5. Tras las gradas
-Y ahí-Ángel me señala el recoveco tras las escaleras-, es donde podemos darnos besitos cuando andes cachonda.
Miro hacia todas partes y debo hacer un esfuerzo monumental por intentar darle un empujón y tirarlo de los pocos escalones que nos quedan para llegar a la planta baja de la residencia.
-¿No puedes ser serio un momento?-le pregunto.
Él se encoge de hombros.
-Para serios, están los profesores de Economía.
-A mí me interesa la economía.
Él me dedica una sonrisita lobuna y lo capto.
-Hey-insisto-, ¿quieres decir que soy demasiado seria?
-Eso acabas de decirlo tú. ¡Hey Jonas!
Ángel camina y saluda a varios, muchas chicas lo miran de reojo mientras salimos de la residencia para varones y nos metemos al campus para ver nuevamente la escuela, esta vez con mejor tiempo. Ojalá ya haya llegado el director.
Aunque eso sería separarme de este chiflado.
-¿Adónde vas?-me dice él en cuanto nota que tomo el camino de regreso adonde se dictan las clases corrientes. Ángel se planta delante de mí intentando llevarme en la dirección contraria.
-A ver si llegó el director.
-No, cielito. Vamos a conocer Minder.
-¿Ahora?
-Ahora.
-¿Por qué no puedo ir a mi cuarto y conocer a mi compañera?
-Quizás aún no ha llegado.
-¿Y si ha llegado?
-¿Y si me dejas compartir más tiempo contigo?
Si no fuera que sus labios se curvan evidenciando sus dientes blancos, me tomaría en serio sus palabras.
-Tú no eres mi Hardin-le recuerdo.
-Pero igual podemos hacer una escena erótica.
-¡Hey!-vuelve a invadirme ese persecutorio sentimiento de que alguien pueda haberlo escuchado decirme eso.
-¿Y vamos o no?
-Si no te enseño yo la escuela, no lo hará nadie. Y debes conocer los lugares seguros.
-¿Acaso los hay de otra manera?
-Estás a mi lado. Ese lugar es inseguro.
Pongo los ojos en blanco en modo de "sí, claro".
-Bien-suelto aire en un bufido como una niña chica que acaba de quejarse-, enséñame la escuela.
Él me ofrece su mano.
-No voy a hacer eso-confieso.
-Sólo iremos de la mano.
Lo ignoro. Sabe lo que hace. Nota que soy una chica inexperta y muy insegura. Jamás podría hacer lo que me pide.
Sólo me echo a andar a su lado y él suelta una carcajada alcanzándome.
Caminamos por distintas partes de la institución: los jardines, el salón de actos, el laboratorio, el campo de baloncesto y el gimnasio, aislado del resto de los edificios, donde se puede practicar esgrima y defensa personal.
Ángel me comenta algunas historias que no distingo si son reales o sólo intenta asustarme. "¿Sabías que en el salón de actos una vez un profesor amenazó con matar a todos? ¿Sabías que un chico trajo una paloma muerta y se la comió en el laboratorio? ¿Sabías que el techo del gimnasio se vino abajo dos veces?".
-Creo que has visto muchas películas-le suelto.
-¿No me crees?
-Claro que sí-me animo al sarcasmo, quizá harta de que me tome el pelo.
Él suelta una carcajada.
-En verdad pensé que me estabas creyendo-anuncia él mientras nos encaminamos a las gradas de la cancha de fútbol.
-¿Sólo porque te escuchaba sin oponerme?
-Exacto.
-No se puede contradecir a alguien que no está bien de su...-me señalo tímidamente la sien.
-Chica lista, ¿me estás queriendo tratar de loquito?
-No me gusta tu tono despectivo para aplicar esa palabra.
-Eres demasiado estirada.
-Y tú demasiado idiota. En verdad, dime cuál es el secreto, ¿alumno guía del Comité de Bienvenida? ¿Es una clase de castigo acaso?
-De hecho, es mi vocación.
En verdad, no termino de reconocer cuándo me habla en serio y cuándo no.
La sombra de las gradas encima de nosotros se cierne y cubre el sol exceptuando líneas de luz que se filtran entre los lugares.
-¿Jugabas futbol en tu otra escuela?-me dice él.
-En presente. Una vez que termine esta escuela de verano, volveré para terminar mi último año de estudios.
Él me mira con preocupación.
-¿Qué sucede?-le digo, al captar su gesto.
-¿Estás segura de lo que dices?
-Supongo.
-¿Por qué hablas de "escuela"? Esto es Minder. Tu academia.
Lo miro con extrañeza y pienso si había un boletín o página web sobre este sitio. En cuanto mamá me dijo que tendría que venir hasta acá, revisé todas partes en busca de antecedentes o información académica sobre el plan de estudios. De hecho, lo consulté con Yen, mi mejor amiga y me dijo que no tenía idea sobre este sitio.
¿Ahora resulta que es una academia? ¿Por qué mamá no me corrigió antes?
-Lo que sea. Me iré en marzo. No creo que tu vivas aquí, ¿verdad? Por cierto, ¿por qué las clases inician un viernes?
-Haces demasiadas preguntas-me responde él y antes de dignarse a pensar en responder, una llamada rompe el silencio entre ambos-. Oh-murmura él.
Y se aparta para atender, sin siquiera pedir disculpas.
-Hola, mamá-escucho que dice antes de perderlo de vista.
Wao, tiene madre, al menos no es tan raro como pensaba. Y una que se preocupa, por lo visto. Si le está llamando. Lo cual me recuerda que me dejé el móvil con mi valija en su habitación.
Mientras él discute a prudente distancia de mí, me acerco a las gradas y observo. No sé cuándo comienzan los horarios de entrenamiento, pero este sitio fuera del margen de trabajo corriente, es verdaderamente tranquilo. Inhalo profundo el aire puro que se filtra entre las gradas mientras contemplo el verde césped que se extiende delante de mí. ¿Qué tan hábiles son los equipos acá si solo tienen cada verano al año para poder entrenarse?
Uy.
Algo acaba de caerme en la cabeza. Me ha goteado.
Acto seguido me llevo una mano al cabello y toco algo húmedo. Miro mis dedos y me encuentro con...una mancha roja.
Me aparto y vuelvo a mirar hacia arriba. Cae otra gota roja y una sombra se desliza sobre mí. Alguien está subiendo corriendo las gradas.
Miro hacia atrás en busca de Ángel. Está ahí, colgando el celular.
-¿En qué estábamos?-me dice él.
Vuelvo a las gradas de donde cayó...lo que sea que haya caído.
-¿Qué sucede?-me pregunta él.
Le muestro mis dedos con la mancha y el suelo. Le señalo también de donde vino.
-¿Qué es esto? ¿"Adivínelo con mímica"? Me gusta ese juego-Ángel entorna los ojos.
-¡No!
Salgo hasta la parte de afuera de las gradas y miro en dirección al punto se supone que alguien caminó a toda prisa encima de mí.
-¿Qué sucede?
Él me alcanza y ve en la dirección donde yo me dirijo. Hay más gotitas rojas muy intensas.
-Oh...demonios-farfulla él-. ¿Qué fue lo que sucedió? Creí que te habías cortado.
-No lo sé-contesto, acercándome para ver de cerca las manchas y mirando dónde pudo haber ido nuestro visitante.
Con el corazón en un puño, le digo la primera teoría sensata que cruza por mi cabeza...
-Creo que-murmuro-alguien estuvo comienzo pizza acá y perdió salsa de tomate.
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#Ángel #Wattpad
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