3. Sacrificios.

Tamborileo el lápiz de madera contra el filo de la mesa pensando una vez más que todo esto no es más que una mierda. La universidad es una mierda y la cantidad de veces que he asistido es ridícula de todas las maneras posibles.

Dejo escapar un pequeño suspiro y llevo mi atención a la ventana. Mis cejas se fruncen cuando lo veo de pie en la distancia. Inspiro lentamente sin despegar mi atención de él.

—¿Señor Vélez?—me llama la voz del profesor. Entonces lo miro.—¿Hay algo más interesante que mi clase en esa ventana?—pregunta alzando una ceja.

Humano de mierda, pienso.—No. Lo siento.—respondo dócilmente.—¿Puedo ir a la enfermería? Mi cabeza está a punto de explotar.—Él suspira y asiente lentamente.—Gracias.

Me pongo de pie, tomo mis cosas y salgo ignorando todas y cada una de las miradas que me dan en los pasillos. Camino con pasos apresurados hasta que llego al patio medio vacío.

—¿Me estabas buscando?—cuestiona una voz grave a mis espaldas. Me giro sobre mi propio eje  y mis ojos se encuentran de frente con los de mi hermano.

—¿Qué haces aquí…?—pregunto.

—Eso es precisamente lo que yo quiero saber.—responde.—¿Qué mierda haces tú aquí…? ¡Se supone que deberías estar en Forks…con los otros!

—No tengo ganas de que me reprendas así que viniste a eso puedes irte de una vez.—replico alzando una ceja.

—Christopher no estoy aquí para discutir contigo.—inquiere cruzando sus brazos por encima de su pecho dándole un aire superioridad que haría que cada maldita fibra de tu maldito cuerpo temblase. Pero no yo. No cuando lo conozco como la palma de mi mano y cuando sé que por muy enfadado que Zabdiel esté; su furia no me alcanzaría jamás.

Resulta que cuando eres un ángel oscuro y te echan del cielo es difícil que los que forman parte de tu nueva familia –los otros desterrados- te den la espalda.

—¿Entonces?

—¿Por qué te fuiste…?—pregunta sin despegar sus ojos marrón oscuro de los míos.

—Realmente no encontré una razón para quedarme.—anuncio.—Descubrí que Stowe es perfecto…

—¿Perfecto para qué…?

—Para joder al mundo entero, obviamente.—decido.—Zabdiel, encontré una mujer que es pura, una mujer que es virgen, su alma es tan pura como la puta agua y ella está aquí. Ella vive aquí.—hace una pausa.—Su nombre es Skye y te juro que con solo verla tú…

—No.—decide él.—Creo que estás jugando con fuego, Christopher. En Forks teníamos un objetivo y de repente desapareciste. Viniste a Stowe y no solo eso, ahora también me estás diciendo que cambiaste de jodido objetivo…a Luzbel esto no va a gustarle para nada…

—Me tiene sin cuidado.

—Oye, oye, oye enfócate.—me espeta entre dientes.—Christopher no puedes ir en contra de lo que Luzbel dice; es nuestro jodido líder.

—¿Quién mierda lo dice?—pregunto entre dientes.

—¿Qué quién mierda lo dice?—repite.—Te recuerdo que él fue el primero en rebelarse; nosotros lo seguimos porque estábamos de su lado. Ahora todos estamos en el mismo bando y no puedes ir en contra de lo que acordamos…somos la única familia que tenemos, por si no lo recuerdas.—exclama sin dejar de mirarme.—Y ahora estás dejando que un culo te traiga hasta acá…

—No es solo un culo.

—Claro, también es un hueco caliente donde colocar la polla.—reclama.—¿Es eso, verdad?

—Basta, Zabdiel.—comienzo.

—¿Cómo demonios la encontraste?—pregunta entre dientes.—Dímelo.

—La sentí.

—¿Qué?—pregunta.

—Sabes bien que puedo sentirla. Puedo sentirlas a cada una de ellas, ni siquiera tengo que seguir sus rastros como un acosar profesional.—exclamo sin más.—La sentí y por eso vine hasta acá…por eso hice todo esto…

—Te estás haciendo pasar por un jodido estudiante, Christopher.—murmura furiosamente.—¿Sabes lo peligroso que sería eso…?

—¿Puedes dejarme en paz?—cuestiono en voz baja.

—Christopher…—la voz de Skye llena el aire. Las facciones de Zabdiel se endurecen y automáticamente una mirada de advertencia cruza por mi rostro.

—Skye…—alargo girándome para mirarla.—¿Qué haces acá…?

—Es la hora del almuerzo.

—Hola.—saluda Penny en dirección a Zabdiel. Los ojos de mi hermano la miran un momento y asiente.

—Hey…

—No lo puedo creer, Jesús bendito.—chilla Mara acercándose a nosotros.—Dios, Kennya realmente despierta en mi unas jodidas ganas de invitarla al Empire State y lanzarla desde la azotea sin paracaídas…—pero cuando sus ojos se encuentran con los de nosotros sus mejillas de tiñen de rojo.—Oh…perdón, a veces pienso en voz alta.

