Capítulo 20(Segundo desafío)

Aparecí en un precioso bosque, sus árboles eran muy grandes y anchos, lo que me sonaba de haberlo visto antes.
Todo lo que veía era verde, excepto los únicos seres vivos que allí habitaban, unas preciosas mariposas que me traían recuerdos de mi tranquila vida en la Tierra, antes de que ocurriese todo esto. Recordaba ese día, aquel en el que el pequeño humano me presentó las maravillas de la Tierra. ¿Dónde estará él? ¿En el paraíso?

Una de esas diminutas criaturas se posó en mi espada, y al rato se fue porque seguí caminando por allí. Era un lugar bello, hermoso y vivo.

Aunque todo fuera del mismo tono verde, el color de las mariposas le daba al bosque un toque distinto.
Paseé por la zona, para hacerme una idea de en qué lugar estaba. Por muchas vueltas que diera, todo me parecía lo mismo. El cielo apenas se veía debido a los grandes árboles, pero supuse que era mediodía. Me tendí y sentí el suelo húmedo y blando. Todo estaba cubierto de hojas y musgo. Los seres con alas paseaban por mis piernas, otras por los brazos, y otras por mi cara. Sus patas recorriendo mi cuerpo me relajaba, pues de aquello caí dormida.

Horas y horas más tarde me desperté, tras escuchar un ruido muy extraño. Observé a las mariposas volando inquietas de manera inexplicable.

Algo había interrumpido esa tranquilidad.

—¿Qué está pasando? —murmuré.

Me dirigí al lugar opuesto de donde huían las mariposas. Fui sigilosamente y vi lo que ocurría. Los árboles estaban siendo derribados, y parecía que algo arrastando se acercaba. ¿Era mi próximo enemigo?

Decidí ir a comprobarlo. Sin hacer ruido, me acerqué a la bestia. Era una especie de serpiente gigante o algo así. Esto también existía en la Tierra, pero ese monstruo era grande y enorme y los otros el contrario.

—Vaya... —dije asombrada por el tamaño del monstruo. Unas escamas verdes y brillantes se contemplaban en la presentación de mi nuevo contrincante. Lo único que me asustó fue su enorme boca, esperando a que no tuviese unos colmillos el doble de grandes que yo.

—¿Sorprendida de nuevo? —dijo esa horrible voz.

—Otra vez tú... Ya estamos —repuse molesta.

—Qué poco paciente para ser un ángel... En efecto, es una serpiente. Pero es un poco más grande lo normal. Éste es el desafío que te espera en este paisaje. Lo veo bastante fácil. No tiene piernas, ni brazos, sólo se arrastra. Por esta vez seré generoso, pero la próxima será más complicado. Suerte.

Asentí y desenfundé a mi espada.

Grité y fui directamente a atacar a mi nuevo enemigo. Pero antes de clavarle mi espada, me detuve. Vi un poco injusto acabar con algo que sólo podía arrastrarse. Tiré la espada al suelo y volé hacia él. Parecía inofensivo y tranquilo, sin duda estaba siendo controlado, como al resto. Me acerqué y acaricié su áspera cabeza.

—Tranquilo... Yo no quiero hacerte daño... Maldito seas demonio... Controlando a los inocentes no conseguirás nada...

—Muy mal, ángel. Te confías demasiado.

—¿Qué? —dije al mismo tiempo que me di la vuelta y vi su cola avanzando hacia mí rápidamente.

No pude esquivar el golpe y me arrojó al suelo. Destruí unos cuántos árboles mientras caía. Terminé chocando contra la superficie con mucha intensidad.

—Oh... Pobrecita... Te di la oportunidad de que la matases mientras era inofensiva y no la has aprovechado. Intenta vencerla, pero no vas a poder. Su velocidad es enorme, por si fuese poco, esquiva y ataca con mucha agilidad, que es lo que a ti te falta. Eso sí, vaya resistencia...

—Lo que a ti te falta es valor, cobarde...

Gruñí y me incorporé.

Fui a atacarle. Le di varios puñetazos en la cara (y dónde se suponía que estaba su estómago), y el último golpe tuvo tanta potencia que le hizo retroceder. La serpiente chilló.

Busqué a Revage y la encontré cerca del lugar donde aterrizó la bestia. Volé hacia ella y el bicho me agarró una pierna con su cola. Me esforcé para que no me atrapara, sin embargo, no logré escapar a tiempo. Se enroscó alrededor de mi cuerpo, inmovilizándome. Grité sin parar, pues el dolor que sentía era insoportable. Sus escapas se clavaron en mi piel, siendo más doloroso aún. Se acercó a su presa que, desafortunadamente, era yo. Iba a comerme o eso pretendía. Agité mi cuerpo cuando pude para liberarme, pero era imposible. Su boca estaba a escasos centímetros de mi rostro. De repente, comenzó a dar vueltas a su cabeza como si estuviese aturdido.

Aflojó sus ataduras y pude escapar volando, luego se derrumbó.
Agarré a Revage y la desperté. Aunque pareciera inofensiva, esta vez no me confiaría. Era muy peligrosa y para colmo, había destrozado el bello bosque. Fui hacia la serpiente gigante y le corté la cabeza. Guardé la espada y me marché de allí volando.

Durante el vuelo, vi que las mariposas regresaban y rodeaban a la bestia decapitada con curiosidad. Aterricé en un lugar que aún no había sido destruido y comprobé si tenía alguna herida.

—Mmm... Parece que sólo se me ha abollado la armadura. Ha sido un combate fácil.

—No seas tan arrogante. Muy bien —dijo el demonio, se escuchaban algunos aplausos—. De no haberla machacado a puñetazos, ahora mismo serías su almuerzo. Esta vez sólo te arreglaré la armadura. Eres alguien con mucha suerte.

—No es suerte, es valor, que es lo que a ti te falta... —reproché burlona.

—Eso ya veremos, todos esos insultos... ¡ME LAS PAGARÁS, INSOLENTE! ¡NADIE SE METE CON EL GRAN SATANÁS!

—Eso ya lo veremos, como dices tú —dije entre risas.

—Por mí ya estarías muerta, angelito, pero quiero darte la oportunidad de luchar contra el más poderoso y el más grande.

—Tú no eres el más poderoso. El Creador es el más poderoso —opuse.

Gruñó de rabia y se calmó porque escuché un resoplido.

—No sabes quién es él... Pasemos al siguiente desafío, estoy harto de oír tus tonterías.

El lugar donde estaba oscureció una vez más y volvió a cambiar de aspecto.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top