta vez no hay nada gentil en su beso. Es feroz. Es salvaje y hace que me derrita tal cual una bola de helado sobre el asfalto en un día de verano. Camina conmigo lentamente y agradezco mentalmente que haya tenido el sentido común de alquilar un departamento con muebles. Mi espalda desnuda toca el cuero del sofá y me estremezco de inmediato por la frialdad del mueble. Entonces el vaivén de los movimientos de Christopher comienza y hacer que mi corazón se acelere de golpe. Gimo ante la plenitud que me provocan sus embestidas que de a poco comienzan a ganar velocidad, separo más mis piernas buscando que con ese pequeño gesto él vaya más profundo y es que aunque trate de negarlo; Christopher Vélez es la persona indicada porque no me imagino con nadie más haciendo esto. Sus labios buscan los míos y su lengua entra en mí haciendo que las sensaciones se multipliquen de golpe. Pierdo la noción del tiempo pero soy lo suficientemente consciente de lo que está pasando.
Estoy recostada sobre el sofá de Christopher en su nueva casa, mis piernas están tan abiertas que el ángulo que forma mi cuerpo bien podría desafiar todas y cada una de las malditas leyes matemáticas pero no me importa porque puedo ver la manera en la que la polla de Chris desaparece dentro de mi vulva y la sensación es malditamente deliciosa.
Tal vez Penny tiene razón después de todo y este podría ser el mejor follador del país.
Christopher golpea mi punto de placer y cuando un familiar espasmo comienza a hacerse formarse en mi estómago sé lo que viene a continuación. Pero no pasa y en su lugar jadeo en alto mientras Christopher sigue embistiéndome. La idea de verlo mientras me folla me hace suspirar pero cuando sus dedos van a mi vulva y comienza a acariciarme sonidos de mi boca comienzan a abandonarme.
Mis gemidos se mezclan con los de Christopher y cierro mis ojos un momento.—Voy a correrme…—anuncio.
—Todavía no, Skye.
—Christopher, por favor…—gimoteo.
—Cuando lo hagas; lo harás en mi boca…—decide y mi pulso se acelera.
—Por favor…—susurro.
Christopher sale de mi cuerpo haciéndome experimentar de inmediato la sensación de pérdida. Comienzo a protestar y cuando su lengua ocupa el lugar en el que dos segundos antes estaba su miembro; los espasmos comienzan de nueva cuenta. Christopher me penetra con su lengua y bastan dos segundos para correrme. Él bebe de mi corrida y la vista es condenadamente caliente.
Penny y Mara tenían razón. El sexo es lo mejor.
Christopher gime y me muerdo los labios apoyando mis manos en su cabeza mientras él se deleita con mi intimidad. Porque no quiero que se aleje. Porque quiero que se quede ahí para siemprr haciédome sentir tan jodidamente bien.—Dios, necesito estar dentro de ti cuando me corra…—anuncia trepando por mi cuerpo.
Sus labios buscan los míos mientras me penetra de nueva cuenta y puedo saborearme. Sus penetraciones son profundas y son salvajes. Sus movimientos se vuelven más irregulares y cuando finalmente se corre un gruñido escapa de su garganta atrayéndome hacia él.
Mis piernas se abren mientras se sienta pero no sale de mi interior. Su polla sigue dentro de mí. Sus manos acarician mi coño y mi respiración se vuelve superficial mientras mueve sus dedos dandome todavía más placer.
—Tengo que ir a Forks…—anuncia y mis ojos se encuentran con los suyos.
—Chris…
—Y quiero que vengas conmigo…
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