10. Día uno
Entro a la escuela mirando las Tendencias de YouTube mientras divago en mis pensamientos.
En mi primer día de haber llegado al campus ya asistí a una fiesta, invoqué dos espíritus y me dormí llorando.
Pensé que podía llegar a ser difícil, pero no a este punto. Ángel fue el único que anoche decidió ir hasta mi cuarto para saber qué pasaba y le conté de Sara, un tema del que no he hablado en mucho tiempo, y de pronto llega este idiota para cambiar tantas cosas. No sé a quién le va a decir, en este sitio hay personas muy crueles y él mismo ha demostrado que no es factible que pueda ser de confianza. No para mí.
Pero este es un desafío. Prometí avisarle a mamá si algo iba mal, pero hablé con ella al levantarme por la mañana y le dije que todo era normal. Cuando se trata precisamente de lo contrario. "Dónde carajos me trajiste, mamá, pensé que me querías".
Se supone que los padres saben qué es lo mejor para sus hijos, pero eso no los habilita a abandonarlos o a sobresaturarlos.
Papá nos dejó cuando éramos pequeñas, simplemente desapareció de la faz de la Tierra sin interés de volver a ponerse en contacto conmigo. Según mi madre, conoció a otra mujer, descubrió que estaba jugando doble vida y simplemente huyó. Luego intentó rehacer su vida cuando yo tenía diez años, conoció a un hombre muy amable, junto a quien intentó rehacer su vida.
De esa pareja llegó Sara, quien estaba por cumplir los cuatro cuando desapareció durante un instante del campo visual de mamá y nunca más volvió a ser nuestra...Sara.
Este hecho provocó que el segundo matrimonio de mamá se viniera a pique lo cual trajo en consecuencia que me absorbiese aún más.
Esta escuela es una oportunidad. Creo que si ella decidió traerme acá, fue porque sabía que necesitábamos cada una un espacio conveniente. Una familia destrozada que se fragmenta aún más, necesariamente.
Jamás pensé que marcar mis propios pasos sería tan difícil y detesto que no me haya preparado para esto. El mundo es cruel, la gente es cruel, por eso es tan difícil intentar salir del cascarón.
Mientras ando camino al edificio de clases, mi mano tiembla un poco con el vaso de café. Los veo a todos entrar con sus uniformes: faldas escocesas, sacos bordó oscuro, camisas blancas, corbatines desajustados y el enorme escudo de Minder High en la entrada sobre las puertas.
Hay una inmensa cantidad de escalones, hasta entrar al edificio. Sostengo mi mochila mientras intento mover las piernas a causa del agotamiento que siento por no haber descansado debidamente la noche anterior.
Hasta que ocurre.
Casi doy un salto y ruedo por las escaleras cuando un chico se aparece a mi lado extendiendo su mano en mi dirección. Por un momento cruza en mi cabeza la idea de que está a punto de abofetearme.
-Santo cielo, vas a matarme, Ángel. No estoy de humor.
Sus ojos me escudriñan y marca una de sus encantadoras sonrisas. Tiene la dentadura más blanca y completa que he visto alguna vez. También me gusta el hoyuelo que se marca en su mentón y el de su mejilla derecha cuando intento sacar su faceta de encantador.
-Ten, es tuyo.
Lo miro. Hay una pequeña cajita negra en su mano.
-¿Qué sucede?-le pregunto, mirándolo con desconfianza. Guardo la sensación de que está a punto de entregarme un pequeño detonador.
-Feliz cumpleaños.
-Pero...fue ayer-lo observo.
Sólo tuve dos regalos este año. O tres. Mi uniforme para venir a este lugar gracias a mi madre, un llamado de una amiga de mi anterior escuela y esta caja que me trae este chico.
-Gracias...supongo-murmuro, recibiendo la cajita negra con desconfianza.
Él me guiña un ojo y se adelanta, metiéndose en el edificio. Yo me quedo un rato pasmada mirando el regalo. Avanzo hasta la oficina de informes en busca de conocer cuál es el verdadero programa de estudios que debo cursar ahora.
-¡¿Qué?!
-Tu primera clase.
La secretaria no es muy amable que digamos. Pensé que en la oficina de Informes se preocupaban por hacerte sentir en comodidad, vamos, es el primer día, se supone que no quieren ahuyentar a los alumnos sino brindar ayuda.
Reviso el programa.
Estas materias deben ser una broma.
-¿"Oscurantismo e Inquisición" me ayudará a entrar a Oxford o a Yale?-le pregunto, presa de la angustia. Se suponía que venir a este sitio sería en colaboración a que mis capacidades se potencien cuando quiera postular.
-Te ayudará dondequiera que vayas-dice y noto que está revisando Instagram desde su móvil sin dirigirme una sola mirada.
-Pero lo que quiero estudiar tiene que ver con el mundo de los Negocios y el Comercio Internacional. Señora, qué dice.
-¿"Señora"?-ella levanta una ceja y me mira con disgusto.
