Capítulo 19(Primer desafío)
Volvió la claridad. Estaba rodeada por un nuevo paisaje repleto de arena. Lo conocía de John, quién lo nombró alguna vez. No había animales ni vegetación, todo estaba seco, vacío.
Miré el cielo, esperando a que ocurriese algo. Parecía ser el atardecer. Un momento, ¿cómo iba a luchar si aquel lugar estaba desierto?
Esto es muy extraño. Caminé un poco para explorar la zona, pero lo único que encontré fue arena.
—¿Dónde me has traído? ¡Aquí no hay nadie! ¡No hay nada! -grité, esperando una respuesta.
Aburrida, me senté en la arena y crucé los brazos. Suspiré.
Pasó un buen rato, y todo seguía igual.
—¡MALDITO DEMONIO! —grité muy enfadada—. ¡ME HAS TRAIDO AQUÍ PARA MATARME DE ABURRIMIENTO!
Empecé a insultarle para que me hiciera caso. Me cansé de tanto gritar.
—Esto será una coña... Es un desafío y me dejan aquí plantada.
—¿Ya estás aburrida? —Preguntó una voz que podía reconocer.
—¡Anda! —Dije muy contenta—. ¿Es esta una de tus bromas malvadas?
—Veo que estás impaciente... Has gritado mucho... ¡Casi me dejas sordo! Pero si quieres empezar, que comience el juego. Para ganar, tendrás que derrotar a todos los enemigos que encuentres en cada paisaje. Si los vences, tus heridas serán regeneradas y podrás seguir luchando hasta que llegues al último desafío. Si ganas, tendrás el honor de enfrentarme y dejaré a tu amiga, la traidora, en paz. Si no superas los desafíos, morirás aquí y te quedarás para siempre, ¿lo has entendido? Desde aquí puedo ver y escucharlo todo. Puedo hasta leer tus pensamientos. Mucha suerte ángel, no escaparás con vida de ésta -se rió y la voz se esfumó.
Me levanté del suelo y desenfundé a Revage. Podía aparecer mi enemigo en cualquier momento.
—No juegues conmigo, cabró... Cuando acabe con tus estúpidos jueguecitos, te mataré —le dije.
Mantuve la espada levantada, preparada para pelear. De repente, el suelo comenzó a temblar inexplicablemente.
—¿Pero qué...?
La arena se levantaba y dejaba al descubierto al monstruo que tenía que derrotar. Era una especie de insecto negro gigante con dos pinzas (o eso creo), un montón de patas y... ¿Qué era eso que tenía en la cola? ¿Un aguijón? No tenía buena pinta.
Me retiré un poco y levantó su cola. Intentó atravesarme con ella, pero rodé a un lado por el suelo y la esquivé. Me volví a levantar y escapé temporalmente del combate. Prefería huir y aprender de sus movimientos que luchar a lo loco. Mientras escapaba, miré hacia atrás y vi que me estaba persiguiendo a gran velocidad.
—¿Qué clase de criatura es esta?
—¿No sabes qué es? —Preguntó el demonio—. Es un escorpión, es una de mis creaciones, un ser que habita en los desiertos. Yo de ti me alejaría del aguijón de su cola, contiene un veneno mortal. Y... ¡Qué empiece el combate!
Fui hacia mi primer enemigo de los desafíos, observando cómo era. Parecía que todo su cuerpo oscuro, excepto la cola. Ya sabía qué hacer, solo tenía que cortarle la cola. Problema resuelto.
Desperté a mi espada y volé hacia mi objetivo. Me dio un golpe con una de sus pinzas y salí disparada por los aires.
Batí las alas y volví a la carga. Repitió la misma jugada. Esta vez, me mantuve a la defensiva. Miré a sus patas traseras y sonreí, estaba clarísimo. Esquivé sus golpes y me arrastré debajo suya. Conseguí cortarle una de sus patas traseras. El monstruo emitió un sonido horrible y di vueltas sobre la arena para que no me aplastase.
Le corté unas patas más, y con eso, ya no podía caminar. Apliqué esa ventaja para montarme en su espalda y acabar con él de una vez por todas. Salté con el objetivo de clavarle mi espada en la cabeza, pero me atrapó con una de sus pinzas.
—Mala idea —burló Satan.
Intenté escabullirme de sus garras, pero comenzó a apretar tan fuerte que me aplastaba la barriga. La armadura se dañó y Revage se me escapó de las manos. Me costaba bastante respirar de lo que me apretaba. Entonces, Revage se elevó ardiendo. No sabía quién la controlaba, pero parece que venía a salvarme.
"¿Cómo he hecho eso?" —Cuestioné a la espada, orgullosa de su extraña reacción.
Fue hacia el escorpión y cortó de raíz la tenaza que me agarraba. Ésta cayó y yo también con ella. Un montón de líquido verde salió del corte y el monstruo emitió un fuerte gemido.
Tuve que taparme los oídos debido al estruendo.
Recuperé mi espada, separé la otra tenazade su cuerpo. El enorme bicho volvió a sangrar y a chillar. Me subí a su cabeza y me atacó con su cola. Su aguijón me perforó el brazo izquierdo, la cosa no pintaba nada bien.
Desplegué mis alas y le amputé la cola. Después, para que no hiciera más daño, clavé la espada en su duro abdomen y murió. Sonreí victoriosa.
—Lo conseguí. He ganado...
Pero no me encontraba demasiado bien. El brazo herido(o más bien, con un agujero) empezó a arderme por dentro y me dejé caer.
—Ya veo que has vencido —afirmó la voz—. Voy a cumplir mi palabra y pasar a la siguiente fase, también sanaré tus heridas. Esto ha sido solo el principio. Todos los monstruos son creaciones mías, cada uno más fuerte que el anterior...
—Eso ya lo has dicho, déjate de rodeos y sigamos.
De repente, una luz verde rodeó mi cuerpo, recuperándome por completo. El corte de mi brazo desapareció y mi armadura se restauró, ya no sentía el efecto del veneno en mi cuerpo. Podría haber muerto si no me hubiese curado.
—Buen trabajo, ángel. Ahora te llevaré al siguiente combate. ¡Vamos, traidora! —ordenó a Sublatti a teletrasportarme al siguiente reto.
Todo se volvió negro otra vez y me trasladé a un nuevo e inquietante lugar.
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