Capítulo 27(Noveno desafío)

Cuando abrí los ojos para ver el nuevo paisaje... ¡Chof! Me sumergí en el agua.

"¿Agua? ¿Qué clase de desafío era este?" —buceé un poco por el lugar—. "¿Por qué me siento tan ligera?" —Intenté abrir mis alas y volar, pero sentía que no las tenía. Salí a la superficie para tomar aire y hablar al demonio.

—¿Don-dónde están mis alas? —las busqué con mis manos.

—No te servían de nada, así que sólo en este combate no las tendrás.

—¿Combate en el agua? ¿En serio?

Refunfuñé.

—Suerte y cuidado con ahogarte. ¡Ah! Mira abajo —dicho esto, dejó de hablar y desapareció.

Me metí en el agua y fui descendiendo para ir a lo más profundo. De repente, noté que el ambiente se agitaba. Los peces y crustáceos que allí habitaban huían asustados. Me acerqué un poco para averiguar qué era eso que tanto miedo les daba. A lo lejos, vi una especie de dragón acuático nadando hacia mí a toda velocidad, no tenía buena pinta. Di media vuelta y seguí el mismo camino por el que huían los peces. Al no tener mis alas, sentía una gran desventaja.

"Maldito demonio, será cabr... Como tenga que luchar con un ser acuático estoy fastidiada".

—¡Ahí tienes a la legendaria y despiadada hidra de mar! Seguro que... —No terminó la frase porque escuché un ruido muy flojo—. Espera... ¿Qué haces? ¡Estate quieta! ¡No, no, nooo! ¡Deja mi espada, devuélmela!

Salí a la superficie para tomar algo de aire. ¿Qué estaba pasando?

—¡Darkia! ¿Darkia? —Exclamó una voz conocida.

—¿Sublatti? ¿Eres tú, Sublatti? —cuestioné con una amplia sonrisa al saber que no me había dejado de lado.

—Sí, soy yo. Deshazte a la hidra, mientras intentaré tomar el control de los portales y los desafíos. Por ahora, lucha. No hace falta que lo mates. Sólo te voy a pedir que hagas una cosa: tira la piedra de invocación al fondo del agua. Déjala caer. Confía en mí. Sé que te he hecho daño y que te he traicionado, pero ¡vamos, confía en mí, hazlo! Tendré a Satan retenido por un tiempo —habló apresurada.

Me metí la mano en el bolsillo y busqué la piedra que contenía a Marfil. La saqué y la agarré con fuerza.

"Espero que tu plan vaya bien. Yo sigo confiando en ti, porque eres mi compañera y mi amiga. Cuando complete los desafíos, obtendré mi venganza. ¡Yo sé que tu puedes! ¡Ánimo!" —le dije mentalmente, arrojando el objeto para que se hundiera. También tiré a Revage junto a su funda—. "Esta vez no necesito ni a Revage ni a Marfil. Ya han hecho bastante por mí. Lucharé con mis puños, por Sublatti, por los caídos, por Marfil, por John...".

El monstruo salió del agua y rugió. Era como Marfil, pero un poco menos largo y ancho. Su color era azul, tenía grandes aletas, sus orejas eran un tanto extrañas y su cola era muy larga y gorda. Sus dientes eran como agujas; sus ojos, como los de los peces.

Nadé hacia él y lo fui rodeando para marearlo un poco. No era buena nadadora, aparte, la armadura pesaba bastante y dificultaba mucho esta tarea. Intentaba moverme rápida para distraerlo. Me enseño los dientes y se sumergió. Me quedé quieta, sin saber qué iba a hacer. Se movía tan rápido que no podía verlo. De repente, me elevó al cielo. Salimos del agua a toda velocidad. Debido a la fuerza de la hidra, salí disparada hacia arriba. La bestia se quedó en el aire y yo comencé a caer. Cuando llegué a su altura, hizo un movimiento giratorio con la cabeza y me golpeó el estómago, lo que me lanzó muy lejos volviendo a sumergirme en el agua. Me había fastidiado mucho no tener mis alas, aunque de nada me servirían mojadas. Volví a por él, esta vez, le agarré la cola con fuerza. La hidra giró la cabeza y comenzó a agitarse. Aguanté bastante tiempo, pero llegó un momento en el que no podía más, y la solté. Se acercó y me dio un coletazo que me envió a lo más profundo.

"No sé si podré ganar, esto es demasiado... Al menos lo intenté. No, o lo hago o no. Por ahora seguiré luchando y recibiendo golpes, confío en su palabra" —pensé mientras me hundía.

Ordené a mi cuerpo que luchase por vivir e intentase hacer cualquier cosa para hacerle daño. Nadé disimuladamente y me situé justo debajo suya. Desde ahí, vi que movía la cabeza. Se quedó parado y comenzó a rugir.

"¡Esta es mi oportunidad!" — Me dije.

Sin que notase mi presencia, subí por su cola para llegar al lomo, después de recorrer su cuerpo, me abracé al cuello y empecé a apretar. La hidra notó una fuerte presión y soltó rugió con más potencia. Movió su cabeza para que le soltase, pero no iba a ceder tan pronto. Su voz era cada vez más aguda y sufría arcadas mientras yo procuraba no soltarme. La hidra me arrastró con ella a las profundidades, seguramente estaría planeando algo para que la dejase libre. El aire estaba comenzando a faltarme, así que decidí soltarla y respirar. Espiré e inspiré con todas mis fuerzas, pero en un instante, la hidra me agarró de los pies y volvió a hundirme sin acabar de tomar el suficiente oxígeno.