—¿Y tú eres?—cuestiona Penny de nueva cuenta.

—Zabdiel…—responde sin más.

—¿Se conocen…?—pregunta Skye.

—No.—me apresuro a decir.—Él solo estaba preguntándome acerca de la universidad; lástima que no puedo ayudarlo porque también soy nuevo. Llevo mis ojos disimuladamente hasta Zabdiel y él niega.

—Es una pena.—responde llevando su mirada al frente. Sigo la dirección que sus ojos toman y una pequeña sonrisa maliciosa se forma en mis labios porque él la está mirando a ella y Mara ni siquiera está dándose cuenta de ello.

—¿También vienes de intercambio…?—cuestiona Penny cruzando sus brazos por encima de sus pechos.

—Oh, no.—susurra.—Solo estaba explorando un poco y decidí entrar, el guardia de la puerta me dijo que podía entrar para pedir informes…

—Bueno básicamente te equivocaste de persona para hacer eso ¿verdad?—se ríe ella.

—Pues si decides venir; a nosotros no nos molestaría en ser tu guía…—anuncia la pelirroja sin quitar esa sonrisa del rostro.

—Lo tomaré en cuenta.—responde.—¿podría hablar un momento contigo…?—cuestiona en dirección a mí.

—Claro.—asiento y miro a las chicas.

—Eh…las veo después.—anuncio y sigo a Zabdiel incluso antes de que cualquiera de las tres puedan decir cualquier cosa.

—Tienes dos semanas para volver a Forks.—decide llevando sus ojos un momento hasta las chicas que todavía hablan entre ellas.—Si no lo haces volveré por ti y te cortaré las pelotas ¿entiendes?

—Vaya, Zabdiel…te pareces de repente tanto a papá…

—Deja de hablar mierda.—replica entornando sus ojos.—Porque ni siquiera la pureza de Skye va a salvarte…

—¿Por qué no te quedas…?—cuestiono.—No hace falta ser demasiado observador, Mara no es pura pero al menos no están tan corrompida como la pelirroja…

—Deja de hablar mierda, Christopher.—repite.—Lo digo de verdad, tienes dos semanas para volver a Forks antes de que vuelva por ti ¿Estamos?—ruge.—Haz la mierda que tengas que hacer  y trae tu trasero allá porque te prometo que Luzbel no va a ser tan paciente contigo como lo soy yo…

—Que seas quinientos años mayor que yo no te da derecho a ordenarme nada…

—No es una puta broma, Christopher.—me recrimina.—Viniste acá para follarte a Skye ¿no? Bueno, fóllatela y después ven a Forks antes de que algo malo pase…

—Quiero corromper el mundo.—le recuerda.—Corromper a Skye es solo el primer paso y te juro que la volveré tan loca que no sabrá donde termina su cuerpo y donde empieza el mío, la tendré pidiendo más y más hasta que se vuelva completamente loca…

—No arriesgues más de lo que puedes dar. No comprometas tu alma y ven a casa…

—Y Zabdiel…—lo llamo y sus ojos me vuelven a mirar.

—¿Ahora qué?

—Impregna de deseo a Luke Powell…—Zabdiel alza una ceja y deja salir un largo suspiro.—Haz que se vuelva loco…

—¿De qué demonios te sirve eso…?

—Necesito que impregnes de deseo a Powell, quiero que se vuelva loco de tanto deseo que finalmente le sea infiel a Skye para que ella se decepcione de él y lo termine.—hago una pausa.—Porque de otro modo no harán puta manera de que Skye folle conmigo…ya de por si cree que le es infiel con el pensamiento; la necesito libre…

—No.—responde sin más.

—Zabdiel…es lo único que te pido.
Un largo suspiro escapa de su boca y sus cejas de fruncen un poco.—Está bien.—murmura.—Pero con una condición…

—¿Cuál…?

—No dejes que sea ella quien termine por impregnarte a ti…—anuncia. Una risita se escapa de mis labios.

—¿Skye?—me burlo.—Puf, ni en mil años.

—La manera en la que Skye puede impregnarte, Christopher es mucho más peligrosa que la manera en la que tú puedes impregnarla a ella…porque estamos hablando de un alma pura…de un alma que si bien todavía no fue corrompida eso puede llegar a ser un arma de doble filo…—hace una pausa.—Solo ten cuidado…

(…)

—¿Fue un buen primer día…?—cuestiona Skye caminando a mi lado.

—Sí.—asiento.—¿Por qué lo dices…?

—Simple curiosidad.—susurra encogiéndose de hombros.

—¿Te pasa algo?—pregunto.—Has estado demasiado callada desde el almuerzo…—niega.

—No realmente.

—¿En serio…?—pruebo de nuevo.

—Tal vez para ti sea una gran tontería pero no vi a Luke hoy…—susurra.—Tenía algo importante que hacer y bueno…se supone que me acompañaría a casa.—la miro.—Es decir, no es que me moleste caminar contigo es que…

—Entiendo.—la interrumpo.—Tu novio único.—ironizo y Skye se ríe en voz baja.