-Disculpe, sólo es una broma. O no...
Su cara de enojo sigue. Creo que no lo está entendiendo. Mejor me retracto:
-¿Dónde...es mi...clase?
-Cada uno de los salones figura en el folleto, incluye un mapa de todo el campus.
-Gracias-le digo.
Ella no contesta.
Al cerrar la puerta, murmuro en un quejido:
-Qué le pasa, señora.
-¿Disculpa?
Su voz me asusta. ¿Nadie tiende a presentarse debidamente en este sitio? Miro a mi derecha y encuentro a Azael. Sus ojos grises consiguen acorralarme de inmediato.
-¿Te sientes bien? Se te ve preocupada.
-Creo que sí.
-¿Vas a clases?-me pregunta.
-Primer día. Ya sabes. No es muy sencillo.
-Te acompaño. También curso Oscurantismo.
-¿Es tu primer día?
-Segundo.
-¿Es tu primer verano en Minder?-empiezo a seguirlo, a gusto de que alguien intente entablar una conversación coherente. Su mano sostiene su mochila que cuelga desde un hombro.
-Sí. ¿Y tú?
-Igual.
-¿Estabas bien anoche?
-Yo...-intento evadir los malos recuerdos-, no lo sé. Fue una fiesta de cumpleaños distinta, un poco incómoda.
-Caray-abre los ojos como platos-, ¿era tu cumpleaños?
-Ejem...sí.
De pronto me siento usada y molesta. Se suponía que por ese motivo hicieron la fiesta, pero ahora me doy cuenta de que no era así. Me siento tan usada.
-Lo siento, feliz cumpleaños, supongo. Cielos, no lo sabía, disculpa-en verdad parece apenado.
-Descuida. ¿Y cómo fue que te enteraste, entonces?
-Tras mi primer día de clases, me agregaron a un grupo de la residencia para hombres y anunciaron que habría fiesta en la habitación de Kevin y en el tejado.
-¿Nada más?
-Nop.
-Wou.
"Entonces no era mi fiesta de cumpleaños", pienso. No lo digo en voz alta ya que pareciera que me hago la víctima.
-¿Y tuviste regalos que valieron la pena?-rompe el silencio incómodo mientras llegamos al salón de clases. Observo que algunas personas que anoche estaban en la fiesta también ingresan.
-Algunos.
Quisiera decirle que la cajita que guardo en mi bolsillo derecho fue uno, pero quizá sea una broma más y aleje de mí a la única buena persona que ha intentado hacer buenas migas conmigo o al menos ayudarme desde que llegué.
-¿Hay algo que pueda regalarte?-pregunta-. No te conozco, pero para mejorar algo de lo que fue tu fiesta de cumpleaños.
-Yo...
Estoy a punto de decirle que no. Que es mala idea. No puedo hacerlo.
Sin embargo, una idea cruza por mi mente. Debo corroborarlo. Debo saber por mi propia cuenta si fue o no una broma.
Si en verdad...hay alguna posibilidad, una al menos, de poder hablar una vez más con mi hermanita. Santo cielo, pienso en ella y se me parte el corazón en mil.
-¿Podrías conseguirme una ouija?
Azael me mira sorprendido.
Entramos al salón. Hay pocos asientos vacíos. Queda uno en la parte de adelante y otro al final.
-Tendremos que separarnos-dice él-. Préstame tu celular.
-¿Por qué?
-Préstamelo-insiste.
Trago saliva y se lo paso.
Tras una profunda inspiración, se lo paso. Él lo recibe y anota algo, luego me lo entrega.
-Escríbeme ahora para agendar tu contacto-señala.
Luego se va hasta el final.
Mi corazón se encoge al verlo avanzar, pero me quedo pensativa. Tras sentarme en el primer asiento, le escribo:
"Hola, Azael :)"
Pasan unos segundos y veo entrar a Kevin riendo junto a dos amigas que estaban anoche en la fiesta. Deduzco que son sus compañeras de habitación.
Me miran de reojo y abro la boca para saludarlas, pero me quitan la mirada de encima y me sobrepasan. Me enrojezco de pronto y urge en mi la necesidad de que la tierra se abra ahora mismo para tragarme.
Cuando vibra el móvil sobre el pupitre y recibo un mensaje.
Es Azael:
"No tengo una ouija, pero conozco otro juego con el mismo fin. ¿Para qué lo quieres?"
Trago saliva.
No quisiera tener que contarle a alguien más lo de Sara, no es bueno para mi corazón.
"Solo me interesa. Pareció interesante, ¿sabes de otro?🤷♀️"
Su respuesta no demora:
"¿Jugaste a María Sangrienta alguna vez?"
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#ÁNGEL #Wattpad
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Hola! Si pudieran elegir a qué jugar, cuál elegirían: La Llorona, Ouija, La Copa o María Sangrienta? 😱
Nos leemos pronto! Les amo, gracias por estar ahí ❤
L.
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