"¡Su plan es ahogarme! Se ha dado cuenta de que no puedo respirar bajo el agua".

Luché con todas mis fuerzas para que no me llevara más abajo. Me arrepentí de haber rechazado a Revage en este combate.
De repente, la hidra me cogió con sus garras, no podía mover los brazos.

"¡Tengo que liberarme ya...!" —Saqué uno de mis brazos como pude—. "Te voy a dar tu merecido".

Me miró perpleja. Cerré mi mano con fuerza y le di un gran puñetazo en el rostro. El golpe me liberó por completo y alejó a la hidra, pero antes de poder ascender, ésta me devolvió el ataque y me hundió aún más. Mis pulmones no podían aguantar más, iba a morir ahogada.

"Mierda... No puedo más. Te lo dejo a ti, compañera. He hecho lo que he podido. Ahora te toca a ti..." —Fueron mis últimas palabras antes de perder la consciencia.

₪₪₪₪₪₪

Sublatti ya casi había cumplido parte del plan. Ahora tenía el control de los portales e iría a salvarme, pues me había desmayado por la falta de oxígeno. La demonio había atrapado a traición a Satanás mediante un hechizo, que consistía en atar al objetivo con un montón de cadenas, dejándolo inmóvil.

"Aguanta un poco más, Darkia. Intento desactivar el sistema de los desafíos para sacarte y después destruirlo" —suplicó mientras manipulaba el portal.

Después de llevarme al primer desafío, Satanás obligó a Sublatti a crear distintos mapas donde se desarrollaba los desafíos. Comenzó a pronunciar hechizos a ver si alguno funcionaba.

—¡Genial! Ya lo tengo. Te voy a sacar de ahí —exclamó, victoriosa.

Las cadenas que tenían prisionero al jefe demonio se estaban rompiendo debido a la fuerza que estaba haciendo Satanás. Sublatti miró hacia atrás y lo miró, sabía que no quedaba mucho tiempo. Ordenó a la máquina a traer al ángel, pero ésta se negó y un mensaje de alerta apareció en la pantalla: "Error: El sujeto debe terminar todos los desafíos".

Ésta se golpeó en una cacha fastidiada.

—No... ¿Qué hago ahora? ¿Qué debo hacer? No puedo sacarla, pero... —dijo pensativa. Sabía que el tiempo le pisaba los talones y tenía que hacer algo. Pensó y pensó, hasta que...—. ¡Ya lo tengo! La llevaré al último desafío sin enfrentarse a nadie. Voy a ver cómo está.

Al hacer efecto, vio la imagen de Darkia inconsciente en el fondo del mar. Ésta se sorprendió.

—¡¡¡Darkia!!! ¡Voy a salvarte!

Halló la piedra que contenía a ese dragón. Estaba en el fondo, junto a la espada de la venganza. Sublatti puso la piedra en primer plano y le dijo:

—¿Dragón? ¡Darkia necesita tu ayuda! Sé que no puedes transformarte hasta que te golpeen contra el suelo. Voy a hacer que el mar se mueva de forma brusca para intentar que tu piedra se rompa. Te suplico que le encuentres y recojas su espada. Busca un gran agujero morado. Es un portal. Por favor, sálvale...

Invocó una tormenta que hizo que las aguas se movieran y provocasen el impacto, pero era poco probable que ocurriera. Juntó sus manos suplicando que funcionase. El corazón de Darkia podría dejar de latir en cualquier instante. Cerró los ojos y respiró profundamente. Al abrirlos, se encontró una sorpresa. La piedra comenzó a brillar, y finalmente se transformó majestuoso dragón.

—¿Hola? —llamó Sublatti.

Marfil miró por todas partes para averiguar quién le hablaba.

—Tranquilo, no puedes verme. ¿Has escuchado lo que te he dicho? El portal está a unos metros. Gira a tu izquierda y sigue recto. Crúzalo rápido.

Marfil recogió mi espada con una de sus doradas garras. El dragón asintió y fue a toda prisa, dispuesto a ayudarme.

No hacía falta que nadase, pues podía volar en el agua ya que no le ofrecía resistencia alguna, además, podía respirar normalmente en su interior. Se dirigió a su izquierda y atravesó el portal unos metros más adelante. Desde arriba, contempló mi figura que se sumergía lentamente.

—¿Señora Darkia? —Preguntó alarmado.

Descendió sin pensarlo y recogió el cuerpo inmóvil de su ama.

—Tranquila, señora Darkia. Le salvaré. Todavía queda un desafío, no debe rendirse aún. ¿Puedes abrir otro portal que nos saque de aquí? —Se dirigió a la diablesa.

Justo al lado, apareció un pequeño portal morado que les llevaría al siguiente desafío.

—¡Ya puedes atravesarlo! Es muy pequeño y no resistirá mucho tiempo. ¡Deprisa!

El dragón cruzó junto a mí, que en ese momento recuperé mis alas y mi mochila.

Pasó por el portal justo antes de que desapareciera por completo. Todo oscureció por última vez y el paisaje cambió como tantas otras veces.

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