—Tampoco es eso.—replica.—Solo que por lo regular siempre estamos juntos ¿sabes? Mara a veces suele hacer bromas con que parecemos más hermanos siameses que novio…

—Bueno…tú misma lo dijiste; él tenía cosas importantes que hacer.—respondo.—Y no me tomes a mal lo que diré a continuación pero…la verdad es que yo no t dejaría…por cosas importantes que tuviese que hacer…es decir; no estaría detrás de ti como un acosador pero no te descuidaría mucho tiempo…

—Luke quiere ser futbolista profesional.—susurra.—Tiene que tener, ya sabes…buenos contactos para que eso suceda si es que pretenda que lo tomen en cuenta…

—Claro…cambias amor por fama…—murmuro para mí mismo pero la intención claramente es que ella me escuche.

—No lo conoces.—replica de inmediato.

—Oye tranquila.—pido.—No lo estoy juzgando y no es que él  lo haga suyo de todos modos.—hago una pausa.—Pero así es como funciona la fama; de alguna u otra manera tienes que hacer sacrificios…no lo dije yo, incluso hay muchas personas que dicen que algunos famosos venden su alma a Satanás para conseguir la fama que tienen, tal vez solo habla la envidia al final de cuentas pero aun con el hecho de que eso sea falso tiene razón en algo…todos sacrifican algo para conseguir lo que anhelan…—explico sin dejar de mirarla.

—¿Tú has sacrificado algo?—pregunta alzando una ceja. Chica inteligente.

—Sí.—asiento.—Y no tienes ni idea de cómo dolió…—entonces nuestros ojos se encuentran.—¿Tú lo has hecho…?

Skye juega con el anillo de castidad que lleva en su mano y niega lentamente.—No.

—¿Sabes que es lo que creo?—cuestiono. Ella niega.—No quiero faltarle al respeto a tu padre o a ti, en todo caso…pero creo que no quieres llevar ese anillo en el dedo.—murmuro señalando sus manos.—Pienso que llevarlo puesto no es más que una jodida manera de castigarte…ese es tu sacrificio, Skye…

—No.

—Sí.—asiento frenando mis pasos y ella también lo hace.—No estoy juzgándote…pero si en verdad no quieres eso ¿Por qué lo aceptas…?

—No me conoces.—replica de inmediato.

—No.—niego.—No te conozco pero te voy a decir tres cosas que veo en ti y que tengo toda certeza con solo verte. La primera, estás atrapada en Stowe porque tienes miedo de dejar solo a tu padre. La segunda, lo complaces en todo porque crees que es la única manera que tienes de demostrarle tu amor para no decepcionarlo y lastimarlo y lo haces después de la muerte de tu madre. Y la tercera, ese jodido anillo para ti representa el jodido castigo más grande de tu vida… ¿y sabes porque…? Porque si fueras la verdadera Skye; esa que tú eres…no fueses amiga ni de Mara y mucho menos de Penny…

—¡Vete a la mierda!—replica entornando sus ojos . Dejo salir un suspiro y cuando reanudo mi caminata siguiéndola mi cuerpo choca con el suyo.

—Skye…—Pero ella no responde. En su lugar solo se dedica a ver al frente. Inspiro con fuerza y siguiendo la dirección de su mirada una sonrisa se forma en mis labios. Luke Powell apoyado en el auto intercambia una jodida y caliente muestra de afecto con una pelinegra que parece estar a punto de convertirse en un charco de lava caliente.—¿Qué pasa…?

—Luke…—la voz de Skye sale estrangulada de su garganta.

—¿Luke?—repito a modo de pregunta.—¿Ese es Luke…?

—Skye…—gime él cuando se aparta. El color ha abandonado su rostro y sus ojos están tan abiertos que por un segundo creo que van a explotar. La pelinegra mira a Skye con una amplia sonrisa.—¿Qué haces aquí…?

—¿Qué hago yo aquí?—chilla ella.—¿Qué haces tú aquí? ¿Esto era esa cosa tan importante que tenías que hacer?—pregunta entre dientes.

—Deja que te explique, yo…—murmura en pausas.—No es lo que tú crees, lo juro…

—¿Y qué se supone que es entonces?—cuestiona.—¡Dios, Luke! Eres de lo peor.

—Skye, espera…—musita envolviendo su mano en la muñeca de la ojiazul  mi lado.

Ella se zafa de su agarre de un solo tirón.—¡Suéltame!

—Me reclamas a mí pero tú eres la que se pasea con él por toda la jodida ciudad.—reclama.

—Oye yo no tengo nada que ver con ella.—le espeto.

—Eres una…—Entonces mi voz lo interrumpe.

—¡Cállate!—le ordeno empujándolo suavemente.—No te atrevas a decir una puta palabra para ofenderla porque te juro que partiré la puta cara!

—Skye…—prueba de nuevo.

—¡Vete a la mierda, Luke!—le grita llena de furia.

Los ojos de Luke me miran un momento pero no dice más.  Skye tampoco lo hace; solo se limita a caminar con pasos apresurados y yo la sigo.

¡Que en el divino infierno ardas para siempre, Zabdiel! ¡Eres el mejor hijo de puta que conozco!
 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top